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Latinoamérica

16 de octubre del 2003

Los trabajadores, Cancún y el gobierno socialista de Lagos
Patricio Malatrassi A.
Taller de Economía Ical

Rebelión
Arnold Harberger llamado "el padrino de la economía de libre mercado en América Latina" asesor económico del dictador Augusto Pinochet, profesor durante 40 años en la Universidad de Chicago, en una reciente entrevista* se refiere a la política económica de Ricardo Lagos como una de las más liberales de toda América Latina en las dos últimas décadas.

Esta es la situación real que no deben olvidar los trabajadores frente a los gobiernos de la Concertación y en particular frente al gobierno "socialista" de Lagos. Es un gobierno que, lo reconozca o no, trabaja por la fragmentación del trabajo y una política consistente por ser caja de resonancia de los intereses empresariales nacionales y transnacionales.

El modelo capitalista neoliberal, cuyo perfeccionamiento introduce permanentemente cambios que ponen en cuestión, incluso la existencia de la clase trabajadora, precisamente cuando el número de asalariados sometidos a ritmos de trabajo y a los dictados de los conglomerados transnacionales es el más alto de toda la historia humana.

Obligando incluso a las formas de trabajo denominadas intelectuales: médicos, abogados, ingenieros, a abogados, a asumir formas de organización del trabajo propios de las empresas capitalistas.

La aplicación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación a los procesos productivos que, junto con los cambios en la forma de producir y en la propia organización del trabajo, aumentan exponencialmente la productividad, sin que esto se refleje en mejoras de las condiciones de vida de aquellos que posibiliten dichos aumentos.

En términos cuantitativos determina el crecimiento explosivo del número de trabajadores en los servicios en detrimento de la industria, y con ello un cambio en la percepción que los trabajadores tienen de sí mismos y del sindicalismo.

Distribución del empleo en Chile
Ocupación total: 5.531.300

Actividad

%

% Sectorial

Agricultura, caza y pesca

13,4

 

Minería y canteras

1,3

 

Industrias manufactureras

14,1

36,8

Construcción

8,0

 

Electricidad, gas y agua

0,5

 

Comercio

19,4

 

Servicios financieros

7,8

55,1

Servicios Com. Sociales y pers.

27,4

 

Transporte, almacenaje y com.

8,0

8,0


Fuente : Boletín Banco Central Enero 2003

En este escenario pensamos que la lucha que deben dar los trabajadores contra la precariedad se traduce en un enfrentamiento radical contra la ideología dominante del fin del puesto de trabajo fijo. Rechazar la precariedad obliga a crear otro tipo de sociedad que contenga formas de trabajo realmente humanas e igualitarias.

La cesantía y la precariedad, junto a las constantes amenazas de crisis, fuerzan a los trabajadores a aceptar de más en más, peores condiciones de trabajo.

Estos elementos obligan al sindicalismo a detener las agresiones del neoliberalismo. Ello es posible. Así lo ha demostrado el paro nacional llamado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) que abre paso a una correlación de fuerzas diferente. Se debe perseverar en cuestionar globalmente las políticas neoliberales. Otra cosa significa lisa y llanamente aceptar el exterminio y las condiciones infrahumanas de vida. El estado de cosas obliga a tensar al máximo el esfuerzo por construir una nueva economía que soporte una sociedad distinta, donde los trabajadores sean los actores principales.

El dominio de las pautas neoliberales en la sociedad no es nuevo en Chile. Con mayores o menores énfasis se vienen reproduciendo desde los albores de la independencia. Todo el cacareado proceso de modernización del país se sigue circunscribiendo a una internacionalización mercantil tanto de los negocios, la cultura, las costumbres y, qué duda cabe, de todos los asuntos del Estado. Reproduciendo una y otra vez el dominio con plena sucesión de continuidad de los poderes económicos de los mercaderes chilenos aliados con los mercaderes transnacionales potenciado por la penetración del capital financiero, al cual no se le entregan más facilidades por que no hay más que entregar.

Esta impronta imperial que se manifiesta en toda la sociedad chilena y que no deja espacios para las falsas esperanzas es la que se ha quedado descarnadamente en claro en Cancún. Los miembros más prominentes de la OMC no tienen la voluntad política para lograr acuerdos concretos que redunden en el tema crucial de sacar a millones de seres humanos de la pobreza y poner en el centro de las negociaciones comerciales los intereses de los países en desarrollo.

