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Internacional

29 de augusti del 2003

Entrevista con Tariq Ali
La resistencia obliga a Bush a cambiar de táctica

Dave Riley
Green Left Weekly
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Riley: ¿Cómo compararía el movimiento contra la guerra de Vietnam de los años 60 con el movimiento actual contra la guerra de EE.UU. en Irak?

Ali: El movimiento contra la guerra de los años 60 no fue simplemente un movimiento contra la guerra. También fue un movimiento que ansiaba la victoria de uno de los lados, que quería que ganaran los vietnamitas. Así que eso le dio un brío adicional. La gente sabía de qué lado estaba. Fue ultra-radical por ese motivo.

El movimiento contra la guerra que hizo erupción antes de la guerra de Irak fue ciertamente más amplio y mucho más grande. Si se juntaran todas las manifestaciones por Vietnam y se sumaran en el ámbito global, en el caso de Irak fue 100 veces mayor. Pero, no fue un movimiento a favor de un lado -porque nadie en el movimiento contra la guerra apoyaba a Sadam Husein- fue más bien un movimiento que trató de detener una guerra que muchos consideraban como totalmente injustificada.

Y no sólo injustificada, sino que las razones para ella fueron ocultadas en su totalidad ante el público por los gobiernos de EE.UU. y Gran Bretaña. No se trataba de armas de destrucción masiva. Se trataba de capturar un país productor de petróleo con un régimen que era muy hostil a Israel, que estaba proporcionando dinero a los palestinos. Esos fueron los motivos para esa guerra - además de que era una manera de mostrar lo que es el poder imperial y lo que puede hacer.

La gente sintió que se le estaba mintiendo. No la convencía esa guerra. Sentía que era irracional. Eso explica la dimensión de las movilizaciones. Sacaron a la calle a mucha gente que a menudo no era política.

Riley: ¿Indica eso que, durante los últimos 30 años, el "síndrome" de Vietnam" ha seguido siendo una fuerza poderosa?

Ali: La razón por la que es una fuerza semejante es que el pueblo vietnamita infligió una derrota a EE.UU. Cincuenta mil soldados de EE.UU. murieron en esa guerra. Los estadounidenses no pudieron mantener su control sobre ese país y fueron obligados a retirarse como resultado de la combinación de los éxitos militares vietnamitas y el hecho que el movimiento contra la guerra había alcanzado al propio ejército de EE.UU. Soldados opuestos a la guerra organizaron grandes manifestaciones ante el Pentágono y esto les puso los pelos de punta.

Riley: ¿Cómo evalúa usted el debilitamiento del movimiento contra la guerra en el período después de la invasión de Irak?

Ali: Considero que la gente creyó realmente que podría detener la guerra. Y cuando descubrió que no podía, muchas personas se desmoralizaron. Muchos me han dicho: "¿ Qué sentido tiene manifestar si nada cambia como resultado?" Traté de decir amablemente: "Miren, van a hacer esta guerra y tenemos que movilizarnos cuando la guerra comience y una vez que continúe". Pero mucha gente consideró que al manifestar y al salir a las calles en grandes multitudes lograrían detener la guerra.

Riley: Si la gente decía que las tropas fueron retiradas de Vietnam gracias al masivo movimiento contra la guerra, ¿significa que comprendieron mal la historia de la Guerra de Vietnam?

Ali: Es un error decir que la guerra de EE.UU. contra Vietnam terminó gracias al movimiento [occidental] contra la guerra. Sucedió porque el pueblo vietnamita había resistido a tres grandes imperios durante mucho, mucho, tiempo y todos conocían la historia de esa lucha. En parte, fue terminada por el movimiento contra la guerra, pero fue lo que hizo que ocurriera el movimiento contra la guerra- después de todo no existía como un gran movimiento hasta que el pueblo vietnamita comenzó a lograr grandes victorias contra las fuerzas de EE.UU. Lo que hizo que el movimiento contra la guerra adquiriera esa gran dimensión, fue que muchos en EE.UU. comprendieron que no se podía ganar la guerra.

