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La vieja Europa

23 de octubre del 2002

Las condiciones del debate en Suecia (I)

Carlos Revello
rodelu.net

Examinar lo que se publica en Suecia, puede parecer para alguno, ocioso. Suecia se caracteriza, en la superficie, por una derecha –conservadora y liberal- completamente falta de imaginación, de inventiva y de talento. Leer a los columnistas suecos de más renombre es pasar revista a las traducciones que esa intelectualidad establecida toma de las revistas especializadas anglosajonas. La izquierda, que debería aprovechar ese inmenso filón de debilidad intelectual para mostrárselo al gran público, permite el juego y lo tolera. Sólo en las escuelas partidarias algunos tetulianos y polemistas toman estos retazos de pensamiento burgués y –de vez en cuando- los analizan. Provocan de esa manera sonrisas, pero todo queda librado a círculos estrechos de iniciados. Desde esos círculos el ejemplo no se difunde al gran público en los sindicatos, en la vida laboral, en los círculos de estudio, en las múltiples actividades colectivas. La izquierda tiene temor de desprestigiar completamente a la burguesía sueca. No se atreve a ser implacable con la misma.
La burguesía, en cambio, no funciona así. La burguesía sueca es implacable. Hace algún tiempo atrás, la misma patronal burguesa creó una editorial: Timbro, desde la cual los principales teóricos del neo-liberalismo se difundieron entre el gran público. Se hizo proselitismo abierto, con el consentimiento de la izquierda que no intentó nada más que la denuncia puntual de la situación. La izquierda no creó un movimiento editorial alternativo. Peor aún, por motivos de "racionalización económica" la izquierda cerró diarios y revistas que tradicionalmente habían pertenecido al movimiento obrero. La situación llevó en la década del 80 y del 90 al surgimiento de una derecha moderada abiertamente orientada hacia el debate y la propaganda. En toda reunión surgían los agitadores burgueses con una agresividad y un dinamismo notable. Propagandeando el neo-liberalismo de Thatcher y de Reagan, los jóvenes moderados daban a publicidad una revista: "Contra", de clara referencia a los círculos del terrorismo que Reagan alentaba con América Central. El asesinato de Palme se inscribe en ese período.
No es casualidad entonces que en ese período los jóvenes no se sintieran para nada representados por la izquierda establecida. Se fortaleció así un movimiento anarquista que canalizó a los sectores más radicales de la juventud. Ese movimiento ha sido el principal puntal de la lucha contra el neo-fascismo y lo continúa siendo hasta el momento actual.
Sólo en los últimos tiempos y, particularmente a través de Attack, -una alternativa de izquierdas que ocupe las calle con movilizaciones y con un balbuceo de debate- ha servido para restablecer a una izquierda tradicional en completo retroceso. Pero en Attack también actúan los voceros de la izquierda tradicional que vienen a la misma sólo para quitarle filos, limarle aristas y en general pasivizarla. Entre uno y otro movimiento, un hecho: la guerra de Kosovo marca la reactivación de la izquierda. El momento fue desencadenado por un sector de la inmigración sueca, los yugoslavos, que prometieron continuar su presencia en el mismo centro de Estocolmo mientras durara la guerra y, luego de terminada ésta, mantenerla 48 horas más. Era una continuación del coraje serbio que mantenía líneas de civiles sobre los puentes del Danubio, enfrentando... con velas, a los aviadores occidentales que desde 5.000 metros de altura, bombardeaban impunemente ciudades y civiles, haciéndonos retroceder a los peores recuerdos –Guernica- de lo que es capaz la irracionalidad occidental desatada.
En aquellos momentos el Sr. Göran Persson viajaba a los Estados Unidos para abrazarce con los jerarcas de la OTAN que decidieron en su 50 aniversario, con desparpajo, anunciarle al mundo que la antigua organización "defensiva" se preparaba para tener "todo el planeta" como teatro de sus posibles y eventuales "ofensivas" democráticas. Anna Lindht, era entonces, un ministro de Relacciones Exteriores "comprensiva", de la barbarie que se hacía.
