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La vieja Europa

1 de noviembre del 2002

Un Putin por presidente

Raúl A. Wiener
Polítika

Todavía es muy confuso. Pero lo que ya es un hecho son las felicitaciones de Sharon y Bush al presidente Putin. No vaya a ser que empiece a sentir en la conciencia los más de cien muertos, por lo menos 70 rehenes, producidos durante al operación de "recate" en el teatro de Moscú. El mandatario ruso había probado largamente ser un duro durante los bombardeos a Grozny y en el manejo de la crisis del submarino Kursk. Pero aún así el caos de los 700 civiles retenidos dentro de un gigantesco auditorio por guerrilleros dispuestos a morir era mucha cosa. Dicen que entraron porque habían empezado a ejecutar a los secuestrados y se había desatado un pánico incontrolable. Yo lo dudo. Ya se había dicho una mentira parecida con la primera fallecida, que no fue fusilada sino que cayó intentando escapar. Para gente como Putin, Fujimori, Sharon o Bush, la verdad está completamente subordinada a la razón política.
Creo, sin embargo, que el problema fundamental del Kremlin es que no podía alcanzar ninguna solución sin sangre al secuestro porque carece de algo que negociar con los chechenios. Este es un problema que tiene su raíz en las primeras reacciones de los gobernantes rusos cuando la maniobra original de Yeltsin que dejar en el aire a Gorvachov disolviendo desde abajo la Unión Soviética como un acuerdo entre la federación rusa y la mayoría de repúblicas asociadas, empezó a reproducirse dentro dela propia federación, y los chechenos, musulmanes, asiáticos y libertarios, reclamaron su derecho de autodeterminación. La represión implacable, arrasamiento de ciudades, matanzas ejemplares, frustraron temporalmente la liberación pero abrieron un abismo de sangre del que ya no se puede dar marcha atrás.
Rusia ya no puede esperar arreglos con la nación oprimida y desangrada que lleva dentro. Pero tampoco puede arreglar un desmembramiento amistoso y cooperante, ni evitar que otros pueblos sigan el ejemplo. Y como ha reducido la capacidad social y militar de respuesta de Chechenia hasta convertirla en una población prisionera en sus propias fronteras, es casi inevitable que la continuación de la lucha tome rutas de terror sobre las ciudades rusas distantes del área del conflicto directo. Para todo efecto, los chechenios con, tal vez con mayor razón histórica, los kosovares de la gran Rusia. Pero lo curioso es que Occidente no apoya su derecho a la libertad como hicieron para el caso yugoslavo. Es que Putin no es Milosevic.
Entonces es por el carácter del gobierno y de sus relaciones con las grandes potencias capitalistas, y no por el derecho que está en juego, es que se deciden las políticas y lo que se va a decir de quienes las ejecutan. Unos pueden ser masacradores de pueblos que buscan su propia forma de gobernarse; otros que hacen lo mismo son luchadores antiterroristas. Claro que, en esencia, lo que Bush necesita es a Putin como aliado de la campaña contra Irak y qué mejor oportunidad que ésta para hacerle un guiño y canjear Grozny por Bagdad. Y lo que Sharon necesita es la justificación de Chechenia para seguir azotando a Palestina. No ven que el terrorismo debería ser tratado igual en todo el mundo. Y al diablo con los sufrimientos de los pueblos que no aceptan ser oprimidos y confinados por los tanques democráticos.
Es un horror comprobar que un gobernante puede tener tanta soberbia y desprecio por la vida como para lanzar un ataque sobre un local donde habían 700 rehenes confundidos con sus captores. Pero los grandes poderes universales dicen que bien, así se hace. Los terroristas ya saben que los Estados no van a retroceder a este tipo de presiones. ¿No se dan cuenta que el próximo ataque chechenio va a ser peor que el anterior?. ¿De verdad no se dan cuenta?. ¿O es que viven del miedo de la gente y de la idea de que el mundo debe ser manejado como un gran campo de concentración?.