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Argentina: La lucha continúa

INFORMACIONES DE LA REVISTA " L´HEBDO"
EL EXTRAÑO MUNDO DE LAS CUENTAS SUIZAS MENEMISTAS

Por: Juan Gasparini*

Desde Suiza, el periodista argentino Juan Gasparini, nos hace llegar un material publicado en Ginebra sobre las presuntas cuentas suizas de argentinos ligados al mundo político, tema que hoy ha retomado importancia por la revelación realizada a través del diario "The New York Times". La información, que ya tenía estado público, como se verá, explica y da indicios para tratar de rearmar la trama y saber como fue y como se desarrollaría en la actualidad la presunta red que es investigada con demasiada demora la Justicia argentina. La prensa mundial ha puesto en el tapete la cuestión. También hay precisiones sobre el número de una de esas famosas cuentas y sobre las declaraciones de Aboghasem Mesbahi, un iraní que está colaborando con distintos estrados judiciales en torno a la actividad del sector ultraclerical iraní que habría actuado en los atentados de la Embajada de Israel en Buenos Aires y el edificio de la AMIA. Un grupo sobre el que el propio Ayatolá Kohmeini dijo antes de morir que querían "volver al desierto". Se trata del sector ultraconservador que curiosamente combina el antimodernismo (en cuanto a cultura, costumbres y vida social) con el neoliberalismo capitalista (ligado al imperialismo financiero).
Introducción de Juan Gasparini
La suerte del Procurador General de la Argentina, Nicolás Becerra, se juega en estos momentos junto con la cabeza de Lukas Mühleman, presidente del "Crédit Suisse", el segundo banco suizo, que está por rodar según el reportaje de portada que publicó el jueves 15 de febrero de 2002, la revista de habla francesa en Suiza, "L'Hebdo", que puede consultarse por Internet en el portal www.hebdo.ch
Acorralado por operaciones de blanqueo de dinero, como el reciclado de capitales de la dictadura de Nigeria, y por el tránsito de sobornos por la venta de fragatas francesas a Taiwán, y golpeado por sospechas de malversaciones bursátiles y contables en India, Japón, Nueva Zelanda y Estados Unidos, el "Crédit Suisse" agrega a su implicación directa en la caída de la empresa de aviación Swissair, su incriminación en negocios turbios con el "Banco General de Negocios" de Argentina, y su aparición en el tejido de una red de cuentas argentinas canalizando fondos opacos, entre la que se destaca la cuenta "Naranja" de Nicolás Becerra.
Revelada en la segunda edición de mi libro, "La delgada línea blanca", en junio del 2001, la existencia de esta cuenta vinculada a las investigaciones de la fortuna del clan Menem que lleva adelante el juez Ginebrino, Paul Perraudin, fue evocada nuevamente por L'Hebdo", quien anticipa que el "Crédit Suisse" de Zurich, donde se haya registrada esta cuenta, ha sido conminado a entregarla a la justicia, según las obligaciones de denunciar las cuentas dudosas impuesta por la ley helvética a los bancos desde 1998.
Conviene añadir que esa cuenta es una de las cuatro detectadas por "L'Hebdo" abiertas todas en el "Crédit Suisse" de Zurich, gracias a los oficios de la agencia de cambios "Maguitur" de Argentina, encargada de sacar los capitales del país para formalizar los depósitos de apertura de esas cuentas, la misma "Maguitur" denunciada por la revista colombiana "Cambio", dirigida por el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, por su participación en el narcotráfico. Maguitur es presidida por Ana Mosso, ex-diputada menemista, consejera en comunicación, a comienzos del 2002, del ex-presidente justicialista.
La pista de las cuentas
En Suiza, el juez de Ginebra Paul Perraudin ha pedido al Crédit Suisse de encontrar una cuenta perteneciente a Nicolás Becerra, el Procurador General de la Argentina. Por ahora, según nuestras informaciones, el banco no ha respondido. Si se descubrieran las huellas de esa cuenta, sería la trama descripta por la diputada Graciela Ocaña que podría salir a luz. Ya que por intermedio de una agencia de cambio, la sociedad "Maguitur"; y una sociedad representativa del "Crédit Suisse" en Uruguay, la "CS Consultaciones y Servicios SRL", esa cuenta de Nicolás Becerra habría sido abierta en el comienzo de los años 90, como reveláramos en un artículo del 17 de enero de 2002. El procurador no sería el único en haber utilizado la discreta "Maguitur". Según nuestras fuentes, al menos otras tres cuentas fueron abiertas en el Crédit Suisse por el tinglado de agencias de cambio.
