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Venezuela: El Golpe

Otto Reich, secretario asistente de Estado, entre los funcionarios involucrados

Legisladores de EU exigen investigar el papel de la Casa Blanca en el golpe en Venezuela
Domina la extrema derecha de cubano-estadunidenses el diseño de la política hacia AL
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington, 6 de mayo. Esta semana 14 congresistas federales exigirán una investigación legislativa "a fondo" de versiones según las cuales el secretario asistente de Estado, Otto Reich, y otros funcionarios estadunidenses estuvieron involucrados en el intento de golpe contra el presidente Hugo Chávez de Venezuela, informó a La Jornada un vocero de uno de estos legisladores.
Reich negó una vez más hoy que el gobierno estadunidense hubiera desempeñado algún papel en el golpe, pero la solicitud del Poder Legislativo de una investigación es una señal más de que continúan las sospechas sobre la participación de integrantes del nuevo equipo de funcionarios, ideológicamente conservadores, encargados de la política hacia América Latina en el intento por derrocar a Chávez el mes pasado.
"El número creciente de informes y admisiones de un papel estadunidense en el intento de derrocar al gobierno de Chávez amerita una investigación", escribieron el representante Dennis Kucinich y otros 13 legisladores en un borrador de una carta que están circulando esta semana entre sus colegas.
Después de señalar los repetidos contactos entre Reich y otros altos funcionarios del gobierno de George W. Bush con venezolanos que participaron en la intentona, los legisladores federales solicitan que las dos cámaras del Congreso realicen "una investigación a fondo sobre qué papel ejerció el gobierno (estadunidense)". También varios líderes legislativos están evaluando la posibilidad de una indagación sobre este asunto, informó una fuente senatorial a La Jornada.
El problema, indicó un funcionario consultado, es qué tantos funcionarios encargados de la política exterior hacia América Latina del gobierno de Bush tienen currículum que provoca sospechas. El nuevo equipo incluye a varios veteranos de la operación ilegal para apoyar a la contra nicaragüense en los años 80, varios de los cuales ahora ocupan altos puestos en la jerarquía de la actual política exterior.
Críticas al equipo de Bush
Este grupo trabaja muy de cerca con Reich y una red de cubano-estadunidenses conservadores que en este último año han ido ocupando puestos importantes en el gobierno de Bush. "Ninguno de estos tipos se preocupa por la diplomacia", opinó el funcionario, que pidió el anonimato, ya que trabaja en el Departamento de Estado.
De acuerdo con un conteo no disputado por otro funcionario al ser interrogado sobre la aseveración, hay por lo menos siete cubano-estadunidenses conservadores involucrados directamente en la política exterior hacia Latinoamérica. Entre ellos se encuentran Adolfo A. Franco, el funcionario más alto encargado de América Latina de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el coronel Emilio González, alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, quien ahora coordina una evaluación de la política estadunidense hacia Cuba.
"Lo que tenemos aquí es un dominio total del proceso, del diseño de política hacia América Latina por el ala de extrema derecha de la comunidad cubano-estadunidense", declaró a este diario el analista Larry Birns, director del Consejo de Asuntos Hemisféricos (COHA). Birns informó que siete de los 12 funcionarios de más alta jerarquía encargados de la politica hacia Latinoamérica son cubano-estadunidenses conservadores.
Varios funcionarios confirmaron a La Jornada esta semana que estos cubano

-estadunidenses trabajan muy de cerca con una red de veteranos del escándalo Irán-contra que también ocupan altos puestos en el gobierno de Bush. Entre ellos figuran John Negroponte, ex embajador en Honduras y actualmente ante la ONU; Rogelio Pardo Maurer, ex alto oficial de la contra nicaragüense quien hoy es el funcionario de más alto rango encargado de América Latina en el Pentágono; Elliot Abrams, ex funcionario del Departamento de Estado, quien admitió haber mentido al Congreso sobre su apoyo a la contra y hoy integrante del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, y John Poindexter, condenado penalmente por cinco cargos de mentir al Congreso en torno a esfuerzos ilegales de apoyo a la contra y que ahora está encargado de contraterrorismo en el Pentágono.
