5 de noviembre del 2003

Niña palestina de tres años, muerta de miedo el 25 de septiembre de 2003 tras una incursión del Ejército israelí en el campo de refugiados donde vivía
Guerra y defensa de los derechos humanos

Ramón Pérez Almodóvar
Rebelión
Edward Said,
A Lina Aisa

¡La guerra, es la guerra!, gritaban los vendedores de periódicos por las calles de Wall Street. Hoy, los gritos son sustituidos por las imágenes del televisor, que transmite una declaración de guerra en directo y para todo el mundo, al igual que el derrumbe de las Torres Gemelas. ¿Por qué se alegran en Nueva York con la guerra? Porque va a subir la Bolsa. ¿Por qué se preocupan o se aterrorizan (de terror) en Irak? Porque va a morir gente, mucha gente. ¿Conocen algún atracador de pacotilla que después de intimidar a su víctima no le exija su cartera, su dinero, su reloj? Hasta los zapatos se llevan de botín, si es preciso. Entonces, la invasión de un país por otro, porque lo que ha ocurrido en marzo de este año no puede denominarse guerra, ya que no ha habido un enfrentamiento entre dos o más ejércitos debido al descomunal poderío militar de Estados Unidos, una invasión, no se hace para no exigir nada. ¿Y qué hay en Irak que sea valioso? ¿Cuál es la riqueza iraquí?

La destrucción de las torres gemelas, justificación de todo lo que ha acontecido posteriormente, tiene un antecedente, al menos como proyecto: la Operación Northwoods, cuya documentación se desclasificó recientemente. Esta operación la plantearon la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y el Estado mayor estadounidense EN 1962, bajo la dirección del general Lemnitzer y fue aprobada por todos los altos mandos militares. En la Operación, se proponía secuestrar aviones para estrellarlos en ciudades estadounidenses, matando civiles, así como destruir el cohete que llevaba al astronauta Josh Glenn (citado por James Bamford en su libro NSA, 'Body of secrets', páginas 82-91). Esto lo llevaría a cabo el ejército estadounidense y se atribuiría a Fidel Castro y la revolución cubana para dar pretexto a la invasión de Cuba. Los atentados provocarían histeria masiva en EEUU, como la que se produjo después del 11-S" (1). La globalización capitalista nos permite conocer cómo viven los tutsis, los hutus o los norcoreanos, pero no permite a los tutsis, los hutus o a los norcoreanos conocer cómo viven los hutus, los tutsis o los norcoreanos, cuáles son sus condiciones reales de existencia, las causas que originan esas condiciones, las causas que originan las guerras y el hambre. El hambre es un arma de guerra, de la guerra permanente. El hambriento está, o debería estar, en guerra, pero apenas le quedan fuerzas. El hambre ha matado a más millones de personas durante el siglo pasado que las propias guerras. "Una gran parte del mundo no está enteramente convencida aún de la necesidad de terminar de una vez por todas con el hambre. Esta parte del mundo continúa pensando que es más importante mantener regionalmente altos niveles de vida y, socialmente, ciertos privilegios de clase, que combatir el fenómeno del hambre a escala universal. (...) Por cada estudio sobre los problemas del hambre, aparecen más de mil publicaciones sobre los problemas de la guerra. Para disipar todas las dudas y hacer indiscutible la primacía de la destrucción por el hambre, basta con poner de relieve el hecho universalmente observado de que el hambre constituye la más efectiva y constante de las causas de guerra y de que prepara el terreno más propicio para la eclosión de grandes epidemias", sostiene Josué de Castro en 'Geopolítica del Hambre' (2).

Pero el hambre, que debería ser el primer problema de TODO el mundo, ni siquiera se menciona en los sondeos de opinión en los que el terrorismo (¿qué terrorismo? ¿el que puede utilizarse como otra arma, también ideológica, de la guerra permanente?) ocupa siempre el segundo o el primer puesto en las presuntas preocupaciones de los ciudadanos.

