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Venezuela: El Golpe

La intentona golpista en Venezuela

El mito de la democracia burguesa
*Fracasó la intentona golpista en Venezuela, aupada por Washington, y ejecutada por ricos empresarios, la alta jerarquía eclesiástica, sindicalistas corruptos y militares traidores. Chávez regresó al poder aclamado por el pueblo. Encolerizada, la oligarquía no quiere aceptar la derrota. Esta vez no pudieron. En Colombia, los que aplaudieron el golpe, incluyendo al gobierno de Pastrana, se quedaron con los crespos hechos

*Carlos A. Lozano Guillén(*)

El pueblo de Venezuela, con la Constitución Bolivariana en la mano y acompañado de los militares patriotas, logró derrotar el golpe de Estado contra el presidente legítimo y constitucional Hugo Chávez Frías, propinado por los ricos empresarios, la alta jerarquía de la Iglesia Católica, sindicalistas corruptos y militares traidores, aupados desde Washington, en la madrugada del viernes 12 de abril. Detrás de los anteriores, estaban los politiqueros de los partidos Acción Democrática (socialdemócrata) y COPEI (demócrata cristiano), sacados del poder, mediante elecciones legales, por el Movimiento Bolivariano liderado por Chávez, tres años atrás. El viernes 12 de abril del presente año, después de posesionado como "Presidente de la República", el empresario Pedro Carmona, presidente de Fedecámaras y cabeza visible de los facciosos, el expresidente Carlos Andrés Pérez, escondido en Estados Unidos para huir de la justicia venezolana, que lo enjuicia por actos de corrupción en su última administración, anunció que preparaba las maletas para regresar a Caracas.
Hugo Chávez Frías, detenido en una guarnición en la isla caribeña de Orchila, regresó en la madrugada del domingo 14 de abril, reclamado por la fuerza arrolladora de las masas populares y por la exigencia de militares patriotas. Antes, el empresario Pedro Carmona, un simple pelele de los yanquis, asustado y cobarde, había renunciado. No resistió ni la primera protesta de las masas enardecidas. No duró ni 48 horas como gobernante de facto. En consecuencia, el vicepresidente de la República, Diosdado Cabello, asumió la Presidencia de la República, mientras retornaba el presidente titular, quien había sido derrocado en un golpe de Estado que fracturó el orden institucional.

De nuevo Chávez en Miraflores

Chávez asumió de nuevo el control del país en las primeras horas del domingo 14 de abril. Llegó al Palacio de Miraflores en hombros de su pueblo, que había sido sorprendido por la felonía y la traición de los golpistas. Habló tranquilo. Sin rencores ni anuncios de venganza. Sólo llamó a poner la casa en orden y a la unidad nacional.
Contrastó la actitud del líder bolivariano con la de Carmona y los golpistas, que a lo largo del viernes 12 de abril, el único día en que tuvieron el control del país, iniciaron una cacería de brujas de los dirigentes y activistas de los partidos y movimientos que respaldaron hasta el último momento al gobierno de Chávez y a varios de los funcionarios de la administración. Cientos de allanamientos se produjeron en el país. Los golpistas arrasaron con la institucionalidad. Disolvieron la Asamblea Legislativa y el poder judicial, al tiempo que anularon la Constitución Bolivariana, votada por la absoluta mayoría del pueblo venezolano y las leyes habilitantes.
En las toldas de la oligarquía caraqueña se destilaba mucho odio; calificaban las movilizaciones populares de "turbas de malandros" y por los medios de comunicación decían que los manifestantes estaban drogados. No hubo ninguna compostura. Las señoronas, adornadas de costosas joyas, insultaban al pueblo que se oponía al golpe con los peores epítetos, aún por varias cadenas de televisión y radio. Todo lo contrario de lo ocurrido con el "contragolpe", como lo calificó José Vicente Rangel, ministro de la Defensa. El sentimiento popular con Chávez de nuevo en Miraflores, ha sido de cordura, de tranquilidad, de llamado a la unidad nacional y hasta de autocrítica. Todo lo contrario a lo asumido por los señores y señoras, que se ufanan de sus estudios y diplomas universitarios, pero que actuaron de manera vergonzosa y maleducada. Como le declaró uno de los manifestantes a un periodista en las calles de Caracas: "Esta minoritaria oligarquía demostró que son apenas lumpen con dinero".
Las causas de la intentona golpista estuvieron en que Chávez pisó callos dolorosos para la oligarquía y las trasnacionales. No le perdonaron la aprobación de la Constitución Bolivariana que sepultó el régimen bipartidista y el clientelismo político, al tiempo que estableció la participación ciudadana, el respeto a los derechos fundamentales y las bases para un nuevo país; igualmente las leyes habilitantes, que establecieron la reforma agraria, las nuevas disposiciones sobre hidrocarburos y el desmonte de privilegios sobre todo en la empresa petrolera estatal. El acercamiento a los países del Tercer Mundo, la solidaridad con Cuba, la independencia de la férula yanqui y el rechazo al neoliberalismo, encolerizaron al gobierno de los Estados Unidos y a las transnacionales, que tras bambalinas orquestaron la fracasada intentona golpista. Con Chávez, por primera vez en Venezuela el pueblo se ha sentido interpretado en el poder. Es la renuencia de la oligarquía a los cambios democráticos y populares. En Colombia también prefirieron romper los diálogos de paz con las FARC-EP antes que pactar un acuerdo político y social que le ponga fin al conflicto interno.,

