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Latinoamérica

4 de diciembre del 2003

Nicaragua: hacia un nuevo pacto Aleman-Ortega

Mónica Baltodano
Rebelión

En una sesión del Congreso del Frente Sandinista, realizado el 23 de Noviembre, el Secretario General del FSLN tomó por sorpresa a los militantes allí congregados y a la opinión pública, anunciando que su partido se encaminaría a buscar negociaciones con el PLC de Arnoldo Alemán, con el propósito de buscar un Acuerdo Nacional, que trajera estabilidad al país y para enfrentar junto al PLC "el injerencismo norteamericano" en los asuntos internos de Nicaragua. El anuncio se hizo acompañar de una fuerte retórica anti-imperialista por parte del líder sandinista.

Apenas transcurridos dos días del sorprendente anuncio, la Juez Juana Méndez encargada del juicio contra el corrupto ex - presidente Arnoldo Alemán, giró un oficio a las autoridades policiales, para que el reo Alemán, fuera trasladado de la cárcel a su casa de habitación, asignándole todo un municipio del país como cárcel. La juez pretextó la condición de valetudinario del reo y en declaraciones a los medios de comunicación, afirmó que la medida contribuiría a "traer tranquilidad al pueblo de Nicaragua". De tal suerte, que Alemán puede circular libremente en todo el municipio mencionado y sin ningún otro tipo de restricción.

La ciudadanía luce desconcertada, porque hace apenas una semana atrás, en comparecencia publica, el Presidente Bolaños y Daniel Ortega, anunciaron que se habían puesto de acuerdo sobre los dos temas más importantes de la coyuntura: El respaldo de la bancada del FSLN a la aprobación de las dos leyes pendientes de aprobación en el parlamento (Ley de Endeudamiento Público y Ley de Presupuesto 2004), para concluir así, con todas las condicionalidades del FMI. Con la aprobación de dichas leyes, no habría ya ningún obstáculo para que Nicaragua acceda al punto de culminación de la iniciativa de Los Países Pobres Altamente Endeudados (HIPIC, por sus siglas en inglés) y logre con ello en diciembre 2003, la condonación del 80% de su deuda externa. Al mismo tiempo, anunciaron su mutuo acuerdo, porque se respetara el calendario electoral, que manda a que el próximo año se realicen elecciones municipales, renunciando de esta manera ambos, a la idea de posponer las elecciones municipales, para juntarlas con las elecciones nacionales de 2006.

En su discurso, del pasado fin de semana, el ex presidente Ortega en un tono inusual, hizo fuertes afirmaciones en contra del Presidente Bolaños y su gobierno, quienes fueron catalogados como "lame botas" del gobierno norteamericano, al tiempo que hacía una fuerte denuncia del "injerencismo" yanqui en todos los asuntos internos de Nicaragua. De esta manera, el máximo dirigente del FSLN, estaba anunciando un viraje de ciento ochenta grados en su política de alianzas, que hasta ahora venia sustentándose en un creciente entendimiento con el gobierno Bolaños.

La reacción de todos los medios de comunicación al anuncio de Daniel Ortega, fue unánime e inmediata, señalando que Ortega se encaminaba hacia un nuevo pacto o "repacto" con Alemán. La base de la militancia Sandinista por su parte, reaccionó igualmente sorprendida, porque el mencionado anuncio no fue precedido de ninguna consulta, ni aprobación por las instancias de dirección del FSLN. Víctor Tinoco, miembro de la dirección sandinista, declaró a los medios, que los anuncios hechos por el secretario general, no habían sido discutidos en la instancia de dirección y que esperaba que lo fuera.

En las esferas de dirección del FSLN se había conocido y discutido días antes del anuncio de Ortega, una propuesta del secretario general, en el sentido que era necesario seguir negociando con Bolaños, ya que cualquier negociación con el PLC de Alemán, contenía la exigencia de un tratamiento indulgente con el reo Arnoldo Alemán, curso de acción descartado entonces, por sus altos costos políticos ante la opinión publica nacional y los representantes de gobiernos y organismos internacionales.

Las primeras reacciones publicas de dirigentes del PLC estuvieron llenas de ambigüedades. Dirigentes políticos mas apegados a Alemán, como el diputado Wilfredo Navarro, hicieron comentarios positivos a la propuesta de Daniel Ortega, señalando que el PLC desde hace un año había venido planteando la misma necesidad de un Acuerdo Nacional, pero que el FSLN había preferido entonces sus entendimientos con Bolaños. Otros, mas vinculados a los ex -contras y a la embajada norteamericana, reaccionaron negativamente, insistiendo en que el PLC no tiene nada que negociar con Ortega y subieron el tono a su conocida agenda anti - sandinista.

