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Medio Oriente

Burkina Faso: Cuando la escuela se pone al servicio de la comunidad

Brigitte Perucca
Le Monde de l'Education, abril 2003, nº 313, pag.62-67) / Umoya
Cuando la escuela se pone al servicio de la comunidad Paralelamente y como complemento del sistema escolar formal burkinabé, la escuela comunitaria aporta a los adolescentes de las aldeas una educación a la vez escolar y profesional. Un verdadero apoyo económico a la comunidad.

APRENDIZAJE EN INTERNADO

¿Cómo ofrecer a la vez una formación lo más cercana a las necesidades de la población y dar a los alumnos con un bagaje escolar de nivel primario una salida profesional?.

La Fundación por un desarrollo comunitario (FDC) acaba de abrir, en la provincia de Bazéga, un centro de aprendizaje que trata de alcanzar los dos objetivos. Unos cincuenta jóvenes acaban de ingresar en él, pero, cuando alcance el ritmo de crucero, el centro albergará un centenar de matriculados.Bajo la autoridad y competencia de Béa, estos alumnos han sido reclutados en las aldeas que tienen escuelas comunitarias. Durante 18 meses o 2 años, van a vivir en el internado del centro, que tiene unas diez hectáreas de extensión. La agricultura y ganadería constituyen lo fundamental de su formación. Pero, no se trata de ningún modo de seguir un enfoque tradicional, ya que la FDC, gracias a la transmisión de nuevas técnicas, tiene la ambición de abrir nuevos mercados en Burkina.

Por eso, tres formadores fueron al Bénin para capacitarse en la cría de codornices, algo desconocido aquí. Para "que cada campesino que salga de aquí esté, al menos, tan bien como un funcionario de Ouagadougou". Una fuente de alubias, cuatro platos de mijo, dos de "gombos", uno de grano: tal es la matrícula que cada mes "pagan" los padres de los muchachos de Kuilpélé que disfrutan de la formación polivalente del centro, cuya ambición es formar agricultores y ganaderos en nuevas técnicas, prometedoras para el futuro del país. Este centro, concebido por la Fundación para un desarrollo comunitario (FDC), quiere ofrecer un futuro profesional a los adolescentes salidos de las escuelas comunitarias; esas escuelas "abiertas a cuantos han perdido toda posibilidad de ir a la escuela", explica Maria Kéré, representante de la FDC. Esta ONG, con la que trabaja el Grupo de educadores sin fronteras (GREF), está presente en Burkina desde hace doce años. La aportación de las familias parece modesta, es, sin embargo, muy pesada para algunas familias cuyas rentas se reducen a unas pocas áreas de sorgo, de mijo y, para los más afortunados, de patatas. La artesanía, a veces, completa estas flacas rentas.

Precisamente por eso, la FDC tiene interés en crear, al mismo tiempo que la escuela, una microeconomía local sostenible: cada niño recibe un ave, mientras que otra ONG ha dado a cada aldea un par de bueyes. Todo ello debe contribuir al mantenimiento de la escuela y a pagar al profesorado, igualmente formado por una ONG, en esta provincia de Bazega. Siguiendo el modelo de Kuilpélé, Burkina Faso cuenta con una cincuentena de este tipo de escuelas comunitarias en la provincia de Bazega, más varias otras en el territorio nacional. Paralelamente a la acción de la FDC, la asociación Tin Tua lleva a cabo proyectos muy similares en el este de Burkina Faso, en la zona gurmantché. Docentes descalzos Bajo el mango, el "comité de gestión" (los padres y representantes de la ONG) de la escuela comunitaria está reunido, unos días antes del inicio del curso escolar. Éste comenzará en el mes de enero, cuanda haya terminado la cosecha y esté disponible el maestro, que es elegido por la comunidad de la aldea y forma parte de la misma. Un joven alto, Tasséré Guigmata, ha sido designado. Durante los cinco meses que durará el "año" escolar, sus vecinos le ayudarán a trabajar sus campos.

Como el resto de sus colegas, ha sido formado durante ocho semanas por profesores del Instituto nacional de educación de base no regularizada.

