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Derechos Humanos

13 de junio del 2002

Gobierno de transición argentino resucita doctrina de la seguridad nacional

SERPAL

El ministro de defensa Horacio Jaunarena "reflotó" la idea de unificar en un solo ministerio los temas de defensa y de seguridad. Este paso significaría destruir el andamiaje legal que se construyó a partir de los gobiernos constitucionales que sucedieron a la dictadura militar en 1983.
En aquel momento quedó claramente separado el papel de las fuerzas armadas como garante de la soberanía, de cualquier otra función de carácter policial o de seguridad interna. (En cuanto al papel de las FFAA nos referimos a lo que le asigna la Constitución).
La tribuna elegida por Jaunarena para retomar sus tesis, fue la universidad privada de El Salvador y Época, una escuela de postgrado que dirige el ex ministro menemista Roberto Dromi. El mismo panel fue compartido por el caballista Armando Caro Figueroa y el senador peronista Eduardo Menem. Otro de los panelistas, que además coincidió con las tesis de Jaunarena fue nada menos que el comandante del Ejército, el Gral Brinzoni. Este dijo "(que) por razones ideológicas y de nuestra historia - posiblemente justificadas en el pasado - hemos artificialmente diferenciado entre amenazas externas e internas. Esto no es así".
Otro de los presentes, el diputado Jorge Villanueva afirmó: "Jaunarena es un hombre de la democracia, pero con sus palabras está llamando a los militares a transgredir la ley y a hacer inteligencia interior. Lo anacrónico es volver a la vieja doctrina de tiempos de la dictadura militar y hacernos perder los logros de estos años, como la distinción entre defensa y seguridad".
El diario Clarín atribuye al Gral. Brinzoni haber dado detalles del "superministerio" que imagina. "Una pirámide: en la base la lucha contra el delito común, y la coordinación asegurada al más alto nivel" de las que bautizó, con cierta ambigüedad, como "agencias de seguridad". Sumó a este esquema "el control del espacio aéreo y de las fronteras" y dijo que "deberían ser incluidos" los organismos de documentación, aduana y migraciones. Ante la inquietud del público, más adelante debió aclarar que "no se me ocurre militarizar la policía ni hacer un ejército policial. Hablo de coordinar", se atajó. El jefe del ejército, que reflotó al menos en idea, otro proyecto que circuló el año pasado, aún antes de los atentados del 11 de septiembre, sobre un "superministerio" de seguridad.
Brinzoni expuso abundantes estadísticas del aumento de la criminalidad y una encuesta de Gallup sobre la convicción de que volverán los saqueos: "Muy posiblemente -dijo- ha llegado la hora de pensar si una buena solución no es unificar Defensa y Seguridad bajo un mismo ministerio". En el auditorio donde los panelistas exponían sus tesis, se encontraban, entre otros, los jefes del Estado Mayor Conjunto, teniente general Juan Carlos Mugnolo y de la Armada, almirante Joaquín Stella.
Los protagonistas, las declaraciones, el público, el escenario y el momento no parecen una coincidencia fortuita. Este replanteo de Jaunarena, ex ministro radical con fuertes y antiguos lazos con las fuerzas armadas, se produce en medio de una de las crisis mas graves del país, y cuando las perspectivas de una creciente protesta social están a la vista.
El gobierno y las cúpulas militares preparan el terreno para una regresión hacia las antiguas formas de control social, donde las acciones de inteligencia interna estén legalizadas para prevenir supuestas "amenazas a la seguridad interior". En su nombre se instauró hace poco mas de 25 años un sistema de terror con decenas de miles de asesinados, secuestrados, torturados y exiliados. Confían en que las angustias cotidianas hayan afectado la memoria popular. Y es precisamente ahora cuando más fresca y activa tiene que estar esa memoria para cerrarles el paso.
Ellos, estos personajes como Jaunarena o como los generales amnésicos son parte del mismo sistema y están incluidos en ese clamor de "Que se vayan todos". La movilización popular, la implicación de todos, las organizaciones sociales, las asambleas barriales, serán necesarias para detener este germen de futura represión que están incubando en las cúpulas del sistema.