¿Será hecha la verdad sobre las sospechas cada vez más molestas que pesan sobre la estructura del Crédit Suisse en Argentina y Uruguay?. Es precisamente lo que espera la Comisión Federal de Bancos que ha pedido al banco un informe detallado sobre sus actividades en la región. Resta por saber si será completo: para redactarlo, la oficina de Buenos Aires ha sido llamada a manifestarse.
Traducción de la nota del semanario suizo " L'Hebdo"
"El ex-presidente peronista en la mira de la justicia ginebrina. El procurador general de la Argentina podría ser el próximo en la lista. Suficiente como para desquiciar el tablero político en Buenos Aires.
I. Las cuentas de Menem y de su secretario
II. Sobre la pista de un íntimo del presidente
III. La cuenta del procurador general
Testimonio abrumador
Por Agathe Duparc y Cathy Macherel
Aparentemente, Carlos Menem se mantiene maravillosamente. A los 71 años, el antiguo presidente de la Argentina acaba de iniciar su luna de miel en Chile y en México, junto a su nueva esposa Cecilia Bolocco, antigua Miss Universo. Esta escapada amorosa había sido anulada in extremis en junio pasado, cuando el fogoso septuagenario fue arrestado, acusado por la justicia argentina de haber encubierto un vasto tráfico de armas a destinación del Ecuador y de Croacia.
Desde entonces, mucha agua pasó bajo el puente. Finalmente liberado en noviembre, por decisión de la Corte Suprema argentina, Menem prepara su gran regreso, sobre fondo de bancarrota económica y social en Argentina.
No pasa un día, en efecto sin que vaticine su reelección en los comicios presidenciales de marzo 2003, o que ataque violentamente su antiguo compañero peronista, Eduardo Duhalde, arribado a principios de enero a la cabeza de un Estado moribundo.
Sin embargo, este escenario optimista esconde otro, marcadamente más inquietante para el antiguo presidente. Para el clan Menem - en el poder desde 1989 hasta 1999 - las malas noticias podrían, esta vez, venir de Suiza.
Según las informaciones que tiene L'Hebdo, el juez ginebrino Paul Perraudin, conocido por su profesionalismo y su agresividad, ha sido designado a mediados de diciembre para instruir un proceso a escala cantonal de blanqueo de capitales involucrando a Menem y su círculo. El sumario ha sido abierto el 19 de septiembre último por el juez Claude Wenger a raíz de una denuncia proveniente de dos bancos suizos.
El juez argentino Jorge Urso aprovechó la ocasión para enviar una comisión rogatoria a Suiza. Este asunto podría ahora tomar nuevo impulso. Tanto más que ocurre en el momento más indicado en la
Argentina. En Buenos Aires, el presidente interino Duhalde, por el momento trabado en sus movimientos por un aparato judicial en manos de cercanos a Menem, sueña con cerrarle definitivamente el pico a su nuevo adversario.
Ginebra, que no tiene reparo alguno por este contexto político, continúa con la investigación. Además del bloqueo de dos cuentas, una de la familia Menem, la otra de su secretario particular, hechas públicas en octubre 2001, hemos sabido que nuevas cuentas sospechosas han sido señaladas por los bancos. Sin dudas, desde la surrealista liberación de Menem y la separación de la causa del juez argentino Jorge Urso, puede temerse que las demandas judiciales concernientes a un tráfico de armas por valor de 100 millones (ndlt: de francos suizos) en el cual el clan Menem está comprometido hasta el cogote, no serán más transmitidas a Ginebra.
Pero ya existen suficientes elementos como para que Paul Perraudin se obstine. Tal como cierta lista de 200 nombres, de la cual "L'Hebdo" logró procurarse una copia, y que da una idea de la amplitud de la corrupción argentina.
De cualquier modo, este affaire ha sido juzgado lo suficientemente serio como para que Carlos Menem - que hasta ahora gritaba "complot político" - alquile los servicios de un abogado ginebrino: Pascal Maurer. Este último fue, hace ya unos años, el defensor de Luis Martínez, un militar argentino torturador.
Y no es todo. El juez Perraudin podrá igualmente "nutrirse" de dos comisiones rogatorias argentinas transmitidas hace algunos días, tal como lo confirma Folco Galli, vocero de la Oficina Federal de la Justicia en Berna. Último refrito de Gabriel Cavallo, magistrado de Buenos Aires, estos documentos versan sobre un cercano a Menem, Alberto Kohan, antiguo secretario general de la presidencia.
