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Medio Oriente

2 de abril del 2003

"Me dí cuenta de lo estúpido que era todo" .
La historia del sobrino objetor de Benjamín Netanyahu

The Guardian
Traducido para Rebelión por L. B.

Su tío es el halcón y antiguo primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu. Pero Jonathan Ben-Artzi es un objetor de conciencia que ha cumplido varios meses de cárcel por negarse a ingresar en el ejército. Hoy se enfrenta a un tribunal militar en toda regla. Explica a Chris McGreal por qué no combatirá..

Jonathan "Yoni" Ben-Artzi al fin llegó a entender su objeción mientras deambulaba por entre las hectáreas de cruces blancas producidas por una guerra distante de esa otra en la que le ordenan combatir a él. Desafiante pero de aspecto adolescente y vulnerable, el estudiante de físicas de 20 años dice que desde que fue lo suficientemente mayor para comprender lo que significaba el ejército -un conocimiento que se adquiere bastante pronto en Israel-supo que nunca vestiría su uniforme. Pero no supo realmente por qué hasta que fue a Verdun, donde más de 700.000 hombres cayeron durante la Primera Guerra Mundial sacrificados en el altar de la futilidad. "Siempre supe que no iría al ejército, pero sólo supe la razón cuando tenía 14 años. Visitamos Francia y algunos campos de batalla y allí vi hileras interminables de tumbas", explica. "Entonces me di cuenta de lo estúpido que era todo aquello. Tantas vidas sacrificadas y ni siquiera sabían realmente por qué luchaban. Nunca les dijeron la verdad"..
A causa de sus opiniones, Ben-Artzi ha pasado más tiempo en la cárcel que ningún otro objetor de conciencia israelí. Es también el refusenik más conocido porque es sobrino de Benjamin Netanyahu, el belicoso antiguo primer ministro del país. La suya es una familia de héroes israelíes. Los abuelos de Ben-Artzi fueron célebres luchadores por la independencia de Israel, y comparte su primer nombre con un Netanyahu al que nunca conoció y que resultó muerto en el curso del audaz asalto de Entebe de 1976 para rescatar a los rehenes de un avión capturado por raptores alemanes y palestinos en la Uganda de Idi Amin..
Como uno de los 10 jóvenes encerrados por negarse a cumplir los tres años de servicio militar, Ben-Artzi ha hallado otro tipo de coraje. Ha pasado en prisión más de 200 días --jalonados por comparecencias intermitentes ante un tribunal militar--, es decir, más tiempo del que ha permanecido encerrado ningún soldado condenado recientemente por el "asesinato ilegal" de un palestino inocente. Ahora el ejército israelí está aumentando la apuesta mediante un intento sin precedentes por encerrar a Ben-Artzi durante años cuando se enfrente hoy al tribunal militar. Pero la estrategia podría ser contraproducente y obligar al estamento militar a reconocer lo que hasta la fecha se ha negado a admitir: que los pacifistas judíos efectivamente existen..
Ben-Artzi y sus compañeros objetores se diferencian de los centenares de refuseniks más viejos que cumplieron su servicio militar combatiendo hasta las puertas de Beirut o enfrentándose a los palestinos en la primera Intifada. Hoy se niegan a responder a la llamada a filas porque están en contra de la continua ocupación de la tierra palestina o de las tácticas de un ejército que impone su propia modalidad de terror y castigo colectivo a la población sometida..
Ben-Artzi es diferente. Su objeción golpea directamente el meollo mismo de aquello en lo que Israel se ha convertido, y ello claramente pone nervioso al ejército. "En Israel el ejército es una especie de Dios y se supone que yo debía adorarlo desde tan temprano como me alcanza la memoria", explica. "En la escuela teníamos actividades militares. Los estudiantes del instituto asisten a "exhibiciones de fuego" del ejército que se realizan para inducirlos a alistarse. Están haciendo una apuesta con esos niños para reclutarlos en los cuerpos de paracaidistas, de ingenieros o de lo que sea. Los llevan por un pasillo que conduce a la institución militar. Se ejerce una enorme presión social por parte del director de la escuela, los profesores, los amigos"..
