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Internacional

8 de septiembre del 2002

El jefe de Bush es un carpintero judío

Jesús y George
Ben Tripp
Counterpunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Hablemos del Hombre de Nazaret, proclamado por George Bush II como el filósofo que más lo influenció durante su "campaña presidencial" de 2000. Sostengo que este famoso Nazareno no llegó a causar tantos líos a partir del día en que lo procesaron en el año 32 dC, e incluyo las Cruzadas, que por lo menos lograron que la gente volviera a viajar. Si Jesucristo estuviese vivo en la actualidad, se horrorizaría. Su mensaje, -y los poderosos que aseveran que los inspira- han sido pervertidos hasta lo irreconocible en nombre de la riqueza y del poder. Si Bush admira algo en Cristo, debe ser probablemente la excelente coartada que le ofrece para hacer lo-que-le-da-la-gana- en-Su-Nombre. Pero ¡ya verás! : no encontrarás a nadie que sea más opuesto a Jesús que George W. Bush.
Para ser totalmente sincero, señalo que no soy cristiano, aunque he aprendido algunas importantes lecciones de la Biblia. Tampoco soy ateo: rindo culto a un tipo de liquen que crece en los robles. Parece bastante seguro –cuando uno comienza a venerar la descripción de Dios de algún otro, suceden cosas fantásticas. Si a uno le basta algo como el musgo, uno jamás recibe mensajes del creador para que vaya a liberar Palestina con la espada en la mano o para que queme a todos los luteranos de la aldea vecina. Con algunos tipos de liquen, uno puede recibir mensajes, pero sólo si uno los ingiere en cantidades; el tipo que yo adoro no tiene propiedades psicoactivas y puede ser espolvoreado sobre las ensaladas. Si ahora mismo yo fuera cristiano, sin embargo, me sentiría muy avergonzado, y me vería obligado a explicar a todo el que encuentre que Bush hablaba de otro hombre de Nazaret, posiblemente Mitch Fosselman de la calle D que criaba ganado premiado hasta que se quebró la cadera y tuvo que mudarse a Jerusalén.
No hay caso: no cabe duda de que Bush quería decir que Jesucristo es su modelo de conducta, y esto debiera ser motivo de preocupación. Un tipo que ha presidido una serie de ejecuciones estatales y que ha bromeado al respecto ante la prensa, debiera probablemente alinearse con Poncio Pilatos, no con Jesús. Por lo menos Poncio no andaba haciéndose el chistoso todo el tiempo. A Bush lo trae sin cuidado: si eres culpable de fechorías, te vas a la silla. Me pregunto si lo tomaría tan a la ligera si se tratara de dar muerte a los malos y siguiéramos favoreciendo la crucifixión, no las inyecciones letales. Pero no tiene mucho sentido de la ironía.
Las ejecuciones no son lo único que no rima. Se puede tener una pegatina que dice "Mi jefe es un carpintero judío" sobre la camioneta, y no significa que se comprenda el mensaje de Jesús. A Bush evidentemente no le molesta ser prestatario o prestamista, por ejemplo –pidió prestada la Casa Blanca y se la está prestando a cualquiera al que le debe un favor. No vuelve la otra mejilla, a menos que sea la de su trasero para mostrárselo a las Naciones Unidas. Actualmente está eliminando los obstáculos para lanzar la primera piedra, y la primera piedra en esta caso es un misil nuclear tirado por lo alto a uno de esos países de tez morena que siguen molestos por las Cruzadas. Pero, a propósito, no crea que Bush no está empeñado en una cruzada, –podrá escoger mal sus palabras, y puede haberse retractado sobre el tema, pero se trata de una cruzada, de verdad.