Pero ninguno de estos integrantes de las actividades reveladas por el escándalo Irán-contra ha generado tanta crítica como Reich, quien sigue siendo un personaje controvertido en los circuitos políticos de este país. Reich ha sido ferozmente criticado por su aparente apoyo al golpe en Venezuela y sus esfuerzos por lograr que esa intentona fuera caracterizada como transición constitucional del poder en ese país.
"Entiendo que el secretario (Colin) Powell ha estado extremadamente preocupado por los acontecimientos en Medio Oriente, pero esperaría que en el futuro haya mayor supervisión adulta de la formulación de política en relación con nuestro hemisferio", afirmó el senador Christopher Dodd en una audiencia en la que comentó sobre las acciones de Reich en torno al golpe en Venezuela.
Poco después de que Dodd formuló esta crítica, el propio secretario Powell se convirtió en el primer funcionario de la Casa Blanca en caracterizar públicamente el intento de derrocar a Chávez como un golpe. Pero Reich todavía no se arrepiente de su posición sobre el asunto.
En un discurso la semana pasada en Miami, Reich rechazó acusaciones de que Estados Unidos alentó a los golpistas venezolanos, dijo que Chávez es el obstáculo principal de la democracia en Venezuela, y presentó una serie de condiciones que, afirmó, debería satisfacer el presidente venezolano antes de que puedan ser "normalizadas" las relaciones con Estados Unidos.
Desde ahí, Reich lanzó una feroz crítica al gobierno de Fidel Castro. Pese a estos comentarios, Reich insiste en que no está regresando a la óptica de la guerra fría, cuando Washington se dedicaba a apoyar el derrocamiento de regímenes que no eran de su agrado. Recientemente replicó a sus críticos que lo acusan de estar "ideo-lógicamente motivado": "ya dejen eso atrás, dejen atrás la mentalidad de los 60 y los 70".
Combatiente de la ideología conservadora
Hace poco, el más alto funcionario del Departamento de Estado encargado de la política hacia América Latina comenzó un discurso saludando a sus "amigos, ex colegas y co-conspiradores no acusados penalmente" y, siguiendo la broma, advirtió que silenciaría a todos sus críticos haciendo que fueran detenidos.
Otto Juan Reich tiene razones para ser tan combativo. Por acusaciones de que actuó ilegalmente durante su servicio en el Departamento de Estado, en el gobierno de Ronald Reagan, tardó casi un año -desde que el presidente George W. Bush lo seleccionó como secretario Asistente de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental- en ocupar al fin su oficina en el Departamento de Estado. Incluso sólo podrá ejercer su cargo hasta finales de este año porque nunca fue ratificado por el Senado.
Reich insiste en que estas críticas son injustas y en un reciente discurso instó a los que desearan entenderlo a estudiar su carrera. Otto Reich nació en Cuba en 1945, su familia huyó de la revolución y emigró a Estados Unidos. Se describe a sí mismo como "medio cubano, medio austriaco, medio católico, medio judío", pero nadie que lo haya escuchado puede dudar que es ciento por ciento conservador, anticomunista y pro "libre mercado" en la línea de Ronald Reagan.
Ocupó varios puestos promoviendo negocios en Miami y Washington antes de que el entonces presidente Ronald Reagan lo nombrara administrador asistente para América Latina de la Agencia para el Desarrollo Internacional. En 1983 fue nombrado primer director de la Oficina de Diplomacia Pública en el Departamento de Estado, puesto en el que trabajó muy de cerca con Oliver North, entonces asesor de la Casa Blanca, para promover el apoyo público en Estados Unidos a la causa de la contra nicaragüense.
El contralor general de Estados Unidos, republicano, encontró que en 1987 Reich había participado en "actividades de propaganda prohibidas y encubiertas", cuando administraba su oficina. Otros documentos oficiales confidenciales, revelados posteriormente por la organización independiente National Security Archive, demuestran que Reich contrató personal militar entrenado en "operaciones sicológicas" para promover la suspensión de la prohibición legislativa de asistencia a la contra.
