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Internacional

10 de mayo del 2002

Después de las elecciones presidenciales francesas: ¿Qué perspectivas?

Franck Gaudichaud

Como era previsible, el 5 de mayo pasado, el conservador Jacques Chirac acaba de ser fácilmente reelegido en Francia, con poco mas del 82% de los votos. Tal proporción en su favor, transforma a Chirac en el presidente "mejor electo" en la historia de la Quinta Republica. Este resultado es el fruto de la viva campaña contra Le Pen impulsada después de la primera vuelta del 21 de abril, cuando el líder de la extrema-derecha llego a ser el único competidor de Chirac, tras el derrumbe de la izquierda gubernamental (ver PF, N°519). Todos los partidos llamaron a oponerse a Le Pen. El peligro que representa la ideología reaccionaria y xenófoba del Frente Nacional para el conjunto de los sectores democráticos, en contra de las libertades individuales y especialmente para las conquistas sociales de los trabajadores, desato una ola de protestas y movilizaciones. Estas fueron particularmente fuertes en el seno de la juventud de las ciudades: estudiantes que pararon sus cursos para ir a manifestar, pobladores de los barrios pobres marchando en el centro para gritar su rabia, hijos de inmigrantes que hicieron recordar que son ellos quienes padecen las tasas de cesantía más altas, jóvenes asalariados del sector publico, militantes de asociaciones y de organizaciones política de izquierda... La conmemoración del 1° de mayo ha mostrado un movimiento social listo para enfrentarse al nacional-populismo y las tendencias fascistas. De hecho, la movilización francesa por el día del trabajador fue masiva, con mas de un millón y medio de personas en las calles. La amplitud de las manifestaciones hizo recordar otras coyunturas y imágenes históricas: las de la liberación de 1945 o del mayo de 1968.
Este rechazo a la extrema-derecha se ha confirmado en las urnas, con "solamente" un 19,86% de abstención (contra 28,4% de la primera vuelta) y una clara derrota del Frente Nacional (FN). Con 17,85% del electorado, la ultra-derecha no reunió mucho más votos que durante la primera vuelta (14.400 votos mas). Haciendo proyecciones sobre los resultados, su candidato, JM Le Pen declaro a la prensa: "Bajo un 30%, seria una derrota personal para mí y para Francia". El día domingo, este se nego a efectuar comentarios en relación a estas afirmaciones y expreso su descontento, calificando la victoria de J. Chirac de "equivoca" y "adquirida con métodos soviéticos". Hablando desde su lujosa villa de la región parisina, este lanzo un desafió a todos los dirigentes de partidos políticos que participaron en la campaña para el voto por Chirac como "voto útil" para impedir su ascensión. El candidato del FN ridiculizo a "la coalición inmoral que se ha reunido detrás del súper mentiroso" y advirtió que "el bloque nacional se ha reforzado en porcentaje y en voz". En vista de las elecciones legislativas de junio llamo a los "excluidos" y "lastimados" a movilizarse en favor de su partido. Objetivamente, el FN sale con bastiones electorales consolidados: en porcentaje, obtiene mas de un 25 % en 7 departamentos y entre un 20 y un 25 % en otros 27. Mas que nunca, se dibuja un mapa del voto nacional-populista en forma de media luna, siguiendo la costa mediterránea, subiendo las fronteras del Este y del Norte, hasta la Mancha. El mayor ascenso se registro en la región "Pas- de-Calais" en el norte del país, este dio al Frente Nacional una inserción en antiguos bastiones comunistas, como la ciudad de Calais. Es evidente la relación entre este proceso y el hecho de que esta se encuentre sometida a fuertes proporciones de desempleo, después de varios años de gobierno de la izquierda donde participaba el PC francés.
Frente a estos resultados, las reacciones han sido diversas. Enterado de su victoria, Jacques Chirac, durante su discurso en la plaza de la Republica, en Paris, tomo posturas gaullistas. Después de decirse listo para encabezar un "gobierno de misión", declaro solemnemente a los franceses: "He entendido su llamado para que la política cambie". Hay que recordar que el presidente esta acusado de corrupción y malversaciones financieras. De esta forma, su reelección le da tanto una nueva imagen publica, como una renovada legitimidad política. La llamada "izquierda plural"(1) , tras haber apoyado la elección de su principal adversario, ha tratado de presentarse nuevamente como su opositora. La primera intervención del PS subrayo que seria "un error grave" de parte del presidente el apoyarse sobre el 82 % de votos para fomentar una política que recibió menos del 20% en la primera vuelta. Para el primer secretario del PS, esta elección fue solamente un "referéndum" en contra de Le Pen, pero por nada una legitimación de Chirac. François Hollande, saludó la "movilización cívica" y llamo a la unidad de la izquierda para enfrentar las elecciones legislativas. Intentando darse una connotación más radical, reconoció el desastre de los resultados socialistas y se refirió a la necesidad de una mayor preocupación por los servicios públicos, el poder adquisitivo y la mundializacion. En la derecha, las grandes maniobras están a su vez en pleno desarrollo, con el fin de encontrar una mayoría estable para el nuevo mandatario. El liberal Jean-Pierre Raffarin, primer ministro nombrado en reemplazo del socialista Lionel Jospin, esta instalado en su sillón de manera temporal. Son las legislativas de junio próximo, las que determinaran la composición del futuro gobierno. El temor de la derecha es el papel de arbitraje que va a jugar el FN en mas de 230 circunscripciones, con el riesgo de división de los votos que podrían significar un nuevo auge de la "izquierda plural" en el parlamento y una nueva cohabitación. El sueño de J. Chirac seria poder unificar, por lo menos durante el tiempo de la elección, a los diversos componentes de la derecha parlamentaria bajo la dirección de uno de sus cercanos, Alain Juppé (antiguo primer ministro que cayo durante las grandes huelgas de diciembre de 1995). Esta meta, designada como táctica de "mayoría de acción", parece difícil de cumplir cuando se sabe de las numerosas discrepancias y del grado de arribismo existentes entre los distintos jefes políticos derechistas.
