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Internacional

1 de agosto del 2003

Digámoslo bien claro: asqueroso
Una nación de asesinos

Douglas Valentine
CounterPunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

¿Cómo califica usted que George W. Bush, sin mediar provocación alguna y sólo sobre la base de afirmaciones falsas, envíe un ejército a invadir una nación extranjera; y luego, sin ningún intento de negociar una rendición, realizar un arresto, o juzgar a los dirigentes de una nación y presentar alguna evidencia de sus crímenes, ofrece recompensas multimillonarias por sus cabezas, confía en colaboradores y espías para perseguirlos y luego los arrincona y los hace volar por los aires en sus hogares, en su propio país?

¿Utiliza la misma expresión que los israelíes, que recientemente lo han cometido cientos de veces?

¿Una muerte selectiva?

¿Cómo lo llamaría si Sadam Husein persiguiera y matara a las hijas de George Bush en Texas?

¿Homicidio a sangre fría?

¿Qué le parece si este tipo de conducta fuera llamado asesinato?

¿Para qué ponerle nombre? ¿Una rosa con otro nombre, OK?

Y ni siquiera pregunte si las muertes selectivas, los homicidios a sangre fría y los asesinatos son legales o morales. ¿A quién diablos le importa?

Son populares. Es tan divertido, incluso muestran naipes de muerte en Internet, que señalan las personas que Bush quiere matar en Irak. Es como un juego de vídeo, o el viejo show de Steve McQueen: "Buscado Muerto o Vivo".

Y Bush también participa; ¡Tráiganlos", dijo, en el papel de Paladin en "Have Gun Will Travel"; Pero ¡qué diablos!, es un ejército de voluntarios y no se trata de ti o de mí. Así que mueren por la vanagloria de Bush. ¿A quién le importa? Lo que cuenta es la emoción por persona interpuesta.

Cuando la CIA se dedicaba a asesinar líderes extranjeros en todo el mundo, en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado, les gustaba llamar entre cuatro paredes su actividad Acción Ejecutiva. Era la mala época, cuando la CIA tenía que guardar el secreto mientras hacía su inmundo negocio de asesinatos masivos. En aquel entonces tenía que recurrir a eufemismos para cumplir su cometido.

En la República de Vietnam, la CIA comenzó llamando el asesinato masivo de sus enemigos, en su propio país, eliminación. Pero sonaba demasiado duro, así que lo rebautizaron neutralización.

En 1967, la CIA creó el infame Programa Fénix para neutralizar -o sea cazar mediante soplones y luego matar, capturar, torturar y detener indefinidamente- una puerta giratoria anual de unos 70.000 miembros de insurgentes comunistas y nacionalistas y de cualquiera que los apoyara política o administrativamente, en sus propios países.

El gobierno de Estados Unidos admite que la CIA asesinó a unas 25.000 personas con el Programa Fénix. Neutralizó con éxito y regodeándose a unos cientos de miles en total. Saben como hacerlo y están listos para hacer caer la maldición de Fénix sobre todo el mundo.

Ahora Richard Perle -miembro del corrupto conciliábulo que rige la Casa Blanca y que convierte la política israelí en política de EE.UU. en confabulación con el régimen petrolero de Bush, cuya lealtad no es con el público estadounidense sino con su propio enriquecimiento- nos dice que EE.UU. no se irá de Irak mientras sigan activos unos 30.000 miembros del Partido Baaz de Sadam Husein.

¿Quiere decir que ahora -después de eliminación y de neutralización- la nueva expresión será inactivación?

Cuando dicen inactivar, Bush, Perle, Wolfowitz y los otros miembros de su criminal régimen, quieren decir el asesinato masivo planificado de unos 30.000 iraquíes en Irak. Si lo hacen como lo hicieron en Vietnam, como la pequeña misión de Bob Kerrey en Thanh Phong, también planifican la inactivación de las familias y los amigos de esas 30.000 personas.

Los insurrectos no pueden ser llevados por el terror a someterse a menos que se haga de esta manera, como nos lo han enseñado magistralmente los israelíes. Hay que aterrorizarlos a todos. Como los israelíes aterrorizaron a los palestinos hasta que se sometieron para reducirlos a un estado de sometimiento.

Los comentaristas de la prensa y la televisión aplauden este experimento iraquí en asesinatos selectivos y asesinatos masivos como una contribución a la mejora de la moral del ejército de ocupación de EE.UU.

De la misma manera como los titulares saludan hoy la inactivación de los hijos de Sadam Husein como un acto justiciero que fue más que sólo justificable moralmente, sino algo como un acto de justicia divina.

Y nadie se sorprende, porque la vasta mayoría de los estadounidenses fueron inactivados éticamente hace mucho tiempo, por 50 años de propaganda gubernamental. Para gozar de sus vehículos todo terreno y sus teléfonos móviles, se regocijarán mientras George W. Bush, en su rol de Dios Todopoderoso, abre un camino de salvajismo justiciero por el mundo, asesinando en masa a todos los que él y su conciliábulo nombren como sus enemigos personales -exactamente como George W. Bush, solito, juzgó, condenó y sentenció a la muerte a Sadam Husein y a su familia y luego fue y los mató.

Desde ahora Bush solo decide quién vive o quién muere y nadie puede detenerlo. Es el Primer Mandamiento en el que se basa el imperio de EE.UU. Y así nos hemos convertido en una nación de asesinos, sin conciencia.

Llámese Apoteosis por el Divino Derecho de Ejecución. O llámese lo que es: asqueroso.

24 de julio de 2003
Douglas Valentine es autor de "The Hotel Tacloban", "The Phoenix Program", y "TDY". Su nuevo libro "The Strength of the Wolf: the Federal Bureau of Narcotics, 1930-1968" será publicado por Verso. en 1998-1999, Valentine fue investigador para el escritor Pepper sobre el asesinato de Martin L. King. Su sitio en la red es www.douglasvalentine.com.
Su correo es: redspruce@attbi.com