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Latinoamérica

Con o sin Gutiérrez...

Los pueblos siguen su camino, no se paran, siguen...


Por Franklin Falconí
EDITOR GENERAL DE OPCIÓN

Si Mister Magoo interpretara la política del Ecuador de hoy, seguramente coincidiría con algunos políticos sospechosamente radicalizados en las posiciones de izquierda.
Y decimos esto porque hay quienes no dan crédito a lo que sus ojos observan: el MPD está en las calles oponiéndose a la política del gobierno del cual es parte, y al mismo tiempo, los empresarios -que se supone deberían estar contentos- se quejan y amenazan con también salir a protestar.
Muchos optan por exigir al MPD así como a la CONAIE, que retornen a sus cauces Onormales¹; es decir, que se salgan del Gobierno y se ubiquen en la oposición. Otros, desde la otra orilla, conminan también a los empresarios a que apoyen a Lucio Gutiérrez porque, después de todo, al haber firmado la Carta de Intención con el FMI, pasó la prueba de admisión para ser parte de la derecha.
El desconcierto de estos generadores de verdades aumenta cuando escuchan encuestas que expresan un apoyo mayoritario a Lucio Gutiérrez, e incluso un apoyo a la política de las organizaciones sociales y partidos de izquierda que están en el Gobierno.
Entonces, ¿qué mismo pasa en el Ecuador? Como hemos dicho antes, la lucha de los pueblos está en un nuevo momento; está dentro y fuera del Gobierno. Aunque lo que hoy existe no puede ser definido como un Régimen netamente popular (por la presencia en su interior de sectores de la derecha que van ganando fuerza), y mucho menos como una situación revolucionaria, es indudable que las fuerzas sociales tienen hoy la oportunidad histórica de defender y concretar, en mejores condiciones que antes, un proyecto anticrisis, democrático y patriótico, por el que el pueblo votó, y que siente las bases para un proceso transformador más profundo.
Lo que hoy existe es el resultado del proceso de lucha, con sus aciertos y errores, que han sostenido las fuerzas del bloque popular. Por eso, que Lucio Gutiérrez sea presidente, no es producto únicamente de su aporte individual, sino del proceso colectivo; y si él resuelve salirse de la tendencia progresista y caminar por otro sendero, eso no detendrá el avance de las fuerzas populares.
Mientras el proyecto político popular esté claro, y la lucha organizada para defenderlo se mantenga, la presencia del MPD y de Pachakutik en el actual gobierno solo significará un nuevo espacio (importante) de confrontación ideológica y política con la derecha y el imperialismo.
Es necesario estar concientes de que ni Gutiérrez, ni Pachakutik, ni el MPD -cada quien con sus particularidades políticas- tienen el poder. Tan solo tienen el Gobierno; el sistema aún está intocado. Por otro lado, la lucha ideológica entre estas tres organizaciones sobre su visión de país, es un aspecto que debe resultar en un nuevo escenario de realizaciones democráticas y populares, y no en un disparar cada quien por su lado. La unidad popular es la clave para evitar que la derecha y el imperialismo arrebaten, una vez más, al pueblo esta oportunidad histórica.
Pero también corresponde a quienes hacemos opinión pública contrahegemónica, no mirar fantasmas en el camino, ni augurar apocalipsis en la izquierda. Nos corresponde, si es del caso, no mirar con los mismos cristales que Mr. Magoo la realidad.