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Internacional

29 de marzo del 2003

Manual de supervivencia
Cómo vivir con una superpotencia delincuente

Wayne Madsen
Counterpoint
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Las naciones del mundo tienen que aprender a arreglárselas para vivir en el mismo planeta con un régimen que ha resucitado la estrategia bélica nazi del "blitzkrieg" (guerra relámpago), adoptando el concepto de los ataques militares preventivos de "conmoción y espanto". No cabe error alguno, el régimen Bush, que llegó al poder mediante un proceso electoral engañoso y luego se aprovechó de un ataque terrorista interno para obtener poderes inconstitucionales, no se detendrá ante nada en su ofensiva por rehacer el mundo siguiendo su propio concepto de un "nuevo orden mundial" servil ante Estados Unidos.

Las naciones del mundo harían bien si emularan a Estados Unidos y a sus aliados en la contención de la Unión Soviética durante la Guerra Fría. El objetivo final de la Unión Soviética era una federación comunista mundial. Unos pocos alquimistas políticos neoconservadores han destilado un nuevo brebaje ideológico que combina elementos del militarismo unilateral, del cristianismo fundamentalista, del sionismo, y del fascismo. Desean extender esta filosofía política a todo el mundo utilizando el poderío militar de Estados Unidos. Por ello, el mundo debe ponerse en guardia contra un peligroso movimiento político anidado en el gobierno de EE.UU. que utiliza la capacidad militar y de recolección de inteligencia de EE.UU. para imponer su peligrosa agenda. La comunidad internacional debe frenar a Estados Unidos y su sórdido plan de acción.

Algunas naciones han respondido ya a la bombástica y a las amenazas del régimen de Bush. El programa nuclear de Corea del Norte se encontraba bajo la supervisión de Naciones Unidas hasta que Bush incluyó al Norte en su "Eje del Mal". Los norcoreanos abandonaron una política de distensión forjada por los surcoreanos y la administración Clinton y reiniciaron su programa de armas nucleares. Pyongyang teme ser el próximo objetivo de un ataque. Pero Irán también está en la mira del régimen Bush.

Cuando fue incluido en el "Eje" de Bush, Irán aceleró su propio programa de armas nucleares. Los neoconservadores ya han sugerido que la ofensiva militar de EE.UU. contra Irak debe hacer pronto un giro a la derecha hacia Irán para eliminar a su gobierno y su programa nuclear. En los hechos, el régimen de Bush se aseguró los campos petrolíferos de Irak antes de atacar las instalaciones de armas químicas en Nasariyah. Esta decisión desmiente toda la constante propaganda del régimen de Bush sobre el peligro posado por las "armas de destrucción masiva" de Irak. Siempre fue el propósito del régimen Bush apoderarse del petróleo de Irak. En esto, estaba en la misma línea que Sadam Husein, quien advirtió al mundo que ése era el verdadero objetivo del régimen de Bush centrado en el petróleo. Unos pocos misiles perdidos "guiados con precisión" dieron en Irán cerca de su complejo petrolero de Abadán, Considerando los planes de los neoconservadores, fue probablemente un "tiro de advertencia" y no un error. Irán es el próximo objetivo oportuno para el régimen Bush. Éste no ha ocultado que quiere volver a colocar al hijo del Shah de Irán en el trono del Pavo Real de un Irán neoimperial que sería un estado vasallo de EE.UU.

Cuba, temiendo una inminente acción de EE.UU. impulsada por los mismos peligrosos elementos derechistas en Florida que llevaron a George W. Bush a la Casa Blanca y a su hermano Jeb al Gobierno del Estado en Tallahassee, ha comenzado a hacer una redada de disidentes que han estado en contacto con personal de la Sección de Intereses de EE.UU. en la Habana. Fidel Castro debería expulsar a la Sección de Intereses de EE.UU. en la Habana.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en pleno conocimiento del hecho que el régimen Bush trató de derrocarlo en un alzamiento urdido en Washington hace casi un año para lograr el control de la riqueza petrolera de Venezuela, está arrestando a dirigentes políticos y sindicales que apoyaron el golpe. Tiene toda la razón al hacerlo.

