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Internacional

Repensando la coyuntura del terrorismo económico

El nuevo informe anual del Buró del Censo (Census Bureau) - el cual salió a la luz pública esta semana- concerniente a ingresos económicos y pobreza en los Estados Unidos volvió a decir lo que ya sabíamos: (1) el número de personas pobres aumentó; (2) por primera vez los ingresos económicos de la clase media disminuyeron; (3) la discrepancia económica entre gente rica y pobre sigue aumentando. O sea, la gente rica cada vez se hace mas rica y la gente pobre mas pobre; y (4) tenemos una economía débil.
Mientras examinaba cuidadosamente esta información, vino a mi memoria la siguiente narrativa bíblica del Evangelio de Mateo 19:23-24: "Entonces Jesús le dijo a sus discípulos/as: Créanme que a una persona rica se le hace muy difícil entrar al Reino de los Cielos. Se lo repito: Es más fácil para un camello pasar por el ojo de un aguja, que para una persona rica entrar en el Reino de los Cielos". Esta posición hiriente y a la misma vez esperanzadora responde a la realidad de que Jesús tenía, y tiene, muy claro que de la única manera que una persona puede hacerse rica es quitándole lo que le pertenece a otra persona. O sea, que la pobreza es un mal terrenal, un desorden humano que tiene solución.
Ahora bien, si es correcto que el ataque a las Torres Gemelas y El Pentágono ha pasado a ser lo que la propaganda estadounidense y sus aliados(as) han logrado mercadear- "una ofensa a la democracia" y un "asalto a la civilización"- podríamos entonces reflexionar críticamente concerniente al porqué los millones de personas que componen la civilización, víctimas del terrorismo económico y condenadas a la pobreza, no es una ofensa a la democracia. Hasta donde entonces podemos hablar de una justicia económica fundamentada en derechos humanos que demuestre nuestro interés por la institución de procesos democráticos, promoviendo de esta manera el resguardo de la civilización.

