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Medio Oriente

29 de mayo del 2003

¿Por fin la paz en el Congo?

Etienne Kazadi Ngoy

Para los que ya no se acuerdan, el 25 de febrero del 2002, en la ciudad sudafricana de Sun City, se abría oficialmente el Diálogo Inter-congoleño y con él se abría una puerta hacia la esperanza de una paz duradera para el pueblo congoleño martirizado por cuatro años de guerra. 13 meses después, el miércoles 2 de abril del 2003, en la misma ciudad, hubo la solemne sesión de clausura de dicho proceso de diálogo entre congoleños para intentar llegar al fin de la guerra y a la reunificación del territorio nacional, para intentar llegar a la PAZ. Los 362 delegados de distintos componentes y entidades políticas y civiles congoleños se encontraron para asumir y adoptar el así llamado Acuerdo global e inclusivo, firmado por todas las partes en conflicto, unas semanas antes. Estaban todos: Thabo Mbeki, el presidente sudafricano cuyo país ofreció su capital (Pretoria) para albergar las ultimas y más delicadas etapas de las negociaciones políticas congoleñas, el mediador senegalés Mustapha Niasse (enviado especial del Secretario General de la ONU), el "facilitador" Ketumile Masire (ex -presidente de Botswana), así como muchas otras altas personalidades de la región de los Grandes Lagos. Todos se fundían en abrazos como para celebrar este "renacimiento" del Congo; sin embargo nadie puede ignorar los sentimientos que durante estos años de guerra con sus más de 3 millones de muertos, animaron estos "hermanos enemigos", sentimientos de desconfianza y casi de odio. ¿De verdad todo esto quedaba enterrado en Sun City? ¿De verdad tenían la sincera voluntad política de acabar con la guerra y trabajar por la paz? Queremos creerles y les juzgaremos por sus actos.

Pero solo con mirar de cerca dicho Acuerdo, algo nos deja perplejo e inquieto: el llamado Acuerdo global en realidad, no es más que un sutil mecanismo político para repartirse el poder entre beligerantes. Para tener contentos a todos, el presidente sudafricano propuso el tan descabellado plan 1+4, es decir un presidente de la República y cuatro vicepresidentes que se repartirían el botín de la siguiente manera: uno saldría del actual Gobierno, otro del RCD/Goma, otro del MLC y el último de la Oposición. No es todo, este esquema se observaría en todas las instituciones del Estado, el Ejército, el Parlamento, el Senado, la Territorial, etc. Nunca se ha visto algo semejante en ningún país del mundo; por eso muchos ven ya en este esquema el germen del conflicto entre el futuro gobierno de coalición encargado de conducir el país a las elecciones democráticas, después de 24 meses de transición.

El Acuerdo global reconoció a Joseph Kabila y así lo legitimó como presidente de la Republica. Valiéndose de sus nuevas prerrogativas, Joseph Kabila daba ya una fuerte señal jurídica al promulgar, el 4 de abril, la nueva Constitución de la transición y 3 días después de la promulgación de la Constitución, prestaba el juramento, el 7 de abril, ante la Corte Suprema de Justicia que le otorgaba así todos los poderes de Jefe de la Nación. Estos gestos del Presidente de la República fueron muy criticados sobretodo por los rebeldes. Sin embargo, el gesto de Joseph Kabila cortaba con cualquier especulación, ya que, jurídicamente, hasta la promulgación de la Constitución y el juramento del Presidente, habría un vacío jurídico y por tanto vacante de poder, situación de la que los enemigos de la República podían aprovecharse de alguna manera. A nuestro modo de ver, los que se molestaron con el gesto del Presidente es porque tendrían motivos secretos para aprovecharse de la situación de vacío jurídico a la cabeza del país para torpedear el proceso de paz lanzado ya irremediablemente el 2 de abril en Sun City: había que poner el tren en marcha ya, eso fue lo que hizo Joseph Kabila, ponerse, como Comandante de derecho, a la cabecera del tren.

Otro paso en el proceso de paz se dio cuando el pasado 27 de abril llegaba en Kinshasa la delegación del RCD/Goma al Comité de seguimiento de dicho proceso, dirigido por el mismo Joseph Kabila. A su llegada al aeropuerto de Ndjili (Kinshasa), Azarías Ruberwa, Secretario General del RCD/Goma declaraba ante la prensa: "nuestra presencia en Kinshasa es signo del fin de la guerra". Cada día que pasa, la reunificación del Congo se hace más realidad, se está realizando poco a poco el gran sueño del pueblo congoleño, vivir como un solo pueblo y EN PAZ. Como signo de esta esperanza, estaba previsto, el miércoles 7 de mayo, la visita de una delegación del Gobierno Kabila en el territorio ocupado por el RCD/Goma; visitarían Bukavu, Goma, Kisangani y Kindu. Sin embargo, los dirigentes del RCD/Goma se opusieron a esta visita por temor de verse desbordados por la eufórica reacción de la gente que estaba preparándoles un recibimiento especial; después de largas negociaciones, se aplazó dicha visita al sábado 10 de mayo. Llegado el día, el avión que llevaba la delegación gubernamental salió de Kinshasa a las 13 horas rumbo a Bukavu, capital del Sud-Kivu; curiosamente, a 25 minutos de aterrizar en el aeropuerto de Kavumu (Bukavu), el piloto recibió un mensaje rechazándole el permiso para aterrizar: en efecto, habían colocado toneles en la pista de aterrizaje, lo que obligó a la delegación a dar la vuelta para aterrizar en Mbuji-Mayi antes de regresar a Kinshasa. Una vez más, Ruanda y sus figurantes del RCD demuestran su determinación de entorpecer el proceso de paz y la reunificación efectiva del país. Pero el tren de la paz ya está en marcha y no hay quien lo pare; tarde o temprano tendrán que rendirse a la evidencia, porque el proceso ya empezado es irreversible.

Con el esfuerzo y la buena voluntad de todos podemos permitirnos por fin soñar con la reunificación del territorio congoleño y con el fin de la guerra. Sin embargo, el pueblo no olvida tanto sufrimiento y tantos muertos, por lo que le será bastante difícil aceptar y tolerar que sus verdugos de ayer sean sus futuros dirigentes, como si nada hubiera pasado. De todos modos, creo que los congoleños están dispuestos a asumir esta humillante situación, si es el precio que hay que pagar para lograr la paz, pero ni perdonan ni olvidan, seguro que la cita está tomada para dentro de 2 años; si hasta ahora han hablado las armas, para entonces hablará el pueblo soberano para decidir y elegir en unas elecciones libres a sus dirigentes.

¡Ojalá tanta sangre inocente derramada no lo haya sido para nada!