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Movimientos Sociales

10 de noviembre del 2002

Argentina: En Florencio Varela se puso en marcha un plan político de desarticulación de los movimientos sociales
Gestores para sostener la máquina totalitaria


En la Calle

Entre el triunfalismo de quienes ven una situación pre revolucionaria cada vez que se afloja una baldosa de la Plaza de Mayo y la resignación de quienes solo se limitan a sentarse a esperar que la avanzada represiva ponga fecha de vencimiento a la lucha popular, el enemigo comienza a mostrar sus colmillos una vez más. Mientras tanto, muchos de los sectores populares no se dan cuenta de movimientos que se generan, incluso, en sus propias narices.
Pensar que el sistema sólo puede ofrecer balas (y tinta) para mantenerse en pie, es una visión demasiado estrecha para los tiempos que corren. Los planes de los de arriba se vislumbran en Florencio Varela [población obrera cercana a Buenos Aires], una zona donde el aire se corta con cuchillo y el olor a pólvora es cada vez mas fuerte.

Historia

El proyecto de las Unidades de Gestión Local (UGL), forma parte de la descentralización política de los municipios que contempla la reforma constitucional del '94. Su puesta en marcha depende del gobierno de cada localidad. A partir de setiembre de 2001, la ahora ministra de educación, Graciela Gianetasio, encabezó una comisión compuesta por tecnócratas de la cátedra de Derecho Administrativo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el representante para la provincia de Buenos Aires del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este verdadero grupo de tareas político se encargó de la confección de una propuesta de "modernización del estado municipal".
El resultado final son las UGL, que se enmarcan en el denominado Programa Municipal de Gestión Participativa. El engendro se estructura por barrio y lo componen todas las instituciones existentes (sociedad de fomento, cooperadora de la escuela, club de fútbol infantil, etc.), representantes de las iglesias y un delegado municipal o coordinador. El vacío de participación en las entidades que se dio en la última década, le permitió al PJ tomar el control absoluto de esas estructuras devenidas en sellos.
Funcionamiento
Con la administración de los planes Jefas y Jefes de Hogar como coto de caza, cada UGL es una literal unidad básica. Su funcionamiento gira en torno de una comisión directiva formada por los representantes de las entidades del barrio y con áreas de trabajo (acción social, deportes y cultura, obras públicas, defensa civil, etc.) donde los brazos ejecutores los ponen los beneficiarios del plan.
Todo parece arreglarse ahí, en el seno de la comisión directiva, en la sub comisión correspondiente o presentando un "proyecto" para que el coordinador lo "eleve" al municipio. Así la UGL hace del barrio el problema y del barrio también la culpa de ese problema (y su solución). Involucra a cada beneficiario en cuestiones de las que es responsable el gobierno municipal o provincial –como el tendido de redes de agua potable o el cobro de impuestos- y, lejos de delegar el poder de decisión, delega los costos de cada emprendimiento que llevan a cabo los vecinos.
Una vez constituidas, han acaparado al conjunto de las instituciones del barrio. Esto, principalmente, por la administración de los planes y el sostenimiento económico de parte de la comuna y la provincia. Pero también por una lógica de reuniones semanales y de cursos a sus integrantes que no permite espacio temporal para que cada entidad resuelva sus propias cuestiones.
Al manejo de los planes, se le han ido agregando paulatinamente: el plan Tierras Productivas, que implementaron en cinco meses unas 100 huertas en 43 barrios; a través de la red de Promotores Agropecuarios Barriales; 50 hornos de barro; talleres de Proyectos Productivos; un programa de Roperos Comunitarios Barriales; cría de gallinas para consumo de las familias y ahora se pretende desarrollar un programa de informatización donde consten las resoluciones de cada UGL para formar una suerte de banco de datos para "acelerar las respuestas a las inquietudes de cada barrio". Cada uno de estos programas está sostenido económicamente por el gobierno comunal o provincial.
Lejos de significar la descentralización, todo esto crea una omnipresencia del Estado municipal, donde cada cuestión parece resolverse a través de la ayuda que la UGL le pide a la comuna. Sin embargo, los tiempos de resolución se dilatan y la respuesta no llega nunca. El efecto es que la problemática no trascienda del barrio y no haya necesidad de acudir a la municipalidad para hacer el reclamo.
A principios de octubre, las UGL sumaban ya 75 en Florencio Varela. En su visita al partido, el gobernador de la provincia, Felipe Solá, entregó un subsidio de $ 1500 a cada una de ellas (esto es $ 112 mil).
Con todo, hay cuestiones en las que las UGL hacen agua. Su cara visible es siempre el desprestigiado puntero y su clientelismo –que caracteriza a su militancia peronista-. Se dilata la resolución de los problemas principales del barrio. Una red inmensamente burocrática y relaciones jerárquicas (o espacios propicios para ello). Pero, por sobre todo, este es el momento mas flojo de su desarrollo, porque está en etapa de surgimiento: ellos también están experimentando.
En la cancha se ven los pingos
Es importante apostar a la desarticulación y desentramado de las redes que conforman a las Unidades de Gestión Local por varias razones. No es casualidad que de los 2000 municipios que existen en el país, se lleven a cabo en Florencio Varela. Se trata del tercer partido mas pobre del conurbano; el que mas creció en población de los últimos 10 años (mas del 50 %); el que tiene una tasa de desempleo que ronda el 30%, y llega al 50% si se suma a los sub ocupados(1).
Pero también porque es (junto con La Matanza) icono de la lucha piquetera en Buenos Aires. Allí confluye una de las tendencias mas fuertes de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón y el Movimiento Teresa Rodriguez junto a otros movimientos mas pequeños.
Y no es menor que al contrastar la efectividad de la ayuda social en los municipios, el intendente varelense Julio Pereyra se enorgullezca de "tener una fuerte red social" ante un auditorio de mas de 500 jefes comunales de todo el mundo, nada mas y nada menos que en unas jornadas que organizó la fundación Creer y Crecer (de Mauricio Macri) en el Hotel Hilton.
En agosto pusimos en evidencia un proyecto del ex ministro de seguridad de la provincia, Luis Genoud, de montar cinco sub comandos de policía en los barrios en donde tienen su trabajo mas fuerte cada uno de los movimientos de desocupados de Florencio Varela. Pues bien, el actual ministro, Juan Pablo Cafiero ratificó la vigencia de tales planes. A esto se le suma un convenio firmado entre la municipalidad de Berazategui con la policía federal para realizar "maniobras de entrenamiento" en terrenos vecinos al Parque Industrial de dicha localidad (sobre la ruta 36, a pocos metros de la Rotonda de Alpargatas), a cambio de que la fuerza "mantenga limpia la zona".
Por un lado asistimos a la puesta en marcha de la contención social con la que el peronismo pretende recuperar la calle que ha ido perdiendo. Por el otro, una literal militarización explícita de la zona. Y todo en pos de desactivar la organización que el pueblo se viene creando desde hace casi una década.
Ya hemos presenciado cómo a paredones plagados de consignas del tipo "fuera yanquis de Afganistán" lo custodia gendarmería. Hoy, mientras las frases acerca de Irak se familiarizan con nuestras retinas, debemos estar atentos a éstos planes que se intentan desplegar en zonas que -como Florencio Varela- tanto duelen a los poderosos. Le duele al sistema por la dignidad que el pueblo va gestando; y nos duele a nosotros, que sabemos que habrá paz entre los pueblos, pero es inevitable la guerra entre las clases.
1- Ver Varela o el conurbano latinoamericano, ELN Nº45.