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Internacional

2 de enero del 2003

Corea del Norte: el bluff de Bush

Kurt Nimmo
Counterpunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Corea, parte integral del eje del mal enunciado por Bush, ha arrancado los sellos de sus plantas nucleares desconectadas, para gran consternación de EE.UU., Corea del Sur, y la Agencia Internacional de Energía Atómica. Se supone que los siniestros estalinistas de Pyonyang comenzarán a producir bombas nucleares. Corea del Norte tiene más de 300 misiles Nodong-x, que pueden alcanzar Japón y Okinawa. Tiene mil misiles Scud-B/C, capaces de llegar a Corea del Sur. Lo que más preocupa a Bush y su clan, tiene misiles intercontinentales Taepodong-x que pueden cruzar todo el Pacífico y dar en Los Angeles, San Francisco, San Diego e incluso Chicago.
Tengan miedo. Tengan mucho miedo
No se preocupen. El Intrépido Donald Rumsfeld entra en acción. El quisquilloso Secretario de Defensa le dijo confiadamente al mundo a principios de esta semana que EE.UU. puede librar dos guerras simultáneamente, no existe problema alguno. "Somos capaces de ganar decisivamente de inmediato en una, y derrotar velozmente en la otra," insistió. "Que no quepa duda".
No, no cabe duda, especialmente si se considera que Bush ha advertido que EE.UU. utilizará bombas atómicas en respuesta a "desarrollos militares sorprendentes," como lo indica la Revista de Posición Nuclear del Pentágono (NPR, por sus siglas en inglés). La reciente conducta de Corea del Norte no debería sorprender ya que la NPR de Bush apunta de manera específica no sólo a Corea del Norte, sino también a Rusia, China, Libia, Siria, Irak, e Irán. Los bushistas quieren emplear un "arsenal flexible," el código para una guerra con "minibombas nucleares" desarrolladas para su uso en conflictos regionales. Como para demostrar que no lo dice en broma, y que hará uso de todos los recursos posibles para aniquilar a los "regímenes canallas," la administración Bush ha decidido no sólo echar por la borda la disuasión, sino que recomenzará las explosiones de armas nucleares en el campo de pruebas nucleares en Nevada, también se ha retirado desdeñosamente del Tratado de ABM, y ha perturbado el trabajo de la Convención de Armas Biológicas. Todo esto hace que la presunta amenaza de Corea del Norte y de Irak parezca insignificante en comparación. Ahora, cuando Bush ha formulado su lista de víctimas y utilizado pintorescos adjetivos para describir a sus enemigos, y ha prometido utilizar en último caso armas nucleares contra ellos, podemos igualmente suponer que esos "malvados" comenzarán a desarrollar sus propios programas de armas nucleares. De hecho, Rusia ha ayudado a Irán a construir dos instalaciones nucleares, incluyendo una planta de agua pesada que es crucial para la producción de una bomba nuclear basada en plutonio. Según el New York Times, fotografías de satélites comerciales, revelan un complejo separado para producir uranio altamente enriquecido. Irán, por supuesto, puede tener lo que puede considerar motivos justificados para desarrollar bombas nucleares –se estima que un vecino mucho menos que amistoso, Israel, tiene unas 200 bombas nucleares listas para ser utilizadas, con los misiles para lanzarlas (el misil de clase Jericó puede alcanzar fácilmente a Siria, Irak, Libia, e incluso a Rusia meridional: en 1998, el New York Times informó que Israel compró cuatro grandes submarinos de Alemania, capaces de transportar misiles crucero con armas nucleares.)
El año pasado el Ministro de Defensa de Israel, Amos Yaron, amenazó con destruir el programa nuclear de Irán. Israel tiene la reputación de no andar con miramientos a la hora de interferir en los asuntos internos de sus vecinos –en 1981, el Primer Ministro de Israel Menachem Begin ordenó ataques aéreos contra el complejo nuclear de Irak, Osirak. Naturalmente, según los neoconservadores de Bush, la idea de que Irán pueda considerar a Israel como amenazado no entra en la ecuación –por lo menos no de la manera como lo hacen terroristas variopintos. "Jamás hemos visto alguna evidencia de que Hizbolá se haya acercado de alguna manera al programa nuclear [de Irán]," declaró un bushista al New York Times, "pero, obviamente, considerando el apoyo a terroristas de Irán, tiene que preocuparnos." Desde luego, el anónimo bushista no mencionó que casi todos en el Medio Oriente consideran que Israel y el gobierno de Sharon son terroristas. Pero, por otra parte, los dobles rastreros no son nada nuevo en lo que se refiere a las administraciones de EE.UU. desde hace casi cincuenta años. Corea del Norte, resentida por el abrupto corte de los suministros de petróleo de Washington, advirtió que "los superhalcones de EE.UU." están llevando la situación en la península coreana al borde de una guerra nuclear." El gobierno de Pyongyang cree que Bush y su gente están planeando una invasión –una suposición bastante razonable considerando la injuriosa retórica de Bush sobre el eje del mal y su peligrosa revisión de la NPR, que mencionamos anteriormente, así como la reciente jactancia de Rumsfeld sobre las dos guerras simultáneas. Corea del Norte dice que dejará de desarrollar bombas nucleares si EE.UU. firma un tratado de no-agresión, lo que los obcecados neoconservadores en la Casa Blanca no tienen la más mínima intención de hacer, porque haría naufragar su plan de conquistar la mayor parte del mundo. Phil Reeker, portavoz del Departamento de Estado, dice que EE.UU. "no cederá ante el chantaje."