Durante 52 días para los nuevos y 45 para los veteranos (la formación se va completando anualmente), estos docentes descalzosdeben aprender todo: la transcripción del moré, su lengua materna, y una metodología del aprendizaje de la lectura. Durante esta sesión, que se ha iniciado el 21 de noviembre, unos quince jóvenes - incluso mujeres con sus bebés - están ahí, eficazmente encuadrados por formadores expertos, como Augustin Kaboré o Mamadou Oudraogou. El nivel de instrucción de los (futuros) maestros no va más allá del bachillerato elemental, pero su motivación y el hecho de haber sido elegidos para esta tarea deben compensar su inexperiencia. "Saben que se van a convertir en la referencia de su aldea", asegura un formador. El sindicato de docentes burkinabé del sector regulado pone mala cara ante lo que, evidentemente, toma el aspecto de un cuerpo docente bis, pagado a la baja. Pero, en este país de África occidental como en muchos otros, la exigencia económica impone su lógica: la elección se restringe a la opción por una escuela "en doble turno" (mañana o tarde) y estas formas comunitarias de enseñanza, cuyo no pequeño mérito está en haber captado la adhesión de una población que ha perdido parcialmente su confianza en el sistema educativo.

En este país especialmente pobre, un de los menos escolarizados de Áfricasub-sahariana con un 42% de tasa de escolaridad y sólo un 26% de alfabetización, todos los medios son buenos con tal de hacer surgir el deseo de la escuela. Tras constatar el éxito de las escuelas comunitarias, muy extendidas en Mali y que en Burkina Faso están en la vanguardia de este combate, el gobierno ha abierto "centros de educación no regulada de base", creados bajo los mismos principios, lo mismo que escuelas "satélites". Éstas permiten escolarizar durante dos años, y en la lengua local, a niños demasiado alejados de la escuela primaria, a la que se sumarán cuando sean algo mayores. A imagen de las escuelas comunitarias, los maestros son igualmente habitantes de la aldea misma. Como Ougrado Rasmane, director y enseñante en la escuela de Basbériké, aldea situada a unos quince kilómetros de Kaya, al norte de Ouagadougou, que ha seguido una formación de dos meses y luego varios períodos de una o dos semanas de formación continua.

Lo mismo que sus colegas, juzga suficiente su salario, a la vez que reconoce los méritos de la escuela satélite: "La gente opina que sus hijos aprenden mejor que cuando lo hacen en una lengua extranjera (el francés)". El francés, que, empero, sigue siendo la lengua oficial de Burkina.

En su plan para el decenio de desarrollo de la educación de base, el gobierno burkinabé pretende apoyarse tanto en el sector formal, que a pesar de todo escolariza a la mayoría de los niños, como en el informal. Objetivo: alcanzar, en 2010, una tasa de alfabetización del 70%. Objetivo difícil de lograr cuantitativamente, depende también de la mejora de la calidad de la escuela de este país: una calidad "a la baja", confiesa con franqueza Gérard Zongnaaba, encargado de la comunicación en el ministerio de enseñanza de base y de alfabetización: de 100 alumnos que entran en clase preparatoria, sólo 20 llegan al final de la primaria y sólo 5 obtienen el BEPC (Certificado). Tanto como decir que los ambiciosos objetivos que el Estado se ha fijado no podrán alcanzarse si no "se reduce el fracaso y se mejora el rendimiento escolar", añade Claude Dalbéra, especialista en educación y desarrollo de la embajada de Francia, con quince años de experiencia en el sector educativo en Burkina Faso. Sobre estos ejes se fundamenta la presencia en este país del Grupo de educadores sin fronteras (GREF): grupo que trabaja tanto en las escuelas "ordinarias" como en las comunitarias y satélites. Burkina, lo mismo que el GREF ha rehusado optar entre la emergencia de una nueva escuela o la reforma desde el interior.

