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Internacional

12 de deciembre del 2002

El premio de la paz a Carter no sorprende si se considera la historia del premio: pocas veces lo recibieron quienes lo merecían
El Nobel innoble

Tariq Ali
ZNet en español

El martes, el ex presidente de EE.UU. Jimmy Carter volará a Oslo y recibirá el Premio Nobel de la Paz del modesto monarca ciclista de Noruega. ¿Por qué él? ¿Por qué ahora? ¿Y cuál es el verdadero objetivo del premio de la paz? Cuando fue establecido por primera vez en 1900, el comité Nobel pensó evidentemente que debía ser otorgado a gente que creía realmente en soluciones pacíficas y en la no-violencia. Por ello, en 1901, el primer lote de premiados fue Jean Henry Dumont, el fundador suizo de la Cruz Roja, y Frédéric Passy, el soñador francés que fundó la Liga Internacional por una Paz Duradera. Se buscó y encontró galardonados similares en los cuatro años siguientes.
Debe haberse montado un movimiento de retirada un poco más tarde, porque en 1906 el premio fue otorgado a Theodore Roosevelt, el presidente de EE.UU. A decir verdad, ese agresivo dirigente de capa y espada jamás ocultó su amor a la guerra y a la aventura. En The Rough Riders (1899), un fascinante relato de la guerra hispano-estadounidense (que llevó al establecimiento de la base en Guantánamo), Teddy describe un enfrentamiento con el enemigo español en Cuba: "Ya habíamos entrado en calor y muy excitados por el ataque, la gente vitoreando y corriendo hacia delante entre disparos, mientras las caras deleitadas de los oficiales más destacados, como el capitán CJ Stevens, del Noveno, mientras corrían a la cabeza de sus soldados, permanecerán para siempre en mi memoria."
La decisión imperial del antiguo guerrero es admirada hasta en nuestros días. Donald Rumsfeld, el secretario de defensa de EE.UU., tiene una placa en su oficina con una cita de Roosevelt elogiando la guerra y el imperio. No se puede dejar de admirar la presciencia del comité Nobel.
La decisión debe haber provocado un vigoroso debate en el que triunfaron las palomas. Durante los cuatro años siguientes, el premio fue otorgado a genuinos activistas por la paz. Poco después, la sangre de la primera guerra mundial manchó los salones de la belle époque. Un traumatizado comité Nobel entró en hibernación. No se otorgaron premios entre 1914 y 1919, con la excepción del premio otorgado a la Cruz Roja en 1917.
Es algo sorprendente que haya ocurrido, porque no faltaron los distinguidos pensadores y políticos opuestos a la guerra: Keir Hardie y Bertrand Russell en Gran Bretaña; el líder socialista francés, Jean Jaurés, fue asesinado por su hostilidad hacia el conflicto; el miembro socialista del parlamento alemán, Karl Liebknecht, que votó contra los créditos para la guerra en el Reichstag y declaró que "un patriota era un rompehuelgas internacional", y su compañera Rosa Luxemburgo, que fue encarcelada por sus encendidos discursos contra la guerra: y sí, dos desconocidos exiliados rusos, Lenin y Trotsky, que convocaron a una conferencia europea en la ciudad suiza de Zimmerwald para oponerse a la guerra. Ninguna de estas personas fue considerada adecuada para el premio.
En 1920 no hubo dudas. El arquitecto del Tratado de Versalles fue la selección unánime del comité. Ambas variantes del poder imperial de EE.UU. –Teddy Roosevelt y Woodrow Wilson – habían recibido ahora su recompensa. Lástima que ningún miembro del comité se molestó en leer el lúcido panfleto de Keynes, "Las Consecuencias Económicas de la Paz", que predijo los trágicos resultados que llevaron al crecimiento del fascismo en Alemania.
Durante todos los años 20, el comité reflejó su patética impotencia ante la creciente crisis. Políticos, usualmente con los mismos colores liberales-conservadores, fueron premiados regularmente. Durante los años 40, la política mundial fue dominada por las victorias fascistas en Italia, Alemania y España, la ocupación japonesa de Manchuria y la erupción de una lucha masiva no-violenta contra el imperio británico en India. El comité, sensible a estos eventos, estaba dividido. En 1938, la lista final para el premio estaba encabezada por Hitler y Gandhi. La elección resultó ser demasiado difícil para los mandarines. El premio terminó por ir a la Oficina Nansen Internacional de Refugiados. La inclusión de Hitler por el comité aparece sorprendente en la actualidad, pero en esa época muchos en occidente pensaban que el Führer alemán era un baluarte contra el bolchevismo. La escritora estadounidense Gertrude Stein se había pronunciado a favor de que Hitler recibiera el premio. "Digo que Hitler debería recibir el premio de la paz, porque está eliminando todos los elementos de contienda y lucha de Alemania," escribió en la revista del New York Times en mayo de 1934. "Al expulsar a los judíos y a los elementos democráticos y de izquierda, está expulsando todo lo que conduce a la actividad. Eso significa paz... Al reprimir a los judíos... estaba terminando con la lucha en Alemania."