La decisión de México y Chile de negarse a apoyar la resolución de EE.UU. en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, significa que se verán sometidos a una intensa presión del régimen Bush. Los servicios de inteligencia de esos países deben estar vigilantes ante las actividades de los agentes de inteligencia de EE.UU., particularmente los de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, en inglés), Los agregados militares de EE.UU., que trabajan para la DIA, deben ser vigilados de cerca y sus visitas a las bases militares deberían ser prohibidas. Igualmente, Guinea y Camerún deberían tener cuidado con la subversión patrocinada por EE.UU. entre los grupos étnicos y religiosos internos. Algunos de esos grupos deberían tener cuidado con los intentos de agentes clandestinos de EE.UU. de estimular las llamas de sus propias reivindicaciones contra sus gobiernos. Esos grupos, que tienen justificados motivos de queja contra sus propios gobiernos deberían, no obstante, establecer una línea de comunicación con sus capitales para asegurarse de que el régimen Bush no trate de montar una rebelión o un "incidente" para castigar a esas naciones por su falta de apoyo en la ONU.

No es un secreto que Rusia, China, Brasil, y Francia, entre otros, están tomando medidas en previsión de toda contingencia que incluyen la posibilidad de conflicto militar con Estados Unidos. Nada debe ser considerado seguro con un régimen Bush que está evidentemente bajo la influencia de cultistas religiosos suicidas que creen literalmente que los eventos apócrifos descritos en el Libro de las Revelaciones de la Biblia van a ocurrir pronto.

Pero, evidentemente, esos esfuerzos no bastan. Para contener al régimen Bush, la comunidad internacional de naciones, incluyendo a Naciones Unidos y los bloques regionales, debe tomar los mismos pasos que Occidente adoptó contra el bloque soviético.

La inteligencia y la contrainteligencia nacionales, y las agencias de mantenimiento del orden, que deberían haber identificado ya a los diplomáticos de EE.UU. en embajadas y consulados, que son, en realidad, agentes de inteligencia y policiales, deben limitar los viajes de estos a un radio de 40 kilómetros de sus misiones diplomáticos. También deben ser excluidos de importantes instalaciones militares, gubernamentales y de infraestructura crítica. No deberían imponerse restricciones a los numerosos diplomáticos estadounidenses que se oponen a la política del régimen Bush y que pueden servir como valiosas fuentes de información sobre futuros planes desestabilizadores del régimen en los terrenos militar, político y económico.

Los funcionarios de aduanas deberían inspeccionar cuidadosamente los envíos diplomáticos de EE.UU. que podrían contener equipos de espionaje electrónico. Una serie de misiones diplomáticas de EE.UU. albergan a Elementos Especiales de Recolección de la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU. (NSA, en inglés). Antenas satelitales sobre los edificios de EE.UU. transmiten comunicaciones captadas y otras señales, a través de canales cifrados, a la NSA y al Servicio Especial de Recolección donde las intercepciones son procesadas, analizadas, y almacenadas en bases de datos tipo "Diccionario" de Echelon y en una base de datos de frecuencias llamada RASIN (inglés para apuntes de radio-señales).

Las visitas navales de EE.UU. deberían ser prohibidas. Una serie de barcos de la Armada de EE.UU. vienen equipados con Unidades de Apoyo Directo, unidades tecnológicamente avanzadas de vigilancia electrónica que son diseñadas para identificar frecuencias críticas y relevar señales desde el puerto en el que se encuentran. Esas señales son transmitidas a la NSA y guardadas en las bases de datos mencionadas. Es difícil establecer qué barcos contienen esas unidades ya que a menudo son portátiles y pueden ser transferidas de un navío a otro.

Las naciones deberían retirarse de los programas de entrenamiento militar y de mantenimiento del orden de EE.UU. Esos programas, como la Educación y Entrenamiento Militar Internacional, (IMET, en inglés), el IMET mejorado, el Entrenamiento y Educación Combinado Conjunto (JCET, en inglés), y programas regionales como el Instituto de Cooperación en la Seguridad del Hemisferio Occidental (antes llamado la Escuela de las Américas), EL Programa de Entrenamiento y Ayuda de Operaciones en Crisis de África, el Centro de África de Estudios Estratégicos, el Centro Europeo George Marshall de Estudios de Seguridad, el Centro de Asia y el Pacífico, las Academias Internacionales de Mantenimiento del Orden en Budapest y Bangkok, son utilizados para identificar a agentes de influencia y para husmear en las capacidades militares y de contraespionaje y otros secretos.

Los países que albergan sedes de organizaciones internacionales deberían rastrear sus instalaciones buscando equipos de escucha de EE.UU., de software de espionaje en los ordenadores, y otros instrumentos de espionaje. Una operación de "invasión" de EE.UU. contra las misiones ante las Naciones Unidas en Nueva York y la Comisión Europea en Bruselas fue recientemente descubierta. Debería ponerse cuidado en no utilizar los servicios de contraespionaje del Reino Unido, España, Australia, Dinamarca, Holanda, Portugal, Italia y Japón hasta que los gobiernos de esos países sean reemplazados por otros que se opongan a las políticas del régimen Bush.

