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Internacional

15 de abril del 2003

Lo que se necesita para que EE.UU domine una gran parte de la Humanidad y los recursos del mundo es "algún hecho catastrófico y catalizador, como un nuevo Pearl Harbor"
La agenda oculta: el nuevo Pearl Harbor

John Pilger
Jihadunspun
Traducido para Rebelión por Alberto Villalba

La amenaza planteada por el terrorismo de EE.UU a la seguridad de las naciones y de las personas fue subrayada con profético detalle en un documento escrito hace más de dos años y revelado sólo recientemente. Lo que se necesita para que EE.UU domine una gran parte de la Humanidad y los recursos del mundo, se decía ahí, es "algún hecho catastrófico y catalizador, como un nuevo Pearl Harbor". Los ataques del 11 de septiembre de 2001 proporcionaron el "nuevo Pearl Harbor", descrito como "la oportunidad de los tiempos". Los extremistas que, desde entonces, han explotado el 11-S proceden de la era de Ronald Reagan, cuando se crearon grupos de extrema derecha y "think-tanks" (grupos de pensamiento) para vengar la "derrota" americana en Vietnam. En la década de 1990, había una agenda añadida: para justificar la negación de un "dividendo de paz" después de la guerra fría. Se creó el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (The Project for the New American Century), junto con el American Enterprise Institute, el Hudson Institute y otros que desde entonces han fusionado las ambiciones de la administración Reagan con las del actual régimen de Bush.

Uno de los "pensadores" de George W. Bush es Richard Perle. Le entrevisté cuando asesoraba a Ronald Reagan; y cuando habló sobre la "guerra total", le tomé erróneamente por loco. Recientemente utilizó de nuevo esa expresión para describir la "guerra contra el terror" de EE.UU. "Sin etapas," dijo. "Esto es la guerra total. Estamos combatiendo contra una diversidad de enemigos. Hay muchísimos por ahí fuera. Todo estoa palabrería de que primero vamos a hacer Afganistán, y luego Irak... es el modo erróneo de afrontarlo. Simplemente, si dejamos que nuestra visión del mundo se desarrolle y lo abarcamos totalmente y no intentamos trocearlo con una diplomacia astuta, sino que libramos una guerra total... nuestros hijos entonarán grandes canciones sobre nosotros dentro de algunos años."

Perle es uno de los fundadores del "Proyecto para un Nuevo Siglo Americano", el PNAC.. Otros fundadores incluyen a Dick Cheney, actual vicepresidente; Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa; Paul Wolfowitz, Subsecretario de Defensa; I. Lewis Libby, Jefe de Personal de Cheney; William J. Bennett, Secretario de Educación con Reagan; y Zalmay Khalilzad, embajador de Bush en Afganistán. Estos son los modernos patrocinadores del terrorismo de EE.UU. El informe original del PNAC, "Rebuilding America's Defenses: strategy, forces and resources for a new century" (Reconstruyendo las defensas de EE.UU: estrategia, fuerzas y recursos para un nuevo siglo), era un plan general de los objetivos de EE.UU en todo excepto en el nombre. Hace dos años recomendó un incremento del gasto en armamento de 48.000 millones de dólares para que Washington pudiese "librar y ganar múltiples guerras simultáneas importantes". Esto ha ocurrido. Dijo que EE.UU debería desarrollar armas nucleares "destructoras de búnkeres" y hacer de la "guerra de las galaxias" una prioridad nacional. Esto ha sucedido. Decía que, en el caso de que Bush tomase el poder, Irak debería ser un objetivo. Y así ha ocurrido.

Respecto a las "armas de destrucción masiva" de Irak, fueron descartadas, en tantas palabras, como una excusa conveniente, que lo es. "Aunque el conflicto no resuelto con Irak aporta la justificación inmediata," señala dicho informe, "la necesidad de una presencia militar importante de EE.UU en el Golfo trasciende la cuestión del régimen de Sadam Hussein." ¿Cómo se ha aplicado esta impresionante estrategia? Una serie de artículos en 'The Washington Post', escritos conjuntamente por Bob Woodward, del caso Watergate, y basados en largas entrevistas con altos cargos de la administración Bush, revela cómo se manipularon los hechos ocurridos el 11 septiembre de 2001.

En la mañana del 12 de septiembre de 2001, sin evidencia alguna de quiénes eran los secuestradores, Rumsfeld exigió que EE.UU atacase a Irak. Según Woodward, Rumsfeld dijo en una reunión del Gabinete que Irak debería ser un "objetivo principal de la primera serie en la guerra contra el terrorismo". Irak fue perdonado temporalmente sólo porque Colin Powell, Secretario de Estado, persuadió a George W. Bush de que "la opinión pública tiene que estar preparada antes de que sea posible una acción contra Irak". Se eligió Afganistán como la opción más suave. Si los cálculos de Jonathan Steele en el periódico británico 'The Guardian' son correctos, unos 20.000 afganos pagaron el precio de este debate con sus vidas.