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La vieja Europa

1 de junio del 2002

Editorial de Liberación

Niños de Rusia

Liberación


Si le creemos a Bush y Putin que estos días se han pasado proclamando que la "guerra fría ha terminado y damos pasos hacia la cooperación entre nuestros países", se podría pensar que Rusia ahora sí podrá destinar sus recursos para poder atender los inmensos y graves problemas sociales que viven sus ciudadanos, a quienes no les ha tocado todavía nada del bienestar prometido por el histórico tránsito "hacia la libertad".
Pero esto no ocurrirá en tanto el disminuido complejo militar ruso siga enganchado a la locomotora bélica norteamericana. Y lo que no pueda fabricar aquel, se lo tendrá que comprar a la OTAN (léase Oficina exterior de venta de armamentos y distribución de tareas para objetivos militares de EE.UU.) para seguir siendo miembro ad-honoren del exclusivo club de las autodenominadas superpotencias.
Cuando alguien se pregunta cómo está un país, el único indicador seguro para auscultar la realidad sigue siendo mirar solamente cómo trata a sus niños, mujeres y a sus ancianos, y cuántos recursos les destina para el bienestar de la sociedad.
Y esa Rusia que ha restaurado a antiguos nobles de utilería, millonarios, lujosos restaurantes, hoteles, burdeles y cabarés, exclusivos lugares de vacaciones, coches últimos modelos que transitan el centro de Moscú, tiene tan sólo en esta ciudad -su capital- entre 30 mil y 50 mil niños que viven y trabajan en calles, sótanos y estaciones, según un reciente estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Sin alojamiento ni cuidado de sus padres, estos niños se constituyen en una nueva fuente de mano de obra barata, además de víctimas fáciles para las redes criminales cada vez más extendidas, dice la OIT. También constata que en Moscú la prostitución infantil florece afectando a niños y niñas hasta de 12 años de edad. "Entre otras actividades peligrosas realizadas por los niños de la calle se cuenta el transporte de cajas y de otros recipientes pesados en los mercados, la limpieza de áreas de comercio, el desempeño de tareas de vigilancia nocturna y la recogida de basuras. Además de estas labores ilegales, pero no delictivas, los niños participan con frecuencia en operaciones semilegales o abiertamente delictivas, como la compra y la reventa de artículos robados o el tráfico de drogas." señala el mismo informe. Grave problema que además pone a los niños en condiciones de extrema peligrosidad para su integridad física, salud y perspectivas de desarrollo, y está motivado por la desintegración familiar y las penurias económicas que viven sus padres.
Para ellos no hay ni una migaja en el novísimo festín caníbal capitalista que se está produciendo en Rusia. Si antes todos podían ir por lo menos a la escuela y después a la universidad aunque no tuvieran computadoras y contaran sólo con primitivos ábacos para hacer sus tareas de matemáticas, ahora ni eso. La escuela es el submundo de las calles y los campos; la cama un portal, un sótano o sitios abandonados…
Liberados del "comunismo soviético" han entrado ellos ahora sin ser consultados, a la era de la "libertad de opciones en la sociedad de libre mercado".
Pese a que actualmente Moscú "hace finanzas" vendiendo cotos de caza (con árboles y animales incluidos), así como pozos de petróleo y minas, paseos en el legendario avión de guerra MIG o viajes al cosmos para millonarios excéntricos, ningún rublo de los «beneficios del mercado» alcanzará a los niños de toda Rusia para asegurarles algún futuro decente. De la situación de las mujeres y ancianos, mejor ni pensar de cómo la estarán pasando.