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Internacional

El cagadal de la Escuela de Asesinos

La semana pasada tuve la oportunidad de poder participar –junto a mi compañero y hermano Danilo LaChapel– en las demostraciones que se llevaron en Columbus, Georgia para que cierren de una vez y por todas la Escuela de Las Américas, mejor conocida como "La Escuela de Asesinos". Esta institución, albergada dentro del Centro Militar Fort Benning, es presentada en los medios de comunicación a través de una mojiganga de galanteo, flirteo, coqueteo, y enamoramiento. Sin embargo, la misma no deja de ser otra expresión de la doble moral de la guerra contra el terrorismo, o sea, un cagadal. Este cagadal se manifiesta a través de un conjunto de errores o acciones maléficas, cometidas por gente depravada que se alimentan del oportunismo. Con este cagadal se persigue arduamente mantener en la invisibilidad una serie de crímenes terroríficos.
El nuevo nombre de esta escuela es The Western Hemispheric Institute for Security Cooperation, a lo que mi abuela Doña Bárbara respondería; "mi nieto, esto es el mismo perro con diferente collar". O sea, un nuevo nombre, pero la misma mierda. Desde el año 1946, esta escuela militar de asesinos/as ha entrenado a más de 61,000 militares de América Latina en tácticas de comandos, colocación de minas, inteligencia militar y operaciones psicológicas.
Esta escuela utiliza millones de dólares de los impuestos del pueblo estadounidense para entrenar personal militar quienes al regresar a sus respectivos países se dedican a masacrar a miles de ciudadanos/as latinoamericanos/as a través de torturas, violaciones sexuales, asesinatos y desapariciones. Entre otras cosas han forzado a millares de personas a vivir en campamentos para refugiados/as o pedir asilo político en otros países.
Rescatemos la memoria histórica para que la repugnancia haga su entrada. Recordemos que Byron Lima Estrada, quien tomó parte en el asesinato del Obispo Juan Girardi en Guatemala en el 1998, se graduó en esta escuela. También, fueron soldados entrenados en esta escuela quienes masacraron en la comunidad de El Mozote, en El Salvador, a más de 900 personas. A esto hay que sumarle el asesinato del Obispo Arnulfo Romero mientras oficiaba una misa, y en la Universidad Central el asesinato de los seis Jesuitas, la compañera que se encargaba de los asuntos domésticos y de su hija. No podemos obviar a Colombia, ocupando el primer lugar con militares graduados/as de esta escuela, y en donde estas personas han asesinado, o desplazado, a más de 2 millones de civiles. Añádale a la lista el nombre de Leopoldo Galtieri quien durante su incumbencia militar en Argentina asesinó y/o desapareció a más de 30,000 personas. La guerra actual contra las comunidades originarias en México esta liderada por ex-alumnos de esta escuela. Uno de los alumnos más destacado de esta escuela es el ex-general Manuel Noriega de Panamá. De esta escuela es que surgen también los escuadrones de la muerte que funcionaron, o siguen funcionando, en Perú, Guatemala, Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay, y otros. La lista es larga, el espacio corto, pero usted puede añadir nombres.
Ahora bien, ¿Cuál es el interés del gobierno de los Estados Unidos de convertir a estos militares en máquinas de muerte y violación de derechos humanos? Muy sencillo, aunque doloroso, fue en esta escuela de asesinos diabólicos que aprendieron a cometer genocidios para proteger los intereses de las multinacionales, al Banco Mundial, y al Fondo Monetario Internacional. Recordemos que en la doble moral antiterrorista del gobierno de los Estados Unidos, cuando no les necesitan se demonizan a personas como Noriega y Milosevic, y convierten en ángeles a personas como Somoza, Pinochet y Duvalier, entre otros. O sea que el asunto de la justicia selectiva con su doble moralidad no está basado en el masacrar al pueblo sino mas bien, quién se beneficia cuando se masacra al pueblo. Por esto cuando estos fratricidas asesinan al pueblo para beneficiar los intereses de la clase opresora entonces las masacres, desapariciones y secuestros, pasan a ser invisibles en los medios de comunicación y a la misma vez brillan por su ausencia en las instituciones de justicia. Aun más, se les otorgan privilegios especiales como es la inmunidad política.
Por esto en este momento impera la necesidad de desembrollar la vaina, o sea, identificar la interrelación, interconexión e interdependencia que existe entre esta escuela de asesinos y la nueva Doctrina de Bush. Entendamos que esta doctrina es nueva porque es la primera vez que él como gobernante la elabora, aunque es vieja porque es la misma doctrina que Reagan enarboló con el "Nuevo Orden Mundial". Este nuevo orden se distingue por no ser nuevo ya que usa la misma práctica de la clase dominante escoger a una clase gobernante para promover sus intereses y por otro lado también selecciona unos aparatos represivos –como son los militares y la policía– para garantizar ese supuesto orden que se distingue por un desorden. A esto entonces se suman unas instituciones como son el sistema de justicia criminal y sus cárceles. Si toda esta realidad la establecemos dentro del contexto de lo que conocemos como la imbecilidad del imperialismo estadounidense nos daremos cuenta por qué la necesidad dentro de esta doctrina de los llamados "ataques por sorpresa" (ej: Iraq) y los "cambios de gobiernos" (ej: Palestina y también Iraq) que tanto George W. Bush predica como necesario dizque para la paz del mundo, pero usted y yo sabemos que es solo para seguir promoviendo la agenda de ese imperialismo. Cuando desencadenamos toda esta maraña nos damos cuenta que en su política del "buen vecino que nos jode" lo que el gobierno de los Estados Unidos sigue buscando –a través de su sistema capitalista– es mantener la explotación impuesta en nuestros países de América Latina. Esto lo garantizan los graduados/as de la escuela de asesinos. ¿Qué les parece este cagadal? Ahora bien, sigamos seriamente las palabras de ese gran filósofo popular venezolano, Alí Primera, "cuando el pueblo se levante y que todo haga cambiar, ustedes dirán conmigo no bastaba con rezar". O sea, que hay esperanza y esta cagadal la podemos cambiar. ¿Qué es difícil? Claro que yo reconozco que estamos en la "segunda del noveno", o sea, en una posición sumamente difícil, pero también reconozco que un pueblo organizado jamás será vencido. Paz con justicia.
Padre Luis Barrios Iglesia San Romero de Las Ameritas New York, New York 22 de noviembre de 2002