VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
La vieja Europa

25 de junio del 2002

Consejo Europeo de Sevilla
La cumbre melancolica y la Europa fortaleza

G. Buster
"Los esfuerzos inútiles producen melancolía y no estoy dispuesto a que Sevilla sea una cumbre melancólica"
Jose Maria Aznar, 3 de junio del 2002


A pesar del nuevo clima político creado en la UE con la victoria de la derecha en Portugal, Holanda y Francia, el Consejo Europeo de Sevilla no ha sido capaz de encontrar una "agenda positiva" conservadora para la UE. Los planes de reforma institucional, la defensa rígida del Pacto de Estabilidad y Crecimiento e incluso la política de sanciones contra los países de origen de los emigrantes ilegales propuestas por Aznar se han visto bloqueadas por la falta de consenso entre los estados miembros.
El programa originario de la Presidencia española –un segundo asalto de reformas económicas y sociales neoliberales resumidas en el "Espíritu de Lisboa"- ha sido sustituido en los dos últimos meses del semestre español por una auténtica obsesión por poner en pìe la "Europa Fortaleza" y arrebatar a la extrema derecha el discurso sobre la seguridad y la emigración. Hasta la propia "guerra contra el terrorismo" ha sido reinterpretada en este clima para convertirse en una guerra interna xenófoba contra los emigrantes ilegales, alos que se amenaza con un progrom comunitario de expulsiones en los próximos meses.
Vacilaciones de la estratégia neoliberal
La reunión de los ministros de economía y finanzas -celebrada en Madrid el mismo dia de la huelga general convocada por los sindicatos españoles como un acto de provocación-, solo sirvió para constatar las dificultades económicas y sociales para imponer la segunda ola de reestructuraciones neoliberales acordada en el Consejo Europeo de Barcelona. La interpretación fundamentalista del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, denunciada ya por Chirac tras las elecciones presidenciales francesas y por los dos candidatos a las alemanas, Schroder y Stoiber, fue rechazada. La nueva formula de consenso mantiene el objetivo del equilibrio presupuestario, pero la declaración unilateral de Francia condicionandola a un crecimiento del 3% en los próximos dos años será el flotador de salvamento al que se agarrarán los estados miembros con dificultades, empezando por Alemania. De poco sirve frente a esa cruda realidad y la situación de los mercados bursátiles los buenos deseos de que "el reciente descenso de la actividad económica ha llegado a su fin".
La reforma del mercado laboral, el principal acuerdo del Consejo Europeo de Barcelona, ha quedado prudentemente en segundo plano tras el éxito de las huelgas generales convocadas por la CGIL en Italia y CCOO y UGT en España. Lo mismo se puede decir del proyecto de "cielo único europeo", que fue recibido con una huelga de controladores aereos en la mitad de los estados miembros el 19 de junio, para denunciar el peligro que implicaría la privatización de este servicio público. Esta nueva capacidad de resistencia de sectores del movimiento obrero europeo (a las que hay que añadir las huelgas del metal y la construcción en Alemania) obliga a un avance más precavido de las reformas neoliberales de los gobiernos de la derecha, en especial contra los servicios públicos y los sistemas de pensiones. Los ensayos de confrontación con los sindicatos de Berlusconi y Aznar han provocado la ruptura del diálogo social y aumentado la tensión social peligrósamente en Italia y España. Chirac y el resto de la derecha europea parecen preferir una estrategia más tradicional de cooptación de la burocracia sindical y división de los trabajadores para imponer sus políticas.
Rechazo de ¡Más Europa!
Los dos elementos adicionales del programa de la Presidencia española que daban pie al lema de ¡Más Europa! -el progreso en las negociaciones para la Ampliación y la reforma del funcionamiento del Consejo antes de la entrada de nuevos miembros-, no han encontrado el consenso necesario.
Las negociaciones sobre la Ampliación se encuentran bloqueadas por la falta de acuerdo interno en la UE sobre la reforma de las ayudas agrícolas en la UE ampliada y el debate sobre el futuro del presupuesto comunitario. Por otro lado, las consecuencias sociales de la reestructuración neoliberal implicitas en la Ampliación ya se estan haciendo notar en los estadsos candidatos de Europa Central. Polonia se enfrenta a una gravisima crisis agrícola el próximo otoño y, junto al resto de los PECOS, al desmantelamiento de su sector siderurgico como consecuencia del fin de las ayudas de estado.