La globalización capitalista nos permite conocer cómo viven los hutus o los tutsis pero nos permiten conocer la versión o las versiones que quieran que conozcamos. ¿ Cuántos informes, reportajes televisados o escritos, noticias, etc., sobre el tráfico de diamantes y otras materias primas han aparecido en los medios de comunicación de masas que a diario desinforman? ¿Han oído alguna vez los nombres de los principales firmas americanas u holandesas interesadas en que se mantenga el caos en Centroáfrica? Y la historia de los hutus y los tutsis se nos presenta como un enfrentamiento entre tribus subdesarrolladas, casi primitivas. Como se nos presenta la resistencia iraquí, organizada, como terrorismo, y no se nos presenta como terrorismo de Estado, como invasión y saqueo, el ataque sobre Irak, sino como una guerra por la libertad y la democracia, una guerra en nombre de los derechos humanos, para acabar con el dictador al que tanto apoyaron y que ya no les sirve, puesto que ya han invadido, también, Afganistán y controlan Irán por el este. El Congreso de Estados Unidos aprobó el 17 de octubre pasado un presupuesto de 87 mil millones de dólares en relación con la invasión en Irak. Pero en realidad, sólo 22 mil se destinarán a la reconstrucción; el resto es para el mantenimiento de las tropas en Irak y en Afganistán. Y respecto a los 22 mil millones de dólares para la reconstrucción, el Congreso pretende que la mitad se concedan como crédito a Irak. Lo primero que hace Estados Unidos para controlar la economía de un país es endeudarlo, ya sea directamente o a través de sus Oficinas de Finanzas externas: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Es un gran cinismo, sin duda. Pero este cinismo no hace mella en una sociedad que de tanto consumismo ha devenido en nihilista. El cinismo es otra de las características de esta sociedad.

¿Y quién nos presenta estas historias al revés? La industria del cine y los medios de comunicación de masas, especialmente las televisiones públicas, al servicio del Estado, de la razón de Estado y del Gobierno del Estado, y las televisiones privadas, al servicio del Estado, de la razón de Estado, del Gobierno del Estado y, como contrapartida, de beneficios económicos para sus propietarios. Es la primera fase en una guerra del capitalismo global: el control de la opinión pública, tanto a través de los medios de comunicación de masas como por las encuestas de opinión, dirigidas y diseñadas para decirnos lo que hay que pensar, cuáles son nuestros principales problemas (el paro, el terrorismo, la seguridad ciudadana, la inmigración, más o menos siempre en el mismo orden), encuestas cuyos resultados difunden, precisamente, los medios de comunicación.

Se nos presenta la resistencia palestina como terrorista (3) cuando se están defendiendo de una invasión que dura más un siglo, primero con el Protectorado Británico y después con la construcción del Estado de Israel, del mismo modo que se nos presenta como guerra la invasión de Irak, una invasión al margen de las leyes internacionales y de todos los tratados. En segundo lugar, la llamada segunda guerra del Golfo no es la llamada segunda guerra del Golfo. La guerra como tal comenzó en esa zona tras la llegada al poder del Ayatollah Jomeini, lo que impulsó a Estados Unidos a apoyar a Sadam Husein para frenar el avance del shiísmo. Eso produjo un episodio concreto: la guerra Iran-Irak. Pero no se puede analizar la historia como si separáramos la harina de un silo en sacos. Se trata de la misma harina. Porque según la doctrina de Washington, el control del petróleo, en todo el mundo, se ha convertido "en una estrategia de interés nacional". El próximo objetivo es la zona del Golfo de Guinea (4). Y siempre ha sido así. La historia de Estados Unidos es la historia de una invasión continua, de una guerra sin fin ((5) y (6).