Finalmente y más que nada, la morsa amenaza con cerrarse sobre el actual procurador general de la Argentina, Nicolás Becerra, quien, según una fuente argentina, dispone desde agosto 1991 de una cuenta en el Crédit Suisse Zurich. Figura clave del poder argentino, citado en numerosos casos de corrupción, pero jamás interrogado al respecto, el procurador a quien Menem debe su liberación se empecina en acallar todo escándalo que involucre al antiguo presidente argentino. El descubrimiento de una cuenta en Suiza que le pertenece podría dar desquiciar el tablero.
I. Las cuentas de Menem y de su secretario
Carlos Menem siempre escapa a la Justicia. En parte blanqueado en el espeso expediente acerca del tráfico de armas, gracias a Nicolás Becerra, su amigo el procurador general (leer más abajo), desembarazado de un juez demasiado curioso, el ex-presidente de una Argentina arruinada puede construir su regreso político con toda tranquilidad. Sin embargo, hay un "bug" en ese plan. Tal vez tal "bug" se encuentre en Suiza, donde la justicia tiene las manos libres para continuar las investigaciones frenadas en Argentina.
Todo comenzó a principios de agosto 2001. Paralelamente con una investigación parlamentaria sobre blanqueo de capitales llevada a cabo por la diputada Elisa María Carrió, el juez federal argentino Jorge Urso, que viene investigando desde 1995, hace llegar a la justicia suiza una pequeña bomba. Se trata de una comisión rogatoria atada a un tráfico de armas a destinación del Ecuador y de Croacia, organizado desde la Argentina entre 1991 y 1995. Balance de la operación: 60 millones de dólares extraviados en los bolsillos de altos dignatarios argentinos, con la familia Menem a la cabeza.
Este documento, del cual "L'Hebdo" tiene una copia, establece una lista de 200 personas susceptibles de poseer cuentas en diversos bancos helvéticos. El Observatorio del Crimen Organizado, con sede en Ginebra (OCO), comisionado el verano (ndlt: boreal) pasado por la Comisión Carrió, ha pasado todos estos datos - nutridos por un reporte del Senado norteamericano acerca de los circuitos de blanqueo de capitales - por la zaranda, descubriendo al menos 40 vínculos con Suiza.
La justicia ginebrina se ha concentrado por el momento en Menem y su familia. A principios de octubre pasado, dos cuentas fueron bloqueadas: Una pertenece a una misteriosa sociedad, tras la cual se esconde Ramón Hernández, el secretario particular de Carlos Menem. Varios millones de dólares están depositados en ella. En la otra, descubierta en el UBS de Ginebra, existe un depósito de 650 000 dólares, cuyos beneficiarios son la ex-esposa de Menem, Zulema Yoma, y su hija, Zulemita. Pero, una nota interna del juez de instrucción ginebrino Claude Wenger, entonces a cargo del expediente, menciona que "la cuenta [está] también a nombre de Carlos Saúl Menem y es aparentemente él quién [ha] abierto la cuenta." Precisa más lejos que el dinero que se encuentra en ambas cuentas representa "un monto total inferior a 10 millones de dólares".
Según nuestras informaciones, otras cuentas sospechosas habrían sido señaladas a la oficina de comunicación en materia de blanqueo de capitales. Porque el affaire es vasto. El 20 de septiembre, el juez Urso ha efectivamente enviado un complemento de información en el cual figura nuevamente el nombre de Menem. Esta vez, ligado con un personaje bien conocido de la justicia ginebrina: Monzer Al-Kassar.
Este traficante de armas sirio, primo lejano de Menem, se ha visto confiscado sus activos por una corte ginebrina en julio último, en un caso de venta ilegal de armas polacas en los Balcanes. Puede suponerse que ahora Paul Perraudin, que ha retomado el expediente argentino, se interesará por su rol en el caso de las exportaciones ilegales hacia el Ecuador y Croacia. El juez ginebrino ya no podrá, sin embargo, contar con las informaciones del juez Urso, repentinamente apartado del expediente a mediados de diciembre, tras casi siete años de investigaciones.