Podemos entonces comenzar con una simple pregunta; ¿Por qué tenemos pobreza en el mundo?
El World Development Organization nos dice que la política de los gobiernos y de las corporaciones son las que crean la pobreza. O sea, que el problema tiene solución. Lo que hay que hacer es encontrar una manera de cómo distribuir equitativamente los recursos que nos fueron dados por Dios en la creación.
Ahora bien, ¿por qué esta realidad nunca conmovió las emociones del gobierno de los Estados Unidos y a sus aliados/as a condenar y a tomar acción inmediata para que este terrorismo no siga asesinando, o exterminando, a nuestra civilización?
Muy simple, este es el terrorismo que las naciones ricas, incluyendo a los Estados Unidos, están llevando a cabo a través del G-8, Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) entre otros, y sus doctrinas de la globalización, el mercado libre, el neo-liberalismo y la privatización. Habrán muchos nombres sofisticados y rebuscados para describir lo que se conoce como pillaje, robo, hurto, ratería, piratería, desfalco, estafa, saqueo y atraco, pero al final de cuentas sigue siendo lo mismo: alguien se robó lo que no le pertenece.
En todas estas preocupaciones de democracias y civilizaciones, hace rato que hemos comprendido que el arma de destrucción masiva más potente que existe en este planeta se llama hambruna, o sea, que un ser humano en el siglo 21 te diga, ¡tengo hambre, coñazo!
Es con esta realidad que no se quiere lidiar cuando hablamos de democracia, respeto, ética y moral humana. En el año 2000, el Banco Mundial reportó que alrededor de 840 millones de personas no tienen lo suficiente para comer. También que un estimado de 2 billones de personas sufren de deficiencia de hierro en su dieta, con 1.2 billones sufriendo de un tipo de anemia que lo produce esta deficiencia de hierro. Por otro lado, una de las agencias de las Naciones Unidas, UNICEF, reportó que 30 mil niños(as) mueren diariamente a consecuencia de malnutrición.
O sea, que el 11 de septiembre de 2001, 30 mil niños(as) fueron asesinados(as) por el terrorismo económico y nunca vimos sus rostros, ni mucho menos a sus familiares llorando su muerte. De este salvajismo, de haber asesinado a estas(os) niñas(os) el gobierno de los Estados Unidos tiene su culpa.
Solamente en América Latina, como resultado del hambre, o enfermedades derivadas de la falta de comida, mueren más de un millón de niños(as) al año, y existen más de 178 millones de personas que viven en la pobreza absoluta. Estos son países bendecidos por el gobierno de los Estados Unidos, que dicen tener unos "gobiernos democráticos" y en donde, contradictoriamente, el comer es un privilegio, no un derecho.
Aquí, al gobierno de los Estados Unidos, y a todos estos paisitos boca abajo que le besan los pies, empezando por el mío, Puerto Rico, no se les ocurrió pensar en la justicia infinita. Yo me pregunto, ¿qué pasó con las conferencias de prensa, servicios religiosos, vigilias, velas, para estas víctimas? ¿Quién cometió este acto terrorista? ¿Por qué este genocidio no lo cubrieron los medios de comunicación? ¿En donde está la justicia económica en todo este argumento? Esto es terrorismo económico.
Este asunto de unas realidades pasar desapercibidas, o de ser invisibles, es tan cínico que el periódico The Observer, en Inglaterra, publicó que si 100 aviones Jumbo, llenos a capacidad, se estrellaran a la misma vez matando a todas las personas a bordo, el mundo entero estaría de luto. Sin embargo, clama el escrito, diariamente mueren a consecuencia del hambre una cantidad similar de personas y nadie dice nada.
Más o menos, ésta es la penosa realidad de lo sucedido en las Torres Gemelas y El Pentágono, logrando el gobierno de los Estados Unidos -con su propaganda de juego de la victimización- que el mundo entero llore nuestros muertos, y el resto de los muertos del mundo entero -como no son gente- que nadie les llore.
Existen en nuestra civilización más de 600 millones de personas que no tienen un hogar y 1 billón no tiene acceso a servicios de agua potable. ¿Por qué no estamos diciendo que esto es una ofensa a la democracia y un asalto a la civilización? ¿Por qué no existe un llamado para destruir estas armas de destrucción masiva? Esto es terrorismo económico.
La realidad actual de Argentina tiene que ser evaluada dentro de este contexto de terrorismo económico. Esta crisis ha demostrado que la fórmula económica en donde unas pocas personas se hacen ricas a costilla de joder a la mayoría de la gente, tarde o temprano por algún lado explota. Por lo tanto, tenemos que reconocer que en Argentina el sistema capitalista, a través de sus derivados de la privatización y "libre comercio" demostró una vez mas su ineficacia, llevando al país a la quiebra. No me parece justo echarle toda la culpa al ex-presidente Fernando de la Rua, sobre todo cuando el otro ex-presidente Carlos Menen, prácticamente, llevó la economía de Argentina a una deuda externa más o menos de $132 billones, en préstamos durante su segundo mandato.
Y por supuesto, en fórmulas capitalistas, mientras más sube la deuda, mas suben los intereses. Entre noviembre y diciembre de 2001, el pueblo dijo basta ya, y se lanzó a las calles.
Pudimos ver ante nuestros ojos, a un país el cual el Fondo Monetario Internacional (FMI) nos presentaba como un ejemplo latinoamericano de la belleza y el funcionamiento perfecto de una economía capitalista, en desesperación, dolor y hambruna.
Pero que quede claro: este era el pueblo, no la clase dominante, quienes se benefician hasta de la bancarrota.
Ahora el FMI, está metido de pies a cabeza en Argentina con el propósito de defender los intereses de los Estados Unidos y Europa, recordándole que no debe dejar de pagar la deuda externa, o por lo menos los intereses de esa deuda.
¿Quién tiene la mayor parte de la culpa de este desfalco económico en Argentina? Yo me atrevería asegurar que el sistema capitalista, ya que tanto la clase dominante de Argentina y el FMI responden a estas estructuras.
Ahora bien, ¿quiénes controlan este organismo del FMI? El gobierno de los Estados Unidos es uno de los países detrás de este organismo que destruye las economías nacionales con el propósito de acumular la mayor parte de las riquezas del mundo en control de 8 países (G-8). Esto es terrorismo económico.
Dentro de los Estados Unidos, el país más rico del mundo, podemos ver la realidad de toda esta distribución errónea del sistema capitalista de los recursos, y por supuesto, la existencia del hambre. Por ejemplo la organización Food and Survival informó que más de millón de nuestra gente Latina recurre diariamente a los centros de repartición de comida, buscando como resolver un problema de sobrevivencia; comer. O sea, que acabamos de descubrir, de acuerdo a esta organización, que en el país más rico del mundo también hay hambruna.
Mientras tanto, si damos un vistazo a los nombres de las personas o familias más ricas de los Estados Unidos, tendremos una idea en donde fue a parar lo que se distribuyó erróneamente. Por otro lado la organización Food First estima que en los Estados Unidos uno de cada cinco niños(as) nace en la pobreza, y el 8.5% padece de hambre.
Ante todo este panorama es que surge uno de los retos más grandes para la llamada iglesia de Dios -o las comunidades de fe. Hay la necesidad de convertirse en una iglesia que cuestiona, sospecha y desconfía. Por un lado recordando las palabras del hermano y compañero Obispo Hélder Cámara quien nos sigue diciendo: "Si le doy de comer a la gente pobre me dicen que soy un Santo. Si pregunto, ¿por qué no tienen que comer?, me dicen que soy comunista".
No tengamos miedo de que nos digan que somos comunistas, honor nos hacen. Yo sigo creyendo que el comunismo se lo inventó Dios y Karl Marx se lo plagió.
Es hora de tomar posición en contra del sistema capitalista, un pecado capital, un crimen contra la humanidad.
Por esto entonces, a mi juicio, la necesidad de identificar de una vez, teorías científicas y prácticas revolucionarias que conduzcan a un nuevo orden socio-económico que haga real la experiencia vivida por los(as) discípulos(as) en la iglesia que se fundó en el Libro de los Hechos (2:45): "Vendían sus bienes y propiedades y se las repartían de acuerdo a lo que cada uno(a) de ellos(as) necesitaban".
Condenemos, rechacemos, y expulsemos el terrorismo económico del sistema capitalista.
Paz con justicia.


Padre Luis Barrios
Iglesia San Romero de Las Américas
New York, New York
LBarrios@jjay.cuny.edu