El papel de los medios

En las anteriores razones se fundamentaron los saboteadores de la nueva Venezuela, para lanzarse contra el proceso transformador bolivariano. Se apoyaron en los yanquis, en los medios de comunicación venezolanos y colombianos y en el respaldo de la oligarquía de Bogotá que estuvo presta a colaborarles. La misma saludó con bombos y platillos el golpe de Estado. El gobierno de Pastrana hizo un destemplado comunicado para reconocer al gobierno de facto de Carmona y el general Tapias celebró con carcajadas la "destitución" del presidente constitucional. Los editoriales de la "gran prensa" saludaron el derrocamiento de Hugo Chávez y un columnista, presidente del Círculo de Periodistas de Bogotá y uno de los dueños de El Tiempo para más señas, tachó de loquito al "presidente derrocado". Ahora guardan silencio. Quedaron con los crespos hechos.
El papel de los medios de comunicación fue nefasto. Mientras transmitieron al detalle los incidentes del golpe de Estado, suspendieron las transmisiones en el proceso de la recuperación del poder por los sectores populares. En Colombia no lo podían creer. Es la curiosa y patética interpretación de la libertad de prensa que tienen las clases oligárquicas. Es más bien la libertad de empresa para informar o desinformar de conformidad con sus intereses políticos y económicos.
Con los desarrollos de la intentona golpista y con su fracaso también, quedó por el suelo el mito de la democracia burguesa. Hugo Chávez Frías fue elegido dos veces. Como Presidente de la República de Venezuela primero y de la República Bolivariana de Venezuela después, mediante el sufragio universal y el voto popular que tanto dicen defender y respetar los regímenes capitalistas y burgueses. Las fuerzas políticas aliadas en la defensa y ejecutorias del gobierno bolivariano ganaron ocho elecciones sucesivas, incluyendo las de la Asamblea Constituyente y de la nueva Asamblea Legislativa, en igualdad de condiciones con los partidos burgueses y aliados de estos, como lo dice en riguroso análisis el director de Resumen Latinoamericano, Carlos Aznárez. Quedó claro que no respetan ni siquiera "su" propia institucionalidad cuando de defender sus oscuros intereses se trata, en detrimento de los de todo un pueblo. Igual sucedió en Chile el 11 de septiembre de 1973, cuando el gobierno de la Unidad Popular fue derrocado y el presidente Salvador Allende asesinado, con la abierta complicidad de la CIA y el respaldo de varios gobiernos del continente.
El gobierno de Hugo Chávez Frías es el único legal de conformidad con el ordenamiento internacional y nacional. Sin embargo, todo eso se lo pasaron por la faja, no sólo los que propiciaron el golpe de Estado que fracturó el orden constitucional, sino también todos los que lo apoyaron o simpatizaron con él en otras latitudes, inclusive gubernamentales. El Grupo de Río, reunido en Costa Rica, al instante de la intentona reaccionaria, no hizo un pronunciamiento de fondo y le paso la pelota a la OEA, la que permaneció en silencio y no provocó ninguna intervención como si lo hizo en el pasado para salvar a Fujimori y a otros gobernantes cuestionados por la ira popular. César Gaviria, ex presidente neoliberal de Colombia, no quiso incomodar a los gringos. La Carta Interamericana, aprobada el pasado 11 de septiembre, suscrita también por Chávez, descalifica los golpes de Estado, pero para nada sirvió en esta ocasión. Recuperado el control del país por el gobierno legal y constitucional, Gaviria anunció viaje a Caracas y de manera tardía criticó la "ruptura institucional". Estados Unidos responsabilizó a Chávez por sus errores y ahora, recuperada la institucionalidad, dice que debe autocriticarse y rectificar. ¡Qué descaro!
Las fuerzas revolucionarias y populares deben aprender la lección. En Venezuela la institucionalidad fue recobrada por la fuerza beligerante de la movilización popular. Nada más ni nada menos. Ello confirma la plena validez de la multiplicidad de las formas de lucha y de resistencia para la transformación democrática de estas sociedades capitalistas y burguesas despóticas y oprobiosas.
(*) Director del semanario VOZ – Colombia y miembro del Comité Ejecutivo Central del Partido Comunista Colombiano