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Medio Oriente

Denuncia la televisora árabe
hostigamiento de las tropas estadounidenses

Aumenta presión de EEUU sobre Al Jazeera


Molesta a Washington la información sobre bajas invasoras; "incita a la violencia", afirma

Robert Fisk
The Independent

Bagdad, 29 de julio.

Sólo un día después que el subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, afirmó que Al Jazeera "incitaba a la violencia" y "ponía en peligro la vida de soldados estadunidenses" en Irak, el jefe de la televisora en Bagdad escribió una airada respuesta en la que se queja de que el mes pasado las oficinas y el personal de la estación "han sido sometidos a hostigamiento con disparos de armas de fuego, amenazas de muerte, confiscación de material noticioso y múltiples detenciones y arrestos, todo ello efectuado por soldados estadunidenses".

Esta disputa sin precedente entre un ejército angloestadunidense de ocupación supuestamente dedicado a la "democracia" en Irak y una estación árabe a la que alguna vez Washington elogió por sus servicios a la libertad de expresión en el mundo árabe llega en un momento en que la fuerza de ocupación parece preparar el terreno para cerrar las operaciones de Al Jazeera en Irak junto con las del canal Al Arabiya, por supuesta "incitación a la violencia".

El procónsul estadunidense en Irak, Paul Bremen, ha hecho la advertencia oficial de que cerrará periódicos o canales de televisión que sean culpables de "incitación a la violencia", por supuesto sin explicar con exactitud qué significa esa frase.

Wolfowitz, ideólogo de derecha y ferviente partidario de Israel, es de la cáfila de consejeros que empujaron al gobierno estadunidense a la guerra con Irak sobre la base de que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva y que el derrocamiento de su régimen abriría el camino hacia un Medio Oriente nuevo y democrático.

El subsecretario se valió del igualmente derechista Fox Channel, propiedad de Murdoch, para hacer sus acusaciones contra Al Jazeera, muchas de las cuales son palpablemente falsas.

Por ejemplo, sostuvo que el personal de Al Jazeera "cuando quiere dar una cobertura favorable a algo, incluso a Saddam Hussein en los viejos tiempos, tiene una forma de torcer increíblemente las noticias (...) y ahora, en el momento en que pesca algo que pueda usar para propagar el odio y la violencia en Irak, lo difunde por todas partes".

Lo cierto, como señala en su carta el jefe de la oficina de la televisora en Bagdad, Wadah Khanfar -dirigida a Bremer, de la cual The Independent tiene copia-, es que "Al Jazeera no dio una cobertura favorable a Hussein. Tanto Yasser Abu Hilala (uno de los principales corresponsales del canal) como yo fuimos expulsados de Bagdad por el régimen anterior a causa de nuestra información. La oficina en Beirut fue cerrada en dos ocasiones por el ex ministro de Información a causa de su cobertura desfavorable al régimen, y una vez por la propia televisora en protesta por intentos de censura. Los reporteros de Al Jazeera fueron víctimas de asaltos ordenados por el ex ministro de Información, Mohamed Saeed as Sahaf, por difundir acontecimientos que presentaban al régimen bajo una luz desfavorable".

Más allá de las palabras

Sin embargo, la disputa entre la emisora y las autoridades de Estados Unidos ha ido más allá de las palabras: soldados allanaron las oficinas de la televisora en Ramadi y detuvieron a reporteros, acoso que ha sido acompañado por acusaciones de jefes militares estadunidenses -sobre todo de un tal coronel Teeples, del tercer regimiento de caballería blindada- de que Al Jazeera recibe información por adelantado de los ataques contra tropas estadunidenses.

La verdad es que a veces la estación recibe videocintas que no solicita, las cuales son entregadas en mano propia a su personal de recepción por hombres no identificados, y en ellas se muestran emboscadas militares a convoyes de las fuerzas ocupantes.

En muchos casos Al Jazeera ha decidido no mostrar los videos, pero eso no cuenta para los estadunidenses.