El ejército posee un status mítico entre muchos israelíes. Prácticamente cada hombre es identificado por su unidad militar casi tanto como lo es por su carrera. Pero mientras que otros alumnos escogían escribir sus redacciones sobre las proezas de Moshe Dayan, Ben-Artzi escribía sobre pacifismo. Se negó a asistir a clases de judo porque había que utilizar la fuerza y nunca ocultó a nadie la aversión que le producía la militarización de la sociedad israelí..
"Cuando tenía 14 años hicimos una excursión al mar de Galilea pasando por los territorios ocupados. Le dije al profesor que yo no iba a ir porque no está bien llevar a niños de excursión a través de aldeas en las que [los palestinos] están encerrados en sus casas bajo toque de queda. Siempre tenía discusiones en la escuela. La cosa fue empeorando hasta mi último año, cuando con 17 o 18 años me llegaron las primeras órdenes para ser entrevistado por oficiales del ejército. Les dije que no me alistaría"..
Sin embargo, el ejército insiste en que Ben-Artzi no es un pacifista. La ley israelí obliga a todo varón joven, con excepción de los judíos ultraortodoxos, a cumplir tres años de servicio militar. Hace siete meses Ben-Artzi se presentó ante la coronel Deborah Chassid en el centro de reclutamiento militar y le dijo que no tenía intención de presentarse a filas. No estaba sólo. Unos pocos días más tarde otro adolescente se plantó ante Chassid y le expuso similares argumentos..
"Le dije que objeto totalmente al asesinato", dice Uri Ya'akovi, de 16 años. "No me imagino a mí mismo tomando parte en un asesinato, aunque sea indirectamente. Eso les dije, pero ellos no escuchan. Lo único que quieren es asustarte. Te dicen que en la cárcel te violarán. Dicen que eres un traidor. Otros muchachos decían que también objetarían, pero después de eso sólo unos pocos mantienen el tipo y van a la cárcel"..
Chassid sentenció a los dos muchachos a un mes de reclusión en la prisión militar nº 4, tristemente célebre porque la vida transcurre allí bajo una lona y en medio de una durísima disciplina..
Ben-Artzi ejerció su derecho a ver uno de los "comités de conciencia" que el Gobierno estableció a regañadientes tras suscribir las convenciones internacionales de derechos humanos. Cuando entró en la habitación descubrió que todos los miembros del comité eran oficiales militares en activo. "Me hicieron preguntas. Les respondí. Decidieron que no soy un pacifista. Es una decisión automática. Jamás le han reconocido a nadie su condición de pacifista. Israel es el único país donde se proclama oficialmente que los pacifistas no existen"..
El comité llegó a la interesante conclusión de que su obstinada oposición al ejército delataba cualidades de soldado y que, por consiguiente, era imposible que fuera un pacifista. "Es política", dice Ben-Artzi. "El único tipo de objeción de conciencia que reconocen es la de los judíos que alegan motivos religiosos"..
Existen otras formas para evadir la conscripción. Cada año miles de muchachos se procuran un psicólogo que les declara mentalmente inestables. El padre de Uri Ya'akovi, Adam Keller, hizo más que eso hace una década. "Me negué a servir en el Líbano, así que me pusieron de lavavajillas en un regimiento de tanques. En 1988, a principios de la Intifada, salí una noche y escribí sobre los tanques: 'Soldados, negaos a ser ocupantes y agresores. No vayáis a los territorios ocupados'"..
