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Latinoamérica

10 de enero del 2003

Lula: ¡No vaya a Davos!

Emir Sader
Servicio Informativo "alai-amlatina"

La política internacional del PT (Partido de los Trabajadores) se anuncia como una de las más prometedoras del nuevo gobierno. No solo el discurso posesión de Lula, que afirmó el perfil de soberanía, de integración continental y de diversificación de las alianzas internacionales, además a su propia práctica, como la visita inicial a Argentina y Chile, las acciones concretas en relación a Venezuela, la ida anunciada de Lula a la posesión de Lucio Gutiérrez en Ecuador, garantizados por la nominación de cuadros que dan garantías de continuidad y consecuencia a esa política en su conducción.
El anuncio de la ida de Lula al Foro Social Mundial es una confirmación de esa orientación y una afirmación de coherencia de su trayectoria, ya que el estuvo en Porto Alegre en los dos primeros Foros. Sin embargo, ese anuncio se hace acompañar de la sorprendente noticia de que Lula iría en seguida a Davos, noticia que se agrega al anuncio - igualmente sorprendente - de que la alcaldesa de Sao Paolo, Martha Suplicy, y el Ministro de Cultura, Gilberto Gil, también irían.
Davos fue el lugar de reunión de los grandes magnates del neoliberalismo mundial, en su época de oro, a lo largo de los años 90, cuando exhibían su riqueza como prueba del acierto en las opciones de sus políticas. Fue la época de exhibicionismo de Bil Gates, de la exhuberancia especulativa de las bolsas de valores, del desprecio a la pobreza y el hambre en el mundo.
Fue contra ese mundo que se organizó el Foro Social Mundial (el de Davos, no olvidemos, es un Foro Económico, coherente con el economicismo que comanda el neoliberalismo), con enormes dificultades, para afirmar que "otro mundo es posible" y que este mundo se encuentra en lo social y no en lo económico, en la sociedad y no en la ganancia, que "lo fundamental no tiene precio", que "el mundo no está en venta", que todos tienen derecho, cualquier que sea su nivel de renta.
Conseguimos derrotar a Davos, no solo porque se acabó el ciclo expansivo del capitalismo estadounidense en el que se asentaba Davos, sino también porque probamos que los temas esenciales para la humanidad en el mundo contemporáneo son discutidos en Porto Alegre y no en Davos. Davos perdió su importancia también para el gran capital especulativo, dejó de ser su vitrina, el discurso de la guerra sustituyó el del llamamiento al consumo desenfrenado, que pasó a segundo plano, con el capitalismo internacional en recesión. El propio Banco Mundial coquetea con Porto Alegre, busca cooptar políticamente al mayor número posible de Ong's. Todo confirma la victoria de Porto Alegre sobre Davos - dejando a este el papel de anti-Porto Alegre.
Este año, de nuevo, se organizan inmensas manifestaciones en Suiza contra Davos y por su expulsión del país, apoyadas hasta por el mismo alcalde de la ciudad, que ve ganar una imagen antipática en todo el mundo, por el tipo de gente que se reúne y por el millonario blindaje represivo que requiere para defenderse de los millares de manifestantes. El día 23, cuando inauguremos el III Foro Social Mundial en Porto Alegre, esperando recibir cerca de 100 mil personas, con una inmensa manifestación por la paz en el mundo y contra la nueva guerra imperial, estaremos al mismo tiempo manifestándonos en Davos contra el Foro Económico Mundial y aquellos pocos millonarios que poseen más riqueza que gran parte de la humanidad.
Lula no debe ir a ese banquete de los responsables por la miseria del mundo, no debe prestar su prestigio a esa fiesta de algunos pocos banqueros responsables por las políticas que generan hambre en Africa y Asia, América Latina y aquí mismo en Brasil. Lula no debe estar del otro lado de la barricada, cuando los que luchan por "otro mundo es posible" estarán manifestando contra las políticas del FMI (Fondo Monetario Internacional), del Banco Mundial, la OMC (Organización Mundial de Comercio).
Caso se confirme esa noticia - que esperamos sea apenas un mal entendido -, su propia ida a Porto Alegre estará marcada por su partida en seguida a Davos, ciertamente con llamamientos de todos apara que no cometa ese error. Desde ya apelamos para que no lo cometa, para que vaya Porto Alegre a reafirmar todo lo que dijo en su discurso de posesión y en sus ideas anteriores al Foro Social Mundial y para que señale los horizontes de su política internacional como una gran colaboración al multilateralismo, a la solución pacífica de los grandes conflictos internacionales, a la integración continental, a la diversidad de alianzas mundiales, al socorro al hambre y la miseria de Africa.
Ni Lula o el PT tienen nada que hacer en Davos y todo que ver con Porto Alegre - la capital de la esperanza que venció al miedo.