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Latinoamérica

Panamá en el borde de la guerra colombiana

Raúl Leis R.
Sociólogo y escritor.

En Paya corrió otra vez sangre panameña y puso en evidencia que el tema de la frontera Este (Darién y Kuna Yala) no puede soslayarse de la agenda nacional. ¿Cómo enfrentarlo? Pues, se requiere una estrategia nacional y un plan integral que incluya premisas básicas como: Priorización de la región de la Frontera Este como área de mayor presencia del Estado y espacio fundamental para el desarrollo humano. Desarrollar una política exterior y de seguridad democrática, transparente y de permanente consulta con todos los sectores nacionales. Neutralidad frente al conflicto en función del respeto al derecho de autodeterminación de Colombia, y de no-intervención en sus asuntos internos. No aceptación de ayuda internacional que condicione el apoyo o participación en el desarrollo del Plan Colombia. Desarrollar una zona de paz en la frontera Este. Promoción y participación activa en apoyo a los procesos de paz en Colombia, a través de la mediación u otra forma útil para el logro de este objetivo. Cada vez más la promoción de los derechos humanos de las víctimas de las guerras, mediante la asistencia humanitaria. Fortalecimiento de la seguridad y defensa en el área. Especialmente cuando se producen incidentes en la Frontera Este, se pone en el tapete este tema, y es cuando resurgen en algunos sectores tanto la tesis militarista que clama por armar un ejército nacional, y/o la tesis de la militarización de retornar a la instalación de bases militares norteamericanas o presencia activa de sus tropas en Panamá, justificado por sus proponente además, por el ingreso económico que supone el gasto que tradicionalmente hacían esas instalaciones en el comercio, turismo y bienes raíces de Panamá. Todo esto se produce por la percepción de que la Fuerza Pública panameña no tiene capacidad real de defender fronteras, ni de frenar los otros efectos ya mencionados que impactan a la sociedad panameña..
El ascenso del gobierno de Álvaro Uribe en el escenario de la guerra contraterrorista mundial resalta el conflicto colombiano, y reconoce a tres de sus actores (FARC, ELN, AUC) en la lista de los enemigos; también genera en la sociedad civil y política panameña el temor al aumento de la escalada de la guerra, pues para Adam Isaacson, del Centro para Política Internacional, "todo indica que la guerra colombiana se intensificará" y que "empeorarán las condiciones en Darién, al igual que en las áreas fronterizas con Venezuela y Ecuador, donde ya están peores". Jason Hagen, de WOLA (Washington Office on Latin America), también prevé que los países fronterizos con Colombia sufrirán un "derrame más pronunciado" de la violencia. "La intensificación del conflicto que se anticipa ciertamente multiplicará los problemas existentes, como los que Panamá ha visto en Darién durante la última década".(Citado por Betty Brannan Jaén).
Recientemente el Gobierno panameño afirmó que considera ratificar el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica (TMSDCA) que firmó con reservas hace 5 años. (Entrevista al MINREX, Panamá 2002.) y buscaría introducir reformas visualizadas en medidas relacionadas con el 11-S y nuevas formas de ejecución de la lucha contra el narcotráfico; "poner en práctica instrumentos jurídicos internacionales sobre aspectos que puedan poner en peligro la seguridad democrática, tales como el terrorismo, convenios y tratados que deben ser producto del consenso tanto regional como mundial. En el seno de la OEA, fue aprobada por la Asamblea General, el 3 de junio de 2002, el Proyecto de la Convención Interamericana contra el Terrorismo. Una revisión del TMSDCA debería incluir una adecuación a los instrumentos que se adopten a nivel regional y mundial sobre... el terrorismo." La única reforma sugerida se centra en este tema, sin contemplar otros elementos que afiancen la seguridad democrática y la participación de la sociedad civil. Las reformas deseadas sólo parecen ir en la perspectiva de la guerra contraterrorista liderada por Estados Unidos. Esta perspectiva acentúa la posibilidad de involucramiento panameño y regional en el conflicto colombiano, y distancia las posiciones con el resto de la sociedad que siga abogando por esquemas más cercanos al diálogo y negociación. .
El concepto de seguridad humana inspiró tanto el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica como los Fundamentos de la Política Panameña de Seguridad, pero lo cierto es que Panamá está en el proceso de construir democracia y desarrollo, en el marco de una sociedad atravesada por profundas asimetrías. Convive en paz con sus vecinos de la región centroamericana, pero vive las tensiones de situaciones extrarregionales producto, fundamentalmente, de su ubicación geopolítica y su frontera Este..
Panamá ha caminado hacia la desmilitarización y hacia conceptos más maduros de seguridad democrática; pero, por otra parte, esos conceptos corren el riesgo de no haber sido debidamente apropiados en un contexto marcado por Colombia y el 11-S. El papel activo de Panamá por convocar al mundo en apoyo a la consecución de la soberanía sobre todo su territorio, le condujo a desempeñar roles activos en la mediación, solidaridad y resolución de conflictos (Grupo Contadora). Hoy, ambos roles se ven desdibujados en su política exterior. Si la ventana hacia Centroamérica está en paz, la ventana suramericana está en llamas. Panamá vive la paz regional mesoamericana, pero está en el borde de la guerra colombiana..
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Una frontera no defendida
Nuestra frontera es un colador por donde entra todo tipo de elementos, unos huyendo del horror de la guerra y otros buscando nuevos mercados para llevar a cabo sus fechorías .
Severino Mejía .