Reich nunca fue condenado por algún delito, pero siguió negando que cualquiera de sus actividades -escribir artículos de opinión para líderes de la contra, colocar publicidad en periódicos estadunidenses solicitando fondos para la contra, y contratar personas para cabildear en el Congreso a fin de retirar restricciones para la asistencia a la contra- haya violado el espíritu de la ley estadunidense.
"Mucho se ha escrito en la llamada prensa de prestigio sobre mi trabajo anterior", dijo Reich en una declaración típicamente agresiva en marzo pasado: "Hubo acusaciones de 'propaganda encubierta' por la oficina que yo encabecé en los 80... bueno, bueno, hoy tengo una confesión que hacer sobre el trabajo de esa oficina. Ahora puedo confirmar lo que muchos del otro lado sospechaban: sí, la Oficina de Diplomacia Pública para América Latina y el Caribe fue la única responsable de la caída de la Unión Soviética".
Pero no todos en Washington ven esto como una broma. William Goodfellow, analista del Centro para la Política Internacional, con sede en Washington, califica a Reich de "fanático derechista, con un récord bien documentado de negocios sospechosos que vienen desde el escándalo Irán-contra". Varios senadores también han señalado estas actividades al negarse a votar por la ratificación de Reich cuando fue nombrado por Bush a su puesto actual en el 2001.
Después de trabajar en el Departamento de Estado, Reagan nombró a Reich embajador en Venezuela, puesto que ocupó de 1986 a 1989. Luego, Reich retornó al mundo de los negocios para convertirse en asesor de empresas estadunidenses y extranjeras y cabildero en Washington, y ahí ayudó a fundar el Centro por una Cuba Libre. Uno de sus clientes más importantes fue Bacardí, la empresa de licores con sede en Bermuda que fue beneficiaria de la ley Helms-Burton de 1996, la cual fortaleció el embargo contra el gobierno de Fidel Castro. De hecho, según Dan Fisk, ex asesor del senador Jesse Helms, Reich fue uno de varios que hicieron recomendaciones y hasta ayudaron a redactar partes de esa ley.
Beneficios ecnómicos
Aunque la Helms-Burton frecuentemente es descrita en términos políticos o ideológicos, varias de sus claúsulas beneficiaron directamente a Barcardí y a otras empresas propiedad de quienes abandonaron Cuba tras la revolución. El Centro de Política Internacional reportó recientemente que Reich ha recibido más de 1.2 millones de dólares de Bacardí por sus desempeño, que también incluyó revocar la protección de propiedad del ron hecho en Cuba para que Bacardí pudiera comercializar su propia etiqueta de Havana Club, fabricada fuera de la isla.
Reich vendió su negocio de cabildero para Bacardí a otra empresa, pero bajo un arreglo que ha generado dudas sobre un posible conflicto de intereses. "Este tipo es un conflicto de interés andando. Es el hombre de Bacardí en el Departamento de Estado", dijo Goodfellow en entrevista.
Antes de regresar al Departamento de Estado, Reich fue un dinámico promotor de causas conservadoras, apareciendo en el Choque de Opiniones de CNN en español y criticando la política de Bill Clinton hacia Cuba.
Por ejemplo, en declaraciones a la revista conservadora National Interest afirmó que el caso del niño Elián González demostró que Fidel Castro estaba determinando muchos de los aspectos de la política estadunidense. "Claro. Lo hizo en este caso como lo ha hecho en otros. No estoy diciendo que haya manejado todo, pero en este caso, claro que sí", dijo Reich.
Cuando George W. Bush asumió la presidencia, Reich se promovió en forma activa para el puesto de secretario asistente de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental y recabó el apoyo de prominentes organizaciones conservadoras para ese propósito. Pero el nuevo secretario de Estado, Colin Powell, tenía reservas sobre nombrar a un ideólogo a un puesto tan sensible. Cuando finalmente la Casa Blanca anunció públicamente el nombramiento, éste fue sujeto a una intensa crítica y en el Senado, que tiene que ratificar los nombramientos a altos puestos gubernamentales, varios de sus miembros declararon que tratarían de derrotar la designación.