Pienso que existe desmoralización, pero no pienso que la gente debería desmoralizarse. La guerra no va bien para Washington. La administración de EE.UU. pensaba que capturaría Irak y que todos en ese país les daría la bienvenida. No ha sucedido. Existe un movimiento de resistencia y no está formado sólo por restos del Partido Baaz. Hay mucha otra gente que también está resistiendo a la ocupación.

La única gente capaz de detener la ocupación dirigida por EE.UU. es la que resiste en la región.

Si esa resistencia continúa, creo que EE.UU. va a modificar su táctica, probablemente llevando mercenarios con cascos azules de las Naciones Unidas para que les regenten Irak. Para EE.UU., lo principal en Irak es imponer la privatización del petróleo de Irak, lograr la liberalización de la economía iraquí e introducir a las grandes corporaciones de EE.UU. No les importa demasiado cómo se maneje el país, mientras se mantenga ese tipo de estructura económica.

Riley: Parece que el movimiento contra la guerra ha llevado a una crisis en el Partido Laborista británico. ¿Qué impacto ha tenido el movimiento contra la guerra en la socialdemocracia en Gran Bretaña y, en particular, en la posición política y los puntos de vista de la población?

Ali: El tamaño y la escala del movimiento impresionó a todos, incluso al Partido Laborista, y dio a muchos parlamentarios laboristas el coraje necesario para oponerse a la guerra. Por eso el primer ministro Tony Blair comenzó a utilizar más y más mentiras. Incluso varios parlamentarios blairistas han dicho que hubieran votado contra la guerra de haber sabido que Blair estaba mintiendo sobre las armas de destrucción masiva de Bagdad. Pienso que si otros 10 parlamentarios laboristas hubiesen votado contra Blair respecto a la guerra, sólo hubiera podido permanecer en el poder con votos del partido conservador.

Desde ese punto de vista, el movimiento contra la guerra fue efectivo. Pero también hay que comprender que la clase gobernante británica estaba dividida en lo que se refiere a este asunto. La mitad de las agencias de inteligencia no estaba convencida de [la necesidad de participar en la guerra]. Los propios militares no estaban particularmente convencidos. La sensación que acompañó a la muerte de David Kelly, el científico, es parte integral de esa situación.

Kelly dijo a la BBC que el gobierno había exagerado extremadamente la amenaza. Por eso el gobierno quiso castigarlo y lo llevó a la muerte. Es así de simple. Así que había una división respecto a la guerra que no se limitaba al movimiento contra la guerra, sino que también llegaba más arriba, a varios sectores de la sociedad británica y eso es lo que está creando la gran crisis del gobierno de Blair.

Riley: ¿Se está convirtiendo Irak en un "atolladero" para EE.UU.?

Ali: Acabo de terminar un libro sobre la historia de Irak, "Bush en Babilonia", que debería aparecer en septiembre. Mi tesis es que la administración del presidente de EE.UU., George Bush, cometió un grave error en Irak. Washington creyó que iba a ser como en Kosovo en los años 90, que los soldados de EE.UU. serían bienvenidos por sectores de la población iraquí.

Fuera de los traidores quislings, nadie les dio la bienvenida. Incluso personas que odiaban a Husein no querían la ocupación y la detestaban. Así que los gobiernos de EE.UU. y Gran Bretaña se enfrentan a un problema muy real.

Acaba de haber grandes manifestaciones de protesta en Basora, en el sur de Irak, y los británicos han tenido que disparar balas de caucho, tal como lo hicieron en Irlanda. Las tropas de EE.UU. disparan balas de guerra, pero los británicos utilizan balas de caucho. Saben qué hacer porque son colonialistas con más experiencia.

La resistencia atrae gente de todo el mundo árabe.

