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Latinoamérica

LAS ENSEÑANZAS DEL HURACÁN CHÁVEZ

CARLOS AZNÁREZ

(DIRECTOR DE RESUMEN LATINOAMERICANO)

Sopló fuerte el huracán Chávez en Argentina. Sopló, convocó, armó y provocó la insurgencia de los aspectos más positivos de la nacionalidad.
Convocó a multitudes este militar patriota que nos ha tocado en suerte a los latinomericanos del siglo XXI, y en cada uno de los ámbitos en los que pudo expresar sus posiciones dejó una sensación de solidez, de posibilidades de construir un futuro más propicio para los pueblos. Su discurso no suena a hueco como el de tantos y tantos políticos conocidos. Sus palabras, lo decimos sin caer en ningún tipo de cursilería, llegan al corazón de los más humildes, precisamente porque habla desde las entrañas, sabiendo cuánto le ha tocado padecer a las mujeres y hombres de la región geográfica por la que va andando ³a paso de vencedores².
Se estremeció Hugo Chávez Frías cuando en la inauguración de las Cátedras Bolivarianas se topó con años de dignidad y coraje personificados en esos pañuelos blancos que lo recibieron en la cocina ­dónde si no- de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo. Habló entonces a esas mujeres de hierro y miel, como si fuera uno de sus tantos queridos hijos que hoy otra vez andan combatiendo, enrolados en mil ejércitos de soñadores y rebeldes. Las abrazó con las palabras justas y recibió en pago esa emoción digna e indisimulada de las que sienten que por fin, otro caballo brioso como Fidel, se ha decidido a cabalgar por el honor y el amor de los pobres del continente.
Brilló como un diamante rústico pero de valor incalculable, este Comandante de los llanos venezolanos cuando lanzó ideas y propuestas a puñados en el encuentro con gente de la cultura convocado entre otras fuerzas por nuestro periódico en el teatro Ateneo. Explicó didáctica y efusivamente por qué razones no debemos pasar por el puente del ALCA, exhortó a llenar de voces y ejemplos la cultura de América Latina y hasta llegó a interrogar a tan particular auditorio sobre ¿qué somos y quiénes somos? ¿Iberoamericanos, latinoamericanos, indoamericanos? Para responder lo que salta a la vista: todas esas denominaciones son parte del esquema colonial que nos han impuesto desde hace más de 500 años, europeos, gringos del Norte y el infame colaboracionismo criollo. Evocó ­como siempre hace en sus discursos- a las naciones originarias, las de Tupac Amaru y Guacaipuro, por nombrar sólo a algunos de los nobles guerreros de Abya Yala. Y propuso construir una potente alianza anticolonial de la cultura recuperando la identidad nacional que el neoliberalismo y el capitalismo salvaje han intentado destruir por completo.
También, el nieto de Maisanta (así se llamaba el abuelo de Chávez, guerrillero de otro pasado honroso, que cayó peleando por sus ideales) juntó a los que componen el a veces desesperante ­por su fragmentación- y amplísimo arco de la izquierda local, armó reuniones, foros, encuentros y hasta conciliábulos, buscando encontrar la salida a una propuesta de integración latinoamericana por la base. Para ello puso sobre la mesa la convocatoria al Congreso Bolivariano de los Pueblos que reunirá a los principales referentes de la organización popular (desde los CDR cubanos y los piqueteros argentinos hasta el MST de Brasil, desde la CONAIE de Ecuador y el MAS de Bolivia hasta los combativos Círculos Bolivarianos venezolanos) para ir armando poco a poco el necesario Movimiento de Liberación continental que enfrente al imperio y las voraces transnacionales.
Por último, Chávez se fusionó en la calle con miles de personas convirtiendo las inmediaciones de la Facultad de Derecho en un espejo de la Avenida Bolívar donde casi dos millones de bolivarianos acostumbran a cantar ³presente² ante una convocatoria de lealtad revolucionaria. Allí, en pleno corazón de Buenos Aires, habló con la audacia necesaria como para nombrar a Perón, a Evita, al Ché y emparentarlos con Bolivar, San Martín o Artigas. En realidad, descubrió y expuso lo que todos sabemos que está latente en la piel política de los argentinos y argentinas. Y no nombró en vano a figuras tan polémicas, sino para que quedara claro ­otra vez- que sin unidad no hay victoria. Que no hay tiempo que perder porque los enemigos vienen con todo y no precisamente nutridos de buenos modales.
Vitoreado por la multitud cuando expresó la necesidad de romper con el FMI y decirle ³no² a los yanquis y, el Comandante explicó que una solución es el ALBA (Acuerdo Libre Bolivariano de las Américas) y que para ello hay que avanzar en todos los terrenos. Desde unir los yacimientos petroleros hasta elaborar una estrategia de autodefensa alimentaria que dé de comer a los humildes de nuestros pueblos.
Sin duda: sopló fuerte el huracán chavista y sería bueno no desaprovechar el viento fresco que esparció a granel. Para ello, resulta casi obligatorio, generar respuestas maduras a cada uno de los desafíos que lanzara el visitante, abandonar ­o por lo menos dejar de lado- las divisiones que no sean de fondo y sumarse todos y todas ­guevaristas, peronistas revolucionarios, nacionalistas, comunistas y socialistas- a ese amplísimo movimiento anticolonialista y antiimperialista que nos proponen desde Venezuela y Cuba Socialista. No tenemos tiempo para la duda y mucho menos, ganas de seguir mirando sin ver, la realidad de un continente que se revuelve como en sus mejores épocas, para ­al decir de Hugo Chávez- ³enterrar todo lo que tiene que morir y hacer nacer todo lo que tiene que nacer².