A este panorama hay que añadir la situación política en Chipre. Grecia ya ha anunciado que bloqueará la Ampliación si no entra Chipre a pesar de que no haya una solución a la división de la isla. Y Turquía no tiene ningún interes en llegar a un acuerdo en Chipre si antes no se despeja el horizonte de su propia adhesión. En esta perspectiva, el "road map" de las negociaciones se ha convertido en un callejón sin salida que supera completamente las capacidades diplomáticas de la Presidencia española.
El "Plan Solana" para la reforma del funcionamiento del Consejo -que se basaba en la división en dos del actual Consejo de Asuntos Generales (CAG) para crear el nucleo de un gobierno de la UE y la sustitución del regimen de unanimidad para la adopción de decisiones en el Consejo por el de mayorías cualificadas- ha sido rechazado por siete estados miembros "pequeños".
Aznar y Blair, que habían defendido la propuesta, han tenido que conformarse con reuniones específicas del CAG para preparar los Consejos Europeos.
La misma resistencia a encontrado la propuesta paralela de Prodi de reformar el funcionamiento de la Comisión y crear Comisarios de "primera" (Vicepresidentes-coordinadores de areas) y de "segunda" (que no asistirían más que a unas esporádicas reuniones plenarias del Colegio de Comisarios). Los estados miembros "pequeños" no estan dispuestos a perder su representación política directa en todos los asuntos de la UE en la Comisión, lo que la hará ingobernable tras la Ampliación.
Los dos elementos claves de la gobernanza comunitaria, la regulación del mercado único y el funcionamiento institucional, siguen sin encontrar una solución a solo un año y medio de la Ampliación y se empieza a configurar una grave crisis de la UE.
En este horizonte, el apoyo al Gobierno irlandes -para que fuerze la voluntad de sus ciudadanos en su segundo referendúm sobre el Tratado de Niza con una declaración sobre la compatibilidad de la neutralidad constitucional irlandesa y el pleno desarrollo de la Politica Exterior y de Seguridad Común (PESC)-, no deja de ser patética desde el punto de vista de las aspiraciones a la "Europa potencia" de las clases dominantes europeas y la legitimidad democrática de la UE.
La "Europa fortaleza" como consolación
La política de emigración y refugio, la preocupación por la seguridad interior y el control de las fronteras exteriores de la UE, que han sido presentados como los "logros" del Consejo Europeo de Sevilla, parecen más una consolación ante el peligro de melancolía comunitaria que quería evitar Aznar.
Las políticas económicas neoliberales de la UE dependen de la explotación de 11 millones de trabajadores emigrantes que ya estan en la UE (casí el 10% de la clase trabajadora) y de un flujo anual de entre 600.000 y 900.000 nuevos trabajadores emigrantes para mantener el actual equilibrio demográfico en el mercado de trabajo. El discurso sobre los "ilegales" esconde la creación planificada de una subclase de trabajadores sin derechos civicos ni laborales, definidos en terminos raciales, sometidos a un grado de explotación incompatible con cualquier idea del "modelo social europeo", bajo el miedo constante de ser expulsados a sus países de origen sino se "asimilan". Para ellos se crea el nuevo estatus de "residentes de larga duración".
Si faltase un ejemplo de lo que estamos hablando, ha bastado el encierro de 400 trabajadores emigrantes "sin papeles" en la Universidad de Sevilla para demostrarlo. Maghrebies y Subsaharianos, varones en su mayoría, se han quedado sin el trabajo de recoger fresas en Huelva de sol a sol como castigo por sus mobilizaciones de la temporada pasada. Con la ayuda del Gobierno, los patronos los han sustituido por trabajadoras de Europa Central. El Gobierno ya ha anunciado –si la solidaridad no lo impide- que los utilizará para aplicar sus nuevas politicas contra la emigración ilegal y que serán todos expulsados.
A pesar de las advertencias de la Alta Comisaria para Derechos Humanos de NN UU, Mary Robinson, al recoger hace unos días el Premio Sonning en la Universidad de Copenhagen, la nueva política común de emigración de la UE criminaliza la huida de la pobreza en el Tercer Mundo. Endurece la legislación actual sobre asilo y refugio hasta violar la Convención de Ginebra de 1951. Y prepará la expulsión colectiva y coordinada de emigrantes "sin papeles" de la UE, en un auténtico progrom, el próximo otoño.