Se han organizado unos 20 grupos diferentes de resistencia. El Partido Comunista Iraquí no es uno de ellos - está colaborando con el Consejo de Gobierno quisling. Hay pequeños grupos izquierdistas, hay numerosos grupos religiosos y muchos grupos no- religiosos - ninguno de ellos quiere la ocupación. Cuando existe ese grado de hostilidad significa un verdadero problema para las potencias ocupantes.

Hubo algunos traidores quislings que pensaron que la ocupación sería algo como en Japón o en Alemania después de la II Guerra Mundial - cuando EE.UU. reconstruyó esos países. No hay señal alguna de que ocurra algo parecido en Irak. Lo que olvidó esa gente es que la razón por la que Japón y Alemania tenían que ser reconstruidos fue la "amenaza comunista", por la existencia de la Unión Soviética. Ahora, Washington no se siente amenazado.

Estamos viendo al imperialismo en la época de la economía neoliberal y del "consenso de Washington". ¿Por qué reconstruir hospitales y recrear el servicio estatal de salud en Irak, si los están desmantelando en su propio país? Tienen un grave problema ideológico y financiero y por eso están utilizando a las corporaciones.

Riley: ¿Qué sugiere la experiencia de Irak para el futuro de la política exterior de EE.UU.?

Ali: Considero que Washington ha comprendido que la operación de Irak no ha sido un éxito. La pandilla de Bush no lo admitirá, pero lo saben. Históricamente, el imperio de EE.UU. ha preferido controlar el mundo indirectamente, no directamente. Trata de encontrar gobiernos que hagan su trabajo, no les interesa si han sido elegidos o si son dictaduras militares, como las que han gobernado en América Latina y en grandes partes de Asia.

Washington quisiera volver a esa situación, pero ahora el criterio esencial para el apoyo de EE.UU. es si esos regímenes imponen una economía neoliberal y abren el país a la economía de mercado. Así que abandonaron a Milosevic y a Husein porque no cooperaban en ese sentido. Birmania es otro país en su lista, no porque sea un régimen militar -después de todo cooperan interminablemente con un régimen militar en Pakistán - sino porque no se abre a las compañías extranjeras.

Riley: Algunos sugieren que EE.UU. busca otro objetivo militar. ¿Piensa usted que sea posible?

Ali: Los ojos de Washington están fijos en Irán. Pero si actúa contra Irán, creará una nueva resistencia. Los clérigos son tan odiados en Irán - sorprendentemente habría más gente dando la bienvenida a las tropas de EE.UU. de lo que hubo en Irak - pero a pesar de ello sería un lío y no pan comido. Y, de nuevo, incitarán el nacionalismo iranio.

No atacarán a Corea del Norte, precisamente porque Corea del Norte tiene armas de destrucción masiva. Han dicho que si son atacados las utilizarán. Puede ser un bluff, pero tiene efecto. El régimen chino no aceptaría una intervención de EE.UU. en Corea del Norte y trataría de impedirla, porque llevaría tropas de EE.UU. hasta sus propias fronteras.

Riley: ¿Cómo evalúa usted el futuro de la ONU?

Ali: Naciones Unidas es irrelevante en el sentido de que no se puede esperar que haga algo contra los deseos de EE.UU. Para lo que se utilizará a esa organización es para arreglar el entuerto del imperio. Participarán, tratarán de solucionar el desaguisado y disimularán la situación. Kofi Annan se pondrá de pie y murmurará algunas dulces estupideces y la gente dirá: "Qué bien, por lo menos es un paso adelante. Naciones Unidas están allí. Los estadounidenses se fueron".

La ONU es un instrumento de la política exterior de EE.UU.; cuando Washington no puede utilizarla de ese modo, usa alguna otra cosa. Pero hay una cosa que la ONU no hará, no será un instrumento que se oponga a la política de EE.UU.

28 de agosto de 2003
*Tariq Ali es un editor de New Left Review y autor de "El choque de los fundamentalismos" y del próximo "Bush en Babilonia".
Tariq Ali habló con DAVE RILEY de Socialist Alliance en Brisbane el 13 de agosto. La entrevista apareció originalmente en Green Left Weekly.
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