VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Internacional

24 de agosto del 2002

EE.UU: ¿Somos la próxima Gestapo?

Anisa Abd el Fattah
Media Monitors
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Hace algunas semanas un furgón perdió control a toda velocidad en una calle de Chicago, saltó sobre el borde de la acera, y chocó contra un porche en el que había varias mujeres conversando, hiriendo a varias y matando por lo menos a una. Una pandilla de jóvenes que caminaba por la misma calle vio el incidente y procedió a arrastrar al conductor, de 62 años, y a su pasajero del furgón y a golpearlos con ladrillos hasta matarlos. En San Diego, un museo público presentó dos exposiciones diferentes para entretener a sus clientes. Uno, la "Historia del hombre" era una exhibición de monos anatómicamente correctos y un par de hombres monos que trataban de ilustrar la evolución del ser humano desde los simios hasta los seres humanos. Un visitante mencionó que las partes pudendas del hombre desarrollado eran mucho mayores que las de los hombres monos y consideró que esto podía no ser una representación exacta de ese aspecto de la evolución. La otra muestra era una colección de instrumentos utilizados en la Europa medieval para torturar seres humanos. La exhibición de aparatos de tortura atrajo más gente que la de hombres monos. En otro incidente, dos jóvenes oyeron que otro había sido acusado de molestar sexualmente a su sobrino. Los dos jóvenes encontraron al tercer muchacho, un amigo, lo golpearon, después calentaron una espátula de cocina, y procedieron a colocar la espátula caliente sobre los genitales del acusado.
Todo esto sucede en Estados Unidos, mientras Israel, ante nuestros ojos vigilantes, y nuestras lenguas silenciosas, utilizando armas hechas en EE.UU., realiza innumerables de "trabajos" en los territorios ocupados. El ejército israelí realiza estos asesinatos extrajudiciales bajo el manto de la lucha contra el terrorismo, y es tolerado por un mundo supuestamente civilizado, por qué razón, nadie lo sabe. Israel ha demostrado su capacidad de arrestar y juzgar a los que sospecha de ejecutar ataques de represalia. Ha arrestado y ha planeado el juicio del presunto terrorista Marwan Barghouti. Esto debiera llevar a la gente a preguntarse por qué suceden cosas así, incluyendo por qué el presunto dirigente de Hamás asesinado en su casa, junto con 14 otras personas, en su mayoría niños pequeños, no podía haber sido arrestado, juzgado y condenado en un tribunal. Esta pregunta es especialmente importante si verdaderamente existía evidencia suficientemente fuerte como para hacer que su muerte, y las muertes de su mujer y de 12 personas más, incluyendo sus propios niños y otros, fueran tan desesperadamente importantes que justificaran que un plan de alto el fuego, que pudiera haber salvado las vidas de numerosos israelíes y palestinos por igual, fuera echado a pique como resultado de ese crimen evidente. Otra ironía, es que todo esto sucede mientras Estados Unidos discute el ataque a una nación soberana, o sea Irak, de manera preventiva, basándose en rumores de la inteligencia israelí de que su líder, Sadam Hussein, ha logrado relanzar un programa de armas que fue supuestamente destruido después de la Guerra del Golfo. El crimen de Hussein es que no ha permitido las inspecciones que aceptó al terminar la Guerra del Golfo. En lugar de buscar la imposición del acuerdo roto mediante medios diplomáticos y legales, hemos decidido que debiéramos arriesgar las vidas de tal vez 250.000 jóvenes hombres y mujeres estadounidenses para "darle a Hussein". Y no digamos cuál sería el impacto que darle a Hussein podría tener sobre las vidas de cientos de miles de mujeres y niños iraquíes cuyas vidas podrían perderse en un ataque.
Puede ser que no haya una conexión obvia entre los eventos indicados. Pero la actitud que apoya cada acto, y cada extraña y bizarramente asquerosa manifestación de miedo, y de fascinación por la violencia, el animalismo, y la venganza, y la tortura, debería causarnos más que un poco de preocupación. Nos prometimos, después del 11 de septiembre, que no permitiríamos que los perpetradores de esos ataques nos derrotaran como nación, como pueblo, o que nos llevaría a tener miedo, y a odiar, y a actuar irracionalmente. Nos prometimos que la guerra, o la campaña contra el terrorismo, sería una campaña metódica realizada concienzudamente y deliberadamente con sólo unos pocos objetivos, que realizaríamos investigaciones para identificar a los culpables, que los llevaríamos ante la justicia mediante la ley, y que desbarataríamos su red, y les cortaríamos sus recursos. Se nos dijo que sería un proyecto a largo plazo, pero que no permitiríamos que nos menguara. Por desgracia, puede ser que ya lo haya hecho.
