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Internacional

4 de octubre del 2003

¡Atajen a Dean!

Juan Carlos Vallejo
Rebelión
No puede causar sorpresa que el exgeneral Wesley Clark puntee en las encuestas entre los candidatos demócratas a la presidencia de los Estados Unidos, como tampoco ha de extrañar que, precisamente, las encuestas hayan sido pagadas por los medios de comunicación que más atizaron la invasión y la guerra en Irak: USA Today y CNN (No debe demorar la encuesta de Fox News).

Más que por la imagen de "duro" -que tanto le gusta prefabricar a la línea ultraconservadora de este país-, Clark es la tabla de salvación del establecimiento estadounidense, que naufraga bajo el desastre económico y político de la administración Bush. La economía no despega y el desempleo aumenta día a día (MS NBC News reportó que la corporación Levi Strauss cerró algunas de sus factorías en el norte del país, dejando a 2 mil trabajadores cesantes; la aerolínea NorthWest, clausuró su oficina en Detroit con saldo de 570 nuevos desempleados). Las inversiones sociales han desaparecido y esos dineros han parado en el sostenimiento de las tropas en el país ocupado. El ciudadano común no quiere comprar a crédito, por miedo a perder su empleo y quedar endeudado. Los almacenes conservan su inventario casi intacto. En lo politico, el actual gobierno goza de un aura de mentiroso y embaucador. Ningún país, de "la vieja Europa", quiere echarse la mano al dril ni enviarle tropas para sacarlo del pantano en que se le convirtió la infame invasión.

"Sotto Voce", se dice que el Establishment ha descartado una reelección de Bush para el 2004. De ahí que el desespero de la "Pequeña Habana" de Miami, se manifieste en su afán por ganar la Gobernación de California (el Estado más poblado del país) y prosiga en su intento de reestructurar el mapa político de Texas, con la ayuda de los polémicos fallos de los jueces. Además de seguir "aceitando" su maquinaria truculenta en La Florida. Perdiendo los respublicanos el poder, pierden ellos sus prebendas y eso no lo permitirán tan fácilmente.

Pero si el gobierno no va estar en manos de los republicanos, estará entonces en poder de los demócratas. (No hay que ser un politólogo para deducir algo tan evidente en una democracia de dos partidos). Sin embargo, el dilema es: ¿Quién será el bendecido?

Howard Dean es un médico que por diez años -desde 1991- ocupó la Gobernación del Estado de Vermont (el séptimo estado más pequeño y el segundo menos poblado de los 50 estados que tiene el país). Es un hombre considerado "moderado" -algo así como "de centro"- y con una sensibilidad social y ambiental que hasta sus mismos detractores le reconocen. Es un convencido de las bondades del Estado Social de Derecho, lo que despierta gran interés electoral por ese "Estado Benefactor", que tanto añoran hoy los ciudadanos estadounidenses. El programa de cobertura de seguridad social, que desarrolló para una gran mayoría de los habitantes de su estado, lo catalogan como un hombre que no pasa indiferente ante el dolor humano. Sin pelos en la lengua, se opuso a la guerra diciendo lo siguiente: "Los asesores del presidente, un grupo de fanáticos de mente estrecha, están socavando la grandeza de nuestra nación en el mundo". Mientras Dean suma y suma adeptos - generalmente provenientes de sectores progresistas, estudiantes universitarios y personas que nunca votaron-, el sector más republicano del partido demócrata (y responsable del alejamiento del partido de sus princpios sociales), Democratic Leadership Council, DLC -en otras palabras, el grupo Clinton-, le da la espalda y avalan la candidatura del exgeneral Wesley Clark. Clark, amplio desconocedor de los asuntos económicos y sociales, tiene la plena aceptación del establecimiento y sus medios de comunicación. ¡Clark es el bendecido! Otra cosa es que los demás candidatos demócratas -prácticamente ya sin opción- y el pueblo estadounidense, que sigue despertando, lo permitan