Del lado de la izquierda revolucionaria (trotskista), las consignas de votos de Lucha Obrera (LO) que llamaban al voto blanco no fueron seguidas masivamente (5,41% de voto blanco o nulo en la metrópoli). El 5 de mayo, Arlette Laguiller, incansable representante de LO, se burlo de la "prostitución" de los dirigentes de izquierda en su apoyo a Chirac y declaro: "Hay que saber que, en particular en las empresas, numerosos trabajadores, militantes o electores del PC, se negaban a votar por Chirac. Mismo si su cantidad no es suficiente para aparecer en las estadísticas, estos contaran seguramente en las luchas que vienen". En cuanto a la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), esta se quedo en una posición ambigua: presentándose favorable a "un voto contra Le Pen" pero negándose a una consigna de voto por Chirac. A pesar de eso, si estas organizaciones son capaces de seguir la dinámica que les ha ortogado cerca de 3 millones de votos en la primera vuelta, podrían jugar un importante papel en los próximos acontecimientos políticos. En su postura contra las políticas neoliberales podrían dar voz a la desilusión y el deseo popular de una izquierda que sea "realmente de izquierda". En sus ultimas declaraciones, estas organizaciones recordaron tanto a la derecha como a la izquierda gubernamental su responsabilidad en el desarrollo de las opiniones racistas y ultra-derechistas. Así, Olivier Besancenot (LCR), participo con el PC, ecologistas, sindicatos y asociaciones en una manifestación el mismo día de la elección de Jacques Chirac. Llegando a la Bastilla entre 6.000 y 10.000 personas, fue la ocasión en la que el joven candidato de la Liga se dijese listo para "preparar una huelga general como en Italia".
Claramente, el programa de J. Chirac esta orientado hacia una política ultra-liberal, siguiendo dos puntos centrales: la seguridad, el aumento de los efectivos policiales y la baja de impuestos (supuestamente para favorecer las inversiones)... Sabiendo estos elementos básicos y sobre todo conociendo el pasado político de este personaje, los cinco años que vienen anuncian un nuevo ciclo de desregularizaciones sociales y flexibilización del trabajo. En este cuadro, los social-demócratas intentan mostrarse como la única alternativa valida, evadiendo así el necesario balance de sus tres años de gobierno y su rechazo por el electorado. De otra parte, un hito histórico tan importante como la aplastante derrota del Partido Comunista (3,3% en la primera vuelta) es un hecho bastante olvidado en los diferentes análisis de la prensa nacional, como por los propios dirigentes de esta formación. Una pagina acaba de ser doblada: la casi liquidación de lo que fue uno de los primeros partidos obreros del mundo, deja un espacio político, por el momento vacio. El movimiento social deber ser capaz de llenarlo y proponer estrategias políticas y organizativas de corto y mediano plazo para ocuparlo, sin lo cual, demagogos como Le Pen, podrían apropiarse de esta apertura para su propio comercio político.
Si intentamos mirar estos acontecimientos a nivel europeo, lo menos que podemos constatar es una grave crisis de las democracias representativas occidentales, sobre el fondo de un capitalismo salvaje, una inseguridad económica generalizada, la perdida de las identidades tradicionales (incluido las de las clases obreras) y la sensación de impotencia de los ciudadanos ante las transnacionales. El auge del nacional-populismo en Austria, Holanda, Dinamarca, Portugal, Italia y ahora su consolidación parcial en Francia simboliza la desorientación y desesperación de numerosas fracciones de las clases populares. Alrededor de las cerradas fronteras de la Unión Europea, países como Hungría o Rusia conocen procesos de chauvinismo y xenofobia similares. En la actualidad, la Unión Europea es esencialmente un mercado integrado, sobre todo preocupado por las ganancias de sus diversos accionistas. La institucionalidad europea burocratizada y sin legitimidad democrática, vista como una herramienta de liberalización de la economía, sirve a todos los ultra-nacionalistas para justificar su odio al otro, su ideología del repliegue sobre sí mismo, su intolerancia. A nivel nacional, la poca diferencia entre las practicas de la izquierda y de la derecha, gobernantes que aplican de manera ciega privatizaciones, desmantelamiento de los servicios públicos, aceptaciones de los despidos abusivos; todo este conjunto ha permitido esta grave crisis política. Algunos se han mostrado muy sorprendidos por el peso de Le Pen en el paisaje político francés pero bien se sabe que hace tiempo la ultra derecha corre bajo la fachada de la republica (el FN hacia 15% en las elecciones europeas en 1995). La única manera de combatir estos procesos de manera consecuente, consiste en la recomposición de un tejido social lastimado por las ultimas décadas de liberalización económica. Hoy en día, el movimiento sindical francés y europeo se encuentran en una difícil situación y con muy poca representatividad en las bases. Uno de los caminos para luchar contra el espectro del fascismo en Europa pasa necesariamente por la rearticulación de las organizaciones de los trabajadores y como lo decía el recién fallecido sociólogo Pierre Bourdieu, por la creación de un verdadero movimiento social europeo.
1- Es decir los partidos de izquierda que hacían parte del gobierno de Lionel Jospin (quien acaba de dimitir) : PS-PC-Ecologistas (Verts)-MDC (republicanos nacionalistas).