La "superficie" de Suecia, sin embargo oculta corrientes mucho más profundas y poderosas que lo que se mueve a flor de agua. No es ninguna casualidad que los más conocidos de los líderes socialdemócratas siempre han aconsejado tener el oído abierto y bien pegado a las entrañas del "movimento". Saben perfectamente, que una cosa son las alturas, y otra muy distinta lo que corre dentro de la conciencia popular. En Suecia bajo una apariencia tranquila y apacible, bajo una aparente mansedumbre, el movimiento popular siempre ha sido capaz de potentes, poderosos y extendidos movimientos de protesta popular. Los que mandan saben muy bien de esas corrientes subterráneas, las temen, e intentan interpretarlas porque es la única manera de poder intentar controlarlas. En el arte les va, la sobrevivencia política.
Las dos últimas elecciones son un claro ejemplo de esto. La socialdemocracia gana el gobierno pero hay una voluntad popular manifestada claramente de que se quiere un gobierno rojo y verde. Persson que es un tiburón socialdemócrata clásico (aparatista, arrogante, intolerante) lo ha comprendido claramente. Las capas medias intelectuales del sistema, agrupados en el partido de los Verdes, lo ha enfrentado abiertamente y con ello ha desmenuzado una gran parte de la mitología política. Los únicos que se han escandalizado han sido los sectores "tradicionales" del aparato, su apoyo electoral pasivo, los jóvenes, en cambio, han recibido con beneplácito el jueguito Verde post-electoral. Todo el mundo sabe que Göran Persson es un socialdemócrata de derecha y es por eso que cualquier movimiento político que le marque claramente que "hasta aquí bien, y más allá no" cuenta con beneplácito popular. A la socialdemocracia hay que "educarla" en que hay un mundo nuevo más allá de la "estancia privada" donde la socialdemocracia hace acuerdos con los burgueses y pretende que ellos son la "garantía" de que los sectores populares no la pasen peor. La socialdemocracia siempre ha sido un "administrador" del sistema, el "garante" de que las masas no se desborden mas allá de ciertos marcos inaceptables para la burguesía. En ese ramo –y en épocas de considerable bonanza económica- ha conducido sus tradicionales "reformas". En tiempos de crisis de acumulación del modelo, ha funcionado meramente como el mejor organismo político capaz de conducir los "aprietes del cinturón" sin que las masas rompan con la estructura política o con el collar sindical burocratizado. Poco a poco con el correr de los años el movimiento popular ha comprendido a cabalidad las reglas del juego, la mitología política sobre la que se asienta el sistema. El continuado período de recesión económica que es la norma de la economía capitalista neo-liberal actual ha contribuido a la comprensión del problema. El derrumbe del "socialismo real", que ha implicado la derechización y socialdemocratizacion de la izquierda post-comunista también.
Dentro de lo que hay, la voluntad popular marca que un gobierno rojo y verde es una garantía que la socialdemocracia no puede ya ofrecer más. Se vota entonces por la alternativa post- comunista con el contrapeso verde a efectos de que el aparato socialdemocrata tradicional no vire definitivamente hacia la derecha. Es un movimiento empírico, dictado por la experiencia, que va buscando caminos y tanteando el terreno. El movimiento ha significado desprendimientos dentro de la estructura socialdemócrata donde sus alas radicales han ganado un terreno que, institucionalmente, al seno de la organización les está permanentemente cerrado.
En este panorama político irrumpe también la demografia. Los inmigrantes son hoy ya un 20% de la población con una dinámica de natalidad mayor que la media tradicional del pais.
Esas masas de inmigrantes, etnicamente no-nórdicos introducirán poco a poco mayores modificaciones del panorama político. El sistema de partidos políticos establecidos que no ha logrado solucionar eficazmente el problema de la inmigración y su integración en el sistema laboral, lo sabe perfectamente bien. Dos políticas se intentaron: la primera de ella eran crear un elite de emigrantes integrados, capaces de ser mostrados ante la opinión pública. Los integrados sin embargo han señalado la discriminación del resto. Se han comportado como "desagradecidos". La segunda alternativa ha consistido en creer que el modelo norteamericano de integración de minorías puede repetirse en Suecia. Según ese modelo los inmigrantes son un todo diferenciado. El intento tampoco ha dado los resultados apetecidos.
Debajo de ellos hay una presión social incontenible y que se agudiza por el crecimiento de la presión democrática.
carlos.revello@chello.se .