En su propio continente, arrasaron a las poblaciones indígenas y no hay que olvidar que los Estados Unidos invadieron México y se apropiaron del territorio de Texas, curiosamente uno de los más ricos en petróleo. Incluso, Estados Unidos ha comprado los derechos para partir un continente como quien corta mantequilla, como ocurrió en 1903. Panamá declaró su independencia de Colombia el 3 de noviembre de 1903. El Tratado Hay-Bunau-Varilla se negoció entre el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de la nueva república, Philippe Bunau-Varilla, y John Hay. El nuevo tratado fue enviado a Panamá para su ratificación. Este otorgaba a los Estados Unidos la concesión del canal a perpetuidad para el desarrollo de una zona del canal de 10 millas de ancho -5 millas a cada extremo de la línea del Canal- sobre la cual ejercería su propia soberanía (7).

Esta invasión continuada ha llevado a los Estados Unidos a buscar nuevos métodos, ya que, hasta la caída de la Unión Soviética, no podían desplazar sus tropas de un lado a otro invadiendo países, aunque sí a sus servicios secretos u otro tipo de organizaciones que junto con dictadores o mercenarios locales han contribuido a la defensa de los intereses de Estados Unidos fuera de sus fronteras. Por tanto, no se trata de una guerra, sino de una invasión, al igual que no hay Departamentos de Defensa, sino de Invasión o de Guerra. ¿O acaso alguien piensa que el impresionante ejército de EEUU es para defender el país? Sólo Adolfo Hitler pudo armar un ejército parecido, en su época, en su intento por consolidar su Imperio. Y en la actualidad, y como diría Saramago, mientras ningún país tiene bases militares en EEUU, Washington tiene bases en todo el mundo.

La manipulación del lenguaje, llamando guerra a lo que es una invasión, es una de las formas más perfectas para mentir. Y aún más: ni siquiera se dice guerra, sino conflicto bélico, al igual que lo que antes era una huelga, ahora es un conflicto laboral, lo que antes conocíamos como despido colectivo ahora es regulación de empleo, o lo que se llamó territorio de ultramar ahora es una región ultraperiférica.

Pero las preguntas que habría que hacerse es cómo se manipula la información, por qué y para qué. La manipulación informativa se realiza de muy diversas formas, además de corromper el lenguaje, ya que ha habido una expropiación de términos por parte de los diseñadores de propaganda, llamando 'ataque preventivo' o 'anticipatorio', por ejemplo, a lo que es o será un ataque unilateral al margen del Derecho Internacional.

En concreto, se pueden tergiversar los hechos, es decir, publicar cosas que no son ciertas, destacar algo supuestamente negativo o minimizar algo positivo o dedicar más espacio a lo menos importante (un diario nacional, tras una de las manifestaciones organizadas por ANSWER en Estados Unidos, con asistencia de más de 200.000 personas, publicó al día siguiente la información en un despiece, muy pequeño, encajado en una información dedicada a un sondeo de opinión realizado en EEUU donde se decía que más del 70% de la población era favorable a la guerra (invasión), sondeo basado en las respuestas de 1.000 personas entre una población de más de 250 millones de habitantes). O también, y directamente, una de las formas de manipulación que se utiliza más: la ocultación. Simplemente el hecho no existe. En las televisiones de EEUU no se han emitido imágenes de niños iraquíes muertos o heridos. No existen.

Y sobre manipulación en este último episodio que seguimos viviendo, hay mucha literatura. Basta leer la sección Mentiras y Medios (MyM) en www.rebelion.org, con artículos como 'Controlando las noticias' (15 de abril de 2003), 'Enjuiciar a los medios' (29 de abril de 2003), 'Periodismo-Irak': la única cara de la guerra' (1 de abril de 2003), '¿Guerra de Irak, trabajadores de TVE...' (1 de abril de 2003), '¿Sadam, los media y nosotros...' (31 de marzo de 2003) o 'Lecciones de la guerra de la OTAN' (28 de marzo de 2003) (8).

