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Internacional

10 de enero del 2003

Entrevista a James Cockcroft
"En Estados Unidos estamos ante un nuevo macartismo"

Néstor Kohan
Clarín

Junto con Noam Chomsky y James Petras, Cockcroft es uno de los intelectuales críticos más importantes de Estados Unidos. Su obra abarca treinta libros. Su texto principal fue publicado hace unos meses por Siglo XXI: América Latina y Estados Unidos: país por país. Férreo detractor del neoliberalismo, Cockcroft que recorrió asambleas barriales, fábricas tomadas y habló con piqueteros, opinó que el caso argentino es un ejemplo de que el sistema está en crisis. "Todo el mundo comienza a darse cuenta de que el modelo neoliberal es simplemente la forma más cruel de un sistema que se hunde", aseguró.
El rumbo que su país ha tomado desde que asumió el presidente George W. Bush también es blanco de sus críticas. "EE.UU. va hacia la militarización de su sociedad y del mundo", vaticinó.
—¿Cómo define la situación actual de los Estados Unidos?
—Estados Unidos tiene su atención dispersa. Están preparando la agresión contra Irak, también están interesados en Afganistán y en Filipinas, en Colombia y Ecuador. Corea del Norte presenta otro flanco. No se puede luchar en tantos lugares al mismo tiempo. Por otro lado tenemos graves problemas que se avecinan en el frente económico. Hay recesión en EE.UU., en Europa y en Japón. Creo que hoy el imperialismo está debilitándose porque no puede meterse en todos los lugares al mismo tiempo. Y los movimientos sociales en América latina están creciendo a ritmo acelerado. Están acumulando tanta fuerza que ninguna clase política y ningún partido político puede hoy apropiarse de la gente en las ciudades o en el campo. Existe hoy la posibilidad de desarrollar otro poder, desde abajo, a través de estos movimientos. Eso está claro con los triunfos de Lula o Gutiérrez , el presidente electo de Ecuador. Y uno de los interrogantes es qué pasará con el pago de la deuda externa.
—¿Qué papel juega la deuda externa en esta relación de América latina y EE.UU?
—Las demandas de la mayoría de los pueblos latinoamericanos no se pueden satisfacer sin dinero, sin recursos. Si todo el dinero va al pago de la deuda, esto es imposible. En el caso mexicano, el 66% del presupuesto de Vicente Fox va a parar a los intereses y capitales de la deuda, dejando casi nada para la escuela, el hospital, el campo, la ayuda social. Se debería formar una gran coordinación de los países latinoamericanos para rechazar estas deudas, ilegítimas y opresoras.
—¿Qué rol va desempeñar el superministerio de seguridad con 170.000 empleados que propuso crear Bush?
—Este es un nuevo intento para imponer sobre los norteamericanos una dictadura de espionaje interno. El pretexto es buscar a los que hospedan a terroristas o escriben correos electrónico a gente "sospechosa". En realidad quieren vigilar, con métodos policiales, nuestros movimientos sociales y de derechos civiles, los que están contra la guerra o la globalización capitalista. Ya hay encarcelamientos y "detenciones preventivas" sin obligación de informar a nadie ni derechos para el sospechoso de llamar a un abogado. Hay tribunales militares para los extranjeros.
—¿Considera el panorama que describe un retroceso político?
—Un retroceso y una amenaza para el pueblo estadounidense. También estamos ante una aceleración de la política de guerra y espionaje contra todos los pueblos del mundo. En esta iniciativa de "seguridad", que es una verdadera locura, están unidos el Ejecutivo, la Corte Suprema y el Congreso. Abarca toda la política gubernamental de mi país.
¿Hay una reacción del pueblo norteamericano ante la posibilidad de que se lea su correo electrónico?
—Hay una respuesta de distintos abogados. Ellos van por el camino de la ley. Pero... ¡la ley, ahora, no es la ley! El que viola la ley es el mismo gobierno con el pretexto de "proteger" la seguridad y con la complicidad de la oposición demócrata. En realidad es una dictadura que se desarrolla por etapas. Pero la mejor defensa de los derechos civiles en EE.UU. son nuestros propios movimientos sociales: antiguerra, antiglobalización, los grupos que luchan a favor de los derechos civiles y en defensa de los inmigrantes.
—¿Y la prensa norteamericana?
—La información está manipulada. Hay una alianza entre los dueños de los grandes medios de comunicación y el gobierno de Bush. Hay un estilo de repetir el mismo discurso en los programas de talk-show, de radio, de TV y también hay autocensura de los periodistas.
—¿Cómo se vincula esa estrategia interna de la administración Bush con su política hacia América latina?
—Son coherentes. Como historiador me acuerdo del macartismo, que no fue sólo doméstico sino también fue exportado desde Washington hacia América latina. Esta política estatal de EE.UU. constituye una nuevo macartismo. Y se seguirá exportando aunque ya no, como antaño, de manera clandestina. Se lo hará abiertamente: EE.UU. envía agentes del FBI, de la CIA, militares, policías. En la Argentina hay presencia militar norteamericana en las provincias de Misiones y Salta. Lo mismo sucede desde aquí hasta México.
—¿Es una ofensiva de índole militar?
—No lo creo. Es militar, pero también política, económica y cultural. Todo combinado. En economía, la meta principal es que las empresas transnacionales tomen control de los recursos naturales del continente a través del neoliberalismo y el ALCA. El ala militar del ALCA es el Plan Colombia, la iniciativa andina, el plan Puebla-Panamá, el entrenamiento de tropas militares y policiales en Argentina, en México y en todos los países de este continente, con excepción, obviamente, de Cuba. Cuando combinamos estos intereses con la militarización del mundo, estamos ante la presencia de un imperialismo, cada vez más fuerte en el terreno militar, pero muy frágil en el terreno político.
(*) Néstor Kohan es filósofo, docente de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo