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Argentina: La Lucha continúa

9 de junio del 2002

A 3 años del Aguante Correntino

Sonia López

Pasaron 3 años de aquel 7 de junio de 1999. Fue un corte de puente masivo que, ante la falta de respuesta del Gobierno, se levantó con la consigna acordada boca a boca "nos quedamos haciendo el aguante en la Plaza hasta que resuelvan nuestros reclamos". Y nos quedamos 7 meses, sólo la represión criminal del 17 de diciembre de 1999 logró desmantelar esta gran comuna. Ha pasado tanto torrente de agua bajo el puente, que parecen décadas. Desde aquel 7 de junio en que se cristaliza un fenómeno social y político de envergadura histórica: EL AGUANTE en la Plaza 25 de Mayo de Corrientes, Plaza de la Dignidad, la lucha social y política de clases ha invadido terrenos que parecían exclusivos de algunos pocos privilegiados. La lucha desde ese entonces ocupa el terreno de lo público, de la "alta" política y comienza a hacer sudar al poder de una manera tan constante y nerviosa como nunca antes, en este último período.
Se trata de la irrupción en la escena política de la autoconvocatoria como forma de participación masiva del pueblo. Autoconvocatoria que fue reuniendo a su paso una cantidad de atributos vinculados a la autogestión social, la toma colectiva de todas las decisiones que tienen que ver con la vida de las comunidades en lucha, la reivindicación del valor de cada uno en la lucha de todos, el rechazo a las estructuras políticas y sociales tradicionales del sistema desarmando de este modo toda la estantería del consenso pasivo y sumiso que fue tejiendo el capitalismo. Autoconvocatoria que se fue conformando organizativamente a través de las asambleas de base, únicas capaces de gestar el prestigio necesario a toda acción de lucha, reclamo o petitorio. Autoconvocatoria que fue impulsando una explícita crítica al sistema de representación política que padecemos bajo las formas de esta fórmula constitucional "el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes", representación política que se fue erosionando aceleradamente al burlar repetidamente el mandato por el cual fueron elegidos para ocupar funciones en el Poder del Estado.
El pueblo sintió como un llamado de la historia, todo se vivía como un acontecimiento único y tal vez irrepetible, y se ejerció muy fuerte la osadía de "deliberar" al margen de los "representantes", y así se comenzó a consolidar una trama social inédita que tuvo su escenario principal en el Aguante de la Plaza de la Dignidad, que consistía en acampar con toldos, carpas, tendales de afiches y pancartas y banderas, poemas, cocinas de campo improvisadas, con leña se cocinaba el mate que acompañaba las asambleas, las familias tenían su principal cede en la Plaza, había que pasar por ella para ser dignos de Corrientes, era muy fuerte el apego con esta forma de lucha, llegaron a ser 200 carpas permanentes, que en verdad se trataba de 200 sectores sociales agrupados en sus respectivas Asambleas de Base que por lo regular se encontraban muchas de ellas en Asambleas de 2do. grado desde donde surgían las grandes coordinaciones y movilizaciones más contundentes y durante 7 meses este universo de acciones populares presionaron tanto al poder conservador, que toda la institucionalidad del sistema crujía con la preocupación que jamás pensaron podían sentir bajo sus sillones impunes.
Pero esta rebelión popular no se concentró exclusivamente en la Plaza de la Dignidad en la Ciudad de Corrientes. Cada pueblo del interior fue organizando el "aguante" en su Plaza Central acompañando el reclamo de toda la Provincia, y enviaban periódicamente delegaciones a la Capital para participar de las principales decisiones sobre el curso de la lucha. Por momentos se sentía hasta los huesos el aislamiento nacional con respecto a la causa de la lucha de nuestro pueblo, éramos como bichos raros, esta cosa de la autoconvocatoria no se conocía, no era bien visto incluso que el grueso del movimiento popular en rebelión no pasara por los sindicatos, por el contrario por lo general existía "a pesar del los sindicatos", salvo excepciones muy contadas, los gremios actuaban tratando de contrarrestar la hegemonía autoconvocada en todo lo que se hacía, pero para lo cual no tenían otra que estar en la Plaza y participar de la lucha tratando de hacer pesar su institucionalidad a la hora de la negociación.
Este problema de la negociación fue el drama principal del sistema para tratar de desactivar el conflicto. Era indiscutible el peso hegemónico de las asambleas de base autoconvocadas para determinar las condiciones y los puntos de discusión con el poder, esto ponía loco a los negociadores, ya que hoy negociaba con un delegado, mañana con otro, y se le quitaba la posibilidad de cooptación o compra de voluntades. La rotación de voceros y delegados transformaba a las Asambleas en impenetrables y desquiciaba el trabajo de los servicios de inteligencia.