La historia del antagonismo verdaderamente letal entre Al Jazeera y Washington se remonta al bombardeo de Afganistán en 2001, cuando, después que la estación árabe mostró una videocinta de Osama Bin Laden, un misil estalló en su oficina en Kabul.

Luego, en los últimos días de la invasión de Irak, después que el canal mostró fotografías de civiles iraquíes mutilados por incursiones aéreas de Estados Unidos, así como imágenes en video de prisioneros estadunidenses en manos iraquíes, un jet de Washington atacó la oficina de la estación en Bagdad y mató a uno de sus reporteros. Al Jazeera había dado las coordenadas en el mapa de su oficina en Bagdad al Pentágono para evitar cualquier bombardeo accidental.

Estos estremecedores acontecimientos -que muchos integrantes del cuerpo internacional de prensa en Bagdad consideran un intento deliberado de Washington de asesinar al personal de Al Jazeera- significan que los reporteros del canal sienten que su vida corre peligro si ofenden a los estadunidenses.

Otra de las afirmaciones de Wolfowitz se refiere a la cobertura de un incidente en la ciudad chiíta iraquí de Najaf: "Al Jazeera presentó un informe totalmente falso de que soldados estadunidenses habían entrado a detener a uno de los principales imanes en esta ciudad sagrada de Najaf, Nuqtad al Sadr (sic)", señaló. "Fue un informe falso, pero lo transmitieron de inmediato."

La detallada respuesta de Khanfar -y su sentimiento de frustración- resultará familiar a cualquier redactor occidental de noticias.

"Al Jazeera en ningún momento afirmó que Muqtada as Sadr fue detenido", escribió. "Nuestro corresponsal, Yasser Abu Hilala, reportero de primer nivel con 13 años de experiencia cubriendo Medio Oriente, señaló que había recibido llamadas telefónicas del secretario de As Sadr y de dos de sus principales colaboradores en los que indicaban que la casa del imán fue rodeada por fuerzas estadunidenses después de que llamó a formar un ejército islámico. Las llamadas no sólo fueron hechas a nuestras oficinas, sino a todas las oficinas de los seguidores de As Sadr en Bagdad, lo cual condujo a que 45 minutos después se realizara una masiva manifestación frente al Palacio de la República, de la cual dimos cuenta junto con el New York Times, CNN y otros medios."

Khanfar añade que "cuando Abu Hilala intentó contactar al centro de información pública del ejército estadunidense, éste ni siquiera sabía de la manifestación que se llevaba a cabo en su propio patio trasero, ya no digamos de lo que ocurría en Najaf. Cuando finalmente el ejército desmintió haber cercado la casa de As Sadr, 24 horas después, también lo reportamos".

El directivo de Al Jazeera sospecha que la mala traducción de sus envíos significa que "verdades a medias y falsedades totales sobre nuestra información llegan a Washington, a Bagdad y a todas partes".

Recordando sin duda los ataques con misiles a las oficinas de la televisora, también indica en su carta a Bremer que "la mala caracterización de nuestros reportes hecha por Wolfowitz y otros es una forma de incitar a la violencia contra Al Jazeera, el primer canal árabe de televisión en practicar un periodismo profesional, de estilo occidental, libre de la notoria censura tan prominente en el resto de Medio Oriente".

Khanfar llama a Wolfowitz a retractarse de sus acusaciones y a ofrecer una disculpa. Pero la verdadera causa de la molestia de Washington ha sido siempre la poderosa cobertura que hace Al Jazeera del sufrimiento árabe y musulmán, y su capacidad de reflejarlo en millones de hogares en Medio Oriente.

Y puesto que el gobierno de Bush ni explicó ni se disculpó por su deliberado bombardeo de las oficinas de la estación en Kabul y Bagdad, Khanfar no tiene la menor posibilidad de recibir una disculpa de Wolfowitz.

© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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