¿Y para qué se manipula? Esta invasión ha servido para tapar los escándalos de Enron y otros de falsedad contable en grandes empresas, el descubrimiento de los negocios de la familia Bush con la familia de Osama Ben Laden, la llegada de Hamid Marzai, asesor de la compañía petrolera Unocal, vinculada a empresas de Bush, al poder en Afganistán. Por cierto, ¿dónde está Osama Ben Laden? ¿Dónde Sadam Husein? ¿Dónde las armas de destrucción masiva? Y el terrorismo sirve también para desviar la atención de otros asuntos internos, en concreto en España, donde los partidos ganan las elecciones cuanto más duros sean con el País Vasco. Sacrifican a sus candidatos en Euskadi porque a cambio de una Comunidad controlan 18. De igual modo, la 'Operación Zorro del Desierto' subió la popularidad de Bush padre y la guerra en Kosovo minimizó el escándalo Lewinsky.

¿Por qué se manipula? Pues por el propio sistema de reproducción capitalista y porque en lugar de democracia, lo que hay es mercado. Sólo mercado, como argumenta el filósofo y escritor Santiago Alba Rico (9). De hecho se compran y venden votos y voluntades. Efectivamente, es de suponer que conocemos qué es el sistema capitalista, qué es una empresa, un medio de comunicación, y qué es información, propaganda y publicidad. Por si acaso, matizo que un medio de comunicación es una empresa. Y como toda empresa, el objetivo es tener beneficios a final de año. Pero la particularidad de la industria de la comunicación, en la que se incluye el cine, es que no produce chorizos o coches en serie. Produce mensajes: información, que es lo menos que hay, propaganda y publicidad, que es lo que abunda. Ciertamente, un medio de comunicación tiene un valor añadido sobre el resto de las empresas: tiene influencia social, puede llegar a tener poder político. Por eso, si la publicidad es una ventana que un medio de comunicación abre para que el resto de las empresas tengan influencia social, es decir, para llegar a los consumidores, la propaganda es la reproducción del poder político. Y lo que ha ocurrido es que el sistema capitalista se reproduce geométricamente, en especial la industria de la comunicación. Velocidad para crear productos, para producirlos por encima de sus necesidades reales, velocidad para transmitir la existencia de esos productos y para venderlos. Velocidad para extender entre la población la propaganda ideológica, la psicosis consumista, la enfermedad del consumo, que hace vivir a las personas en un modo irreal, imaginario, donde lo superfluo y lo banal ocupan el lugar de lo esencial. Y a esa misma velocidad se destruyen las materias primas, el planeta en su conjunto.

Esa velocidad produce sobreabundancia de información, que es otra forma de manipular. Y se reproduce con tal rapidez, que antecede a la realidad y, por tanto, la crea. Nixon perdió la Casa Blanca, después de la matanza de Vietnam, por unas escuchas ilegales. El Watergate es para Nixon lo que el 'caso Lewinsky' para Clinton, mientras se mataba gente en la ex Yugoslavia. 'La cortina de humo' es lo mismo que 'Todos los hombres del presidente' con una diferencia: se adelantó a los hechos. Esta es una novedad introducida por los guionistas de la propaganda y por la propia estructura del sistema de reproducción capitalista.

Y el objetivo final es la invasión cultural. En un Estado democrático occidental, la Constitución, los Estatutos, cómo queden redactados y se articulen sus sistemas electorales, determinarán posteriormente los gobiernos-tipo que se podrán dar, se otorgará un marco legal al sistema económico de producción que afectará a la mayoría de la población y un control total sobre la sociedad para impedir que se subvierta ese orden, que amparan los que dominan la Administración del Estado (o autonómica).

Si una Constitución o un Estatuto establece el derecho inalienable a la propiedad privada, los Gobiernos-tipo favorecerán la instauración de todo tipo de normas para su desarrollo. La cobertura política de que se dota el capitalismo es la democracia parlamentaria representativa bipartidista, un sistema político basado en el poder económico, dinero que permitirá hacer campañas propagandísticas sofisticadas sólo a aquellos que se lo puedan permitir. Unas leyes electorales hechas a la medida, como un sastre haría un traje, culminan el proceso de control de acceso al poder. Esta perfección del sistema se consigue fundamentalmente por medio del control de la educación y de los medios de comunicación, altavoces de la ideología capitalista, promotores del consumo ya sea de partidos registrados o de marcas registradas cuyos productos se fabrican en países pobres donde se gana de media 1 dólar al día y donde es un chiste hablar de cumplimiento de los derechos humanos.