Canadá, México, las Bahamas, y otros países deberían expulsar de inmediato los agentes de aduanas e inmigración de EE.UU. Ese personal forma parte ahora del Departamento de Seguridad de la Patria, que tiene una importante misión de espionaje. Esos agentes están nuevamente encargados de recolectar información política sobre ciudadanos extranjeros y de suministrar esa información a bases de datos de EE.UU. que contienen listas negras y de "observación" de no-terroristas opuestos tan solo a las políticas de EE.UU. La expulsión de esos agentes dificultará la tarea del régimen Bush de acumular información política sobre personas en el extranjero que ejercen sus derechos constitucionales en sus propios países.

Los países deberían anular todos los programas de intercambio militares, de inteligencia y en el mantenimiento del orden con Estados Unidos. Estos incluyen exposiciones de defensa, festivales aéreos, y programas de intercambio de personal. Esos programas son abusados para reunir inteligencia sobre los militares y el potencial defensivo y ofensivo de países neutrales, amigos y aliados.

Los países deberían asegurarse de que Estados Unidos no tenga acceso directo a redes informáticas confidenciales internas en la economía, las estadísticas y en el control de las finanzas. Esto impedirá todo intento del régimen Bush de desestabilizar los sistemas monetarios, bancarios, y bursátiles para promover sus objetivos, Los países deberían estudiar cuidadosamente el propósito de los intercambios con EE.UU. en el terreno y de la investigación académicos, especialmente en las áreas de la investigación nuclear, de la defensa de misiles, de la aviónica, la genética, las comunicaciones digitales, y otras áreas en las que el complejo militar-industrial de Estados Unidos busca aprovechar la pericia científica extranjera para fines militares. Los países deberían desarrollar sus propios medios independientes de emisión de noticias internacionales. La Casa Blanca, el Pentágono, y el Departamento de Estado han establecido programas sofisticados de propaganda, desinformación, y de información errónea para divulgar noticias falsas y deformadas en todo el mundo. El Departamento de Estado de EE.UU. estableció durante la Guerra Fría una unidad que refutaba de inmediato toda desinformación o falsificación soviética difundidas en los medios internacionales. Considerando la utilización en Estados Unidos de falsa inteligencia y de documentos y artículos académicos plagiados durante el debate del Consejo de Seguridad sobre Irak, las naciones deberían establecer sus propias unidades dentro de los Ministerios de Exteriores para desmentir semejante propaganda y desinformación. Las redes de televisión y radio deberían basarse en fuentes independientes para su información ya que CNN, Fox, Sky News, ABC, NBC, y CBS están ahora todas integradas en las unidades militares de EE.UU. y realizan la labor de sus manipuladores militares y corporativos.

Las redes mediáticas deberían también prohibir anuncios producidos por el Departamento de Estado de EE.UU. Estos forman parte de una campaña publicitaria del régimen Bush para poner una "cara feliz" a sus políticas internacional xenófobas, racistas, y fascistas hacia los visitantes extranjeros y los residentes legales, así como a los ciudadanos naturalizados. En particular, los anuncios del Departamento de Estados, disfrazados de documentales, que muestran a estadounidenses árabes y musulmanes viviendo en paz y armonía deberían ser estrictamente evitados. Las televisiones sirias, jordanas, libaneses y egipcias ya se han negado a emitir esos spots publicitarios.

Esas medidas, entre otras, fueron adoptadas en su época por un EE.UU. democrático que trataba de liberar a naciones y pueblos cautivos y subyugados del yugo del comunismo. Ese EE.UU. ya no existe. Al tomar una acción concreta contra el peligroso régimen que se ha apoderado del control de una superpotencia, convirtiéndola en un virtual estado delincuente, las naciones del mundo podrían ayudar a restaurar un gobierno democrático y cooperativo en Washington. Hasta que llegue ese día, toda nación; de Cuba a Francia, de Turquía a Nigeria, de India a Nueva Zelanda, y de Rusia a Corea del Sur, debe mantener su vigilancia y adoptar medidas inmediatas para proteger su soberanía nacional de un amenazante régimen Bush.

24 de marzo de 2003
El correo de Wayne Madsen es: WMadsen777@aol.com