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Latinoamérica

7 de octubre del 2003

Cumbre OMC
Las perspectivas tras el fracaso de Cancún

J.T.
El Siglo

Otro mundo es posible. Lo ha demostrado la acción mancomunada de los países más pobres, contra las pretensiones del capital transnacional durante la V Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio. El imperialismo de hoy, encabezado por los Estados Unidos, resultó impotente y debió retirarse reconociendo que sus objetivos habían fracasado.

Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, que intentan constantemente controlar las grandes zonas del comercio mundial, esta vez perseguían un mismo objetivo: impedir que se discutiera el tema agropecuario, que interesa a los países dependientes, productores de materias primas y alimentos, y que fueran aprobadas reglas para reducir los controles a la inversión aún existentes y abrir la competencia en las compras que hacen los gobiernos, en las cuales pretenden participar las empresas transnacionales.

Más de setenta países insistieron en que se retiraran del texto los temas relacionados con las inversiones. Las 100 naciones del grupo ACP (África-Caribe-Pacífico) rechazaron los intentos de la UE, Japón, Suiza y otras naciones industrializadas de incluir los llamados nuevos temas de negociación por encima del capítulo agrícola.

EE.UU. y la UE estaban interesados fundamentalmente en obtener que en esta reunión se aprobara un acuerdo que les permitiera seguir otorgando los actuales subsidios a sus propios productores agrícolas y, por tanto, seguir gozando de las ventajas competitivas frente a las naciones a las cuales exportan esos productos sin que se les apliquen aranceles protectores.

Sin acuerdos

"En vista de que no hay acuerdos, se clausura la reunión". El golpe del martillo blandido por el presidente de la conferencia, el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, dio por terminado el conflictivo encuentro.

De inmediato surgieron las voces de los integrantes de las organizaciones sociales presentes, cantando versos de protesta y entusiasmo por un resultado que, con justicia, consideraron un triunfo de su lucha contra los grandes poderes financieros del mundo industrializado.

Para obtener un acuerdo era necesario contar con los votos a favor de los países explotados por las potencias imperialistas. Sin embargo, los "débiles" y endeudados, que representan dos tercios del total de integrantes de la OMC, se negaron a aceptar los términos del acuerdo básico propuesto con el fin de lanzar una nueva ronda de negociación comercial.

A juicio del director de la Red del Tercer Mundo, Martin Khor, en el fracaso de la reunión tuvo mucho que ver "el poco transparente y antidemocrático sistema para hacer los borradores. El mecanismo de toma de decisiones debe ser reformado para que los países en desarrollo puedan participar de forma más efectiva, en especial cuando se redacta el borrador del acuerdo".

Los 22

El llamado Grupo de los 22 estuvo coordinado por el canciller brasileño Celso Amorim e integrado por Argentina, Brasil, Bolivia, China, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, India, Indonesia, México, Nigeria, Paquistán, Paraguay, Perú, Filipinas, Sudáfrica, Tailandia, Venezuela y Egipto.

Amorim resumió el triunfo de los países del Sur subdesarrollado diciendo que "pudimos demostrar que con unidad, un grupo sin bandera política y que tiene intereses concretos que defender es capaz de presentar argumentos. Hemos logrado el respeto a nuestro grupo".

Con anterioridad a la reunión ministerial de Cancún, varios gobiernos -entre ellos Argentina, China, India, Sudáfrica, Chile, Brasil y el resto de América Latina- habían anticipado que la Agenda de Cancún sólo servía "a los intereses de los países desarrollados", especialmente en el sector agrícola, y que además contenía "ambigüedades" en materia de inversiones y competencia. La declaración sostuvo que dicha propuesta "es asimétrica y establece un doble estándar" que beneficia a los países ricos.

Los efectos de la disparidad en el trato comercial entre ambos mundos ha significado que los agricultores y campesinos de los países dependientes pierdan 24.000 millones de dólares anuales, y que además los subsidios y el proteccionismo del Norte impidan la entrada de productos del Sur por un valor de 40.000 millones de dólares anuales.

La posición común adoptada por los países en desarrollo se concretizó en la negativa a discutir los temas sobre inversiones, mayor acceso a los mercados por parte de firmas multinacionales, transparencia en los contratos gubernamentales y regulación de la competencia, alegando que primero era necesario ponerse de acuerdo sobre el comercio agrícola, que es el que más les afecta a todos ellos.

Cuba

El ministro cubano de Gobierno, Ricardo Cabrisas, declaró a Prensa Latina al volver a La Habana desde Cancún que lo más destacable en la V Cumbre Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) fue la comprensión por parte de los países subdesarrollados de que la unidad y la solidaridad y hablar con una sola voz en defensa de sus intereses es la única forma de actuar en estos tiempos.

