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Latinoamérica

25 de marzo del 2003

Ecuador: Lucio, con el diablo o con Dios

Marcelo Larrea
Adital

La elección de Lucio Gutiérrez expresó la creciente profundidad de la ruptura del viejo equilibrio político, aquel que instituyó la partidocracia constituida a la sombra de la dictadura militar de la década de los 70, y que se consolidó particularmente después del asesinato del Presidente Jaime Roldós..
Gutiérrez fue electo basado en el apoyo del movimiento indígena que obtuvo 11 escaños en el congreso y por el de su partido la Sociedad Patriótica, que alcanzó 6. La disputa en la segunda vuelta con Alvaro Noboa, polarizó al electorado entre un representante de la oligarquía que promovía la transformación de Ecuador en una zona franca y el Coronel, quien apareció en la escena política cuando, el 21 de enero del 2000, el Parlamento de los Pueblos lo designó miembro de la Junta de Salvación Nacional, en el curso de la insurrección popular que depuso al Presidente Mahuad..
Al escoger a Gutiérrez, el pueblo demandó claramente el cambio de la estrategia que bajo el monitoreo del Fondo Monetario Internacional en los últimos 30 años, le ha llevado al país a las horcas de la crisis, la corrupción y el desastre. Basta observar la acumulación de la deuda próxima al 80% del Producto Interno Bruto; el hundimiento del sistema bancario en la vorágine de la especulación monetarista que condujo al atraco de los depositantes por más de 5.000 millones de dólares y a la supresión de la soberanía monetaria con la dolarización; el proceso de reprimarización de la economía que abandona toda expectativa de desarrollo a cambio de la pobreza sistemática y el desempleo masivo que ha provocado el mayor éxodo de la historia republicana..
Sin embargo, en los dos primeros meses de gobierno, luego de su revés político del 5 de enero cuando el Congreso fue tomado en abierta violación de la constitución por una alianza de la partidocracia, Gutiérrez, cercado por los poderes fácticos, ha dado prioridad a la suscripción de una Carta de Intención, que continua el gobierno de ese fatídico y explosivo sendero. En él se promueve el desinterés de inversiones de Petroecuador, que abre las puertas a su privatización, se insiste en la privatización de la electricidad y los teléfonos, en la intervención estatal en los fondos de la Seguridad Social, que pertenecen a sus afiliados y la congelación de las ya miserables pensiones de los jubilados, además de las alzas de las tarifas de los combustibles y la imposición de mayores cargas tributarias a la población de menos recursos..
Esa clara señal al capital transnacional y a los tenedores de la deuda, beneficiarios de la Carta de Intención, expresa una peligrosa subestimación de Gutiérrez a la correlación de fuerzas, que hizo posible su elección y lo ubica en la disyuntiva de ratificar esa entrega o rectificar..
El primer camino le lleva directamente a una ruptura con sus bases electorales, del equilibrio que lo sustenta, y a la deslegitimación de su gobierno. La rectificación que ya demandó hace un mes la CONAIE, la organización indígena de masas más importante del país, implica la destitución del Ministro de Economía Mauricio Pozo y del frente económico, y la definición de un programa soberano que responda a las demandas del pueblo, lo que le permitiría empezar realmente a gobernar..
* Director del periódico El Sucre