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La vieja Europa

9 de diciembre del 2002

Otro titular es posible
¿Pobres u hombres?

Santiago Alba Rico

Avengámonos a reconocer que el diario El Mundo no siempre esquiva, escamotea, manipula o gratina la verdad. A veces también ofende. Pocas veces en mi vida un titular me ha impresionado tanto -una coz en la imaginación, una patada en la espinilla del alma- como el que publicaba el pasado día 1 de diciembre su edición digital:
"Al menos 30 personas mueren en una estampida de miles de pobres en el sur de Bangladesh".
Es difícil satirizar de un modo más breve y más brillante los lugares comunes del racismo y la crueldad
; hasta el punto de que podría pasar por una de esas cínicas truculencias de Ambrose Bierce. La mala pata ayuda a veces al genio, incluso contra la más elemental humanidad. El titular está redactado de tal manera que uno lee espontáneamente una oposición -casi un antagonismo- entre la "gente" y los "pobres": "una estampida de pobres mata a 30 personas". Luego, si uno desciende a la noticia, se descubre que las "personas" habían sido también "pobres" antes de morir y que los pobres, por tanto, como esos monos, perros y osos de las Mil y Una Noches que recobran su forma humana tras consumir un bebedizo, vuelven a ser personas después de morir pisoteados. Y hasta entonces, ¿qué son? Los que sobrevivieron, ¿qué siguen siendo? Creo que el término "estampida" convoca bastante bien la imagen -y hasta permite escuchar el estruendo: miles de bestias tiroteadas por Búfalo Bill que arrasan con sus patazas todo lo que encuentran a su paso, sin que nada ni nadie las pueda detener.
Otro titular, más benigno, habría sido posible: "Una manada de hambrientos se desboca en Bangladesh". O también, si el redactor hubiese querido alimentar la "confrontación de civilizaciones" y no sólo el desprecio por la desgracia: "Una plaga de musulmanes devasta un barrio de Bangladesh". O si hubiese querido combinar los dos: "Catástrofe en Bangladesh:
rebaños de musulmanes pobres provocan el pánico".
Pedrojota debería recomendar a sus redactores leer el Gara; así quizás aprenderían a dar una noticia en lugar de una patada:
"Un reparto gratuito de ropa termina en tragedia en Bangladesh".