A pesar de que en los recientes Acuerdos de Cotounú (2000) con las ex colonias de Africa, Pacifico y el Caribe (ACP), estos rechazaron cualquier claúsula de readmisión de sus nacionales, la UE ahora impone de manera unilateral la apertura de negociaciones de Tratados de readmisión que afecten no solo a los nacionales sino también a los emigrantes de países terceros que hayan llegado a la UE en transito desde estos países. Chirac, más consciente de las relaciones de Francia con sus antiguas colonias que Aznar de las de España con América Latina, bloqueó la propuesta de la Presidencia española de imponer sanciones económicas a los paises en vias de desarrollo que "no colaboren". Blair, que también habia apoyado la propuesta, se encontró con la protesta abierta de su ministra de ayuda para el desarrollo, Claire Short, que la tachó de "moralmente repugnante".
El control de fronteras exteriores, la creación de los primeros elementos de un cuerpo europeo de guardias de fronteras y las otras iniciativas del Comisario Vitorino, muestran la naturaleza auténtica y la situación en la que se encuentra el proyecto "europeista". El siguiente avance de la gobernanza comunitaria se situa en el control interno y externo de su población. Frente a la libertad de capitales en el mercado único, la libre circulación de personas queda condicionada a su control policial, elemento esencial de todo estado capitalista. No en balde los temas de Justicia y Asuntos Interiores (JAI) suponen ya más del 30% de la actividad del Consejo y de la Comisión.
Aviso para navegantes
El proyecto de una UE "neoliberal con rostro humano", basada en la concertación sindical de la reestructuración impulsada por los gobiernos de coalición social-demócratas y verdes, ha acabado ahogada en sus propias contradicciones. La derrota de Jospin y la mas que probable de Schroder son la prueba.
El giro a la derecha politico, sobre la base de un aumento de la polarización social en toda la UE, esta siendo paralelo a una creciente capacidad de resistencia autónoma del movimiento "antiglobalización", por una parte, y cada vez más del movimiento sindical. Las clases dominantes europeas necesitan aumentar su tasa de beneficios para poder competir con EE UU y Japón y tienen un programa claro de reestructuraciones neoliberales, ataques a los servicios públicos y reducción de salarios (combinando el recorte de salarios indirectos y pensiones para los trabajadores fijos y un aumento de la explotación directa para los trabajadores temporales y emigrantes). Pero todavia esta "probando" la correlación de fuerzas. Aun esta dividida entre una confrontración directa, como la que defiende el "eje del mal" Blair-Berlusconi-Aznar, o el mantenimiento parcial de la concertación social para dividir a la clase obrera y evitar los peligros de un aumento de la tensión social.
La extrema derecha crece como resultado del abandono del estado del bienestar social y la concurrencia por los derechos a subsidios entre los sectores tradicionales obreros arrojados a la pobreza por las reestructuraciones y los trabajadores emigrantes. La derecha explota a su favor esta situación social y políticamente, como un elemento de división adicional de la clase obrera La relativa autonomia de la UE frente a los marcos nacionales de la lucha de clases, la falta de "política europea" de los sindicatos, han hecho que la Comisión y el Consejo jueguen un papel esencial en impulsar la reestructuración neoliberal y facilitar el giro a la derecha politico. Este ha sido el gran mérito de Aznar y la Presidencia española y su principal capital político para el futuro.
Pero la UE acumula inmensas contradicciones internas: falta de legitimidad democrática; no definición de un proyecto claro de reforma institucional para la futura gobernanza de la UE; rivalidades internas nacionales, tanto económicas como políticas; dependencia y grados de autonomía distintos en relación con EE UU; margenes de actuación diferentes frente a la recesión y sus consecuencias sociales; y, sobre todo, las dificultades de asimilación en el mercado único, manteniendo una pretensión de "modelo social europeo", de los candidatos de Europa Central.
Sin un liderazgo claro en la UE, que hoy no existe, estas contradicciones pueden desembocar en una crisis grave.
La izquierda anticapitalista y alternativa debe prepararse conscientemente, desarrollando los movimientos sociales en una perspectiva europea, asi como un programa de resistencia y elementos alternativos para una Europa distinta y posible de los trabajadores y los pueblos. Ello exige un esfuerzo consciente y coordinado en el movimiento "antiglobalización", en el sindical y en la esfera de la representación política. Los primeros pasos se están dando, con las diferencias inevitables, en el Foro Social Europeo y las Conferencias Anticapitalistas Europeas.
En los próximos seis meses, tres tareas van a ser centrales: la lucha en solidaridad con los trabajadores emigrantes, la denuncia y resistencia de las consecuencias sociales de la Ampliación y contraponer a la pseudo-Convención un modelo de Europa democrática y solidaria al servicio de los trabajadores y los pueblos.