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Latinoamérica

18 de abril del 2003

Las huellas territoriales de la intervención desarrollista

Javier Marín R.
Revista TRAZA. Colombia

En el piedemonte amazónico del Putumayo, la milenaria y exuberante selva ecuatorial está prácticamente desapareciendo desde hace unos 40 años, junto a los pueblos originales que compartían la vida con ella. Desde el avión puede observarse la llanura rasurada en grandes extensiones y algunas zonas verdes aisladas, rezagos de selva y cultura aborigen. Esta huella territorial tiene un nombre propio: la explotación petrolera, la intervención más característica de la cultura "oxydental" y su "modelo de desarrollo". Este es un caso representativo a partir del cual podremos abrir esta reflexión sobre el problema del territorio, las culturas y la biodiversidad en tiempos de la globalización..
La coexistencia de los seres humanos con la naturaleza durante más de un siglo en el sur del país, garantizada por la sustentabilidad de las relaciones ecológicas, productivas y sociales de las comunidades indígenas , empezó a ser desarticulada desde 1960 cuando la Texas Petroleum Company penetró el territorio andino-amazónico del Putumayo. Ninguna de las colonizaciones anteriores emprendidas por la extracción del caucho y de la quina –que alimentaron la acumulación original de los capitales mundiales--, o posteriormente las debidas al desplazamiento causado por la violencia liberal-conservadora causaron tantos traumatismos a la biodiversidad y las culturas tradicionales, como el saqueo de los hidrocarburos presentes a lado y lado de la frontera colombo-ecuatoriana ..
La región andinoamazónica constituyó un "refugio de selva", caracterizado por esas áreas ecuatoriales en donde ésta se ha replegado en los extensos tiempos de las glaciaciones y en los de fuertes descensos en los niveles de precipitación. Este refugio fue el llamado Napo-Putumayo por estar ubicado en las cuencas de ambos ríos, lo que significa que fueron unas selvas cuya arquitectura no había sufrido alteraciones esenciales durante millones de años, conservando toda su complejidad ecosistémica. Actualmente en su mayoría se encuentran taladas -o han sido gravemente alterados sus ciclos biológicos-, y convertidas en campos petroleros, oleoductos, carreteras, industrias mineras, agrícolas, forestales y ganaderas, centros urbanos o de comercio, bases militares y principal laboratorio del Plan Colombia. Las dimensiones de la ocupación material y de los flujos de colonización debidos a estas actividades son de por sí gigantescas, a lo que debe sumarse la apertura de otros factores inherentes a esa intervención económica como el empobrecimiento y la descomposición social, en el plano cultural..
Al comenzar la década del 60 cuando se inicia la explotación petrolera, el territorio del Putumayo contaba con cerca de 20.000 habitantes, 13.000 de ellos indígenas . La comunidad aborigen en 1997 había aumentado sólo a 23.323 personas , sobre una población total ya de 264.291 habitantes. Una comparación demográfica 37 años atrás, muestra que los indígenas pasaron de ser el 65% de la población total a un 8.8%. Ello da una idea general acerca del sorprendente bajo crecimiento de la población indígena y su desplazamiento, al igual que su constreñimiento en territorios cada vez más estrechos, en una realidad donde la inequidad es cada vez más profunda y los nativos ocupan la última categoría en la nueva estratificación social, que ha impuesto la apropiación capitalista de los recursos naturales en el Putumayo..
Un somero recuento del impacto territorial y ambiental de esta invasión contemporánea a las culturas ecosocialmente equilibradas, ubicadas allí ancestralmente, nos da una idea de la magnitud del problema. Sin haber concluido la década del 60, el territorio que ocupaban los Kofán, en superficie cercana a los 50 mil hectáreas, sobre los valles del río Orito, había pasado totalmente a manos de las compañías y de los obreros atraídos por ellas, quienes ante la inestabilidad como veintiocheros preferían hacerse colonos para lo cual la empresa les garantizaba unas condiciones iniciales. A comienzos de los años 70 las comunidades Inga y Kofán del alto del valle del Guamuéz y de la quebrada de la Hormiga, tenían cruzado su territorio de norte a sur y de oriente a occidente por carreteras. Ya para 1973 la intervención del sistema occidental había ocupado entre el 50 y el 60% del antiguo espacio de los indígenas ..