QUEDAN POR HACER ENORMES PROGRESOS

Burkina Faso o "país de los hombres íntegros", tal y como bautizó en 1983 Thomas Sankara al Alto Volta, cuenta con 11 millones de habitantes repartidos en una superficie de 274.000 Km2. En materia de educación, todos los indicadores están en números rojos. De 2,1 millones de niños de 7 a 12 años, en edad escolar, sólo el 41,3% tiene acceso a la escuela, según las estadísticas oficiales. Durante estos diez últimos años, el presupuesto del ministerio de enseñanza de base ha aumentado el 11% cada año, pero la tasa de escolarización no ha progresado más que un 6%. Pero, la tarea es dura dado que la escuela "formal" no ha sabido atraer la adhesión de los ciudadanos: no habla su lengua, no está adaptada al ritmo de vida y permanece alejada de sus preocupaciones cotidianas.

Burkina ha mantenido el ritomo escolar que prevalecía desde el tiempo de la colonización: comienzo en octubre, final de curso en junio; una cadencia que de ningún modo con la de los campesinos burkinabé, que cosechan en octubre y en consecuencia necesitan disponer de toda la mano de obra. Por eso, para hacer llegar mejor su mensaje, la FDC han adoptado incluso la palabra "keogoo" para designar su escuela, el término moré que significa "centro de iniciación", en su sentido tribal, con el fin de poner de relieve que los campesinos son "los propietarios de la escuela", explica Zacharie Zorgho.

En Kuilpélé, la escuela, paralelepípedo gris-cemento dispuesto cerca de las casas de la aldea, equipada, somera pero correctamente, de mesas y sillas, es igualmente obra de los habitantes de la aldea.

Todos los días, uno de ellos hace una visita a la clase, cuyos efectivos oscilan alrededor de 40 alumnos, chicos que han sobrepasado la edad para poder acudir al CP "ordinario". Constata la presencia de los alumnos y, si hay ausencias, interroga a las familias concernidas. Se trata de un control social estricto, acorde con las inversiones importantes realizadas por estas gentes para ofrecer a sus hijos la posibilidad de ir a la escuela. Durante cuatro años, y a razón de cuatro horas al día, los adolescentes aprenden a leer y a escribir, primero, en su lengua, el moré, la que hablan en casa, lo que constituye también un factor de apropiación de la escuela por sus padres.

Siete años después de la creación de las primeras escuelas comunitarias, este sistema paralelo de escolarización que, a petición de la ONG, escolariza por igual a chicos y a chicas, ha demostrado ampliamente su eficacia. Así pues, las escuelas comunitarias han sido creadas como contra-modelo del sector formal. "La escuela ya no cumple con su misión.

Aleja a los niños de las preocupaciones de las comunidades agrícolas. Sin embargo, la escuela es un mal necesario para formar "mejores aldeanos".

Así es como Marie Kéré resume su visión de la escuela; visión compartida por la mayoría de sus conciudadanos pobres. "Estas escuela representan un modelo alternativo y un proyecto global de desarrollo, pero que no busca nunca trabajar aislado: tratamos de implicar lo más posible la estructuras estatales", prosigue Zacharie Zorgo. "La estrategia adoptada por el gobierno es la de hacer que las cosas se hagan: el Estado fija el calendario de objetivos y confía a la sociedad civil una parte de la realización del objetivo de educación para todos; a la gente que trabaja apoyándose en sus propias fuerzas. Ello da una calidad que de ningún modo ofrece la escuela formal.

Pero este estrategia no significa que el Estado no deba comprometerse", en palabras de Maria Kéré.

Complementaria y disconforme

Una parte del equipo del GREF trabaja en la realización de un manual de lectura destinado específicamente a las escuelas comunitarias. En el menú, dos sonidos por día, ya que, para estos chicos que van a la escuela sólo cinco meses al año, hay que dar ración doble. Se han tenido en cuenta las correspondencias fonéticas entre el moré y el francés. Las palabras han sido escogidas con cuidado y forman parte del universo familiar de los alumnos (evitando palabras como "esnobismo" que figuraban en manual antiguo…) "El sector informal está revitalizando el sector formal.