Tal vez una parte de la resistencia internacional a un ataque contra Sadam Hussein que presenciamos actualmente, se basa en el hecho que otros, fuera de EE.UU., pueden vernos diferentemente de cómo nos vemos nosotros mismos, y tal vez que están atemorizados y preocupados por lo que ven. ¿Es éste el líder del "mundo libre"? Tal vez como parte de su renuencia a unirse a la turba linchadora que ha formado y que quiere que parta hacia Irak, el resto del mundo nos está diciendo que estamos defraudando sus aspiraciones, y que en realidad hemos sido profunda y adversamente afectados por algo que nos está conduciendo en la dirección equivocada. Sea lo que sea, es una amenaza mayor para Estados Unidos que la que jamás pudiera constituir Sadam Hussein. La prueba es el simple hecho que hemos sugerido con premeditación, que nosotros, Estados Unidos, deberíamos utilizar el más poderoso aparato militar del mundo, para atacar a un país del tercer mundo, y derrocar por la fuerza a su líder, basándonos en rumores. La inteligencia que está motivando nuestra presunción de que Irak realmente posee armas de destrucción masiva, y que representa una amenaza inminente para Estados Unidos es suministrada por Israel. Israel es un país que tiene todo que ganar y nada que perder si atacamos a Irak, y un montón inmenso que perder si no lo hacemos.
Irak ha languidecido bajo sanciones económicas durante años, y su pueblo ha pagado un precio inmenso por las previas y continuas trasgresiones de la ley de su gobierno. Israel, por otro lado, ha tenido la libertad de velar por sus intereses económicos, militares y otros, sin restricción ni legal ni moral, y ha hecho poco más que las series de arrestos y de asesinatos de palestinos. Tiene un programa nuclear, y posee armas biológicas, y está dirigido por un tirano que se puede decir que es comparable con Hussein en su evidente desprecio por la vida humana, y por el derecho internacional y de cualquier otro tipo. ¿Hemos olvidado los campos de refugiados de Sabra y Chatila, Yenín? ¿Hemos olvidado los asesinatos selectivos?" ¿Tiene sentido que nos basemos en inteligencia suministrada por un gobierno semejante, o que consideremos la posibilidad de arriesgar no sólo las vidas de nuestros hijos, sino también nuestra reputación y credibilidad como nación, dedicándonos a objetivos que son dudosos, y que de ninguna manera servirán nuestros intereses?
No hay una victoria esperando a Estados Unidos en Irak. Ni para Estados Unidos, ni para ningún otro país. Lo único que posiblemente puede esperar a Estados Unidos en Irak es la vergüenza y la derrota. Si no es una derrota militar, con certeza una derrota moral. El precio de una tal derrota no sería calculado en dólares y centavos, o incluso vidas. Sería medido en la pérdida de estima que tendríamos hacia nosotros mismos como pueblo, y una nación, y el respeto que perderíamos en los ojos de otras naciones y pueblos que nos consideran como guías, particularmente en las áreas de derechos legales, morales, y humanos. Para comprender el precio que nos costará, podríamos volver a visitar un segmento de una clásica película estadounidense, en la que el amo del Imperio del Mal dice a un joven Jedi, "Ven al Lado Oscuro." El Jedi, desde luego, se niega. El jefe del Imperio del Mal sonríe astutamente, sabiendo que el joven Jedi no tiene idea de lo que quiere decir realmente con "Ven al Lado Oscuro," como diciendo sé nuestro aliado. Tal vez el joven Jedi piensa que el Emperador del Mal quiere que se integre a su ejército, o que combata por su causa a través de algún tipo de iniciación. El Emperador del Mal entonces abre una ventana al mundo y muestra al joven Jedi que todos sus amigos y compañeros ya están siendo perseguidos y destruidos por las fuerzas del mal del Emperador. Mira al joven Jedi y dice, "te unirás a mí porque te haré mirar mientras mato a cada uno de tus seres queridos y amigos, y te enojarás y entonces odiarás. En cuanto sientas odio y te lances al ataque, o a matarme, sabrás que te has convertido en realidad en uno de mis esclavos. Habrás pasado al lado Oscuro."
Nuestro Emperador del Mal o tentador, no es un hombre, pero el lado Oscuro existe. Ha sido nuestro desafío desde el 11 de septiembre el resistir a la tentación de convertirnos en una nación de la oscuridad. Ha sido nuestro desafío evitar que nos convirtamos en un pueblo que está ansioso de infligir dolor, vengarnos, y de pisotear la ley en nuestra busca de lo que se sea que nos está atemorizando. Aunque no tenemos nada que temer, nos estamos conduciendo como un pueblo cobarde y atemorizado respecto a Irak. Como EE.UU., nuestra grandeza no resulta de nuestra capacidad o deseo de matar y mutilar, y torturar a otros seres humanos, ni de convertirnos en dictadores y ocupantes de las tierras de otro pueblo. Somos un pueblo que se batió en grandes batallas de liberación. No somos un pueblo que haya tratado de manera arrogante de imponer nuestros puntos de vista, nuestra cultura, o nuestras creencias sobre otros. Tampoco somos los tímidos, los que temen cada movimiento, cada rumor, cada amenaza que se expresa, con el dedo en el gatillo. Son las características de los hipócritas y los mentirosos, demostradas por los hechos de un material más débil, menos impresionante. Dios no nos hizo el pueblo más poderoso y próspero del mundo, para que podamos, en nuestra cólera y dolor, nuestra mayor prueba, decidir de emprenderla a golpes y "liquidar" a cualquiera que no nos guste, o con el que no estemos de acuerdo, o al que temamos. Es indigno de nosotros. Es contrario a nuestras creencias como cristianos y otras creencias, y contra nuestra fe como nación en la vigencia de la ley. Significa que hemos agotado nuestros recursos intelectuales y diplomáticos y que lo único que nos queda es basarnos en la fuerza bruta en la solución de nuestros asuntos, y considerando la calidad de las mentes presentes en Estados Unidos, esto no presagia nada de bueno.