Varios miembros de su gabinete, como John ("Dios lo dijo, yo lo creo, y eso es todo") Aschcroft, son auténticos fanáticos, y adoran la idea de una cruzada. Pero no estamos hablando de una cruzada metafórica; estamos hablando de una de verdad, con caballos percherones y banderas que ondean y esas espadas grandes para dos manos, cabalgando a Jerusalén sobre los cadáveres de palestinos (y de judíos si no se apartan cuando llegue el momento). Ashcroft es algo especial: cree de verdad que se acerca el tiempo final y que el Apocalipsis está a punto de realizarse. Para los infieles ignorantes, el Apocalipsis es la parte de la Biblia escrita por el apóstol Juan después de un poco de mezcalina, y entre otros pronósticos explica cómo va a terminar el mundo- como han determinado los expertos, por ahí por el otoño de 1987. Estamos hablando de plagas de langostas con cabezas humanas. Si Bush habla en serio de Jesús, lo que es discutible, ciertamente cree también en el Apocalipsis- y a la luz de todo ese asunto de que el mundo se acerca a su fin no importa qué hagamos, de repente el que Bush no invierta en estrategias a largo plazo tiene cierto, escalofriante, sentido. Después de todo, ¿por qué preocuparse del medio ambiente si en todo caso va a ser consumido en un insaciable fuego? Mirándolo desde ese punto de vista, tampoco me preocupa cuántos litros por cien kilómetros voy a gastar. Jesús no habló del medio ambiente, después de todo. Y tal vez sea ése el problema: los consejos sobre la vida de los justos de hace veinte siglos simplemente no corresponden a los problemas de la actualidad.
Jesús (y no vamos a discutir si Él jamás llegó a existir, o si Sus biógrafos tal vez exageraron Sus acciones o deformaron Sus palabras a fin de sonar más interesantes) no tuvo que preocuparse por el medio ambiente. En Sus días la contaminación era lo que un tipo soltero le hacía a las muchachas. Jesús no tuvo que preocuparse de armas de destrucción masiva –no existían, a menos que incluyamos el incidente en el que Sansón "hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó y mató con ella a mil hombres." (Jueces 15:15:15), algo que creo que podemos considerar una hipérbole.
Si alguien va a matar a 10.000 con la quijada de un asno, seguro que es George Bush II.
Lo insidioso que hace gente como Bush es tomar literalmente la Biblia y se van por la tangente cuando se trata de cosas que no habían sido inventadas cuando fue escrita, en lugar de reconocer que toda la obra está plena de metáforas para permitir que se extraigan lecciones (lo que, si se cree en las lecciones, es lo que configura toda la belleza del asunto). Si hubiera habido contaminación industrial en la época de Jesús, se puede estar seguro de que Él hubiera dicho algo al respecto- y no "Ahora podemos caminar sobre el agua, porque los ríos se han coagulado". Si hubiera habido misiles Tomahawk, 'bombas inteligentes,' y 'revienta búnkeres', Jesús no hubiera recomendado su uso –en contra de nadie, ni siquiera de los romanos. Si no te gusta a dónde te lleva el espíritu de Su mensaje, el truco consiste en tomarlo a Él literalmente –Jesús nunca dijo algo sobre el arsénico en el agua potable, después de todo.
(Ahora voy a dejar de usar mayúsculas en Él y Su y Sus y continuaré igual.) Jesús no sabría qué pensar del mundo de hoy. En su época, había un par de millones de judíos, y la población del mundo no llegaba siquiera a los mil millones. La sociedad en la que vivía era teocrática, basada en el pastoreo, la agricultura, y los oficios usuales, hasta que encontraron algunos recursos naturales, y entonces llegó el Imperio Romano, que necesitaba que se exportaran esos recursos para alimentar sus esfuerzos... ¿Suena familiar? Pero los romanos no querían petróleo. Necesitaban productos alimenticios.
