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Latinoamérica

21 de junio del 2003

No a la dolarización
Partido Comunista del Trabajo. Santo Domingo

Boletín nº 68
La dolarización sería un golpe rotundo a la soberanía nacional y agravaría más los problemas de la mayoría de los sectores sociales del país. Producir más y no dolarizar debe ser la divisa de unidad de los dominicanos.

Si el país adopta el dólar como la moneda de circulación oficial, estaría dando un golpe rotundo a la soberanía nacional, porque al tiempo que desaparecería el peso, dejaría en manos de las autoridades monetarias norteamericanas la potestad para emitir medio circulante, en tanto son las que tienen el derecho legítimo de determinar lo que se hace y no se hace con el dólar.

Contrario a lo que pudieran creer muchas personas, solo la Reserva Federal norteamericana podría decidir la cantidad de dólares que en un momento determinado circularía en el país , y en tal situación el Banco Central desaparecería o pasaría a ser una sucursal de la principal institución monetaria de los Estados Unidos.

Además, ese hecho conduciría a una sobreexplotación de la mano de obra criolla y a un crecimiento exponencial de la miseria, toda vez que para garantizar la circulación de una determinada cantidad de dólares en la economía nacional, el país quedaría obligado a mantener un respaldo por el monto de esa misma cantidad en las bóvedas de la Reserva Federal, y para conseguirla tendría que constreñir los salarios locales y erosionar al máximo los recursos naturales para lograr competitividad a los bienes y servicios de exportación que generen los dólares que mantengan aquel respaldo.

El dumping social y ecológico, o sea la producción para exportar y conseguir dólares sobre la base de salarios bajos y el exterminio extensivo de los recursos naturales, vendrían a ser los pilares que sustenten la dolarización y esto tendría unas repercusiones inmediatas muy negativas sobre las condiciones de vida de la mayoría de las personas.

El país puede salir de sus problemas actuales, si adopta una voluntad de impulso a la producción nacional, que por una parte oferte gran parte de los bienes y servicios que demanda el mercado interior y por la otra le permita conquistar y consolidar nichos de exportación.

Producir más y no dolarizar, debe ser la divisa que una a la mayoría de los dominicanos en este momento crucial de la vida de la nación y del bienestar de los trabajadores, los sectores medios y el pueblo en general.

La dolarización es una trampa

Ya se ha dicho que si el gobierno adopta el dólar como la moneda de circulación nacional, quedaría en manos de la Reserva Federal Norteamericana decidir cuántos dólares circularán en la economía del país, todo lo cual significa que la soberanía nacional sería lesionada de manera sensible, porque se perdería el peso que es nuestra moneda nacional y además se perdería la facultad de decidir la política monetaria.

Pero además, para mantener una determinada cantidad de dólares en circulación, el país deberá tener una reserva por esa misma cantidad en las bóvedas norteamericanas. Si quiere aumentar el medio circulante, debe hacer lo mismo con la reserva. Es decir, que si el dólar se convierte en la moneda de curso legal de los dominicanos, el país tiene que preocuparse de manera estricta en mantener esa reserva en dólares que como se ha dicho deberá ser depositada en la Reserva Federal Norteamericana.

La cuestión sería entonces determinar cómo consigue la República Dominicana los dólares que le permitan mantener como menos estable esa reserva que sirva de respaldo a los dólares que circulan en la economía. Y aquí viene el gran problema que debemos entender la mayoría de los dominicanos.

Por circuitos económicos transparentes, el país podría obtener dólares:

Primero.- A través de la exportación y del turismo. Pero se sabe que una garantía para que el turismo y las exportaciones criollas sean competitivas, o cuyos precios sean atractivos, son los salarios bajos, o la sobreexplotación de los trabajadores. Es decir, que para generar dólares a través de estas actividades, el gobierno tendría que seguir asegurando que los salarios mantengan una tendencia a la baja o como menos se mantengan en un nivel bajo, para lo cual, además, será necesario mantener la represión sindical y el desempleo. Es el llamado dumping social.

Segundo.- A través de la venta o hipoteca de los recursos nacionales en la que, entre otras cosas se expresa, la deuda externa y la inversión extranjera. Pero se sabe que los recursos provenientes de la deuda externa no han sido invertidos con atención al interés nacional y para pagarla se ha tenido que expoliar al pueblo mediante impuestos como los que gravan la gasolina y demás hidrocarburos y mediante la restricción de servicios públicos, como la salud y la educación.

Se sabe también que la inversión extranjera se lleva a cabo sobre la base de facilidades fiscales extremas y que lo normal ha sido que del país hayan salido más utilidades en dólares que lo que realmente se han recibido a través de la inversión extranjera. Según uno de los informes del Banco Central, en el primer semestre del año 2002, salieron del país 637,7 millones de dólares por concepto de utilidades, mientras que en ese mismo período solo ingresaron 441,7 millones de dólares como inversión extranjera.

Esta salida de utilidades en dólares es, de hecho, uno de los elementos de presión a la tasa cambiaria.

Por demás la política de inversión extranjera ha sido parte consustancial de un modelo económico que a su vez ha conducido a incrementar la depredación de los recursos naturales del país. Se ha querido generar dólares al costo de dañar importantes reservas naturales. Es el llamado dumping ecológico.

Tercero.- Si se asume la dolarización, el país podría atraer dólares también disponiendo de unas tasas de interés bancario más alta que en otros países, de tal manera que los ahorradores decidan ahorrar sus dólares en el país, porque obtendrían un mayor beneficio. Pero, si los bancos pagaran altas tasas de interés pasivo, lo lógico es que también cobren altas tasas de interés en los préstamos que oferten y esto, a su vez, perjudicaría la inversión a la pequeña y mediana empresa y por consiguiente, dañaría las posibilidades de producción y al empleo.

Lógico, que como siempre, un pequeño grupo se beneficiaría de la dolarización, pero la mayoría y la nación misma, sería perjudicada de una manera sensible. La dolarización sería un golpe tipo jaque a la nación y pueblo dominicanos.

De tal manera, que los patriotas y revolucionarios dominicanos estamos convocados a unir ideas y voluntades para librar una batalla trascendental, como en febrero de 1844; o como en agosto de 1865; o abril de 1965...