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La vieja Europa

Una sociedad a la deriva

Pascual Serrano

Verdaderamente corren malos tiempos para la rebeldía. Un sondeo del canal televisivo History Channel revela que el acontecimiento que más ha impactado a los británicos en los últimos cien años ha sido la muerte de Diana de Gales. Por delante de la II Guerra Mundial o la concesión del derecho de voto a la mujer.
El hecho no puede resultar más deprimente y muestra el declive moral de una sociedad que por encima de la muerte de millones de personas o el logro de un derecho fundamental para la mitad de los ciudadanos, valora la muerte por accidente de tráfico de quien tenía por único mérito haberse casado con el heredero de la corona británica y llenar páginas de papel couché.
Mucho nos tememos que ese triste panorama de la sociedad británica es extensible al resto del mundo occidental.
Difícilmente podemos esperar de una sociedad así la movilización o la reivindicación por una sociedad más justa y un mundo mejor, si lo que más les ha impactado de los últimos cien años es esa muerte. Ni que decir tiene que la participación británica en masacres como la de Iraq o Afganistán no les merece el mínimo impacto.
Al otro lado del Atlántico, observamos otro ejemplo de la ausencia de escrúpulos dominante. En Dallas, la gestora Mutuals.com está arrasando en Bolsa un fondo de inversión dedicado exclusivamente a invertir en empresas de bebidas alcohólicas, tabaqueras, casino y juego y empresas de armamento. Es decir, la antítesis de los denominados fondos éticos y ecológicos. Este fondo no duda en denominarse vicefund.com y presenta una rentabilidad del 52 '9 % en los últimos cinco años. Así las empresas de armamento acumulan en los últimos cinco años una rentabilidad del 24'53 %; las de casino y juegos, 116'53 % y las de bebidas alcohólicas, un 62'57 %. Un chollo en una Bolsa donde el índice medio de rentabilidad es del 11'8 %. Los gestores de este fondo de la alienación y el crimen no dudan en lanzar su slogan: "lo bueno es bueno, pero lo malo es mejor", algo más que cínico en el país que ha inventado la acusación del "eje del mal" para atacar militarmente a los gobiernos que no le gustan y pretende ser el ejemplo moral obligado para el mundo.
Si estamos generando democracias cuyos ciudadanos no muestran interés alguno por sus derechos conquistados o su papel, positivo o negativo, en las guerras mundiales y, además, nos vanagloriamos del enriquecimiento a costa de la fabricación de armas, alcohol y juegos de azar, malamente podemos pretender ser los modelos políticos a imitar por otras sociedades.