Las cosas estaban fuera de control cuando Jesús llegó a la edad de votar, y existía un cierto arreglito entre los fariseos, o los sacerdotes locales, y los romanos. Los sacerdotes tenían un rol de gobernantes similar al del gobierno de Vichy en Francia durante la Segunda Guerra Mundial –con el mismo tipo de efectos negativos para la población judía. Jesús, de cierto modo, era un fundamentalista –creía que los Templos debieran ser utilizados sólo para el culto, en una época en la que eran centros comerciales que negociaban en propiedades, bienes, y cambio de monedas, un poco como la Iglesia Católica de la actualidad. Tengo que recostarme, la ironía me sofoca... No. Tengo que continuar. Tengo que dar... en el punto.
Jesús despreciaba todo ese ajetreo y como buen fundamentalista pasó arrasando por doquier y destruyó todo lo que podía del sistema. Hubiera sido uno de los que rompieron las vitrinas de Starbucks en Seattle durante la reunión de la OMC. Era su actitud frente a las autoridades –que consideraban que era un anarquista, mientras que él pensaba que era un reformista a la antigua. Así que, Jesús y Bush no podían ser más diferentes: a Bush evidentemente le gustaría que la Iglesia volviera a dirigir las cosas, y como Bush ve la política como un brazo del comercio, podemos postular que le gustaría que la Iglesia dirigiera el reino comercial igual que el estado, lo que lo coloca firmemente en el campo de los fariseos –los que en su momento entregaron a Cristo a los romanos para que lo torturaran y lo ejecutaran.
Al mismo tiempo, cuando no estaba despotricando contra el sistema, el mensaje de Jesús fue de paz, de amor y perdón. Bush es un hombre de guerra, de odio y de juicios brutales –es difícil verlo de otra manera. Así que incluso en las contradicciones entre las acciones de Cristo y su mensaje, Bush logra revelar la tendencia contraria en cada uno de los casos –lindo malabarismo. Cristo va pisoteando y condenando los puestos de los cambistas en el templo, y Bush acepta donaciones del reverendo Moon e induce a la usura corporativa; cuando Cristo se calma y sugiere que aquel que no tenga pecado tire la primera piedra, Bush dice, "¡Basta ya, Pepe!" y lanza un ladrillo al adolescente más cercano en el pabellón de los condenados a muerte.
Hay muchas antitesis radicales entre Bush y Jesús. El campo es casi demasiado rico; es difícil escoger ejemplos. La cabeza nos da vueltas y nos zumban los oídos. Por ejemplo, es probable que a Jesús no le encantaría saber que la fortuna de la familia de Bush creció de semillas de dinero nazi; además Bush no come kosher. Cristo aceptó la responsabilidad por los pecados de toda la humanidad y murió para redimirnos; Bush ni siquiera acepta la responsabilidad por no cumplir con un plazo de la Comisión de Control de la Bolsa de Valores. Pero pienso que Bush puede haber emulado a Jesucristo por lo menos en una ocasión, y tendré la gentileza de mencionarla, no vaya a ser que alguien piense que soy incapaz de ver algún indicio de virtud en el hombre escogido para que sea nuestro Presidente.
Hace cierto tiempo, EE.UU. se involucró en una guerra en Vietnam. Ciertas personas que se opusieron a Bush durante el período de campaña electoral en el 2000 habían combatido en esa guerra –Al Gore y John McCain, para nombrar a un par. Fueron al Sudeste Asiático a matar 'amarillos'. A George W. Bush II también le hubiera correspondido combatir en esa guerra. Pero, tal vez escuchó el mensaje del filósofo Jesucristo y se dio cuenta de que la guerra es mala y que la paz es buena. Así que entró a la Guardia Nacional, donde jamás tendría que matar nada que fuera más grande que una liebre en la carretera. Pero incluso esa belicosa organización disgustaría a Cristo –o por lo menos es lo que debe haber pensado Bush. Porque desertó durante el último año de su período –y si eso no es un acto de un hombre de paz, no sé qué puede llegar a serlo.
5 de septiembre de 2002
Ben Tripp es dramaturgo. Su correo es: credel@earthlink.net