Esta experiencia maravillosa tiene tantos aportes por brindar a todo el movimiento popular de la república, que excede el objeto de este trabajo, lo importante aquí es transmitir sobre cuál es el rasgo de continuidad, de ruptura y de gestación de nuevas formas de luchas e identidades populares nuevas. Desde este aspecto hay que decir que el "piquete" entendido como el corte de rutas y accesos importantes de ciudades y regiones, no nació en esta gesta correntina, nace en Cutral-Có -Plaza Huincol y otras luchas de Jujuy, Corrientes toma esta experiencia y la desarrolla en vías de acceso internacionales como sus Puentes, y también en sus rutas internas en los diferentes momentos del conflicto. El estallido social tampoco es algo novedoso de nuestra lucha, el Santiagazo es el principal referente de estos grandes espasmos de rebeldía popular que llegaron a quemar los principales símbolos del poder del Estado.
Lo que aporta Corrientes, es la Autoconvocatoria como identidad popular muy fuerte y eficiente a la hora de aglutinar a todo un pueblo detrás de sus objetivos rompiendo el esquema de liderazgos de la institucionalidad del sistema, lo que aporta Corrientes es el AGUANTE, son las Plazas como escenarios de acciones permanentes de presencia activa y deliberativa, caracterizadas por la ocupación de espacios públicos a fuerza de presencia y perseverancia combativa. Lo que aporta Corrientes son las Asambleas como organismos de participación e inteligencia colectiva superior, de todo el pueblo para hacer frente a las complejidades de una Protesta Global. Lo que aporta Corrientes es la violencia popular defensiva implacable, como aquel poco conocido 28 de julio, cuando el pueblo correntino corrió a cascotazos (literalmente) a Gendarmería Nacional, ante su acción represora en un histórico día de corte del Puente Gral. Belgrano. Lo que aporta Corrientes también son sus memorias del futuro, anticipa actitudes de un Gobierno que recién comenzaba como el de Fernando De La Rúa, que el 19 y 20 de 2001 hizo lo que ya anticipó que haría dos años antes, el 17 de diciembre de 1999, cuando la Gendarmería Nacional asesinó a Mauro Ojeda y Francisco Escobar, y se desarrolló una ocupación militar de la Ciudad para aplastar el reclamo, luego de desalojar el Puente Gral Belgrano.
Pero también el 7 de Junio de 1999 nos deja pendientes de resolver el problema del Poder, porque el pueblo "deliberó" al margen de sus representantes, les negó la calidad de tales, pero no se desarrolló este proceso hasta el punto de "gobernar" al margen de sus vapuleados representantes. Las experiencias de poder popular desarrolladas en la provincia fueron interrumpidas por la represión criminal y el posterior repliegue, lo cual plantea como problema a resolver por el Pueblo: el tema de la alternativa política de poder, porque para desarrollar el poder popular en todo el potencial de su destino, debe ocupar el poder del Estado, para lo cual el pueblo debe gestar sus propias herramientas políticas de acceso y transformación del Estado.
El Poder Popular debemos desarrollarlo, en el marco de un proyecto revolucionario: antes, durante y después de la ruptura del sistema. El Problema es que el sistema lo sabe, y si el Poder Popular no rompe sus propios techos, y crece al punto de disputarle al capitalismo el poder del Estado Capitalista, para transformarlo en el marco de una profunda transformación social, el sistema emplea al Estado para interrumpir la experiencia de autonomía y soberanía popular que presupone la construcción cotidiana de ese Poder de base: el Poder Popular. Para disputar el Poder del Estado se requiere un proyecto político alternativo unificador, de vertientes revolucionarias, de experiencias de lucha, de sectores sociales en acción de masas. No hay tarea más revolucionaria hoy, que poner todas las energías en la gestación de este proyecto político alternativo, que unifique a todos los confines del pueblo argentino, para hacer posible el dilema y exigencia popular de hoy "que se vayan todos". Para que se vayan hay que echarlos y sólo será posible con una alternativa política que ponga a la Argentina en el portal de los pueblos que hacen la diferencia y que marcan conductas y dignidades.
A 3 años nos queda la memoria de una gloria irrepetible y también el aprendizaje hacia adelante, pero para que entiendan algo de la emoción que embarga a cualquier revolucionario al escribir unas líneas sobre el aguante correntino, debo repetir una frase que muchas veces nos pegamos al pecho para subir al Puente: "tal vez mañana deba decirle a mis hijos que fuimos derrotados, pero ya nunca les tendré que decir, que ahora ellos viven así, porque no me animé a luchar..."