En cuanto al control social, a las funciones tradicionales de la Policía y del Ejército, salvaguardar el orden, se han unido otras derivadas del control de los sentidos de los ciudadanos, para así controlar sus valores.

Para ello, es preciso que el Estado se dote de ese eficaz instrumento que condicione las expectativas que tienen los ciudadanos sobre sus vidas: la escolarización obligatoria, que persigue dos objetivos, principalmente: fomentar la competencia entre las personas y crear futuros productores que aspiran a alcanzar un grado medio de riqueza, bien porque el propio sistema educativo los ha expulsado durante el proceso de selección bien porque no se ha logrado modificar sus valores para poder dar rienda suelta al máximo egoísmo.

Simultáneamente, el consumismo como proyección social del ciudadano (tanto tienes, tanto vales) actúa cotidianamente sobre la vida de las personas, que deben trabajar cada vez más para cubrir las nuevas demandas, que no necesidades, surgidas por la modificación de los valores a través del control de los sentidos.

Trabajar más tiempo implica reducir el espacio para el ocio, que debería suponer la ampliación de conocimientos. Pero el trabajo deja a la mayoría de los ciudadanos en un estado de ánimo que les predispone a consumir cualquier tipo de producto de la industria de la conciencia, ya que, suprimido el olfato y especializado el tacto en el trabajo y en los instrumentos electrónicos, se está en la fase de saturar el oído, eliminar el gusto y atrofiar la visión. Por tanto, un sistema económico así produce seres sin sentido(s), sin ni siquiera lo que se denomina sentido común. Y la invasión cultural consiste en que todos, incluidos los musulmanes, vistos por el capitalismo como un colectivo de más de 1.000 millones de consumidores, asuman esos valores: trabajo, trabajo y trabajo, productividad y consumismo.

Ana Palacio está convencida de que los participantes en la Conferencia de Donantes se van de Madrid convencidos de que se ha dado un paso hacia el compromiso internacional con la reconstrucción de Irak, hacia la generación de una situación de seguridad y para la creación de una plataforma política democrática que pueda crear en Oriente Próximo un foco de expansión de valores tanto tiempo negados en la región. El texto, que no está entrecomillado, se publica en el diario El País el pasado 25 de octubre (10).

Respecto a la invasión cultural, dice Paulo Freire: "Toda invasión sugiere, obviamente, un sujeto que invade. Su espacio histórico-cultural, que le da su visión del mundo, en el espacio desde donde parte, para penetrar otro espacio histórico-cultural, imponiendo a sus individuos su sistema de valores. El invasor reduce a los hombres del espacio invadido a meros objetos de su acción. Las relaciones entre invasor e invadidos, que son relaciones autoritarias, sitúan sus polos en posiciones antagónicas. El primero actúa, los segundos tienen la ilusión de que actúan en la actuación del primero. El invasor piensa, en la mejor de las hipótesis, sobre los segundos, jamás como ellos; éstos son 'pensados' por los invasores. Así es que toda invasión cultural presupone la conquista, la manipulación y el mesianismo de quien invade. La propaganda, las consignas, los mitos, son instrumentos usados por el invasor para lograr sus objetivos: persuadir a los invadidos de que deben ser objeto de su acción, de que deben ser presas dóciles de su conquista. Es necesario que el invasor quite significado a la cultura invadida, rompa sus características, la llene, incluso, de subproductos de la cultura invasora" (11).

