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Movimientos Sociales

Jornadas Solidarias en Lugano-Mataderos en el cierre del Ciclo Argentina somos todos

El hospitalito no cura pero la solidaridad crece

El local del Movimiento Barrios de Pie de la calle Murguiondo era el punto de encuentro. Allí iban llegando chicos y chicas con sus bolsas de dormir, sus termos, sus mochilas y sus ganas de trabajar. Casi nadie se conocía, pero todos se reconocían. Ya en el 141 nos preguntábamos: żvas a las Jornadas Solidarias? Cada tanto se armaba un grupo y partía hacia el famoso "hospitalito". El hospitalito intentó ser alguna vez un hospital de niños, pero llegó sólo a ser una estructura de hormigón y ladrillos. Impresiona verlo desde lejos y mucho más entrar en él . Su presencia domina el paisaje e impacta a quienes por primera vez llegan a este lugar conocido popularmente como Ciudad Oculta, aunque algunos prefieran llamarlo Barrio General Belgrano o Villa 15.
"El hospitalito lo hizo Evita", nos informa Jorge, de tan sólo 8 años, repitiendo seguramente lo que escuchó en su casa, aunque no pueda darnos más datos ni decirnos quién fue Evita. Los terrenos que lo rodean se van a convertir en el centro de reunión para quienes participan de las Jornadas Solidarias del ciclo Argentina somos todos en esta zona del suroeste de la Capital Federal, donde, según los últimos datos censales, viven cerca de 16.000 personas en 31 manzanas. De allí partirán los grupos que trabajarán en las villas que rodean a la Oculta.
Los chicos y las chicas de Almagro fueron a la Villa 17, más conocida como Pirelli, debido a que está al lado de la fábrica de neumáticos, una de las pocas industrias que queda en la zona, famosa para quienes gustan del fútbol por su presencia en las banderas de Nueva Chicago. Las "chicas de Marcelo T.", como se autitularon las estudiantes de la facultad de Ciencias Sociales, se dirigieron a la INTA, un poco más lejos.
A los estudiantes de Psicología les tocó la Villa 20, más hacia la zona de Lugano, donde algunos dicen que vive más gente que en Oculta, dato que no pudimos corroborar.
En Ciudad Oculta se quedó un nutrido grupo de estudiantes terciarios y jóvenes que participan del Taller de Educadores Populares, estudiantes de comunicación y ciencias políticas y un grupo de vecinos y vecinas de las asambleas de Mataderos y 7 Esquinas.
Natalia, estudiante de comunicación social, nos contó cómo llegó hasta allí: "Estábamos en un curso y pasó uno de los chicos contando que estaban haciendo trabajo barrial en Ciudad Oculta. Fui a averiguar y me prendí. Yo vengo los sábados a hacer apoyo escolar, pero a las jornadas es la primera vez que vengo y es bárbaro". A pocos metros de ella, en la manzana 26 y cuidando que todo estuviera bajo control, estaba Alicia Figueroa, responsable del comedor Construyendo Esperanza, donde los chicos estaban terminando un pasillo, descargaban ladrillos y cortaban hierro y alambre para preparar las columnas que permitirán techar el comedor. En él, casi 200 niños y niñas muchas veces tienen que comer parados por falta de espacio. Alicia nos comenta: "Tenemos poco espacio, por eso dijimos de ampliarlo para las jornadas. Estamos haciendo un techado para que los chicos puedan venir a comer bien, cómodos, sentaditos. Somos diez mujeres y tres hombres que trabajamos y cocinamos entre todos. Fue muy difícil conseguir los materiales, nos rompimos bastante, pero gracias a Dios después de la lucha llegó la gloria. Ahora estamos trabajando un poco cada uno porque en realidad no tenemos todo lo que necesitamos, pero vamos a trabajar hasta donde dé. Estoy recontenta al igual que todos mis compañeros porque es muy bueno ver que todos estos chicos han venido hoy o desde ayer, viernes, a dar una mano, y les estamos muy agradecidos".
Mientras, frente a ellas, estudiantes del profesorado Joaquín V. González empezaban a trazar lo que sería un camino de cemento para poder salir del hospitalito, y algunos hombres levantaban velozmente una pared y arreglaban el comedor Elefante Blanco, que funciona en la planta baja del edificio. Poco después llegaría un muchacho con un bombo y sería la hora del taller de murga, que chicos y grandes disfrutaron plenamente.
Caminando algunas cuadras, atravezando una cancha donde Scioli intentaba hacer su campaña, se llegaba al comedor Caritas Felices, donde el objetivo era ambicioso: una construcción de 5 metros por 15 de fondo. Para el domingo quedaba el llenado de las columnas y seguramente en la semana se terminaría con la loza.
Frente al comedor en obra, y aunque no participaba de la jornada, había otro comedor que aportó su espacio para la realización de la charla sobre violencia familiar organizada por la Red de Mujeres Solidarias y para el Taller de Educadores Populares del Movimiento Barrios de Pie.
Carla, de la Red de Mujeres Solidarias, nos explicó un poco de qué se trataba la actividad: "Hubo un video que sirvió de disparador para el debate. Se intentó que pudiera participar la mayor cantidad de chicas: fue bastante concurrida, había alrededor de 20 mujeres participando, y también un varón. Algunas de ellas participaron, no todas, porque es un tema bastante difícil. Varias contaron su experiencia, se pudo reflexionar sobre el tema. Había personas que sufren violencia doméstica y desde ese lugar plantearon su experiencia y charlaron en conjunto. Después se intentó correr la cosa del problema individual y plantear que es un problema social y que, como problema social, hay que buscar algunas alternativas colectivas de solución, así como resolvemos otros problemas de esa manera. Tenemos que empezar a ver de qué forma podemos colaborar, apoyar, involucrarnos con ese problema formando redes, buscando alternativas entre todas las compañeras del barrio".
A la vuelta, en la manzana 31, Max nos mostraba orgulloso el camino que habían construido y la gente nos convidó un mate cocido caliente.
Después del encuentro del Taller de Educadores Populares, donde se realizó una técnica participativa que conmovió a todos los que estuvieron presentes, fue el momento de volver al "hospitalito", para la cena. Mientras la polenta se terminaba de cocinar, fue la hora del balance del día. Decenas de jóvenes se reunieron con los coordinadores del barrio para evaluar la experiencia, pero eso es parte de otra nota.
Corresponsal de Barrios de Pie