Destacó, además, que uno de los puntos más conflictivos de la agenda de este foro ministerial de la OMC fue el tema agrícola, que puso en evidencia las enormes diferencias entre el Norte y el Sur. Los países industrializados, dijo el ministro, intentaron colocar en el centro de los debates los llamados temas nuevos, que son de interés fundamental para Estados Unidos y la Unión Europea (UE), y no así tanto de los países en vías de desarrollo. Ello permitió que pasaran a un segundo plano los aspectos vinculados con la dimensión del desarrollo, dijo. Tienen que tomar en cuenta la coyuntura actual, o de lo contrario cada vez la situación será mucho más compleja y seguirán existiendo explosiones sociales, concluyó.

La movilización social

Si uno de los elementos que decidieron el fracaso de los planes imperialistas para la cita de Cancún fue la posición firme y unitaria de los países dependientes del capital transnacional, sin duda el segundo elemento lo constituyó la amplia movilización de las organizaciones sociales que protestaron contra la hegemonía de las grandes potencias y exigieron soluciones para la pobreza, el subdesarrollo, la deuda externa y otras necesidades que afectan a la mayor parte de la población del planeta.

Las acciones comenzaron en Cancún y en países cercanos a México, antes que comenzara la reunión ministerial. A comienzos de septiembre, varias decenas de jóvenes efectuaron una original forma de protesta al sobrepasar el cerco policial del balneario turístico y exhibirse desnudos en la playa, formando con sus cuerpos consignas de rechazo a la OMC. Se trataba de los miembros de la Red de Acción Directa, organismo conformado por agrupaciones de Estados Unidos, Canadá, Italia, Francia, México, Brasil, Ecuador y otros países.

En Guatemala unos 500 activistas de grupos sindicales y antiglobalización bloquearon durante 3 horas los accesos y salidas del aeropuerto internacional, provocando retrasos en las operaciones. Miguel Ángel Sandoval, uno de los líderes de la manifestación, expresó que "si la OMC no modifica las normas de comercio actuales, tendremos una invasión de productos, principalmente agrícolas, que provocarán la quiebra de millones de nuestros pequeños productores de América Latina".

Otras acciones de protesta se produjeron en carreteras de San Marcos, cerca de la frontera con México, en el norteño departamento de Petén, y de Huehuetenango, exigiendo al gobierno una moratoria en las negociaciones de tratados comerciales; entre éstos, uno que junto a los países centroamericanos negocia con Estados Unidos.

Foro de los Pueblos

Entre las reuniones y asambleas efectuadas en Cancún sobresalieron el Foro Internacional Campesino y el Foro de los Pueblos, que finalizó con una marcha en la que participaron miles de personas, especialmente indígenas de docenas de organizaciones no gubernamentales de Latinoamérica.

En el Foro Internacional Campesino e Indígena participaron más de 3.000 campesinos pertenecientes a Vía Campesina de Estados Unidos, Tailandia, Grecia, Canadá, Sudáfrica, Filipinas, Holanda, Portugal, Honduras, Haití, Mozambique, República Dominicana, Bélgica, España, Japón, Corea del Sur y otros países. Estuvieron presentes también representantes de más de 15 Estados de México, además del Congreso Nacional Indígena.

Las organizaciones pertenecientes al "Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad" instalaron seis mesas donde analizaron los problemas de los pueblos indígenas de América Latina.

Además, se realizó un Foro Sobre Derechos de la Comunicación, en el que se debatieron temas como el acceso a la información, la asignación de frecuencias, los temas legislativos, la realidad de las radios comunitarias y otros. Como lo destacó Eréndira Cruz Villegas, del Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), con sede en Ciudad de México, el panel sobre Derechos de Comunicación "tiene propuestas muy explícitas en materia de derechos humanos, derechos laborales, telecomunicaciones, libertad de expresión y toda la cuestión de propiedad intelectual y cultura".

Durante el foro que agrupó a productores e indígenas de varios países, se leyeron los mensajes del EZLN enviados por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena y la comandancia general. El subcomandante Marcos saludó la gran movilización contra el neoliberalismo, señalando que "cerca de donde se realiza esta movilización, un puñado de siervos del dinero acuerdan las formas y los tiempos para continuar con el jugoso crimen de la globalización".

Señaló además: "quienes se piensan dueños del planeta tienen que esconderse detrás de sus altos muros y de sus patéticas fuerzas de seguridad, para hacer sus planes".

