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La vieja Europa

12 de diciembre del 2002

La ONU a los pies del imperio

Ángeles Maestro

La aprobación por unanimidad de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU de la Resolución 1441 el pasado 8 de noviembre, reafirma la peligrosísima deriva iniciada con la autorización de la agresión multinacional contra Iraq en 1991 y continuada en los ataques a Yugoslavia y Afganistán. Como ha señalado el diario árabe Al Quds Al Arabi "la resolución 1441 es un campo minado, una declaración de guerra y una sentencia de muerte. Es un documento repleto de provocaciones y condiciones draconianas que inevitablemente provocarán numerosas crisis".
La guerra o la paz dependen de las conclusiones de los inspectores de la UNMOVIC. A unos técnicos, expertos en inspección de armamento biológico, químico y nuclear, se les atribuye el inmenso poder político de determinar en qué medida Iraq incumple los términos de la 1441. En efecto, según ha declarado Hans Blix un retraso de media hora en la facilitación del acceso a unas instalaciones podría ser suficiente para ser considerado como tal. Si a ello se añade el precedente del espionaje para EE.UU., Israel y Gran Bretaña realizado por el equipo de inspectores de la UNSCOM en 1998, según acusación formulada por los gobiernos de Rusia, Francia y China y ampliamente confirmada por uno de sus más destacados integrantes, Scott Ritter, su actuación plagada de provocaciones y agresiones (la irrupción en fábricas o en laboratorios universitarios en horario docente, interrumpiendo actividades y arrasando instalaciones) y la ausencia de cualquier previsión de control y supervisión del trabajo de la UNMOVIC, el calificativo de campo minado parece el más adecuado para una Resolución concebida para justificar una agresión devastadora.
El carácter de trampa mortal de esta Resolución lleva inevitablemente a pensar en sus similitudes con otro proceso reciente. Las conversaciones de Rambouillet, inmediatamente anteriores al comienzo de los bombardeos sobre Yugoslavia, fueron poco más que una escenificación destinada a crear la apariencia de actitud dialogante por parte de la "comunidad internacional" que, subordinada a EE.UU., ya había decidido intervenir. Con objeto de responsabilizar al gobierno yugoslavo del fracaso del intento de solución pactada, se intentó ocultar que el precio de la paz era la invasión del territorio yugoslavo por las fuerzas de la OTAN.
Finalmente, los preparativos de la guerra se aceleran a plena luz del día. Tal y como reseña el CSCA en su nota informativa ,citando al Center for Defense Information, a primeros de diciembre, además de 130.000 soldados y la instalación del Comando Central de EE.UU. en Qatar "habrá un dispositivo de siete portaviones que convertirá al Golfo Pérsico en una gigantesca plataforma militar estadounidense que superará cuantitativa y cualitativamente la de la Guerra del Golfo en 1991 (cinco portaviones)".
La búsqueda de la legitimidad para un ataque militar en una resolución del Consejo de Seguridad de la O.N.U., no es más que una exhibición insultante de cinismo. En primer lugar porque la misma razón de ser de la O.N.U. es precisamente evitar la guerra y después porque, tras el hundimiento de la URSS, la capacidad de extorsión de EE.UU. deja reducidos a los gobiernos de las potencias "occidentales" a la categoría de títeres miserables. El Consejo de Seguridad ha abdicado de cualquier atisbo de posición independiente en defensa de los principios fundacionales del organismo que le da carta de naturaleza o del derecho internacional, para subordinarse a los intereses de las grandes potencias, con la aquiescencia servil y humillante – para los valores que representa – de su Secretario General.
El silencio cómplice de gobiernos y grandes medios de comunicación oculta que son EE.UU. y los países occidentales, y de forma muy destacada su socio regional Israel, los mayores poseedores, productores y comercializadores de armas de destrucción masiva y que además, como es evidente, están dispuestos a usarlas. ¿Quiénes son objetivamente, sino ellos, la mayor amenaza para la paz y la seguridad en el mundo?.
Esgrimir el completo cumplimiento de las resoluciones de la O.N.U. como pretexto para la guerra es un escándalo cuando en la misma zona del mundo, a diario, Israel pisotea decenas de resoluciones, expropiando y masacrando al pueblo palestino, sin que haya sido siquiera amenazado con bombardeos o sanciones. El cinismo llega a su culminación con unos gobiernos de la UE que mantienen vigente un acuerdo comercial preferente con Israel supeditado expresamente al respeto a los derechos humanos y políticos del pueblo palestino.
El control del petróleo iraquí, nacionalizado a mediados de la década de los 70, y el rediseño de las fronteras de los países de Oriente Medio a la medida de los intereses anglosajones y de Israel, incluyendo el aplastamiento definitivo del pueblo palestino, son los objetivos reales y explícitos de una desmesurada operación bélica destinada a imponer en Iraq un gobierno títere —incluso una restauración monárquica—, para cuyo mantenimiento será necesario ocupar militarmente el país durante 15 años con 75.000 soldados de EE.UU. y 35.000 de Gran Bretaña, tal y como se anunciado.
Como telón de fondo, la profunda recesión económica - expresada en el hundimiento de las bolsas y la necesidad estructural del capitalismo estadounidense y europeo de asegurar el control mundial de recursos y mercados. Si en el capitalismo los periodos de "paz" son simplemente un alto el fuego, en condiciones de grave crisis como las actuales, se intensifica la militarización de la economía, se endurecen las políticas represivas en el interior y las intervenciones militares en el exterior.
Ya no hay máscara. La guerra preventiva al servicio de los intereses de EEUU es la estrategia declarada ante la cual se inclinan los gobiernos intervenidos, sin que se escuchen voces poderosas de denuncia de lo que constituye un auténtico crimen contra la Humanidad y la pulverización de todos los principios civilizatorios en las relaciones entre las naciones.
La guerra está decidida, pero no es inevitable. Sólo la presión de la resistencia y la movilización popular pueden frenar el mortal engranaje bélico y la barbarie de un imperialismo más global que nunca. La lucha ha comenzado. Centenares de miles de personas en EE.UU, en los países árabes, en Europa, ...en todo el mundo, van comprendiendo que el sentimiento de impotencia, que bloquea la intervención social y política, es un suicidio civilizatorio. La comprobación de la propia fuerza es el principal instrumento de construcción de conciencia; por eso la pelea por rescatar cada mente de la dominación que garantiza la alienación es durísima, pero irrenunciable. El imperialismo es, por lo menos, tan resistible como el Arturo UI de Bertolt Brecht.
La anunciada masacre del pueblo iraquí es sólo el siguiente paso. Todos estamos en el punto de mira. Urge organizar las voluntades para detener la barbarie. Preparar desde ahora mismo y con todas nuestras fuerzas las manifestaciones convocadas por el Foro Social Europeo en todas las capitales europeas el 15 de febrero y construir la conciencia internacionalista para hacer realidad la propuesta de Huelga General si se inicia la guerra contra Iraq, son nuestras tareas prioritarias.
18 de noviembre de 2002
* Responsable de Solidaridad Internacional de IU