Estas faltas de sintonía en las primeras reacciones de los dirigentes del PLC indicaron, el que estos también fueron tomados por sorpresa, al tiempo que expresan el rechazo inmediato de la embajada norteamericana a cualquier arreglo del PLC con Daniel Ortega. En efecto, la estrategia anti-sandinista del Departamento de Estado, pasa por el aglutinamiento de todas las fuerzas de la derecha, hasta ahora divididos entre Bolañistas y Alemanistas para poder aglutinarlas en un solo bloque para enfrentar al FSLN en las próximas elecciones municipales y nacionales.

La embajada yanqui en los últimos días, a venido trabajando en la línea trazada durante la visita del Secretario de Estado a Managua, quien dio la orientación de excluir de la vida política nacional a Arnoldo Alemán, para poder juntar todas las fuerzas "democráticas" bajo un nuevo liderazgo, como única modalidad, para garantizar una eventual victoria electoral y el apoyo norteamericano, a la futura campaña política de la derecha.

Sin embargo, la lógica de los funcionarios de Washington, de salir primero de los lideres corruptos (Alemán y cia), unir a la derecha, para enfrentar luego al sandinismo, encuentra fuertes resistencias en un importante sector del liderazgo de PLC, que vinculan su destino político al de su líder Arnoldo Alemán. No pocos sectores del PLC consideran esta actitud de Washington de "injerencista" que es precisamente el punto de" coincidencia" que Ortega se propone ahora capitalizar con estos.

Bolaños quien inicialmente se había comprometido con Ortega a posponer las elecciones municipales y juntarlas con las nacionales del 2006, cambió súbitamente su posición por recomendaciones del secretario Powell y endureció su posición con la dirigencia del FSLN. La señal de Washington fue clara: no mas negociaciones con Daniel Ortega y dedicarse a crear las condiciones políticas para juntar "todas las fuerzas democráticas" contra el sandinismo.

Frente a esta amenaza de Washington, Ortega respondió con la búsqueda urgente de una alianza con Alemán, este último igualmente condenado a formar parte del "pasado"según declaraciones oficiales de los mas altos funcionarios norteamericanos. Esta ultima intervención gringa en las decisiones políticas locales, terminó de persuadir a Alemán y Ortega, de la necesidad de unirse, para ambos Bolaños no es confiable, ya que, en efecto, el trazo distintivo del Presidente a lo largo de toda su gestión ha sido su docilidad y sometimiento incondicional a todas las decisiones Washington.

Por otra parte y como es sabido, el Presidente Bolaños reducido a tan sólo ocho votos de su bancada en el parlamento, se había venido viendo urgido de manera permanente del respaldo de las bancadas mayoritarias del PLC y del FSLN. Ahora, la amenaza potencial de un nuevo acuerdo entre Alemán - Ortega, significaría una alteración sustantiva en la correlación de fuerzas políticas, lo que provoca no pocas inquietudes en el Ejecutivo. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas como parecen, el primer obstáculo que tendría que superar un acuerdo Alemán-Ortega, será el de la enérgica oposición de la embajada norteamericana a dichos acuerdos y paradójicamente, por otra parte, el juicio de la opinión pública, que no está dispuesta a aceptar un trato indulgente con el corrupto expresidente, costo político este último, que seguramente tendría que sopesar, aunque quizás sólo a última hora, y bajo presión popular, el liderazgo Sandinista.

Desde la perspectiva de la dirigencia del FSLN, las amenazas son mayores que las oportunidades. En efecto, de consolidarse la orientación norteamericana del aglutinamiento de la derecha y el de poner fin a la división de las "fuerzas democráticas", ello podría significar a muy corto plazo el establecimiento de una nueva mayoría anti-sandinista en el parlamento.

Desde esa plataforma, podrían impulsarse una serie de reformas, que tendrían serias consecuencias negativas y que amenazarían los espacios de poder político-institucionales, que el FSLN logró obtener con el anterior pacto Alemán- Ortega.

Frente a estos riesgos, el dirigente sandinista optó por la opción mas costosa, buscar un nuevo pacto con el corrupto de Alemán y para ello ordenó de inmediato una fuerte señal, el envío de éste a su casa de habitación.

