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Nuestro Planeta

España: Consecuencias inimaginables
Prestige a cinco meses de su hundimiento

Fermín Casares
Rebelión .

"La óptima respuesta ante el naufragio evitó una catástrofe de consecuencias inimaginables."
F. Álvarez-Cascos, ministro de Fomento. 16-XII-2002 .
"En los tres o cuatro primeros días, la crisis no le pilló a todo el mundo muy bien."
M. Rajoy, vicepresidente del Gobierno. 16-XII-2002 .
"Si se dedujera que la responsabilidad está en alguna autoridad pública, me la tendría que callar, porque estaría perjudicando al patrimonio nacional."

R. Martín Villa, comisionado del Gobierno para asuntos relacionados con la catástrofe del Prestige. 3-II-2003 .

Las atrocidades perpetradas en las últimas semanas y sus preparativos han eclipsado casi por completo lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo tras el hundimiento del Prestige. Los horrores de la batalla de Iraq en esta nueva guerra imperial han sobrepasado los límites de tolerancia de la gente, que ha reaccionado con manifestaciones mundiales masivas, sin precedentes equiparables en la historia mundial. Al tiempo, la relación de fuerzas entre estados parece estar sumergiéndose en un gigantesco desorden. La incertidumbre se expande entre las poblaciones y comienza a acechar incluso a los tradicionalmente menos amenazados. En tiempo de guerra, otra vez las palabras no sirven, se quedan demasiado pequeñas o demasiado grandes para describir la sucesión de espanto, catástrofes y desastres..
En medio de este escenario, volver sobre la catástrofe del Prestige es casi reencontrarse con un presente remoto, que en su día sepultó las costas gallegas y después fue sepultado por todas las personas masacradas en Iraq. Sin embargo, lo irreparable de las decisiones que se siguen tomando sobre el futuro del buque y el abandono de aspectos vitales en la larga tarea de intentar regenerar el mar hacen que sea imprescindible mantener la mirada sobre el inmenso desastre que sigue siendo el Prestige. El pasado 7 de abril una mancha de fuel de 10km de largo fue avistada a 61 millas de las Rías Bajas. Las declaraciones que el delegado del Gobierno, A. Fernández de Mesa realizó una semana después del accidente siguen teniendo total vigencia: "Hay una cifra que está clara y es que la cantidad que se ha vertido no se sabe" (20-XI-2002). Efectivamente, veintitrés semanas después de la rotura del buque no se sabe casi nada. Ni cuánto fuel se ha vertido, ni cuánto permanece en el buque, ni en qué proporción sale diariamente. Repsol ha estimado que en los tanques sumergidos permanecen 37.000tn de fuel, algo menos de la mitad de la carga, pero no existe ninguna certeza sobre este dato..
Después de la peregrinación del barco frente a las costas de Galicia, la censura informativa se ha encargado de que tampoco se sepa cuántas mareas negras se han producido hasta el momento y cuántas es previsible que se produzcan, si es que alguna administración está tratando de prever daños, cosa muy dudosa. Con la información disponible hasta el momento, parece que la situación se ajusta a lo que los expertos denominan marea negra continua. Se trata de un fenómeno que tuvo lugar en Alaska, que desde 1998 se padece en un archipiélago del sudeste asiático y que desde hace años sepulta parte de la costa nigeriana. En todos los casos, un petrolero cargado de material altamente contaminante naufragó frente a la costa y la carga no fue recuperada. La marea negra continua significa que siempre hay marea negra. Hay marea negra hasta que toda la carga sale a superficie o alguna administración implicada decide hacer algo por evitarlo (Erika. Bretaña, 1999)..
Los restos del Prestige vienen provocando desde Noviembre una marea negra continua que, según han informado las autoridades, no se tratará de atajar hasta el verano. En el caso del Prestige, la marea negra continua no es sólo de fuel; también lo es de mentiras, de negligencias y de ofensas a la dignidad de todos como personas, como ciudadanos y como pueblo. La información que ha trascendido sobre los proyectos que se están poniendo en marcha para paliar la llegada continua de fuel a las costas no alientan la esperanza. Una vez más, en esta larga marcha de irresponsabilidad y corrupción, se han impuesto criterios distintos a los técnicos en la toma de decisiones sobre esta última operación de salvamento. En el contexto de enfrentamiento interno que caracterizó a los gobiernos nacional y autonómico en los días posteriores al accidente, la empresa holandesa Smit Salvage, contratada por el armador griego en la tarde del 13 de noviembre para rescatar el petrolero y su carga, ha servido como condensador de todas las fobias de los miembros de ambos gobiernos implicados en este desastre. Al margen de las irregularidades en el rescate del barco por parte de la subcontrata del Servicio de Salvamento Marítimo y la cómplice o negligente actuación de la administración del Estado, que en estos momentos están siendo investigadas el juzgado de Corcubión, los responsables del ministerio de Fomento parecen haber decidido eliminar cualquier voz crítica en el rescate de los restos de buque, sea ésta la voz más experta o no..