De acuerdo a un estudio realizado en 1987 por la Comisión para la Superación de la Violencia, designada por el presidente Barco , las cuatro comunidades ubicadas en las reservas del Guamuéz mantenían exiguos lotes que no alcanzaban a sumar 4.570 hectáreas, lo que equivale a señalar que en menos de tres décadas habían perdido por lo menos el 84% de las áreas legalmente adjudicadas. Al finalizar la década del noventa, en la que se impuso la liberalización del sector energético, una docena de compañías petroleras y empresas subcontratistas, como se muestra en el siguiente cuadro, operaban en el Piedemonte, multiplicando todo ese conflicto en la misma proporción..
Compañía Contrato Actividad
AEC-Colombia Pacayaco Exploración
AEC-Colombia Río Juananbú Exploración
AEC-Colombia Tirimaní Exploración
AEC-Colombia CPI Orito Producción
Ram Petroleum Ltda. CPI Río Putumayo Producción
Argosy Guayuyaco Exploración
Argosy Santana Producción
Consorcio Colombia Energy CPI Sur Oriente Producción
ECOPETROL Nororiente Producción
ECOPETROL Occidente Producción
Hocol Norte Exploración
Fuente: ECOPETROL, 2001. (CPI: contrato de pozo incremental - AEC: Alberta Energy Colombia) .
El territorio ambiental es un elemento esencial en la sustentabilidad de la vida en comunidad social y natural de los pueblos soberanos. En la cosmovisión de los pueblos indígenas la tierra- naturaleza se asume integralmente como base material y espiritual de su existencia; como fuente e inspiración de sobrevivencia, convivencia y re-vivencia. Por ello, fragmentado el territorio- entorno, la fragmentación de las sociedades indígenas ha sido inminente..
La desarticulación de las relaciones ecológicas y la pérdida de condiciones de movilidad, han conllevado la desaparición física y cultural de varias comunidades indígenas en el Putumayo. El sistema productivo tradicional apto para la preservación del complejo bioma amazónico ha terminado enredado en la dinámica comercial. Disgregadas sus formas de subsistencia, los miembros de los pueblos indígenas -especialmente los jóvenes- se integran a las labores de la explotación petrolera donde se distorsiona su cultura; los tiempos y los espacios de las familias, reducidos y dispersos, desestructuran igualmente la identidad que se sustenta en los rituales y actividades colectivas, y los valores del mercado contaminan sus pensamientos y costumbres asimilándolos a la cultura "oxydental" en los procesos de urbanización a los que han sido presionados ..
La degradación de la naturaleza conlleva indefectiblemente la degradación de las culturas y viceversa: es la conclusión más patente de esta somera visión del caso Putumayo, en donde el sistema social de fragmentación y homogeneización impuesto, está dejando una huella territorial difícilmente borrable..
La riqueza y la pobreza extremas generadas, constituyen dos caras de una misma moneda: la globalización Neoliberal, impactando por uno u otro lado sobre los ecosistemas en la disputa por sus bienes y servicios, como ambición o como sobrevivencia. Tal es el carácter del nuevo ordenamiento territorial creado, la cartografía biosocial del "modelo de desarrollo&# 8221; invasor. Con algunas diferencias en otras comunidades rurales, campesinas o de las negritudes, la esencia de su problemática es idéntica a la anteriormente referida ..
Las huellas culturales y ambientales sobre territorios delimitados son las que nos hablan de las civilizaciones, de sus pasos históricos y el futuro o no futuro al que pueden conducir. Territorio, cultura y biodiversidad son tres elementos armónicamente interdependientes que se definen en su unidad y no por sí mismos, fundamentales en la construcción de sociedades integralmente sustentables que bien puede llamarse ecosocialismo o socialismo humanista y ecológico. En consecuencia, el desequilibrio de las relaciones en cualquiera de ellos desnivela todo el sistema y lo conduce a la descomposición y simplificación de sus estructuras, así como a la esquematización de su diversidad. Sin embargo, la sustentabilidad de todos los procesos allí inmersos está determinada por las relaciones humanas en tanto elemento consciente, y la estructura socio-ecológica que adopten objetiviza su concepción de la vida y de la libertad..