En 1938, la revista Time había elegido a Hitler como su "Hombre del año" con un retrato que mostraba admiración y, en Gran Bretaña, Geoffrey Dawson, editor del Times, no dudaba que un acuerdo anglo-alemán era vital para la paz mundial. La retórica anterior a la invasión de Hitler, también, subrayaba su deseo de paz. Las invasiones fueron presentadas como operaciones defensivas, humanitarias, requeridas por la amenaza que se presentaba al Tercer Reich o a los alemanes étnicos por Checoslovaquia, Polonia, Noruega, etc.
El comité decidió que si Hitler no era aceptable, tampoco lo sería Gandhi. ¿Pero nunca consideró darles un premio conjunto, como se hizo costumbre más tarde durante ese siglo? En 1973 fue Henry Kissinger y el negociador jefe de Vietnam del Norte, Le Duc Tho (este último se negó a aceptar el premio en semejante compañía); en 1978 fue el ex terrorista israelí Menachem Begin y el renegado líder egipcio Anwar Sadat; en 1993 fue Nelson Mandela y FW de Klerk; en 1994 tres galardonados – Yasir Arafat, Shimon Peres e Yitzhak Rabin –se compartieron el botín. ¿Por qué se lo dieron sola a Madre Teresa en 1979? ¿Seguramente podrían haber incluido a su íntimo amigo y patrocinador Papa Doc Duvalier de Haití?
Continuando con la tradición, la lista final para este año incluía un premio conjunto para George Bush y Tony Blair. El comité fue abrumado por 43.000 cartas de protesta de todo el mundo y cedió ante la presión. Para otra vez será, tal vez – después de la ocupación de Irak. También se encontraba en la lista Hamid Karzai, el gobernante títere de Kabul, pero sin su viejo antagonista el ulema Omar, cuya negativa a combatir convirtió el asunto en una guerra breve. En su lugar, el comité se dejó llevar por el pánico y le otorgó el premio a otro presidente de EE.UU. El elogio en honor de Carter debería incluir lo siguiente:
-Por ordenar que la CIA organizara a los asesinos que dirigían los escuadrones de la muerte en Argentina, que entrenara a los contras nicaragüenses en Honduras y los lanzara al combate contra el gobierno sandinista.
-Por enviar millones en ayuda y equipos antidisturbios a los militares salvadoreños y por enviar personal de EE.UU. para entrenar a oficiales salvadoreños en Panamá.
-Por enviar al enviado especial Richard Holbrooke a Corea del Sur, donde trabajadores y estudiantes estaban exigiendo democracia. Holbrooke dio el respaldo de EE.UU. a los militares sudcoreanos e insistió en que aplastaran la rebelión. Unos 3.000 sudcoreanos fueron matados en marzo de 1980.
-Por autorizar la operación clandestina de la CIA en Afganistán que llevó a la creación de los muyahidín y que dio luz verde a la intervención religiosa, ideológica y financiera saudí, que comenzó bajo la dirección de Osama bin Laden.
-Por rearmar a Pol Pot y a los jemeres rojos en Tailandia después de su derrota por los vietnamitas.
-Por dirigir una campaña en favor de la liberación del teniente William Calley, declarado culpable de asesinato en masa en la masacre de My Lai en Vietnam del Sur.
-Por su apoyo y las armas entregadas a la dictadura militar indonesa durante la brutal ocupación de Timor Oriental.
-Por alentar el crecimiento de la derecha cristiana.
-Por aceptar ayuda financiera del Banco de Crédito y Comercio Internacional mientras éste estafaba tranquilamente a sus inversionistas.
Por todas estas razones, el comité Nobel se complace en otorgarle el premio de la paz de 2002, al ex presidente de EE.UU., Jimmy Carter.
El último libro de Tariq Ali es "El choque de los fundamentalismos"
tariq.ali3@btinternet.com
Título original: The Ignoble Noble
Link: http://www.zmag.org/content/print_article.cfm?itemID=2714§ionID=14
Autor: Tariq Ali; The Guardian; 7 de diciembre de 2002
Traducido por Germán Leyens