Temas centrales para nuestros países, - si obviamos el hecho crucial, de que de todas maneras esto sigue significando el enriquecimiento más expedito de las oligarquías nacionales - como el acceso de productos agrícolas, intensivos en mano de obra; la propiedad intelectual de los medicamentos, y la creación de un tratamiento diferencial en las relaciones comerciales que sea una real ayuda, no ha logrado viabilidad.

Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, no abandonaron sus intereses. Pusieron fin a las expectativas creadas en Doha. El gobierno chileno creyó poder zanjar en Cancún un elemento central no resuelto en los Tratados de Libre Comercio: el apoyo interno que reciben los agricultores estadounidenses y europeos (110 mil millones de dólares anuales).

La burguesía chilena y sus gestores que han transnacionalizado absolutamente el corazón de la economía, tanto en manufacturas como en servicios, ha puesto una lápida a las perspectivas de desarrollo propio del país. Sin embargo dotados de una perseverancia a toda prueba, a pesar del fracaso en Seatle, en 1999 Lagos y su gobierno reafirman la idea de seguir avanzando en la liberalización del comercio con miras a la próxima reunión en Qatar en 2005 descartando de plano de que este revés implique un colapso de la OMC levantando para estos efectos su participación en el llamado grupo Cairns, compuesto por 21 países para negociar en bloque.

En este escenario desregular y flexibilizar el trabajo significa ponerse en sintonía competitiva con los 2.700 millones de seres humanos que viven con dos dólares o menos. Significa sufrir las consecuencias de que los países ricos ofrezcan subsidios a sus agricultores que sobrepasan en decenas de veces el PIB de nuestro país, por ejemplo.

En medio de las enormes presiones de las potencias del G7 para que los países en desarrollo desprotejan aún más sus economías, sobre todo en aquellos bienes en que tienen ventajas comparativas, que significativamente son los mismos bienes en que los conglomerados transnacionales succionan hasta desmantelarlos completamente, ya que no está dentro de sus intereses mantenerlos en el largo plazo, bajo la máxima financiera de que "un dólar actual es mejor que un dólar futuro'. Por tanto la premisa del Presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, acerca de utilizar el comercio para mejorar la propia productividad interna abriendo sus mercados en el contexto de un programa de crecimiento y reducción de la pobreza "correctamente diseñados" no pasa de ser un distractor, en el mejor de los casos bien intencionado. Sería real, si se tratara de empresas autóctonas que necesitaran mejorar su tecnología y procedimientos. Lo cierto es que se trata en lo fundamental de empresas transnacionales que tienen incorporados a sus procesos la última tecnología en función de absorber la mayor cantidad de plusvalía en el menor plazo posible. Por tanto los incrementos productivos no están, como se quiere hacer creer, destinados a mejorar los salarios de los trabajadores, al contrario se trata de que dichos salarios tengan la mayor flexibilidad a fin de hacer un uso intensivo del ejército de cesantes que forma parte estructural de ventajas competitivas de que les dota las empobrecidas economías locales.

Así por ejemplo el cobre es la mayor exportación chilena. Representa un tercio del total de ellas que el año pasado ascendió a uno 18.300 millones. ¿Qué interés tienen por ejemplo los propietarios de la mayor mina de cobre del mundo, La Escondida, Nippon Mining Holdings Inc.,Mitsubishi Corp., Mitsubishi Materials Corp, de Japón que poseen en conjunto el 10 % de la mina o BHP Billiton y Río Tinto Group, primera y terceras empresas mineras mundiales, respectivamente y también propietarias, en vender el bien en que el país tiene la mayor ventaja competitiva al mejor precio? Obviamente ninguno, pues venden los concentrados a empresas relacionadas en una magnitud tal que han provocado el mayor desastre en los precios de venta en la historia del país. Y de paso depredando un recurso no renovable.

El comercio que sirva debe formar parte de una estrategia de desarrollo nacional autónomo y debe incluir necesariamente en un sistema integrado y planificado, los temas de política macroeconómica, infraestructura, educación, investigación e innovación.

Si no se cumplen estos presupuestos elementales, ¿qué sentido tendría, por ejemplo la reforma de los sistemas aduaneros, tanto para importadores como para exportadores si sólo está destinado al enriquecimiento de las burguesías nacionales y transnacionales?. La política del chorreo ha demostrado hasta la saciedad su inconsistencia y falta de resultados.

* El Mercurio miércoles 30 de julio de 2003