En esta conferencia celebrada en Madrid entre el 23 y el 24 de octubre, los países participantes han pactado distintas cantidades para la reconstrucción de Irak, con una suma total de 33.000 millones de dólares. De esta cantidad, sólo Estados Unidos aporta 20.000 millones. Pero no se trata de una donación, sino de un préstamo, que afecta al menos a los dos tercios de la suma total. Es decir, no es una conferencia de Donantes, sino de prestamistas. Tampoco nos han dicho qué tipo de interés se les aplicará a los iraquíes.

Según la misma información de El País, para Ana Palacio la conferencia "no sólo ha sido un éxito por la asignación de fondos sino, sobre todo, por la voluntad política demostrada por todos, entre los que destacan Francia y Alemania, para superar una situación que amenaza a todos, según Palacio, y sobre todo a la credibilidad de las democracias. El jueves, en un encuentro sin precedentes, Ana Palacio cenó en su casa con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, el futuro secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, el banquero Emilio Botín y diversos ministros de Asuntos Exteriores y dos significados dirigentes del Gobierno marroquí". La pregunta es: ¿por qué no nos dicen qué hacía Emilio Botín en la cena y quiénes son esos 'diversos ministros' y los dos significados dirigentes del Gobierno de Marruecos?.

En el mismo diario, páginas más adelante, en la sección de Cartas al Director, encontramos lo siguiente: "Tras la publicación de una tribuna en Le Monde y la visita a Marruecos del presidente de la República de Francia, Jacques Chirac -en la que declaró en una conferencia de prensa que mi caso es un 'asunto puramente marroquí'- la prisión se ha convertido en un infierno para mí. Llueven las represalias. Así funciona la venganza del Estado. No sólo no se me considera como preso político, sino que no me beneficio de los derechos de un preso común. La verdad es que no espero que aumente el apoyo de las autoridades francesas, pero no creía que la presidencia francesa cerraría los ojos ante todos los ataques a los derechos humanos de los que soy víctima. Jacques Chirac, el paladín de la legalidad internacional cuando se trata de Irak y Palestina, prefiere mirar a otro lado cuando se trata de los derechos humanos y de la libertad de expresión en Marruecos". Alí Lmrabet, prisión de Salé. Marruecos.

Y frente a esa inquietante reunión de Palacio, Powell, Botín y esos ilustres innombrables, el único foro mundial donde se dan cita los países para gobernar el planeta es la ONU, creada tras la Segunda Guerra Mundial casi al mismo tiempo que se aprobaba la Carta de Declaración de los Derechos Humanos, en 1948, año en que se produce la invasión de Palestina. Y la validez de esa institución ha vuelto a quedar en entredicho con la invasión de Irak, curiosamente, antes de lo que se ha vendido como la primera guerra del siglo XXI, que en realidad no es más que un episodio, visto con perspectiva histórica, de la invasión de Oriente Medio por el ahora denominado Imperio americano. Esa invasión empezó en 1948 con la proclamación del Estado de Israel, asociada en la memoria colectiva de los pueblos árabes -particularmente del palestino- a al Nakba, el Desastre, simbolizado por la pérdida de Palestina.

Según información del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, antes, durante y después del establecimiento de Israel, el pueblo palestino ha sido víctima de un plan premeditado de violencia y terror por parte de las fuerzas sionistas que determinó que 531 localidades palestinas fuesen desalojadas con el objetivo de hacer realidad el primer gran mito fundacional del Estado de Israel: que Palestina era una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra. Más de cincuenta años después, la realidad de Palestina sigue viva en los cerca de cinco millones de refugiados y desplazados que, desde el abandono y la miseria, siguen reclamando su derecho al retorno y el reconocimiento de sus derechos nacionales. La población palestina actual supera los seis millones y medio de personas. Cerca de un tercio del pueblo palestino vive en Gaza y Cisjordania (1.154.000 y 1.707.000, respectivamente). La mitad de los palestinos son refugiados o desplazados, unos 3,5 millones, según la UNRWA. La ONU denomina 'refugiados' a los palestinos que tuvieron que abandonar sus hogares en 1948 y descendientes, y 'desplazados' a los que huyeron durante la guerra de 1967 y descendientes. Más de un millón de palestinos son ciudadanos de Israel (la quinta parte de su población); de ellos, unos 150.000 son desplazados interiores, expulsados de sus pueblos en 1948. Un tercio de los refugiados y desplazados vive en 59 campamentos: 8 en Gaza, 19 en Cisjordania, 10 en Jordania, 12 en Líbano y 10 en Siria. El mayor número de refugiados y desplazados reside en Jordania (aproximadamente 1,5 millones), Gaza (aproximadamente 750.000) y Cisjordania (más de 500.000). El 75% de la población de Gaza y el 35% de la población de Cisjordania son refugiados (12).