Tras las olas de protestas y las mareas de fuel que siguieron a la primera gestión del accidente, el gobierno central decidió constituir un Comité Científico integrado por expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. De forma genérica, a principios de febrero, el Comité recomendó la extracción del fuel sumergido mediante bombeo como la mejor de las soluciones posibles. Y, en caso de inviabilidad técnica, el encofrado de los restos del buque en las profundidades del océano. El Comité estimaba el coste del rescate en unos 200 millones de euros y rechazaba cualquiera de los proyectos concretos presentados por las distintas empresas. A juicio del Comité ninguna contaba con la tecnología suficiente para llevar a cabo la operación, por lo que la mejor solución sería contratar los servicios de distintas empresas especializadas en los múltiples aspectos técnicos del problema. Teniendo en cuenta las dificultades del proyecto y la escasez de empresas especializadas en rescates semejantes, cabría imaginar que la empresa con más experiencia en rescates submarinos, acreditada a través de la extracción del fuel del Erika frente a las costas bretonas o el rescate del submarino nuclear ruso Kusrt, sería una de las contratadas por la administración española..
Pero nada de eso ha ocurrido. Como explicó el vicepresidente del Gobierno, M.Rajoy ante el pleno del Congreso de los Diputados el 2 de abril, la operación de rescate será llevada a cabo por la empresa Repsol, en colaboración con las petroleras Petrobas, Eni, BP, Statoil y TotalFinaElf. Ni rastro de la empresa Smit Salvage, protagonista y responsable de los recates del Erika y del Kusrt. La presencia de la Smit Salvage en todo el proceso de gestión del accidente del Prestige la ha convertido en empresa non grata para la administración central y la autonómica. Los técnicos de Smit Salvage fueron los primeros en advertir al gabinete de crisis constituido en A Coruña el 13 de noviembre de los peligros de alejar del buque, insistiendo en días posteriores, aportando informes sobre el estado del petrolero y los riesgos intrínsecos a la operación de alejamiento..
Posteriormente, esta misma opinión ha sido ratificada por más de 400 expertos de una treintena de universidades, numerosos especialistas en transporte marítimo y técnicos españoles, franceses, daneses etc. Smit Salvage, en calidad de aseguradora recién contratada por el armador griego para el rescate del buque y de la carga, desplegó a sus técnicos y medios desde el primer momento (poniendo en evidencia las irregularidades cometidas por la empresa Remolcanosa, propiedad del vicepresidente de la CEOE, F.Fernández-Tapias). Las reiteradas negativas de los responsables políticos de la delegación del Gobierno y del ministerio del Fomento a acercar el petrolero a puerto para traspasar la carga concluyeron con el abandono del barco, una vez alejado a 61 millas, en manos del la empresa holandesa. La torpe reacción de los responsables de la catástrofe llevaron a los servicios jurídicos de Fomento a iniciar acciones legales contra Smit Salvage, que fueron paralizadas de inmediato cuando el vicepresidente del gobierno, Mariano Rajoy, anunció públicamente que la decisión de alejar el Prestige fue tomada por el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos (15-XII-2002)..
Queda todavía por dilucidar si Smit Salvage ha interpuesto querella alguna contra el Gobierno español, en tanto que responsable de la pérdida de la carga y del barco. Siguiendo parte de los criterios utilizados por la UE para denegar las ayudas destinadas a catástrofes en el marco de la Unión, la negligencia con la que actuaron los responsables políticos españoles podría servir como argumento jurídico capaz de forzar una sentencia que obligue al Gobierno a indemnizar a Smit Salvage por las pérdidas económicas ocasionadas como consecuencia de su incalificable gestión del accidente..
El consorcio de empresas habilitadas por el Gobierno para llevar a cabo la extracción del fuel ya ha presentado un proyecto concreto. Desde algunos foros, la iniciativa se describe con esperanzador optimismo, mientras que en otros, los expertos prefieren esperar a las pruebas que se realizarán en verano para determinar la idoneidad de este sistema nunca experimentado de extracción por gravedad a través de unas ingeniosas bombas extensibles. Mientras tanto, el submarino Nautille no ha vuelto y las autoridades responsables no lo han convocado hasta el verano. La vigilancia de los restos del Prestige se basa únicamente en la observación aérea y marítima, con un rígido control del acceso a la zona, que impide la presencia de barcos no autorizados en el lugar del naufragio..
La opacidad, la negligencia, las irregularidades y las mentiras han presidido la catástrofe del Prestige desde el primer día y continúa siendo así. Al igual que ocurre con la guerra imperial en curso, sólo la opinión pública se perfila como actor político potencialmente capaz de contener este desastre. La política, una vez más, se revela algo demasiado serio como para dejarlo en manos de los políticos. El futuro también depende de nuestra tenacidad y de nuestra constancia.