"Aunque es un pequeño, fracasado, régimen comunista, cuyo pueblo está muriendo de hambre y que no tiene petróleo, Corea del Norte es un útil chivo expiatorio para numerosos intereses en Washington," escribe Chalmers Johnson (Blowback: The Costs and Consequences of American Empire, Henry Holt, 2000). O, como señala Tim Savage del Nautilus Institute, "Si la República Democrática Popular de Corea no existiera, sería necesario [que EE.UU.] la inventara." Corea del Norte, a pesar de un mísero puñado de bombas atómicas, no tiene la capacidad ni la intención de amenazar intereses de EE.UU. Simplemente quiere la seguridad de que los truculentos bushistas no la atacarán. Si la atacaran, sin embargo, el resultado podría ser mortal para cientos de miles de personas.
Pero cuando neoconservadores como Richard Perle, presidente del Consejo de Política de Defensa del Pentágono, dictan la política hacia "estados canallas" como Corea del Norte, un entendimiento o arreglo semejante no será posible ni realizable. Perle declaró al periódico Chosun Ilbo que una reacción militar hacia Corea del Norte debería ser considerada porque "el peligro que el desarrollo nuclear de Corea del Norte puede presentar para nosotros es tan grande que llevará a una cuarentena de una amplitud sin precedentes." En otras palabras, un bloqueo, o embargo, lo que la mayoría de los estados consideran un acto de guerra. Los regímenes que gobiernan tanto Corea del Norte como Irak, según los neoconservadores William Kristol y Gary Schmitt en el periódico derechista de la línea dura Weekly Standard, "son irredimiblemente malignos, y la solución permanente a la amenaza que presentan es un cambio de regímenes en ambos sitios… O actuamos de manera agresiva para darle forma al mundo y cambiamos regímenes donde sea necesario, o aceptamos la vida en un mundo en el que nuestra propia existencia dependa de los caprichos de tiranos inestables." Cualquier otra cosa es apaciguamiento o traición. Por desgracia para Kristol, Schmitt, Rumsfeld, y los neoconservadores en todas partes, la realidad no conviene a sus napoleónicos sueños imperiales. "Con todo el debido respeto a que cuando Rumsfeld habló, [de enfrentarse a] Corea del Norte, dijo algo muy patriótico," declaró el coronel en retiro del ejército Ken Allard, analista militar, al Washington Times. "Pero no tenemos los medios, los recursos humanos o la estrategia para hacerlo. Simplemente nos faltan suficiente fuerzas terrestres, suficientes transportes aéreos para hacer cosas semejantes." El Contralmirante en retiro Jeremy Taylor, ex piloto de caza y comandante de portaaviones, fue menos complaciente. "Tenemos una estrategia [de dos guerras] que no tiene nada que ver con el tamaño de la fuerza que poseemos. Que el secretario diga que podemos manejar dos conflictos regionales es ridículo, hasta llegar a que los granujas de este mundo, nuestros adversarios, no nos crean. Hemos perdido la capacidad de impedir la guerra."
A pesar de lo que Rumsfeld dice sobre combatir en dos guerras simultáneas, los coreanos del norte, no saltan cuando la banda de Bush bravuconea. Kim Chong-il ha dejado al descubierto el bluff de Bush. Es, obviamente, motivo de permanente irritación para los neoconservadores, especialmente después que la administración Bush dio marcha atrás en el fiasco de los misiles Scud norcoreanos para Yemen del Sur. O se ajusta al guión preparado por el Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (Peligros actuales: Crisis y Oportunidad en la Política Exterior y de Defensa de EE.UU.), que declara sin ambiguos que EE.UU. tendrá "que intervenir en el extranjero aun si no podemos probar que está en juego un 'interés vital' de Estados Unidos interpretado limitadamente." En otras palabras, cuando naciones como Corea del Norte no representan realmente una amenaza se convierten, como explica Chalmers Jonson, en "chivos expiatorios útiles," un "régimen canalla" conveniente. No todos los chivos expiatorios, sin embargo, se quedan sentados pasivamente y permiten que se les haga polvo sin combatir. Al escribir estas líneas, Corea del Norte está transportando cientos de elementos de combustible nuclear al reactor en Yongbyon. Durará varios meses antes de que se relance el reactor y posiblemente comiencen a extraer plutonio de grado adecuado para bombas. Mientras tanto, en Seúl, el presidente surcoreano Kim Dae-jung acusa a Corea del Norte de "política nuclear suicida". Roh Moo-hyun, el próximo presidente de Corea del Sur en febrero, quiere iniciar pronto conversaciones con Corea del Norte para distender la situación. Pero los neoconservadores de Bush no están interesados en conversaciones o en el "multilateralismo" de los años de Clinton y de Bush padre. "La política de EE.UU. tiene que ser cambiar el régimen norcoreano, no simplemente contenerlo y coexistir con él," declaró William Kristol ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado el 7 de febrero de 2002. Bush tiene que negociar o eliminar las armas nucleares con el mismo descaro que ha utilizado Israel. Si negocia, los neoconservadores lo acusarán de traicionar sus principios –que son, en realidad, los principios de los neoconservadores. Si trata de eliminar las armas nucleares y derrocar a Kim Chong-il, puede ocurrir que misiles lluevan sobre Corea del Sur. Si sigue este último camino, tendrá que librar dos guerras simultáneas –y el intento imperial de hacer demasiado pondrá a prueba sus recursos al máximo. Hay que temer la idea misma convertida en opción, tal como lo indica el implacable documento de la NPR que Bush y sus compinches en el Pentágono toman a pecho.
No importa cómo se considere el tema, Bush se ha metido en una camisa de once varas. Puede llegar a suceder que entre a la historia como el más desacertado y asesino presidente de EE.UU.
Por el bien de los pueblos de Asia, esperemos que no suceda.
27 de diciembre de 2002
Kurt Nimmo es fotógrafo y experto en multimedia en Las Cruces, Nuevo México. Su correo es: nimmo@zianet.com