La regionalización de la globalización .
A la luz del escenario mundial actual, el tema adquiere nuevos contenidos y dinámicas. Los desarrollos contradictorios del mercado hegemónico están conduciendo también a replantear el espacio territorial como forma de control global sobre las culturas y la naturaleza. En el nuevo milenio la globalización ha empezado a transitar hacia una nueva fase: la regionalización, buscando consolidar las hegemonías de los centros económicos en sus respectivas periferias, mediante el flujo norte-sur de capitales, procesos productivos, normas y, sobretodo, de estrategias directas de seguridad para las grandes inversiones extranjeras por venir -la OTAN americana, ha propuesto Samper. En nuestro caso, la regionalización se proyecta en el escenario del ALCA, en torno al cual se están comprometiendo nuestras culturas, los brazos y la naturaleza, los conocimientos e instituciones, nuestro presente y nuestro futuro..
Pero al centro de la nueva estrategia de control, está la localización del capitalismo global impulsada por medio de las llamadas "alianzas productivas (partnerships) entre comunidades y sector privado", lo cual constituye una negociación de intereses en el marco de una abismal desigualdad de poderes..
Un hecho específico reciente nos ilustra de mejor manera dicha "alianza". Los indígenas Huaorani en Ecuador concedieron a la transnacional italiana Agip Oil autorización para construir una plataforma petrolera, tender un oleoducto y extraer crudo de la provincia nororiental de Pastaza. A cambio la empresa se comprometió a entregar a cada una de las seis comunidades Huaorani, un aula escolar, un curso de salud, una radio, una batería con panel solar, 50 kilos de arroz, 50 de azúcar, dos cubos de grasa, una bolsa de sal, un silbato de juez y dos balones de fútbol, 15 platos, 15 tazas y un armario con 200 dólares en medicinas, en una única partida ..
En contrapartida al progresivo desmonte del Estado Social de Derecho, se impulsa una supuesta cogestión entre el sector privado y las comunidades, que a mediano plazo suplantará totalmente al Estado como responsable de los derechos ciudadanos. En la práctica los denominados "Códigos de Conducta" están siendo promovidos desde distintas instancias, como un instrumento de auto-responsabilidad empresarial con los derechos humanos, para regular en este sentido las relaciones entre las sociedades transnacionales y la población local..
En los distintos escenarios de la multilateralidad, se insiste en señalar cada vez con mayor énfasis que la inversión privada es fundamentalmente, garantista de la gobernabilidad, la conservación ambiental y la seguridad alimentaria, energética y de sanidad. Todos los eventos de acuerdos internacionales que se han realizado este año, por ejemplo, --así lo están ratificando y muy probablemente la II Cumbre de la Tierra en Johannesburgo concluya exactamente lo mismo-- el desarrollo sostenible, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza sólo son posibles de la mano del sector privado, lo que debe entenderse: de las corporaciones transnacionales..
Los créditos que en particular el gobierno colombiano viene acordando con la Banca Multilateral de Desarrollo en los últimos años, tienen como principio común la iniciativa privada en toda la economía y la gobernabilidad en todos los niveles del Estado. Gobernabilidad, que no significa necesariamente el consenso en la población alrededor de las políticas económicas y sociales; se trata fundamentalmente de integrar de cualquier manera las comunidades locales al desarrollo, como agentes económicos en las cadenas productivas. Para ello las instituciones financieras internacionales, sustentan propuestas como la descentralización de las decisiones sobre los recursos naturales en lo local, cuyos propósitos son el de "establecer vínculos entre las poblaciones y la macroeconomía" . Los campesinos de la costa nariñense del pacífico o los de El Cesar, por ejemplo, podrían explicar cómo fue que perdieron sus tierras cuando se comprometieron a cultivar palma africana en esas "alianzas productivas"..