Al mismo tiempo que Israel nos está presionando, en realidad instigando, a ir a la guerra contra Irak, es también posible, que a través de sus varios propagandistas en este país, Israel esté también impulsando la idea de que Estados Unidos debiera atacar a Arabia Saudita. La columnista de agencia Georgie Anne Geyer, en su artículo "Extraña figura tras informe inflamatorio sobre saudíes" (16 de agosto, 2002) dijo, "Nosotros (EE.UU.) tenemos entre nosotros a un Dr. Strangelove polaco-judío-francés, hasta ahora en gran parte desconocido, llamado Laurent Murawiec." Según Geyer, Murawiec está presionando a Estados Unidos para que considere a Arabia Saudí como su principal enemigo en el mundo árabe. Geyer dice que Murawiec asistió a una reunión de información del Pentágono en la que sugirió de manera bastante enérgica que Estados Unidos debiera "amenazar a los gobernantes saudíes con retribuciones violentas si no hacen exactamente lo que decimos, e invadir los yacimientos petrolíferos, confiscar sus inversiones en dólares en Estados Unidos y / o buscar alternativas para los lugares sagrados saudíes de Meca y Medina." George Will en el artículo "Cambien Irak para que sea mejor, cambien la región para que sea mejor," calificó a Arabia Saudí, de "un régimen muerto que camina." Aunque argumenta que la modernidad es la respuesta a los extremos de Arabia Saudí, también sugiere que un cambio de régimen en Irak, podría, o puede llevar a que consideremos un cambio de régimen saudí, diciendo, "Tarde o temprano, probablemente temprano, todo esto encontrará su solución en la modernidad. Los aliados renuentes de EE.UU. en Europa debieran apoyar las acciones estadounidenses que aceleren la llegada de ese día... si el próximo gobierno de Irak deriva sus poderes del consentimiento de los gobernados, toda la región puede cambiar." Lo que esto puede implicar es que una vez que hayamos cumplido con el dictado de Israel y derrocado a Sadam Hussein, el próximo pedido de Israel puede ser que destruyamos a Arabia Saudí. No hay palabras para expresar lo ridículas que son esas ideas, y cómo las debe ver el resto del mundo. Es muy probable que nuestra disposición a incluso considerarlas sea vista por nuestros aliados no como un signo de nuestra fortaleza, sino más bien de nuestra debilidad.
Desde luego, hay algunos en nuestra actual administración que son sinceros en su deseo de establecer gobiernos democráticos en el mundo musulmán, y disminuir en algo el sufrimiento de esos pueblos. Tal vez gobiernos democráticos árabes trabajarían por disminuir los sentimientos antiamericanos en esa parte del mundo, y cooperarían más estrechamente con Estados Unidos. Es el antiamericanismo, y no el "Sadam Husseinismo" lo que representa la mayor amenaza para los intereses de EE.UU. en el mundo musulmán. Durante años, los musulmanes han presionando a favor de la democratización en el mundo musulmán, y han buscado el apoyo de EE.UU. en ese sentido. Desgraciadamente, la actitud actual de EE.UU. hacia la democratización, junto con los demasiado obvios intereses israelíes, que se aprovechan de lo que pudieran ser aperturas sinceras de EE.UU., llevan a que cualquiera que se oriente a cambiar algo en nombre de la democratización o cualquier otra cosa, aparezca sea como títere o como colaborador de los sionistas israelíes, lo que haría altamente improbable su éxito. La mayor parte de los musulmanes y árabes, junto con muchos otros, están convencidos de que Israel quiere desestabilizar la región, y expandir, en un intento de convertirse en "Gran Israel". No debiéramos subestimar la magnitud de los disturbios en la región que acompañarían todo intento de Israel de expandir hacia otras partes del mundo árabe / musulmán. Un ataque contra Irak, aun dirigido o realizado unilateralmente por Estados Unidos, sería considerado como un intento semejante. Esto sólo nos llevaría a reconsiderar numerosos tratados, convenciones y teorías internacionales de resolución de los conflictos que podrían constituir un criterio legal internacionalmente aceptado para la actividad militar. También debiéramos considerar algunos precedentes históricos que nos muestran cómo reaccionó el mundo cuando una sola nación, Alemania, dirigida por Adolf Hitler, trató de eliminar todo lo que consideraba como amenazas y temores, con ataques militares, ocupaciones, y cambios de régimen.
La autora es fundadora y presidente de la Asociación Nacional de Mujeres Musulmanas de EE.UU.