La decisión de Ortega no sólo está orientada a reaccionar a las pretensiones gringas, por otra parte, para él no es de ninguna manera despreciable, el beneficio que provocaría un acuerdo con Alemán, que seguramente alimentaría la división - al menos temporal - de la derecha. Por otra parte, Daniel Ortega calcula que ello mejoraría sus posibilidades personales para su ya anunciada candidatura presidencial.

El potencial de crisis sin embargo, se encuentra mediatizado en el tiempo, por la necesidad de todos los actores políticos de no hacer - por ahora - nada que pueda obstaculizar el acceso de Nicaragua a la condonación de la deuda. Es obvio, que ni el gobierno, ni los dirigentes de los partidos, quieren asumir el costo político que representaría, el que el país viera frustrada esa oportunidad.

La lectura de los acontecimientos hasta finales del presente año, estará por lo tanto matizada del consenso nacional de conseguir la condonación de la deuda, aparejada del manejo de las nuevas contradicciones entre los núcleos de poder, al que se sumará sin duda alguna, las reacciones de Washington que ahora se sienten desafiados por los acuerdos Alemán -Ortega.

El Departamento de Estado no hizo esperar su reacción, condenando la decisión de la juez Méndez, acusando al poder judicial de "corrupto y politizado". La reacción inmediata de los norteamericano insinúa, por otra parte, que ellos podrían agregar a las condiciones de acceso al punto de culminación, es decir, del perdón de la deuda, la aprobación de una ley que modifique, el funcionamiento actual del poder judicial en Nicaragua. Washington ha endurecido su posición en las ultimas horas, cancelando un programa de ayuda al poder judicial de 49 millones de dólares suscrito hace apenas algunas semanas.

Ortega por su parte ha repostado amenazando con enjuiciar al presidente Bolaños..Unas cuantas horas después de la amenaza de Ortega, la Juez Juana Méndez reactivo un juicio que estaba engavetado por delitos electorales que involucran al presidente Bolaños, haciendo obvia la relación de ambos. Por otra parte, como resultado de los acuerdos Alemán-Ortega el día de ayer, las bancadas de ambos partidos introdujeron en el parlamento, la iniciativa para realizar una reforma parcial a la Constitución, con el propósito de aplazar las elecciones municipales del próximo año y juntarlas con las nacionales del 2006, que ha sido uno de los objetivos personales de Ortega.

Es innegable que Daniel Ortega, logró cambiar el escenario político, pero al mismo tiempo se ha abierto en el país la crisis más grave de los últimos años. Las masas contemplan sorprendidas y desconcertadas el desarrollo de una crisis, de la que no son protagonistas y que no terminan de entender. En efecto, lo que está en juego y desencadenó la crisis, han sido los intereses personales y políticos de Alemán y Ortega, quienes ahora se han sentido amenazados por la injerencia de Washington en los asuntos domésticos del país.

El nuevo y peligroso juego montado sobre los intereses de poder de las cúpulas del PLC y FSLN, favorecidos por un condenable ingerencismo yanqui, apenas comienza: Nada es todavía firme y definitivo. Queda todavía mucho camino por recorrer, para ver si las pretensiones de Alemán- Ortega de alcanzar acuerdos que "den al país estabilidad para los próximos tres años", según las propias palabras de Daniel Ortega, logren realmente su objetivo. Hasta ahora las señales van en la dirección contraria, apuntando a una crisis que se sabe como comenzó, pero que nadie se atreve a decir como terminará. El pueblo, excluido de estas indigeribles decisiones, sigue con asombro el desarrollo de los acontecimientos, pero sin liderazgos alternativos populares sigue subordinado a la lógica de los caudillos y por tanto incapaz de reaccionar autónomamente.

Por lo pronto, estas decisiones demuestran una vez mas, que el peso de las decisiones oficiales de la conducción del FSLN siguen subordinadas a la lógica de los intereses personales de Daniel, y a la mecánica exclusiva de las transacciones cupulares y el reparto de cuotas de poder, a espaldas de los verdaderos problemas del país y de la gente. El país se encamina a un tratado de libre comercio, oneroso para casi todos los sectores, con la virtual complacencia de la dirigencia del FSLN al igual que las concesiones onerosas al gran capital, y el cada vez mayor empobrecimiento de las grandes mayorías.