II. Sobre la pista de un íntimo del presidente
El reemplazo del juez Urso no logró impedir la transmisión de una nueva comisión rogatoria al juez Perraudin, hace pocos días atrás. Este documento -del cual "L'Hebdo" ha podido procurarse una copia vía la Argentina-, firmado por el juez Gabriel Cavallo, se interesa a Alberto Kohan, ex-secretario general de la presidencia Menem. Bajo investigación por enriquecimiento ilícito entre 1989 y 1999, este amigo íntimo de Carlos Menem está también estrechamente mezclado a sus negocios: su nombre aparece en las investigaciones sobre corrupción y tráficos de armas.
En su requerimiento a la justicia helvética, Cavallo precisa que Kohan es propietario al 100% de una sociedad minera basada en las islas Caimanes, Argmine Investments, en la cual una sociedad suiza, Cap Con S.A., poseería una participación del 10%. El juez de Buenos Aires solicita a su homólogo suizo investigar acerca de eventuales movimientos financieros entre ambas sociedades y de descubrir la pista de la cuenta Nº BSWI902SU9504ARG en la SBS (hoy una nueva entidad: UBS). Si bien sospechan Argmine Investments de haber participado en operaciones de blanqueo de capitales, los investigadores argentinos ignoran en cuál sucursal de la SBS ha podido ser abierta la cuenta.
¿En las islas Caimanes? ¿En Suiza? ¿Existe realmente tal cuenta? El UBS se abstiene de cualquier comentario. Alberto Kohan, hoy a la cabeza de una fundación de ayuda a las empresas, ha desmentido estas informaciones, pero no ha iniciado querella alguna.
¿Y que dice la sociedad Cap Con, basada en el cantón de Zug y activa en la reestructuración de empresas? Consultado telefónicamente, su administrador, Erwin Steinmann, refuta categóricamente estas acusaciones: "Si, una comisión investigativa parlamentaria ha mencionado el nombre de mi sociedad, pero he informado a Elisa Carrió (ndlr: la autora del reporte) que todo esto es absurdo." ¿Y Argmine Investments? "Jamás he oído ese nombre."
Erwin Steinmann conoce la Argentina, en donde ha realizado transacciones comerciales acerca de las cuales se rehúsa a dar los detalles, y su hermano trabaja como consejero financiero en Buenos Aires. El administrador recuerda simplemente que "ciertos Argentinos", cuyos nombres se fugaron de su memoria, "habían intentado adquirir una de mis sociedades, Software Partners. Pero como esto me parecía turbio, me rehusé y la sociedad fue liquidada."
Según él, una sola explicación posible: "Tal vez alguien ha usado el nombre de Cap Con.". Hecho extraño: la sociedad Software Partners, junto con Cap Con, es cuestionada en el reporte final de la comisión Carrió.
En todo caso, "plagiado" o no, el nombre de la sociedad Cap Con, que se llamaba Neue Contra (ndlt: Nueva Contra en alemán) hasta 1983, se permuta en todas sus variantes en las investigaciones preliminares de la Comisión parlamentaria argentina.
Ahí se menciona la existencia de conexiones entre sociedades con nombres curiosamente similares: Capcom, sociedad con asiento en Londres, implicada en un proceso norteamericano por haberse encargado "de blanquear el dinero de Manuel Noriega". También Cap Co AG, empresa alemana, que se llamaba aún Noue (ndlt: probablemente un error tipográfico) Contra en 1984 (!), que debería ser relacionada con un traficante de armas austriaco y con Abou Monawar, el seudónimo de Monzer Al-Kassar.
¿Se perdieron los investigadores argentinos en sus investigaciones? ¿Ha sido manipulada Cap Con? ¿O será que atrás de esos nombres a declinación variable se tejen verdaderas conexiones, en particular con Alberto Kohan? La investigación suiza podría arrojar la luz sobre estas inquietantes preguntas.
III. La cuenta del procurador general
Todopoderoso en Argentina, Nicolás Becerra, el actual procurador general, nombrado en 1998 por Carlos Menem, siempre ha aventado cualquier acusación de corrupción. Aún las más graves. Ya en junio pasado, el periodista argentino Juan Gasparini revela en la segunda edición de su libro "La delgada línea blanca" (una obra acerca del narco-terrorismo en Chile y en la Argentina, escrito con Rodrigo de Castro) que este secuaz de Menem ha abierto, al principio de los años 90, una cuenta en el Crédit Suisse de Zurich, bajo el nombre código NARANJA. Becerra amenaza con iniciar querella, pero luego "se olvida".
