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Medio Oriente

10 de julio del 2003

Los casos Sharon y Franks en Bélgica
Aprendiendo la lección: la Jurisdicción Universal belga bajo amenaza

Laurie King-Irani
Comité de Solidaridad con la Causa Arabe
"El intrincado entramado de la legalidad internacional uno de los más nobles compromisos del sangriento siglo XX se encuentra en serio peligro. La feroz oposición de EEUU al TPI, a lo que hay que sumar los acontecimientos en Bélgica, limita o debilita las jurisdicciones en las que las víctimas de las atrocidades pueden verse resarcidas."

El 23 de junio de 2003 en un acto de ingerencia sin precedentes en los procesos judiciales y políticos de un Estado, el gobierno de EEUU forzó al gobierno belga a dejar sin contenido la admirable y progresista legislación belga sobre Jurisdicción Universal (coloquialmente, "Ley Anti-atrocidades"), la cual ya sufrió una meticulosa remodelación en el parlamento belga hace dos meses. EEUU temía que esa ley, que incorpora la legislación internacional a la legislación nacional belga, pudiera llevar al procesamiento de militares o de altos cargos del gobierno estadounidenses, o a su posible detención en Bélgica. Existen numerosos impedimentos legales para llevar a cabo esas posibilidades. Bélgica ha subrayado todos ellos en un intento de evitar la presión de EEUU pero sin resultado frente a las poderosas técnicas de persuasión del secretario de Defensa Donald Rumsfeld [1]

Presiones del Departamento de Defensa

A pesar de que era altamente improbable que algunos de los casos llevados contra oficiales estadounidenses a Bélgica pudieran llegar a ser investigados alguna vez en un proceso judicial, y a pesar del aplazamiento por el gobierno belga de todos los casos que se presentan contra oficiales y militares estadounidenses, con lo que tienen que volver a EEUU, Rumsfeld continuó su presión sobre Bélgica amenazado con retirar grandes cantidades de dinero para las operaciones de la OTAN y para la construcción de proyectos, e incluso advirtió repetidamente que EEUU trasladaría fuera de Bélgica el Cuartel General de la OTAN al completo a menos que la ley se suavizara.

Hablando en términos económicos, tal traslado sería para Bruselas como sacar de Manhatan la Bolsa de Nueva York. Muy pocos países podrían haber soportado tales presiones y el gobierno belga acaba de capitular, corriendo el riesgo de dejar su Ley de Jurisdicción Universal sin el componente universal. Se supone que estos inquietantes acontecimientos debilitan algunos casos importantes, casos que suponen intentos legalmente irrebatibles de alcanzar la justicia internacional en los tribunales belgas; en primer lugar un caso sobre el ex-dictador Hissene Habre y el caso histórico contra Ariel Sharon, Amos Yaron, Rafael Eitan y otros israelíes y libaneses por su implicación en las masacres aún sin investigar de Sabra y Chatila en 1982, un Crimen de Guerra sobre el que el Tribunal Supremo belga, recientemente constituido, garantizó una completa investigación judicial [2].

Regodeándose en su éxito al forzar la complicidad de Bélgica con las cuestionables concepciones de EEUU sobre una justicia global, Rumsfeld manifestó el 23 de junio con aprobación sobre la obediencia belga: "Bélgica ha aprendido la lección: sus acciones tienen consecuencias". Irónicamente, fue precisamente esa verdadera lección por la que la Ley de Jurisdicción Universal belga fue diseñada: para decir a los criminales de guerra y a los violadores de los derechos en todo el mundo que "si violas las Convenciones de Ginebra, la Convención para la Prevención de la Tortura o la Convención para la Prevención del Genocidio, has de saber que no puedes disfrutar de impunidad. No escaparás a la justicia; tus acciones tendrán consecuencias legales y judiciales".