"El señor Reich carece de capacidad para ser un buen administrador, de juicio sano, con sensibilidad apropiada ante potenciales conflictos de interés, con la confianza de otros gobiernos en la región y la capacidad para superar divisiones partidarias dentro del Congreso", escribió el senador Christopher Dodd, quien entonces se desempeñaba como presidente del comité senatorial que debía aprobar el nombramiento: "Otto Reich no está calificado para el puesto". Otros senadores se expresaron de manera similar y el nombramiento quedó suspendido.
Después del 11 de septiembre los conservadores consideraron que tenían otra oportunidad para promover el nombramiento de Reich, pero una vez más Powell no incluyó ese nombre en su lista de nombramientos de "emergencia". Asesores de la Casa Blanca mecanografiaron el nombre de Reich al final de una lista preparada por el secretario de Estado y de nuevo la enviaron al Senado. Nuevamente Dodd insistió en su oposición.
El senador Dodd señaló que no existía suficiente apoyo en el Senado para ratificar a Reich y su vocero presentó nuevas dudas sobre la capacidad de Reich. "Cables del Departamento de Estado en el periodo de 196-87 indican que el señor Reich, entonces embajador en Venezuela, preguntó a Washington en varias ocasiones sobre la elegibilidad de Orlando Bosch, notorio terrorista anticastrista para ingresar a Estados Unidos", explicó Marvin Fast, vocero de Dodd, en diciembre de 2001.
Bosch, agregó Fast, tenía una historia documentada de por lo menos 30 atentados terroristas, incluyendo algunos en Estados Unidos, y estuvo en la cárcel por haber disparado con una bazuka contra una nave polaca en Miami. Cuando Bosch logró ingresar a Estados Unidos, en 1988, fue arrestado. Fast añadió: "hasta hoy, Otto Reich no ha calificado al señor Bosh de terrorista. Ciertamente esto pone en duda el juicio del señor Reich mientras nuestra nación libra una guerra contra el terrorismo".
Pocos días después, el presidente Bush utilizó una maniobra parlamentaria, conocida como "nombramiento de receso", para instalar a Reich en su puesto en el Departamento de Estado sin el visto bueno del Senado. Mientras el Senado esté en receso, el presidente tiene la autoridad de nombrar funcionarios a puestos claves sin ratificación legislativa. El único problema es que este nombramiento de Reich sólo durará hasta finales de este año, a menos de que consiga la ratificación de la cámara alta. Bush ha solicitado al Senado reconsiderar este nombramiento, pero varios observadores indicaron esta semana que eso podría ser difícil y que un segundo nombramiento de receso es imposible.
"Este negocio en Venezuela casi seguramente hundirá cualquier posibilidad de que (Reich) consiga un nombramiento pleno", comentó un funcionario gubernamental. Incluso simpatizantes conservadores de Reich indicaron a La Jornada que sería una "batalla cuesta arriba" lograr su ratificación. Pero los demócratas controlan el Senado por un solo voto y si en las próximas elecciones legislativas de noviembre los republicanos logran retomar el control de la cámara alta, muy probablemente Reich obtendrá la ratificación que tanto desea.
Acusaciones de racismo
Mientras tanto, Reich continúa defendiéndose en forma agresiva y ha calificado a sus detractores de racistas por su origen étnico. "Mucho se ha dicho sobre mi origen cubano", declaró Reich en marzo. "Un grupo dijo que yo no podría manejar nuestras relaciones con el hemisferio porque no tengo el temperamento que se requiere, a raíz de mi origen étnico. Hasta lo han puesto por escrito. Dijeron que no puedo tomar decisiones racionales por mi ideología. ¡Bueno, ya no dicen eso, porque hice que los detuvieran a todos esta mañana!"
Este comentario, agregó rápidamente, fue una broma.