Marcos dijo en su mensaje al Foro que construir una alternativa para vivir con dignidad y en libertad es posible y necesaria, porque de ella depende el futuro de la humanidad. Concluyó que en el mundo existen dos proyectos de globalización: el de arriba y el de abajo. El primero, que globaliza el conformismo, el cinismo, la estupidez, la guerra, la destrucción, la muerte y el olvido; y el segundo, que globaliza la rebeldía, la esperanza, la creatividad, la inteligencia, la imaginación, la vida, la memoria.

Inmolación

Entre las protestas de los activistas, sin duda la acción más conmovedora fue el suicidio del dirigente campesino surcoreano Lee Kyung Hae, quien el primer día del encuentro se clavó una navaja en el corazón en señal de protesta de los campesinos por las agresiones de las potencias imperialistas.

Un homenaje con muchos oradores, entre los que se encontraba Lee J. Hae, su hija, que viajó desde su tierra para recordar a su padre, dar las gracias y pedir ayuda "para vivir al máximo por este camino que él nos enseñó".

Lee Kyung Hae tenía 56 años cuando murió. Graduado de la facultad de Agronomía, dedicó su vida al desarrollo agropecuario y a los campesinos. Debido a ello fue condecorado por el presidente de su país en 1986 y se hizo merecedor al Premio al Agricultor Mundial de la FAO en 1988.

Dirigente de la Federación Coreana de Agricultores Avanzados, fue también elegido en 1995 consejero del gobierno regional, y en el 2001 fundó el primer periódico para los campesinos de su país.

En 1991 intentó inmolarse en protesta contra la ronda. El 23 de febrero de 2003 Lee colocó una tienda de campaña frente a las oficinas de la OMC en Ginebra, Suiza, para protestar contra el primer borrador de un acuerdo agrícola. El 20 de marzo comenzó una huelga de hambre exigiendo que la agricultura saliera de la OMC. En su testamento político, Lee escribió: "No se preocupen por mi cuerpo. Lo más importante es el sacrificio que hago por mis compañeros".

Pat Mooney hizo un balance del encuentro de la OMC durante la ceremonia fúnebre de homenaje a Lee. Expresó, emocionado: "Cancún será recordado como el sitio donde el granjero cayó, pero también como el lugar en el que la OMC murió. Su agonía comenzó en Seattle pero está culminando en Cancún. La OMC está herida de muerte, tiene la semilla de la muerte en su interior".

Otro modelo económico

Las demandas de los pueblos expresadas en las acciones de protesta contra la OMC y en los Foros de las organizaciones sociales se encuentran sintetizadas en los 10 puntos de la propuesta enviada a Cancún por la Red Parlamentaria Internacional (RPI), creada en el marco del Foro Parlamentario Mundial de Porto Alegre (Brasil). Según sus dirigentes, otro modelo económico y social es posible para el beneficio de las mayorías de las poblaciones en todo el mundo.

Como primer punto proponen "garantizar el control democrático". En el segundo punto se dice que los tiempos para tratar temas como inversiones, mercados públicos o reglamentaciones aduaneras, ya han pasado. Ahora es tiempo de tratar más seria y decididamente los asuntos concernientes al desarrollo sustentable de nuestros pueblos.

El tercer punto expresa que ningún pedido debería ser impuesto a los países, especialmente a los países en desarrollo, para que privaticen sus servicios públicos. El cuarto expresa que cada país debe tener la posibilidad de producir o importar medicamentos genéricos si los necesita para proteger la salud pública.

En el quinto punto se asume que "patentizar las formas de vida debe ser prohibido, con el fin de preservar la biodiversidad, la seguridad alimentaria y los derechos de los pueblos indígenas y para protegerlos del acaparamiento de los recursos genéticos por parte de las empresas transnacionales". El sexto dice que la protección del medioambiente no es una medida que deforme el comercio, por eso la Red Parlamentaria se opone a cualquier cambio o reformulación de los Acuerdos Multilaterales Ambientales (Amas) para que estén en línea con la OMC.

En el séptimo punto se dice que "el derecho de los pueblos a alimentarse ellos mismos, como también la seguridad alimentaria y el acceso al agua, son fundamentales para nuestro futuro común". En el octavo se propone abolir los subsidios a la exportación, que claramente favorecen a los países ricos y sus grandes agroexportadores.

En el noveno se plantea mejorar los derechos de los trabajadores/as, en particular en lo que concierne a su libertad de asociación. Y el último punto dice que "no se puede aplicar la misma reglamentación (económica) a partes desiguales". Por eso, los estudios sobre las medidas de sustentabilidad deben ser llevados a cabo antes de comenzar negociaciones.