Miles de víctimas y supervivientes de terribles abusos de los derechos humanos, tortura, genocidio, y Crímenes contra la Humanidad se enfrentan a un mundo más peligroso y oscuro hoy, mientras que aquellos que les atormentan y asesinan a sus familias, pueden respirar tranquilos sabiendo ahora que "los negocios", como siempre, seguirán igual y sus posibilidades de ser condenados alguna vez por sus crímenes son ahora otra vez escasas. Algunos analistas han afirmado que la ley belga ya no tenía sentido debido al establecimiento del Tribunal Penal Internacional (TPI) el año pasado en La Haya. Pero este nuevo tribunal, un hito, un logro en la historia de la legalidad internacional, no puede juzgar Crímenes de Guerra, Crímenes contra la Humanidad o Crímenes de Genocidio fechados con anterioridad al 1 de julio de 2002. Las atrocidades cometidas antes de esta fecha no serán investigadas jamás ni juzgadas sin la constitución de un tribunal penal internacional especial o sin utilizar los sistemas judiciales nacionales, como el ofrecido por Bélgica.

A pesar de que muchos comentaristas y analistas han intentado describir la ley belga de Jurisdicción Universal como rara, extrema, incómoda, vergonzosa, o incluso peligrosa, no es nada de eso. De hecho, la legislación belga sobre jurisdicción universal de 1993, 1999 y 2003 simplemente formaliza y codifica en el cuerpo legislativo nacional belga lo que se espera de cada uno de los estados firmantes de las Convenciones de Ginebra: procesar o extraditar a cualquiera que sea culpable de los crímenes más abyectos contra la Humanidad. Para actos de tortura, Crímenes de Guerra (por ejemplo, cualquier violación grave de las Convenciones de Ginebra) y Crímenes contra la Humanidad, la jurisdicción para juzgar no es simplemente territorial, sino universal. Todos los países no sólo tienen el derecho, sino la obligación de juzgar a tales criminales en el interés de proteger a toda la Humanidad, denegando a los criminales cualquier santuario o inmunidad. Bélgica simplemente se toma este principio en serio y lo lleva a la práctica, insertándolo en su cuerpo de leyes nacionales y dirigiéndolo con políticas claras y minuciosas. ĦOjalá que todos los países siguieran el liderazgo belga! Ningún alto cargo belga tiene que manifestar incomodidad o vergüenza por la Ley de Jurisdicción Universal. La ley, por contra, debe ser celebrada como una razón de orgullo nacional y presentada como una lección de coraje y de legislación con principios, [una ley] de la cual otros pueden aprender y obtener inspiración.

Reforzar la campaña contra la impunidad

Para quienes apoyan la campaña global contra la impunidad por Crímenes de guerra y Crímenes contra la Humanidad, el reloj se ha detenido dramáticamente tras la decisión del gobierno belga plegarse a las irracionales peticiones estadounidenses. En un mundo dominado por un único superpoder, enemigo del concepto de leyes humanitarias internacionales y de justicia global, esos compromisos para detener los peores abusos que la Humanidad puede infligirse a sí misma mediante la prevención de la impunidad, se enfrenta a grandes tareas. La primera y más importante entre esas tareas es el trabajo de educar a los periodistas, educadores, estudiantes y políticos locales y nacionales sobre el papel y la importancia de las leyes humanitarias internacionales y de las leyes sobre derechos humanos. Esas leyes nos pertenecen a todos nosotros. Existen para protegernos a cada uno de nosotros del daño y de los abusos del poder; no están para proteger a las elites, a las personas bien relacionadas y a los poderosos de ser vigilados y de su responsabilidad. Sólo en un contexto de profunda ignorancia ciudadana acerca de los preceptos, principios y prácticas de la legalidad internacional, la Ley de Jurisdicción Universal belga podría ser rechazada por ser más peligrosa que los criminales a los que debe aprehender y que los crímenes que debe evitar.

El intrincado entramado de la legalidad internacional uno de los más nobles compromisos del sangriento siglo XX se encuentra en serio peligro. La feroz oposición de EEUU al TPI, a lo que hay que sumar los acontecimientos en Bélgica, limita o debilita las jurisdicciones en las que las víctimas de las atrocidades pueden verse resarcidas.