El 25 de agosto de 2003, el diario ABC publicaba: Unos 2.000 menores palestinos fueron encarcelados por Israel desde hace casi tres años, de los cuales 346 siguen en prisión, según informó el Ministerio palestino encargado de los Asuntos de los Prisioneros, informa EFE. Un informe de dicho Ministerio afirma que los menores de 18 años encarcelados en prisiones y centros de detención militar de Israel representan el 5 por ciento de los «presos políticos palestinos» y destaca que sufren unas condiciones inhumanas que contravienen la Cuarta Convención de Ginebra. «Los jóvenes presos palestinos soportan condiciones denigrantes, que contravienen todas las normas y convenciones internacionales de derechos humanos», añade. El documento dice que «las autoridades israelíes han estado tratando a los palestinos mayores de 16 años como adultos, lo que supone una clara ruptura de las resoluciones de derechos humanos» (13). La ocupación de Oriente Medio continuó en 1975 y en 1982, con la invasión del Líbano por parte de Israel, donde el general Ariel Sharon comandó las fuerzas israelíes que asesinaron a 20.000 personas en los campamentos de Shabra y Shatila, y siguió con la toma de Irak en 2003, que se viene produciendo desde 1991 y después de un oneroso y asesino embargo, aprobado por todos los gobiernos llamados democráticos y que han suscrito la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es decir, que sólo en Oriente Medio y en nombre de la democracia tanto Estados Unidos como Israel han invadido otros países, han matado miles de personas, han destrozado miles de viviendas, de campos productivos, y se han apropiado de los recursos naturales de esos países, como agua, agricultura y petróleo. En abril de 2002, el gobierno israelí de Sharon comenzó la construcción de un muro fortificado dentro de la Línea Verde (fronteras) de Palestina. Hasta 2006, Israel extenderá el Muro, que tendrá entre 600 y 1.000 kilómetros de largo, cuando el proyecto inicial era de 357 kilómetros. Hasta el mes de agosto de 2003, se han construido 245 kilómetros. a un costo de casi dos millones de dólares por kilómetro (con donaciones económicas de Estados Unidos). El Muro tiene de 8 a 10 metros de altura, 4 metros de ancho con fosas anchas y profundas, un sistema sofisticado de cámaras de vigilancia, torres de control, alambre de espino y algunas puertas estratégicas de comunicación bajo el control militar de la fuerza de ocupación israelí. Según el general Amos Yaron, director general del Ministerio de Defensa Israelí, "el 85% del Muro esta trazado dentro del territorio palestino y fueron arrancados 66 mil árboles (frutales y de olivos palestinos)" para ello. Según los cálculos, el Muro absorberá más de 20 aldeas palestinas, convirtiendo a sus pobladores en refugiados con la pérdida de todos sus hogares, bienes materiales y agrícolas, anexionará entre el 25 y el 58 por ciento del territorio de Palestina y de 90 mil a 200 mil palestinos se quedaran sin viviendas. Dieciocho kilómetros del Muro de Apartheid fueron erigidos alrededor de la capital de Palestina, Jerusalén, aislándola del resto de las ciudades palestinas, acción que cambia la geografía de la Tierra Santa (14).