Keller garabateó la frase sobre 117 tanques antes de que le cogieran la segunda noche. "Aquello me costó tres meses de cárcel", cuenta. "Cuando estaba en el instituto, unos alumnos distribuyeron panfletos sobre lo que estaba pasando en los territorios ocupados. La gente decía que era imposible que nuestros soldados hicieran semejantes cosas. Hoy se leen cosas mucho peores en los diarios y a la gente no le importa. Solíamos decir que a poco que la gente supiera lo que estaba pasando todo se detendría. Ahora la gente lo sabe, pero nada se ha detenido"..
Finalmente Keller se escabulló del ejército haciéndose declarar mentalmente incapacitado. "Un psiquiatra me preguntó qué me motivaba. Le dije que me motivaba la gente que a lo largo de la Historia ha luchado por la justicia. Entonces dijo: `¿Qué tal si decimos que oyes la voz de la Historia?' Así es como conseguí mi baja del ejército: escribió en mi informe que oía voces de la Historia"..
Hace diez días su hijo, Uri Ya'akovi, decidió finalmente plantar cara al ejército ante un "comité de competencias". "Me dijeron que no querían oír hablar de pacifismo ni de objeción de conciencia", explica. "Yo dije que no quería ingresar en el ejército porque no me gusta el uniforme. En parte es cierto, ¿sabes? No me gusta el uniforme, pero magnifiqué el asunto." .
La razón oficial de los militares para deshacerse de Ya'akovi fue que "su baja motivación y moral lo hacían inadecuado para servir en el ejército", sin reconocer el principio pacifista..
La semana pasada, un brigadier general invitó a Ben-Artzi a mantener una charla con él. "No te estoy hablando de general a recluta, sino como Avi a Yoni, ¿OK?", dijo el militar. El general tenía una propuesta. Si Ben-Artzi aceptaba alistarse se le concedería "un servicio sencillo, sin armas, uniformes o entrenamiento militar". Se le encontraría un empleo en un hospital. Ben-Artzi contestó que estaba dispuesto a cumplir tres años de servicio, pero no en una organización dedicada a matar. El ejército cambió de táctica. Declaró que Ben-Artzi estaba alistado y convocó el primer consejo de guerra contra un objetor de conciencia de las tres últimas décadas. La pena máxima es de tres años -la duración del servicio militar. Aunque Ben-Artzi fue un preso modélico que nunca trató de evadirse durante los 200 días que permaneció encarcelado, fue esposado cuando abandonó su nueva celda. La que le asignaron carecía de muebles y le servían la comida sin cuchillo ni tenedor..
En la audiencia inicial el fiscal militar describió a Ben-Artzi como una persona "de catadura similar a la de un desertor o a un drogadicto", y dijo que el joven prisionero no era pacifista porque "el correspondiente comité militar ha revisado ya su caso" y ha decidido que no lo es. Añadió que dejar en libertad a Ben-Artzi "minaría la disciplina del ejército"..
La opinión está dividida acerca de si a Ben-Artzi lo están utilizando como cabeza de turco a causa de su tío. Ya'akovi opina que sí. "Creen que Yoni es el líder de esta protesta, que todos vamos detrás de él porque su familia es poderosa. Pero no es cierto", explica..
Ben-Artzi difiere, y quizá tenga razón. Su rechazo absoluto a claudicar una micra ante el ejército ha hecho de él un cliente particularmente embarazoso..
Netanyahu no se ha implicado directamente en el caso, excepto para decir que le gustaría que su sobrino cambiara de opinión. Es muy improbable que Ben-Artzi lo haga, y hasta puede que sea el ejército quien finalmente se vea obligado a modificar su actitud. El tribunal militar de hoy inicia el camino hacia el Tribunal Supremo, donde abogados defensores de los derechos humanos consideran que el joven refusenik podrá finalmente exponer su caso ante un panel de jueces civiles más susceptibles de ser persuadidos de que en Israel los pacifistas definitivamente sí existen..
Martes, 11 de marzo del 2003
http://www.guardian.co.uk/g2/story/0,3604,911588,00.html