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Internacional

11 de noviembre del 2003

El negocio del voto en EEUU

Alberto Piris
Estrella Digital

Un distinguido político estadounidense encabezó en California la iniciativa para modificar las anticuadísimas máquinas de votar usadas en ese Estado. Conviene recordar que, dentro de las libertades de las que goza el pueblo de EEUU, una de ellas es la de poder utilizar, para ejercer el voto, los más variados y absurdos mecanismos electorales. Esto condujo al escándalo de Florida en el año 2000, que dio la Presidencia a Bush, pero a cambio reveló la vergüenza de unos aparatos perforadores que permitían interpretar las papeletas de cada voto de modo discutible. En el fondo, todo consistía en aclarar si el agujerito había sido o no perforado, lo que resulta casi ridículo en el país que posee la más alta tecnología del mundo, que le permite explorar hasta los confines del espacio exterior.

Lo que ha llevado este asunto a las primeras páginas de los medios de comunicación es que el citado individuo se ha convertido en asesor bien remunerado de una de las tres principales empresas que fabrican máquinas de votación en EEUU: la denominada Sequoia Voting Systems. Para mayor coincidencia, uno de sus anteriores colaboradores es vicepresidente en la citada empresa, y otro de ellos es el que coordina la estrategia comercial de la marca.

Nada habría que objetar a que el bochorno vivido en Florida para elegir a Bush haya forzado a los políticos estadounidenses a cambiar sus viejos mecanismos de votación por otros sistemas informatizados, más a la altura del siglo actual. Pero lo que pasa es que, sólo en California, hay 54 distritos electorales que van a invertir más de 400 millones de dólares en la renovación, y el olor a los beneficios inunda el ambiente. Políticos en retiro, pero con valiosos contactos con los gobiernos, y empresarios ambiciosos, que se limitan a buscar el máximo provecho, forman ya las alianzas necesarias para obtener la mayor proporción posible del pastel que se anuncia.

Tres son las empresas que en EEUU controlan el negocio de las máquinas de votar: Diebold, ES&S y la ya citada Sequoia, aunque últimamente ha irrumpido con fuerza en este campo una cuarta empresa, Science Applications International Corporation, abriéndose camino hacia unos beneficios que se anticipan sabrosos. Dejemos aparte las dudas expresadas por algunos científicos, que creen que los nuevos sistemas informatizados, que eliminan cualquier papel o rastro material del voto emitido, pueden facilitar el tradicional "pucherazo" mediante sistemas ocultos de filtración de los votos. Ya se han obtenido resultados anómalos en algunas pruebas realizadas en Luisiana, Minessota, Georgia y Florida, con motivo de las elecciones del 2002. Una impugnación en este último Estado, de un candidato que se sintió engañado, condujo a una resolución judicial declarando a las máquinas de votar "secreto industrial" de las compañías que las fabrican y, por tanto, cerradas a cualquier investigación de los tribunales.

En una reciente conferencia que reunió en un hotel de Florida a los funcionarios estatales responsables del recuento de las votaciones, para instruirles sobre los nuevos sistemas, el comité de recepción fue patrocinado por Diebold; la fiesta en la piscina, por Sequoia; y la comida y entrega de premios, por ES&S. La portavoz de ES&S, interrogada al respecto, dijo que se trataba de un gesto de "buena voluntad" hacia los clientes, y que su empresa seguiría formando a los funcionarios electorales. Tuvo el cinismo de afirmar: "No creo que ninguno se deje influir en la compra de las máquinas por una comida en grupo. Si se tratara de una cena con sus esposas en Morton's y de un viaje a las Hawai, sería distinto".

La carrera para instalar nuevas máquinas electorales fue impulsada por la Ley denominada "Ayuda al voto de América" [sic], promulgada por Bush el año pasado. Fue apoyada por un consorcio de fabricantes de armas, incluyendo a las poderosas Northop-Grumman y Lockheed-Martin. Dicha ley exigía, además, que se utilizaran los dispositivos de "purga de electores inhábiles", el sistema que permitió al gobernador de Florida, Jeb Bush, eliminar el año 2000 los votos de unos 90.000 electores negros, para favorecer la designación de su hermano George.

El faro de la democracia que en sus tiempos fue EEUU parece que lanza sus últimos destellos antes de extinguirse definitivamente. El actual Gobierno de Bush extiende su manto dictatorial sobre la política exterior, los ejércitos, la Justicia y las mentes de una mayoría de ciudadanos estadounidenses, que sólo conocen de la realidad nacional e internacional lo que les permiten unos medios de comunicación autocensurados, en aras de un distorsionado sentido del patriotismo. Ahora, los mecanismos básicos por los que un pueblo se expresa democráticamente están a merced de los beneficios que esperan obtener algunas empresas. żDe verdad alguien cree que, de seguir así las cosas, EEUU puede exportar democracia a ninguna parte del mundo?
Alberto Piris
General de Artillería en la Reserva
Analista del Centro de Investigación para la Paz (FUHEM)