La política de manejo integrado de las cuencas hídricas fomentada por el BID y el Banco Mundial, se inscribe también en una estrategia de control territorial local, así como la tendencia que ha adoptado el contrato de asociación petrolera, que reforma tras reforma, está adquiriendo el carácter de concesión, a través de la cual se terminan entregando "zonas de despeje" a las compañías multinacionales, como a comienzos de siglo. Desde otros frentes se avanza en el mismo sentido: el nuevo Código de Minas (Ley 685, 2001) que afecta los derechos territoriales, ambientales y culturales de los pueblos indígenas y afrocolombianos; el proyecto de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, ajustándolo a las estrategias de globalización hemisférica – ALCA -; o la alianza empresario-campesina del &# 8220;estado comunitario". Todos son proyectos compatibles con la fragmentación de las decisiones y en los que la iniciativa privada transnacional tendrá mayores garantías..
La "glocalización" como respuesta .
La disputa palmo a palmo de los recursos y el mercado, constituye entonces la esencia de la nueva geopolítica de la globalización, como alternativa insoslayable a la profunda crisis capitalista, evidenciada con la quiebra de megaempresas como Enron o Wordcom, y con el grave impacto ambiental y humanitario provocado. Es en los escenarios locales, en donde los bloques empiezan a devorarse entre sí -luego que la repartición de la economía fue completada hace cerca de cinco años-, en los que se concentrarán las decisiones sobre el futuro del planeta y sus habitantes. Y esos teatros de operaciones tienen un nombre propio: los pueblos del sur..
Según el nuevo plan de explotación, la reactivación de las fuerzas productivas en este hemisferio, -ahora transnacionalizadas- permitirá acrecentar el ponqué global..
Por tal motivo, la capacidad de resistencia a los nuevos embates de la crisis económica mundial sólo tiene posibilidades desde una propuesta que podríamos llamar "glocalización&# 8221;, como plantea Fals Borda . El desarrollo de la autonomía territorial de las comunidades, sustentada en la recuperación histórica de los procesos culturales y ambientales y enlazadas solidariamente en propósitos globales, son los elementos que han estructurado proyectos sustentables en varias experiencias locales..
Los indígenas en el Putumayo lograron sobrevivir a las primeras avanzadas de la civilización occidental, motivada por la explotación cauchera, reconstruyéndose a partir de sus propias bases culturales. Manteniendo una dinámica económica dual en la que restablecieron sus sistemas productivos tradicionales inmersos en el mercado capitalista; restaurando los rituales y las fiestas tradicionales como formas de cohesionamiento. Ante la desestructuración de las formas de organización social-territorial, generaron un reordenamiento de las comunidades tradicionales, creando asentamientos multiétnicos..
El fortalecimiento de sistemas productivos y de intercambio lo más alejados posible de las lógicas del comercio, la competitividad, los círculos monetarios, la acumulación privada, la rentabilidad, hacen parte de esos necesarios factores de resistencia en la disputa por la biodiversidad y el territorio como proyecto de vida propio. La consolidación de unas relaciones sociales y ecológicas equitativas y una visión de territorialidad consecuente con esa cultura, -- donde además se redimensione lo urbano-- componen otros elementos en esa reposición de las soberanías..
En esta línea se hace necesario profundizar en propuestas como la Surcolombianidad planteada por los gobernadores del sur, o la que podríamos deducir como bioregiones a partir de las tesis del profesor Fals Borda, en las que se integrarían procesos sociopolíticos y ecosistémicos en territorios determinados. De esta manera podríamos hablar del Cauca y el Nariño con el biopacífico, o el Tolima y el Huila con el Río Magdalena, o el Putumayo y el Caquetá con el Piedemonte amazónico..
El marco jurídico-político está planteado en los preceptos constitucionales sobre descentralización, planeación participativa y autonomía; en las entidades territoriales indígenas y negras, las provincias y las regiones, definidas también desde la carta política, y en los legados históricos como raíces del proceso: las mingas, las cooperativas campesinas, los planes de equilibrio, los proyectos de vida, las economías solidarias urbanas, los artesanos, y en general en las experiencias de los distintos movimientos sociales que están incursionando como gestores de su propio destino.