El único país condenado por terrorismo por un Tribunal Internacional Penal lidera una supuesta coalición antiterrorista contra Irak y apoya el terrorismo del Estado israelí sobre los palestinos. Los Estados Unidos de América fueron denunciados por Nicaragua por actos de terrorismo, en aquel caso con múltiples implicaciones internacionales que se denominó Irangate, y fueron condenados. Por terrorismo. Pero eran otros tiempos, antes de que el Imperio se reconociera a sí mismo como Imperio. Y un Imperio está al margen de cualquier Ley que no decida. Por eso, el Imperio, que se reconoce a sí mismo, no legitima un Tribunal Penal Internacional, para que no se pueda denunciar a ningún miembro de su Ejército imperial. El Imperio no sólo está sino que actúa al margen del Derecho. Por ello ningunea a la ONU y a su Consejo de Seguridad y se erige en portavoz de la autodenominada 'comunidad internacional', aunque su declaración de guerra la realice en las Azores y sólo sea apoyado por dos personajes de esa comunidad internacional, Aznar y Blair, en contra de la mayoritaria opinión de los ciudadanos de los países donde gobiernan y de gran parte de la población mundial. Por eso, el Imperio permite que exista la Declaración Universal de los Derechos Humanos, para que se apele a ella en sus provincias o la utilice el propio Imperio como arma ideológica para justificar sus agresiones en el resto del mundo. El propio ex fiscal general de Estados Unidos, Ramsey Clark, reconoce que la Declaración hizo hincapié en los derechos políticos, pero que se prestó poca atención a los derechos económicos, sociales y culturales. Y considera que, pese a todo, fue y sigue siendo una importante aportación en la continua lucha en pos de la justicia (15).

En un mundo dominado por un Imperio, sin un órgano auténticamente democrático que garantice el cumplimiento de la Declaración Universal y que considere a todo inmigrante como refugiado político, porque todo refugiado económico, cualquier persona que huya del hambre y la miseria que produce el capitalismo global es un refugiado político, en un mundo así, los Derechos Humanos son:

Un gran brindis al sol,
Un mito,
Una especie de dios como era el Sol para los incas,
Pero una religión con muchos creyentes y poco practicantes,
Una silla de dos patas,
Un clavo ardiendo,
Una escoba en un desierto,
Una pecera sin agua,
Una luz sin brillo,
Una alargada sombra,
Los Derechos Humanos son
El espejo de una época opaca,
Una época de hambre y sed,
De aire contaminado,
De acumulación de basura,
De guerra permanente,
Y, en un mundo como este, están
FUERA DE LUGAR.




Notas

(1) Consultar 'El 11 de septiembre fue un trabajo interno', entrevista con Ralph Shoenman, en http://www.lahaine.org/internacional/11_s.htm.

(2) 'Geopolítica del Hambre (I)', por Josué de Castro. Ed. Guadarrama, Madrid, 1975.

(3) Diario El País, sábado 25 de octubre de 2003.

(4) 'Tranquila ofensiva estadounidense sobre el oro negro africano', Le Monde Diplomatique, edición española, enero de 2003.

(5) )'Bush lanza su campaña a la reelección con la bandera de la guerra permanente', El País, 4 de mayo de 2003.

(6) 'La guerra sin fin', Michael T. Klare, Ed. Noguer)

(7) Consultar http://www.acp.gob.pa, Historia del canal de Panamá.

(8) Consultar Mentiras y Medios (MyM) en http://www.rebelion.org.

(9) 'Las reglas del caos', Santiago Alba Rico, Ed. Anagrama.

(10) Diario El País, sábado 25 de octubre de 2003.

(11) '¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural'. Paulo Freire, Ed. Siglo XXI, México, 1979.

(12) Consultar la web del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe (http://www.nodo50.org/csca)

(13) Diario ABC, 25 de agosto de 2003.

(14) Consultar http://www.palestinalibre.org/derechos.htm.

(15) Actos de agresión, Noam Chomsky, Ed. Crítica, Barcelona 2000