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Medio Oriente

Los últimos atentados

Sin margen para la sorpresa

Txente Rekondo

Los ataques contra occidentales, y sobre todo contra norteamericanos, dejan poco margen para la sorpresa. En los últimos meses se han sucedido los ataques y atentados, algunos fallidos, contra esos intereses en Arabia Saudita. El 1 de mayo desde el departamento de Estado americano se advertía de la posibilidad de acciones «que estarían en su fase final» en la zona. Al mismo tiempo, y coincidiendo con algunas detenciones en Pakistán, un supuesto militante del Frente Islámico Internacional afirmó que «Karachi no es el objetivo principal», dando a entender además la existencia de planes para ataques de envergadura como los realizados ahora.
La elección del lugar tampoco debería extrañar, existen antecedentes en esa dirección. La consideración de Arabia Saudita como el lugar con mayor número de lugares sagrados para la comunidad musulmana ha sido desde hace tiempo un serio hándicap para EEUU. Por un lado su presencia militar en el lugar fue uno de los argumentos esgrimidos por Bin Laden para desencadenar su «guerra» contra los «infieles», pero por otro lado, el estatus de aliado estratégico hacía inviable una ruptura de relaciones desde Washington.
Los cambios operados en Irak anticipaban algunos movimientos. Desde Washington se ha anunciado la salida de las tropas de suelo saudita para reinstalarlas en el «nuevo Irak». Paralelamente, desde Riad se han acometido algunas reformas para contentar a sus aliados, sin disgustar todavía más a su propia población (liberación de algunos opositores, nombramiento de una mujer en el gabinete gubernamental...).
Sin embargo, la balanza no se inclina para ningún lado, y hace que el actual equilibrio sea difícil de mantener para los gobernantes saudíes. En Washington todavía necesitan mantener la alianza, otorgando a Arabia Saudita un papel moderador en la zona, además de la dependencia de su petróleo, mientras que desde Riad se necesita el papel protector y la ayuda económica de EEUU.
La situación de «tierra santa» del Islam hace impensable un ataque militar, que no haría más que agravar la imagen despótica de EEUU en el mundo musulmán, por ello el uso de tácticas más sutiles como la presión diplomática y política pueden aparecer en escena. Los gobernantes de Arabia Saudita esperan poder continuar con su política ultraconservadora de fronteras para adentro, y con una imagen más liberal y pro-occidental en las relaciones internacionales. Sin embargo, ataques como éstos hacen difícil mantener ese equilibrio. Independientemente de la autoría de los atentados, una cosa está bastante clara, mientras que EEUU sigue adelante con su rediseño del mundo unilateral, las respuestas violentas a sus actuaciones, sobre todo ante la comunidad musulmana, no van a cesar, y desgraciadamente en el futuro volveremos a tener noticias de acciones como éstas.
En definitiva, si desde Washington se sigue tomando todo el mundo como el teatro de sus operaciones unilaterales, probablemente, los considerados «enemigos» del gran gendarme mundial actúen en la misma línea. Hoy ha sido Arabia Saudita, ayer Yemen o Kenia, y mañana... - fuente: GARA