L'Hebdo ha intentado remontar la pista de esta misteriosa cuenta bancaria, acerca de la cual el Crédit Suisse sigue rehusando cualquier información, evocando el sacrosanto secreto bancario.
El hecho es que la Argentina no ha solicitado la ayuda judicial, con relación al más encumbrado magistrado del país.
Sin embargo, en junio último, dos procuradores federales, Carlos Rivolo y Claudio Navas, han solicitado el levantamiento del secreto bancario en lo que concierne a Nicolás Becerra. Pero chocan contra una negativa en su país (ndlt: en la Argentina, obviamente).
Numerosos indicios dejan sin embargo suponer que la cuenta existió. Una fuente argentina, digna de fe, precisa que habría sido abierta en agosto de 1991, justo después de las elecciones legislativas. Becerra dirigía entonces un estudio de abogados en la provincia de Mendoza. Algún tiempo antes, había facilitado la naturalización del traficante de armas Monzer Al-Kassar, íntimo de Carlos Menem.
Es entonces promovido a una gran carrera y finalmente elegido diputado nacional, sobre la lista peronista titulada Naranja. Como la cuenta en el Crédit Suisse que habría recibido los fondos no utilizados de aquella campaña electoral.
Es la oficina de representación del Crédit Suisse, el CS Consultaciones y Servicios S.R.L. - aún hoy basada en Montevideo, Uruguay - que habría jugado un rol de intermediaria en la apertura de la cuenta NARANJA. Siempre según una fuente argentina, Becerra recibía sus extractos de cuenta a través de la casa de cambios Maguitur, una sociedad de Mendoza, ampliamente citada en un reporte parlamentario de tres diputados argentinos como siendo uno de los ejes pivotes de un tráfico de drogas.
El director de CS Consultaciones y Servicios S.R.L., el Suizo Hans-Peter Winkler, hoy empleado del UBS, ha aceptado contestarnos telefónicamente.
Responsable, entre otras, de la provincia de Mendoza, a la cual efectuaba "numerosas visitas para prefinanciar operaciones de comercio exterior y promocionar productos del banco", dice no recordar nada, aconsejando dirigirnos al Crédit Suisse. Mostrándose sin embargo prudente, agrega: "No digo al 100% que la cuenta de este señor no existe, porque no era yo el responsable de abrir tales cuentas. Yo era intermediario. Es eventualmente posible que me haya cruzado con Becerra, pero no lo recuerdo."
¿Se hará alguna vez la luz sobre este episodio? La pelota está de ahora en más en la cancha de Suiza y de sus banqueros. El juez ginebrino Perraudin, que acaba de heredar un expediente colosal, debería, según toda lógica, empezar a meter sus narices en todas estas inquietantes informaciones.
Testimonio abrumador
Se llama Aboghasem Mesbahi, y estaría dispuesto a venir a testimoniar en un proceso de alto voltaje que está siendo actualmente ventilado en Buenos Aires: el affaire de los atentados anti-judíos que, en 1992 y 1994, golpearon la embajada de Israel y el centro comunitario AMIA en la capital argentina. Este Iraní disidente, apodado el "testigo C", ya había librado sendos testimonios, en Berlín en 1998 y en México en 2000, denunciando no solamente la responsabilidad de Irán, pero también la complicidad de Carlos Menem, pagado para ahogar la investigación.
En esos documentos, que "L'Hebdo" logró obtener, Aboghasem Mesbahi cuenta que un funcionario del gobierno de Carlos Menem viajó a Teherán después del atentado contra la AMIA y mantuvo una entrevista con funcionarios iraníes.
Afirma: "En un banco suizo llamado Banque de Luxembourg, sito en Ginebra, fueron depositados diez millones de dólares en una cuenta, cuyo número fue indicado por Menem. Una conversación acerca de este dinero fue mantenida entre Azizi (un funcionario iraní) y el enviado de Menem."
El testigo C precisa también que se trataba de un banco "situado a 200 metros del Hotel du Rhone". La "Banque de Luxembourg" no existe, y no es la sola contradicción de este testimonio. ¿Podría sin embargo tratarse de otro banco luxemburgués, sito, por alguna extraña coincidencia, en el Nro. 019 de la rue du Rhone? No debería sorprender que la justicia ginebrina se interese también a escuchar al testigo iraní."

* Juan Gasparini es colaborador de CNN en español, "El Periódico de Catalunya" en Barcelona, "El Tiempo" de Bogotá, y "El Universal" de México.