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Latinoamérica

Los campesinos ofrecen al nuevo presidente una tregua de noventa días

Carlos Mesa pidió tiempo para «poder trabajar» y dijo que «Bolivia no es un país justo».
Bolivia vuelve a una relativa calma tras la «fuga» a EEUU del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada tras un mes de una fuerte represión que dejó al menos 80 muertos. Ayer los sindicatos y organizaciones indígenas acordaron dar una tregua a la nueva Administración de Carlos Mesa, durante una multitudinaria concentración en La Paz para celebrar la renuncia del «Goni», que desde Miami dijo que EEUU pudo hacer «un poco más» para prevenir la crisis.
Organizaciones estudiantiles, campesinas y sindicales se concentraron ayer en la Plaza de los Héroes, en La Paz, para celebrar «el triunfo» de las protestas de las últimas semanas que provocaron la renuncia del presidente Sánchez de Lozada. El nuevo presidente, Carlos Mesa, quien había asistido a una misa en honor a los caídos en la «guerra del gas» en la Iglesia de San Francisco, se hizo presente en el mitin, al que asistieron miles de personas que descendieron de la ciudad de El Alto, para concluir en un emotivo acto las movilizaciones en defensa del gas y otras reivindicaciones sociales.
Durante esta concentración, los principales líderes sindicales e indígenas, Felipe Quispe, de la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos (SUTCB), Jaime Solares, de la Central Obrera Boliviana (COB), así como varios representantes de federaciones campesinas departamentales y provinciales, anunciaron que otorgarán una tregua al nuevo Gobierno de Mesa para que diseñe los lineamientos de su Administración.
Por su parte, el sindicato agrario de La Paz, la SUTCB, que controla de modo parcial las carreteras del altiplano boliviano, precisó, además, que levantará los bloqueos que mantenía sobre las mismas. Mesa escuchó la intervención de los dirigentes, quienes le pidieron el inicio de un juicio de responsabilidades contra el Sánchez de Lozada, al que calificaron de «carnicero», así como la indemnización a las personas que perdieron a sus familiares en la «guerra del gas».
Tras escuchar sus demandas, el presidente Mesa reconoció «el cansancio» de los sectores sociales, que «no tienen oportunidad de gobernar», y enfatizó que «Bolivia no es un país justo y que no tiene a sus ciudadanos iguales ante la ley». «Quiero pedirles con toda humildad que me den tiempo, que me abran un espacio para poder trabajar», añadió.
Dos temas concentran la atención del nuevo Gobierno de Mesa: el proyecto de exportación de gas a EEUU y México y la celebración de una Asamblea Constituyente, principales demandas de los sectores campesinos e indígenas del país andino. Con respecto a la exportación de este recurso natural, el Gobierno anunció ayer que no renunciará al proyecto, pero que cualquier decisión con respecto a este tema dependerá del resultado del referéndum vinculante, que aún no tiene fecha de celebración.
El nuevo ministro de Exteriores, Juan Ignacio Siles, manifestó en un mensaje al pueblo boliviano, tras jurar a su cargo, que la consulta que propuso Mesa deberá determinar una política permanente de Estado sobre ese tema y deberá servir para mejorar «la calidad de vida de los sectores más excluidos de la población boliviana».
«Como canciller no puedo dejar de señalar que cualquier futura negociación sobre el gas no debería ser ajena a nuestra justa y legítima reivindicación de un puerto libre y soberano en el océano Pacífico», añadió.
Pese a que Mesa definió ayer a los miembros de su Gabinete, compuesto por personalidades independientes de los partidos políticos, aún no ha decidido quién será el ministro de Minas e Hidrocarburos. Mesa designó a 14 nuevos ministros, dos de ellos sin cartera, y también a una delegada presidencia,l que se encargará de la lucha anticorrupción. Tras tomar juramento, Mesa pidió a sus nuevos ministros «una entrega total, una responsabilidad y una acción directa, además de absoluta transparencia en el trabajo».
fuente: GARA