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Latinoamérica

El oso

Aurelio Suárez Montoya

El gobierno de Uribe Vélez desde hace algunos meses, por iniciativa de su principal asesor, Rudolf Hommes, venía pregonando la urgente necesidad de un tratado comercial bilateral entre Colombia y Estados Unidos. Se argumentaba que no podía esperarse el ALCA, se llamaba a seguir el ejemplo de Chile y de cinco países de Centroamérica, que debía "saltarse la cola", que Colombia iba a quedarse de último y que allí estaba la prioridad del comercio exterior, incluso por encima de la Comunidad Andina. El más estrecho círculo neoliberal cerró filas en torno a Hommes. Los hermanos Montenegro, la ex ministra de Comercio Exterior, Ángela Orozco, el ministro Jorge Humberto Botero, Luis Carlos Villegas, el embajador Luis Alberto Moreno, Junguito, los de ANALDEX y los otros conocidos de autos.
La idea se presentó como una genialidad y con ella se justificó el respaldo obsecuente del país a la invasión norteamericana, incluido el asalto a los pozos petroleros, a Irak. Como una especie de línea perruna en política internacional se difundió "no morder la mano al que da el pan", así el donante cometa los desafueros que quiera. También por lo mismo se empezó a jugar al interior de la Comunidad Andina el papel del "niño bueno" de la clase, como dicen los estudiantes: "de sapo". El "marco teórico" de este pragmatismo lo resume Hommes en un último escrito titulado "Respice Pecuniam", que es una simpleza: lo importante es el billete.
Pese a que el Consejo de las Américas, centro empresarial que reúne a las principales multinacionales gringas, había advertido hace tres semanas que según sus conveniencias lo prioritario era la negociación conjunta en el ALCA, Hommes y sus segundones, con Presidente de la República a bordo, en Cartagena presentaron su obra maestra ante el secretario del Tesoro Norteamericano, Mr. Snow. Este funcionario ratificó que la prioridad era la negociación dentro del ALCA. No obstante, a riesgo de quedar en ridículo, pensando que en Estados Unidos sucede como en Colombia donde los ministros y el jefe del Estado no están de acuerdo en las políticas públicas, se fueron de hinojos para Washington, alabando los crímenes que el Tío Sam comete a nombre de la lucha contra el terrorismo, a lanzar en público la ocurrencia.
La opinión conoce que Bush, para no hacer la afrenta más grande, se vio a gatas para decirle a Uribe que la orden del Imperio es concentrarse en el ALCA, que a sus súbditos en Colombia corresponde, según algunos analistas, ser los "grandes promotores de las bondades del ALCA en América del Sur…". Y dijo textualmente: " A mi juicio, el ALCA es el acuerdo que tiene más esperanzas". El desconcierto no puede ser mayor en el equipo de gobierno y está ocasionado por su completo desconocimiento de las reales intenciones de Estados Unidos en el Hemisferio. Nuestros primitivos neoliberales siguen creyendo que "somos socios" y que el tema es abrirle mercados a los sostenes de Leonisa o a las pitahayas y uchuvas, algo que fascina al ministro de agricultura, Carlos Gustavo Cano, y entregar a cambio el maíz, los cereales, el algodón, la leche, el trabajo asalariado industrial en la maquila, el petróleo, el carbón y la soberanía alimenticia, entre otros.
Vale la pena aprender, de una vez por todas, lo recordado por el senador Jorge Robledo en pasado debate sobre agricultura y ALCA en el Congreso de Colombia: "vienen por la tela, el telar y la que teje", no es un asunto apenas de comercio, como creen los despistados agentes del neoliberalismo criollo, el pedido es mucho mayor y la pesca imperial no es con anzuelo sino con atarraya, así algunos pescados deseen lo contrario. No es motivo de productividades, competitividad y ni siquiera de subsidios agrícolas. Es la recolonización de América, por las buenas o por las malas. Contrario a la prédica de Hommes, estamos en igual época o en una peor que en la de Marco Fidel Suárez y su "Respice Polum" o "mirar siempre al Norte". Esta sentencia, pronunciada hace cerca de ochenta años y que consagra el más grosero servilismo, fue subrayada por el representante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, en un discurso pronunciado en Santa Marta el 14 de marzo de 2002. Él será el enviado de Bush para atender las utopías mercantiles del ministro Jorge Humberto Botero. ¡Qué esperanzas!
De "el oso" de la peregrinación a la Casa Blanca, la nación colombiana debe aprender la verdadera catadura del ALCA, sus implicaciones políticas y en los demás órdenes, que sirva este chasco de Uribe y sus asesores para saber de verdad lo que se viene y comprender que, tratándose de un proyecto integral y esclavizante como el ALCA, urge la más tenaz y amplia resistencia, incluyendo la que pueda coordinarse allende nuestras fronteras, no nos salva ni ser adulones ni "hábiles", buscando atajos aún mas sinuosos que la ruta oficial. ¡No al ALCA!
Mayo 5 de 2003