El Gobierno nacional puede decir de todo y buscar cualquier justificación para tratar de enmendar su negligencia en el manejo de los hechos ocurridos en Paya y Púcuru, cuando es hartamente conocido por todos que el problema data de hace mucho tiempo. Monseñor Emiliani fue el primero en dar la clarinada y no le pusieron cuidado. Ahora que hubo pérdida de vidas, se corre entonces a dar mantenimiento a viejos helicópteros o a volver a trasladar a las unidades policiales que estuvieron en esas comunidades en el pasado y que fueron replegadas por razones que solo el señor Barés conoce. Este asunto de interés de seguridad nacional se debió haber manejado con urgencia notoria, tal como se le está dando hoy día al concurso de Miss Universo, que si bien es cierto es importante para nuestro país, no menos lo es la vida de nuestros compatriotas indígenas de las comunidades afectadas por la violencia. .
La situación en la frontera con la hermana república de Colombia es un asunto muy serio que el Gobierno nacional debe manejar de forma permanente. No se puede ser reactivo, hay que ser preventivo y esto se logra con buenos planes debidamente coordinados por ambos países. Panamá es un país con recursos limitados que no dispone de la infraestructura operativa y logística para hacerle frente a esta situación en la actualidad. Por eso lo crítico y preocupante del asunto. .
Nuestra presencia en la frontera no se puede fundamentar en lo que haga Colombia. Ciertamente el Gobierno colombiano es responsable de tomar las medidas necesarias para evitar la incursión, desde su territorio, de grupos violentos para el lado nuestro; sin embargo, Panamá no debe dejar de actuar si Colombia no desplaza tropas del ejército o unidades de la policía a sus puntos fronterizos. Esto sería una irresponsabilidad. .
Las gestiones diplomáticas que está haciendo la Cancillería es el proceder correcto porque compromete a Colombia a una situación de la cual no se puede sustraer. Pero esto no tendría ningún valor si nosotros no estamos preparados. Por eso debemos preguntarnos si estamos realmente listos y preparados para jugar nuestro papel cuando los planes se tengan que implementar. .
Una cosa es ser guardafrontera en una región donde haya paz y, otra, operar en un área selvática, inaccesible y con presencia de grupos armados irregulares dispuestos a todo para evitar que sus planes sean alterados por una fuerza opuesta que no está a la altura operativa de ellos. Hay que tener presente que las FARC y los "paras" tienen muchos años de experiencia que los ha curtido en la guerra. Las FARC, la guerrilla más antigua de América, con 50 años de lucha contra las fuerzas del orden en Colombia, no ha podido ser doblegada por uno de los ejércitos más capacitados en operaciones antiguerrilleras. .
No quiero subestimar con estas apreciaciones el papel que están realizando nuestras unidades destacadas en esa región. Merecen el reconocimiento y respeto de todos los ciudadanos. Pero tenemos que ser realistas. Están trabajando con las uñas, sin los recursos suficientes ni el entrenamiento apropiado para el desempeño de una tarea que no les es propia. Agréguele el componente de la moral. Lejos del calor de su familia, en un ambiente lejos de las facilidades de la vida citadina. Todo esto es clave para el buen desempeño de sus obligaciones. La Constitución Nacional prohíbe el ejército, por lo tanto, tendremos que trabajar con nuestra Policía, pero en condiciones apropiadas para que la misión a ellos asignada se cumpla a satisfacción. Este trabajo es para soldados, no para policías. Si tenemos que defender la integridad del territorio nacional con los recursos que disponemos, entonces preparemos mejor a nuestras unidades policiales, por lo menos los guardafronteras, en tareas especializadas que salgan un poco de sus tareas tradicionales. Es decir, crear una fuerza élite diferente al cuerpo de policía regular. .
Dejemos a un lado fórmulas absurdas como la de romper relaciones diplomáticas con Colombia o traer una fuerza internacional de la ONU. Tenemos que valernos por nosotros mismos. Para eso hay que trabajar en forma estrecha con Colombia, estableciendo patrullajes debidamente coordinados en cada uno de sus áreas de responsabilidad. Si el Gobierno nacional quiere tomar en serio esto, entonces deberá dotar con los recursos adecuados, no solo a la Policía, sino también al SAN y al SMN. .
Señora presidenta: no malgaste dinero en darle mantenimiento a equipos que tienen más de 40 años de operación. Adquiera equipos más modernos y acordes con la situación que se vive en el área. La seguridad de nuestra gente no tiene precio; al fin y al cabo el dinero saldrá de los impuestos que paga cada uno de los ciudadanos. .
A lo interno, los estamentos de seguridad de nuestro país deben operar de manera coordinada, es decir, que el esfuerzo sea conjunto y aglutinado en un solo mando operativo. Hecho el análisis de situación, deben presentársele al Ejecutivo las necesidades logísticas más apremiantes como lo son las comunicaciones, el armamento, equipos sanitarios de campaña, equipos aéreos más modernos y, sobre todo, entrenamiento. .
Colombia tiene una fuerza policial entrenada a cuyos miembros se les denomina granaderos; ignoro si, a la fecha, la Policía Nacional ha enviado unidades a recibir este entrenamiento. Si es así, excelente decisión; en caso contrario, recomiendo al señor Barés que haga los contactos. .
Finalmente, la situación en la frontera con Colombia no solo debe preocupar a los que viven en esos lugares olvidados, sino a todos los panameños. Nuestra frontera es un colador por donde entra todo tipo de elementos, unos huyendo del horror de la guerra y otros buscando nuevos mercados para llevar a cabo sus fechorías que agravan más las situación de inseguridad que se vive en Panamá. .
Espero que dentro de unos meses las cosas cambien favorablemente y que no vuelvan a repetirse estos eventos por el hecho de no dejar hacer. .

El autor es militar de carrera y licenciado en relaciones internacionales .