La sacrosanta metodología es menos importante que antes", se alegran Paul y Monique Lacroix, miembros del GREF, verdaderos artesanos de este trabajo y antiguos maestros, adeptos fervientes del método Freinet. Siempre con el mismo espíritu de tocar todos los registros para mejorar la calidad de la enseñanza en Burkina, el GREF ayuda también a las escuelas satélite, formando este año consejeros pedagógicos e inspectores, que intervienen en el conjunto del sector no formal. Se trata de formar a formadores. "Bue-nos- días-señor-bue-nos-días-se-ño-ra": 110 cabecitas negras se levantan y saludan. En la escuela de Tiébélé, no lejos de Pô, situado a 150 kilómetros de Ouagadougou, en la provincia de Naouiri, las buenas maneras y el respeto debido al adulto siguen acogiendo a cualquier visitante que entra en la clase de Chantal, maestra de curso elemental 1.

Lo mismo en la clase de Mme. Rouamba, también de CE1 y directora de la escuela de Pô. En estas clases del sector formal, el objetivo del GREF es la mejora de la calidad, rompiendo el marco asfixiante de esta "sacrosanta metodología". Esta tentativa de quitar el polvo a un enfoque ultra-tradicional generador de fracasos (18% de repetidores) se apoya en dos pilares: la introducción de una pedagogía más diversificada y la creación de huertos, fuente de ingresos para las escuelas y de renovación pedagógica para los docentes. Desde hace unos años, se empeñan en convencer a los maestros de que modifiquen radicalmente sus sesiones de lectura por medio de la práctica de "la pedagogía en grandes grupos".

El principio no puede ser más sencillo: consiste en dividir estas clases, que tienen un número de alumnos enorme, en tres grupos y en confiar a cada uno de estos grupos una actividad (lenguaje, lectura, gramática, ortografía, etc.) diferente. Uno de los grupos se queda en el aula con la maestra, que puede de este modo hacer leer individualmente a sus alumnos, mientras que los dos otros grupos trabajan autónomamente, alrededor de unas pizarras transportables. Al cabo de unos diez minutos, cada grupo cambia de actividad. (…) .

Esta pedagogía "de grandes grupos" es una de las armas de las que dispone el GREF para quebrar la rigidez increíble que prevalece en Burkina en la organización de la clase. "Un docente burkinabé sabe el uno de octubre lo que va a enseñar el 18 de marzo". Y esto no es un chiste. Nada extraño si es resentida por los docentes como una pequeña revolución. Para vencer su timidez y reticencia el GREF cuenta también con el apoyo de dirigentes del sistema educativo, cuya palabra e influencia son decisivas. Jacques Zoundi, inspector pedagógico regional, cree en esta nueva pedagogía y quiere evaluarla de inmediato. "El curso pasado hemos sembrado un pequeño grano. Este año va a comenzar a crecer", dice. Iniciado a comienzos de los años 90, el proyecto de huertos - llamados también "actividades prácticas de producción", lo que le da una resonancia educativa - comienza a dar hoy sus frutos. Su interés es doble: se mejora la vida cotidiana con la aportación de un complemento alimentario, a la vez que se mejora la escuela.

Porque los huertos de las escuelas burkinabé desprenden un aroma de pedagogía de Freinet, que los maestros respiran con agrado. Como Joseph Paré, director de la escuela de Songo, nada descontento de hacernos visitar el huerto que se extiende a la sombra de un gran baobab. Enseña matemáticas gracias al huerto y añade que "si todo va bien, podremos pagar parte de los materiales de la construcción de alojamiento para los maestros y al mismo tiempo coles, cebollas, berenjenas y tomates para la cantina". Los huertos tiene además el mérito de aportar agua a algunas aldeas y de iniciar a los maestros en técnicas en el cultivo de hortalizas que desconocían.

El GREF ha participado también, y antes que en los huertos, en la instalación de bombas, que son ya indispensables en varios lugares. Aquí y allí se han añadido a los huertos las colmenas. Este año, uno de estos huertos ha producido un beneficio de 152,45 euros, una suma considerable en este país en el que los chavales comen en la cantina escolar gracias a Carwell, una ONG americana. Ahora bien, esta ayuda comienza a disminuir. Razón de más para desarrollar estas "actividades prácticas de producción". En un país tan pobre, estos beneficios pueden atraer codicias y provocar conflictos. Ya se han producido en una de las escuelas. No obstante, el conflicto se ha resuelto gracias a la intervención… de un sabio que ha logrado poner todo el mundo de acuerdo.