Proteger, preservar y avanzar en el conjunto de las leyes internacionales siempre en evolución es una obligación de todos nosotros, no sólo por nuestra seguridad y por la seguridad de todos aquellos que han sufrido daños inenarrables en el pasado, sino sobretodo por las generaciones venideras que van a perder mucho si se permite el actual estado de falta de atención y respeto a la Justicia para hacer florecer primero y destruir después el marco global de responsabilidad, un marco por el que Bélgica trabajó mucho para hacer avanzar y mejorar.

El procesamiento contra Sharon

La Campaña Internacional para la Justicia de las Víctimas de Sabra y Chatila ha intentado por todos los medios jugar su pequeña parte en este esfuerzo crucial de educación. Nos mueve la preocupación y las cartas de apoyo que hemos recibido de personas de todo el mundo, agradeciendo el duro trabajo de los abogados Luc Walleyn, Michael Verhaeghe, y Chibli Mallat, asombrados por el valor de los supervivientes de la masacre y agradecidos por que nuestro caso haya llegado tan lejos como lo ha hecho en el sistema judicial belga [3].

Que el Tribunal Supremo belga se pronunciara favorablemente a las peticiones de [las víctimas] de Sabra y Chatilla en febrero pasado es un hito. A pesar de las presiones sin precedentes y carentes de principios, antes mencionadas, ejercidas por EEUU, nuestro caso todavía podría llegar más lejos en los tribunales belgas. Aún no hemos llegado al final del camino ni hemos abandonado la esperanza, puesto que el parlamento y el pueblo belga aún tienen algo que decir sobre las draconianas exigencias de Donald Rumsfeld. Además, la posibilidad de seguir con el caso en otra jurisdicción territorial, en Europa o en otra parte, todavía es una posibilidad real.

Como señalan tanto Amnistía Internacional como la Asociación pro Derechos Humanos en sus análisis sobre el uso del principio de la jurisdicción internacional en los tribunales nacionales, el ingrediente más importante para lograr con éxito enjuiciar los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad en las jurisdicciones nacionales es la voluntad política de hincar el diente a la legalidad internacional. El pueblo belga ha sido condenado por ir más lejos que cualquier otro país. Simplemente por eso. Quizás su valentía, iniciativa y compromiso con la justicia internacional inspirará a otros países para seguir un camino similar ofreciendo sus tribunales penales nacionales para perseguir los peores crímenes conocidos contra la humanidad.

Aportaremos actualizaciones, análisis editoriales y artículos al sitio Web de la Campaña www.indictsharon.net en los próximos días. Por favor visita el sitio y difunde la información. Haz tu parte en la campaña de educación sobre legalidad internacional en tu propia vida.




Notas CSCAweb

1. El 14 de mayo abogados belgas en nombre de ciudadanos iraquíes y jordanos presentaron una demanda por Crímenes de Guerra ante la Justicia belga contra el general Tommy Franks, quien dirigió las operaciones bélicas de EEUU y Reino Unido en Iraq. Esta iniciativa determiono las medidas de limitación de aplicación de la jurisdicción universal en Bélgica que reseña este texto. Sobre el enjuiciamiento al general Tommy Franks véase en CSCAweb: El Informe de los brigadistas del Estado español sobre ataques a población civil iraquí apoyará la demanda por Crímenes de Guerra presentada ante la Justicia belga contra el general Tommy Franks, http://www.nodo50.org/csca/agenda2003/con_iraq/informe2_16-05- 03.html

2. Véase en CSCAweb: El Tribunal Supremo de Bélgica dictamina que Sharon será enjuiciado por los crímenes de guerra cometidos en Sabra y Chatila cuando pierda su inmunidad diplomática, http://www.nodo50.org/csca/palestina03/sharon_14-02- 03.html

3. Véase en CSCAweb: El Tribunal Supremo de Bélgica dictamina que Sharon será enjuiciado por los crímenes de guerra cometidos en Sabra y Chatila cuando pierda su inmunidad diplomática, http://www.nodo50.org/csca/palestina03/sharon_14-02- 03.html, y enlaces correspondientes.

Indict Sharon, 24 de junio de 2003
Traducción de Paloma Valverde