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Internacional

29 de noviembre del 2002

¿No hay algún Daniel Ellsberg en Israel?

Akiva Eldar
Ha'aretz
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Daniel Ellsberg, el funcionario del Departamento de Defensa de EE.UU. que en 1971 filtró documentos clasificados que después fueron conocidos como los Papeles del Pentágono a The New York Times, publicó hace poco sus memorias. El libro presenta evidencia que muestra que durante 23 años, cinco presidentes de EE.UU. libraron una guerra (en Indochina) que sabían que EE.UU. jamás podría ganar.
En una grabación en cinta, se oye a Lyndon Johnson diciendo a un amigo que no cree que los vietnamitas vayan a rendirse jamás. "Al mismo tiempo, envió a jóvenes a la muerte," lamenta Ellsberg, recordándonos que 58.000 soldados de EE.UU. y más de 2 millones de civiles asiáticos perdieron sus vidas en esa misma guerra.
Ellsberg fue uno de los pasajeros en el avión de Robert McNamara cuando se escuchó al antiguo secretario de defensa diciendo que el ejército de EE.UU. estaba recibiendo una paliza en Vietnam. Sin embargo, cuando el avión aterrizó, Ellsberg estuvo parado junto a McNamara cuando éste anunció a la prensa: "Tengo el placer de anunciar importantes avances en todos los frentes."
Ellsberg sugiere que los documentos que él divulgó nos enseñan que cuando se trata de la guerra y la paz, la gente que piensa no debe darse por satisfecha con la información que divulga la administración, ni siquiera el Congreso. Los documentos indican que aun los comités más confidenciales del Congreso fueron objeto de flagrantes mentiras.
En una entrevista con el portal noticioso online en la Red, www.salon.com, Ellsberg dice que hasta los individuos más inteligentes, como McNamara, pueden adoptar políticas destructivas si su sabiduría es socavada por fuerzas más poderosas –la supervivencia política, el temor de ser identificado con una imagen debilucha, la exhibición de debilidad ante el comunismo.
Ellsberg argumenta que esas mismas fuerzas están impulsando a la administración Bush –en nombre de la guerra contra el terror—a una guerra bañada en la sangre de los ciudadanos iraquíes. Advierte que esa guerra va probablemente a llevar al mundo árabe a caer en manos de los fundamentalistas islámicos y que va a costar las vidas de incontables estadounidenses, europeos e israelíes.
Según Ellsberg, la política de guerra contra el terror de Sharon está costando las vidas de más israelíes que los que están siendo salvados, y su opinión tiene un importante respaldo en los niveles superiores del establishment israelí. El creciente debilitamiento de los estándares morales está ciertamente erosionando su fuerza, pero en el anonimato sigue habiendo expertos que dicen cosas o incluso escriben documentos que señalan que funcionarios a alto nivel político y militar están alimentando a sabiendas al público con falsedades. En sus evaluaciones de la actual situación, no hay ni un ápice de un fundamento para pretender que el terrorismo palestino puede ser detenido sin que Israel ponga fin a la ocupación.
En conversaciones extraoficiales, fuentes importantes en el establishment de la defensa dicen que las posibilidades "de eliminar la infraestructura del terror" son comparables con las que hay de secar el Mar Mediterráneo. La ocupación con los terroristas y con los que los envían a sus misiones, los laboratorios de explosivos y la deportación de Yasir Arafat está distrayendo la atención del verdadero peligro: Cientos de bandas de jóvenes armados que no responden a nadie, amenazan con convertir los territorios en un segundo Vietnam. No necesitan una organización y es casi imposible obtener inteligencia ("advertencias") sobre sus planes.
Funcionarios del Ministerio de Defensa están murmurando que el sector político (con la ayuda de los medios) está vendiendo al público la falsa ilusión de que el muro de separación va a convertirse en realidad; esos funcionarios saben que en los años por venir, las arcas del estado no podrán soportar el peso de la actual guerra por la seguridad de los asentamientos junto con la inversión de miles de millones de shekels en el área de separación.
La Inteligencia Militar no sabe si reír o llorar cuando escuchan el argumento de Benjamin Netanyahu contra "la intención de Sharon de establecer un estado palestino." Cualquier oficial de inteligencia principiante sabe que Sari Nusseibeh tuvo grandes dificultades para encontrar aunque fuera un puñado de partidarios de la generosa oferta de Ami Ayalon de un estado dentro de las fronteras de 1967, y que al fin de esta década, una minoría judía estará gobernando a una mayoría árabe entre el Mar Mediterráneo y el río Jordán.
El mensaje de Ellsberg a la administración Bush puede ser aplicado también a Israel: Si alguien posee documentos que muestran que el gobierno está engañando totalmente al público para conducirlo a la guerra, llévelos al Congreso y a los medios. Aun si pierde su trabajo o lo envían a la cárcel, diga la verdad.
A propósito, Ellsberg y The New York Times fueron totalmente absueltos por un tribunal por la publicación de los documentos.
26 de noviembre de 2002
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