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La vieja Europa

27 de septiembre del 2002

¡Haber empezado por ahí!

Pedro López López

En determinadas ocasiones, la civilización y la justicia del orden burgués se muestran en su aterradora claridad, como barbarie sin disfraz y como venganza sin ley. Esto decía Marx hace unos cuantos años. Ya sabemos que Marx es muy antiguo y su sociedad no tiene nada que ver con la de hoy, pero ustedes me permitirán que alucine un poco, ya que he tenido la ocurrencia de pasarme por la fiesta del PCE y, claro, eso deja su huella.
Bueno, pues resulta que el pasado lunes, 16 de septiembre, nos desayunamos con los titulares, en prensa y en televisión, que nos revelan que Estados Unidos compartirá el petróleo iraquí con los países aliados que le echen una mano en la guerra contra Irak. ¡Hombre, haber empezado por ahí! Con el rollo de la democracia y los derechos humanos nos habíamos liado.
Esto es lo que tiene Bush: es un hombre didáctico al cien por cien, con él todo es fácil de comprender. Cuando sus asesores le preparan los mensajes, nos hacemos un lío; pero cuando es él el que se dirige al pueblo directamente, lo entendemos todo con esa claridad de la que hablaba Marx.
Ya lo ven, Bush dice: "vamos a por el petróleo, y el que quiera que nos siga, que tendrá su parte", y todos le entendemos, porque eso lo entiende cualquiera, por tonto que sea. Un señor que se dedica, con su familia, al negocio del petróleo, a por qué va a ir. Y ahora, fíjense qué sutil evolución nos plantea Bush: pasar del pensamiento único al no-pensamiento.
Electroencefalograma plano. Un tipo de pensamiento que emite unas señales tan débiles que ni el más sofisticado de los aparatos médicos es capaz de detectar. ¿No es un adelanto? Se trata de deshacerse de lo accesorio e ir a lo esencial.
Ya lo vimos en Afganistán. El mismo rollo al principio: que si la democracia, que si los derechos humanos, que si el orden internacional... un follón, vamos. Pero al final ponen a un presidente que hace diez años ha trabajado en una empresa estadounidense dedicada al negocio de los gasoductos y oleoductos, y ahora lo entendemos todo. ¿Por qué enredar las cosas, si son tan sencillas? A veces, cuando se me calienta la cabeza, me gustaría parecerme a Bush, ¡qué feliz debe de ser, qué pensamientos tan sencillos, qué mente tan limpia!



Pedro López López. Vicepresidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España